
(San Lucas, 6, 44/45)
ecordemos lo que hizo la Iglesia en los momentos decisivos de disputa con la doctrina luterana. El punto de partida es la afirmación de la 'Amplitud ideal del Cristianismo'. Si se pierde de vista esta esencial amplitud, la distancia entre una ortodoxia y otra resultará tan grande que podrá parecer la distancia entre ortodoxia y heterodoxia. Sin embargo, es necesario precisar los límites de dicha amplitud. Frente a los racionalismos y irracionalismos de toda índole, la Tradición católica mantiene el principio de racionalidad sobre cualquier otra forma del espíritu, y su amplitud abraza una pluralidad de valores, todos los cuales tienen cabida dentro de su verdad, pero no una pluralidad compuesta de valores y no-valores. Un concepto espurio de la amplitud del Catolicismo conduce a la indiferencia teórica y la indiferencia práctica (moral): a la imposibilidad de conferirle un orden a la vida. Fue esto lo que vió con claridad la Jerarquía ante la herejía luterana, que cambió la doctrina de arriba abajo al repudiar su principio: la autoridad, consecuencia de la constitución divina de la Iglesia. Puesto que consiste en un rechazo del principio, la propia apologética católica entiende que la herejía luterana es teológicamente irrefutable: 'puede vencer las objeciones del adversario pero no al adversario, ya que éste rechaza el principio con el cual argumenta para refutarle (cf. Sth. I q.I a8). No rechaza Lutero este o aquél artículo del conjunto dogmático del catolicismo (aunque naturalmente también lo hace) sino justamente el principio de todos los artículos, que es la autoridad divina de la Iglesia (cf. Romano Amerio, Iota Unum, vers. esp. en: Critero Libros, 1994, p.30).
Para ver esto en sus fuentes, entrémonos en los acontecimientos de la Dieta de Ratisbona (1541). El Card. Contarini fue enviado como legado pontificio a la Dieta para facilitar la tentativa del Emperador Carlos V de un arreglo amistoso que recondujese a los luteranos a la Iglesia Católica. El Card. Contarini llegó a Ratisbona "lleno del máximo celo y animado de la más sincera voluntad de hacer todo cuanto estuviese en su poder para eliminar las turbulencias religiosas de Alemania". Contarini respondió a Eck (quien consideraba inútil dicho intento) que el cristiano debe siempre esperar contra toda esperanza, y mostraba tanta "mansedumbre, prudencia y ciencia" como era necesaria para imponerse tanto a sus colaboradores como a los mismos luteranos, que "a la larga no pudieron sustraerse al poder de su personalidad y de su ejemplar conducta", y comenzaron "no sólo a amarle, sino a reverenciarle".
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anta Agueda, una de las vírgenes y mártires cristianas más populares de la antigüedad, aparece ante nosotros con una aureola de heroísmo y de santidad tan atrayente, que no es extraño haya dado motivo a las más felices leyendas que ha ido agrupando a su alrededor durante siglos la devoción siempre creciente de los fieles. Las Actas de su martirio, como lo demuestra el crítico francés P. Allard, no responden siempre a una veracidad histórica. Con todo, en ellas encontramos los pasos principales, confirmados también por otros testimonios, de la vida y martirio de la noble virgen siciliana.
Nacida en Catania o en Palermo hacia el año 230, de nobles y ricos padres, dedica su juventud al servicio del Señor, a quien no duda en ofrecer no ya sólo su vida, sino también su virginidad y las gracias con que profusamente se veía adornada. Agueda, como, Cecilia, Inés, Catalina..., prefiere seguir el camino de las vírgenes, dando de lado las instituciones y promesas que pudieran ofrecerle sus admiradores.
....................................................os últimos acontecimientos protagonizados por gentes de la izquierda están sacando a flote formas de proceder que recuerdan a lamentables tiempos pretéritos. ¿Qué esta pasando en las filas de la izquierda?
Que un ex fiscal anticorrupción acuse al Tribunal Supremo de albergar torturadores es una barbaridad. Si además se refiere a torturas supuestamente perpetradas hace la friolera de treinta y cinco años, como poco, entonces estamos ante un delirio. Y si aun se da la circunstancia de que el propio denunciante fue fiscal con Franco, entonces entramos ya en el esperpento. Esto es lo que está pasando con la movida pro-Garzón. Movida que, al mismo tiempo, ha servido de espoleta para que la ultraizquierda española estalle en defensa de la República, con el apoyo expreso del Gobierno de la nación, esto es, del Gobierno de la Corona. ¿Qué le está pasando a la izquierda española? ¿Por qué parece que ha perdido la cabeza?
La izquierda española ha conseguido algo formidable: hacer que sus bases retrocedan ochenta años en el tiempo. De Largo Caballero a Corto Zapatero, camino de ida y vuelta. La ley de memoria histórica ha sido la máquina del tiempo capaz de obrar el prodigio. El caso Garzón es el penúltimo episodio de esta historia, que parece no acabar nunca.Aún sigue habiendo quien piensa -sobre todo en la oposición de derechas, perdón, de centro- que todo es una cortina de humo para tapar la crisis económica. Lo mismo se dijo del impropio “matrimonio” homosexual o de la Ley del Aborto. Pero el asunto es que, a base de cortinas de humo, ya tenemos en la casa más cortinas que ventanas, y vivimos enredados en el humo. ¿Maniobras de manipulación de la opinión pública? Sí, seguramente. Pero una vez conseguido su objetivo, la maniobra deja de ser un instrumento para convertirse en una finalidad en sí misma. Y esta es la clave de la actual situación española: todas esas cosas que el PP denuncia como “cortinas de humo” no son pretextos, instrumentos, herramientas, sino que son la finalidad expresa del partido en el poder, su programa máximo: su ambición de transformar la sociedad española (sin pedirle permiso).
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Inteligencia independiente. Algunas reflexiones previas al debate ecuménico
Este título (1) parece constituir una redundancia. Sin embargo, en los tiempos presentes es lo común que las personas tenidas por inteligentes utilicen sus facultades intelectuales con plena sumisión a la corriente de pensamiento dominante, con un perceptible terror a desviarse de lo comúnmente admitido y a causar escándalo. Aún los que pretenden ser audaces, aparentan serlo mediante bravatas en la dirección de la corriente, nunca a contracorriente. Y si alguien se decide a oponerse a ésta, lo hace con mil precauciones, empleando casi siempre una cobertura retórica en la que se diluyen las aristas de las verdades, cuando no estas últimas. De ahí que resulte una redundancia obligada hablar de inteligencia independiente. Es un bien escaso, de casi nula circulación.
El intelectual europeo de hoy está en las antípodas de un G.K. Chesterton, de su olímpico desprecio por los sistemas de pensamiento que imperaban en su tiempo (que son los mismos de la actualidad, sólo que hoy han triunfado plenamente y vivimos sus consecuencias). El materialismo, el ateísmo, el agnosticismo, el cientificismo, el darwinismo, la teosofía, el cristianismo liberal y modernista, el budismo, Nietzsche, Marx, Schopenhauer; contra todo esto y mucho más se enfrentó con extraordinaria bravura, enorme erudición y una poderosísima y penetrante inteligencia.
Lo singular de este personaje es que el desarrollo progresivo de su pensamiento, bajo el empuje de la pasión insobornable por la verdad, le llevó paulatinamente, desde el agnosticismo, a simpatizar primero con la religión católica, como fiel depositaria de la ortodoxia, para terminar, al cabo de cierto tiempo, por decidirse a la conversión pública.
a Iglesia conmemora en este día a un santo muy popular cual es San Blas, mártir, obispo de Sebaste.
La existencia de este santo armenio, su episcopado en Sebaste, su glorioso martirio, su culto antiguo extendido en la iglesia oriental y occidental, su fama de taumaturgo, la popularidad de su devoción son hechos plenamente históricos que la tradición cristiana ha encuadrado en la leyenda de San Blas, no del todo segura en cuanto a todos los detalles, por proceder de fuentes históricas que no remontan más allá del siglo IX aunque derivan de tradición y culto muy antiguos.
Cuatro son las Actas de San Blas que traen los bolandistas. De ellas extraemos la semblanza del Santo, que presentamos a continuación, modernizada y aumentada con notas históricas referentes a su vida, devoción y culto.
Nació San Blas en Armenia, en la ciudad de Sebaste, la actual Sivas, en la segunda mitad del siglo III. Según quieren algunos, fue médico. El ejercicio de la medicina de los cuerpos lo preparó y le dio a la vez ocasión para ejercer la medicina de las almas, exigida por su fervoroso proselitismo cristiano. Ponderan las Actas las virtudes de este ejemplar cristiano: su humildad. Mansedumbre. paciencia, devoción, castidad, inocencia; en una palabra, su santidad.
Estas virtudes contribuyeron a que, vacante el obispado de Sebaste, fuera propuesto por voz unánime del clero y pueblo para ocupar la sede.
Terribles eran las circunstancias. La persecución desencadenada por Diocleciano a principios del siglo IV y continuada por sus sucesores Galeno, Máximo y Daia y Licinio, se ensañó particularmente en la iglesia de Sebaste, e hizo allí ilustres mártires: San Eustracio y compañeros. San Carcerio y consortes, San Blas, los famosos cuarenta soldados mártires. Los cristianos vivían perseguidos y escondidos, como si fueran alimañas. San Blas fue el pastor prudente, celoso e intrépido elegido por la Providencia para presidir aquellas trágicas cuanto gloriosas circunstancias.
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