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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

18 de agosto de 2009

18 de Agosto, Conmemoración de San Agapito, Mártir




an Agapito, mártir, Palestrina (Italia). Nacido en Roma de una familia noble, había renunciado a las dignidades para dedicarse al ministerio de los altares desde sus primeros años. Antíoco, prefecto de Roma, le mandó prender y atormentar con inauditos suplicios, y ante la constancia del joven, de unos dieciocho años, y ante los prodigios que obraba el Cielo, librándole milagrosamente de los tormentos, se convirtieron quinientos paganos. Irritado por ello, Antíoco le expuso a las fieras en el anfiteatro; éstas le respetaron y se postraron a sus pies. Atanasio, que era lugarteniente del prefecto y el martirologio le da el título de Cornicalario, se convirtió a vista de tan gran portento. Dos días más tarde mandó degollar a este soldado el prefecto. San Agapito, arrastrado hasta Prenesta, le sobrevivió algunos días. En dicha ciudad le pasaron una espada por el pecho. Prenesta. 274.
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