Conferencia pronunciada en el
Círculo Antonio Molle Lazo
por José Miguel Gambra

Sin embargo, prefiero adoptar otra perspectiva. Porque entender la Pascendi como condenación en un momento dado de las doctrinas de unos pensadores muy determinados es, en cierta medida, hacerle el juego a los propios modernista y a sus sucesores. En efecto, esta encíclica, en cuanto constituye una parte del magisterio ordinario, por cuanto se halla en consonancia con lo que la Iglesia ha mantenido desde sus comienzos, tiene un alcance muy superior al de unas circunstancias determinadas.
El modernismo pretende que los documentos eclesiásticos tienen una vigencia limitada y transitoria que se debe comprender a la luz de unas condiciones ambientales particulares; los conciben como respuestas de la jerarquía a retos momentáneos que nunca deben sacarse fuera de su contexto histórico. Y así, respecto de la Pascendi los historiadores de la Iglesia, más o menos progresistas, estás dispuestos a reconocer la imprudencia y exageración de los autores que inmediatamente provocaron lo que llaman crisis del modernismo. Pero, al mismo tiempo, califican de injusta lo que llaman tendencia integrista que extiende a otras época, a otros movimientos y a otros autores las condenas contenidas en la encíclica y el decreto. Así, un importante prelado, cuyo nombre no citaré, decía no hace mucho:
"hay decisiones del Magisterio que (...) son sobre todo una expresión de prudencia pastoral y una especie de disposición provisional (...). Se puede pensar al respecto en las declaraciones de los Papas del siglo pasado sobre libertad religiosa, así como en las decisiones antimodernistas de comienzos de este siglo (...). En los aspectos de sus contenidos, [estas declaraciones y decisiones] fueron superadas, después de haber cumplido su deber pastoral en un determinado momento histórico".
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