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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de septiembre de 2009

2 de Septiembre, Festividad de San Esteban, Rey de Hungría







an Esteban, rey de Hungría, es indudablemente quien dio al pueblo nómada de los magyares, procedente del Asia y que a fines del siglo IX se había asentado a lo largo del Danubio, la estabilidad definitiva en lo político y, sobre todo, en el catolicismo. Pueblo guerrero y feroz, fue durante algún tiempo el terror de los vecinos territorios cristianos; pero, convertido al cristianismo, fue en adelante el más decidido campeón de la fe. Geza, el tercero de sus duques después de su establecimiento en el centro de Europa, comprendió la necesidad de orientar su pueblo hacia el cristianismo, que profesaban los pueblos vecinos, y, bajo el influjo de San Adalberto de Praga, recibió el bautismo. Su ejemplo fue seguido por un buen número de la nobleza; pero evidentemente se trataba, en su mayoría, de conversiones nominales.

El que dio el paso definitivo y logró arraigara definitivamente el cristianismo en el pueblo magyar fue el hijo de Geza, llamado Vaik, bautizado juntamente con su padre cuando sólo contaba diez años, y que recibió el nombre de Esteban. El año 995, a los veinte de edad, recibió por esposa a Gisela, hermana del santo emperador Enrique II, y poco después sucedió a su padre en el gobierno de su pueblo.

En momento tan decisivo, indudablemente experimentó los atractivos de una vida de libertad e independencia de todo yugo religioso, tan conforme con los antecedentes de su pueblo nómada y guerrero; pero, preparado ya por el bautismo y la primera educación recibida de su padre y atraído después por el afecto y las razones de su cristiana esposa, Gisela, decidióse por el cristianismo y se propuso desde un principió hacer de su pueblo un pueblo profundamente cristiano. En los primeros años de su gobierno dio las más claras pruebas de su espíritu guerrero y del indomable valor de su brazo, pues en una serie de guerras con los rivales de su propia tribu y con algunos pueblos vecinos aseguró definitivamente su posición y su independencia. Esto fue de extraordinaria importancia en todos los pasos que fue dando en lo sucesivo, pues le aseguró el prestigio militar que necesitaba y cortó de raíz todo conato de rebelión contra la evidente superioridad que todos le reconocían.
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