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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

13 de septiembre de 2009

La verdad sobre El Código da Vinci (Parte Segunda).- Examen crítico de los argumentos del Código Da Vinci (VI)



por José Antonio Ullate Fabo


Tomado de Conoze











VIII. Siniestra y la Vírgen de las Rocas

La Iglesia impide a las mujeres ser sacerdotisas, reprime el sexo, hace a las mujeres siniestras e izquierdistas, y usa la anatomía para discriminarlas

Capítulo 28, página 159:

«Ni siquiera la asociación femenina con el lado izquierdo iba a escapar de las difamaciones de la Iglesia. En varios países, la palabra izquierda, o siniestra, pasó a tener connotaciones muy negativas, mientras que la derecha, pasó a simbolizar corrección, destreza, y legalidad. Incluso en nuestros días, a las ideas radicales se las consideraba "de izquierdas", el pensamiento irracional estaba regido por el "hemisferio izquierdo" y de cualquier cosa mala se decía que era siniestra. »Los días de la diosa habían terminado».

He aquí un nuevo ejemplo de mala documentación o de mala fe. Esto se llama «crear un enemigo absoluto». Venga a cuento o no, se responsabiliza al monstruo enemigo de todos los males del planeta, reales o inventados. La asociación de la izquierda con el mal agüero no tiene nada, pero nada que ver con la Iglesia. Ese rasgo cultural típico de todo Occidente no procede de unas malignas mentes eclesiásticas sino de ¡los paganos romanos! Las legiones que sometieron el mundo extendieron hasta los confines de los dominios de Roma la desconfianza y el temor a lo «siniestro». Esta «superstición» no se originó precisamente en tiempos de la aparición del cristianismo, sino que formaba parte del tuétano de la cultura romana desde su inicio. Antes del Imperio, y antes de la República, en la primitiva y primera monarquía romana, el culto público se celebraba en templa («templos»), que en un comienzo no eran edificios, sino un campo de observación rectangular que el augur trazaba con su bastón en el cielo. El augur observaba el paso de los pájaros. Si éstos pasaban por su derecha (dexter), el augur los consideraba signos favorables; si pasaban por su izquierda (sinister), traían malos presagios. En función de su observación de los volátiles, el sacerdote (el augur), emitía un «augurio». Esta asociación es más antigua aún, pero también parece que en ciertas ocasiones, los romanos tomaban las señales provenientes de la izquierda como buenos presagios y las de la derecha, como desfavorables. Son cosas de las supersticiones. En cualquier caso se puede tomar este ritual como punto de partida de la difusión del «desprestigio» cultural de la izquierda. Estamos hablando del período que comienza con la fundación de Roma. Época que arranca, más o menos, el año 753 antes de Cristo.

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