8 de febrero de 2009

Soneto


Cansado estoy de haber sin Ti vivido,
que todo cansa en tan dañosa ausencia;
mas, ¿qué derecho tengo a tu clemencia,
si me falta el dolor de arrepentido?

Pero, Señor, en pecho tan rendido
algo descubrirás de suficiencia
que te obligue a curar como dolencia

mi obstinación y yerro cometido.


Mi conversión es tuya y Tú la quieres;

tuya es, Señor, la traza, tuyo el medio
de conocerme yo y de conocerte.


Aplícale a mi mal, por quien Tú eres,

aquel eficacísimo remedio

compuesto de tu sangre, vida y muerte.


Baltasar del Acázar (1530 - 1606)

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