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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

24 de enero de 2009

Te Deum, (en acción de gracias)



Marc-Antoine Charpentier (1634~1704)

[ Te Deum ] en Ré majeur, H 146

1. Prélude -(Rondeau)
2. ' Te Deum laudamus '
3. ' Te aeternum Patrem '
4. ' Te per orbem terrarum '



5. ' Tu devicto mortis aculeo '
6. ' Te ergo quaesumus '
7. ' Aeterna fac cum Sanctis tuis '
8. ' Dignare, Domine, die isto '
9. ' Fiat misericordia tua, Domine, super nos '
10. ' In te, Domine, speravi '


(solistes)

Annick Massis
Magdalena Kozená
Eric Huchet
Patrick Henckens
Russell Smythe
Jean-Louis Bindi

Choeur des Musiciens du Louvre
Les Musiciens du Louvre
Marc Minkowski (direction)


Laus Deo

Saturday, January 24, 2009



Con lettera del 15 dicembre 2008 indirizzata a Sua Em.za il Sig. Cardinale Dario Castrillón Hoyos, Presidente della Pontificia Commissione Ecclesia Dei, Mons. Bernard Fellay, anche a nome degli altri tre Vescovi consacrati il giorno 30 giugno 1988, sollecitava nuovamente la rimozione della scomunica latae sententiae formalmente dichiarata con Decreto del Prefetto di questa Congregazione per i Vescovi in data 1° luglio 1988. Nella menzionata lettera, Mons. Fellay afferma, tra l'altro: "Siamo sempre fermamente determinati nella volontà di rimanere cattolici e di mettere tutte le nostre forze al servizio della Chiesa di Nostro Signore Gesù Cristo, che è la Chiesa cattolica romana. Noi accettiamo i suoi insegnamenti con animo filiale. Noi crediamo fermamente al Primato di Pietro e alle sue prerogative, e per questo ci fa tanto soffrire l'attuale situazione".

Sua Santità Benedetto XVI - paternamente sensibile al disagio spirituale manifestato dagli interessati a causa della sanzione di scomunica e fiducioso nell'impegno da loro espresso nella citata lettera di non risparmiare alcuno sforzo per approfondire nei necessari colloqui con le Autorità della Santa Sede le questioni ancora aperte, così da poter giungere presto a una piena e soddisfacente soluzione del problema posto in origine - ha deciso di riconsiderare la situazione canonica dei Vescovi Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson e Alfonso de Galarreta sorta con la loro consacrazione episcopale.

Con questo atto si desidera consolidare le reciproche relazioni di fiducia e intensificare e dare stabilità ai rapporti della Fraternità San Pio X con questa Sede Apostolica. Questo dono di pace, al termine delle celebrazioni natalizie, vuol essere anche un segno per promuovere l'unità nella carità della Chiesa universale e arrivare a togliere lo scandalo della divisione.

Si auspica che questo passo sia seguito dalla sollecita realizzazione della piena comunione con la Chiesa di tutta la Fraternità San Pio X, testimoniando così vera fedeltà e vero riconoscimento del Magistero e dell'autorità del Papa con la prova dell'unità visibile.

In base alle facoltà espressamente concessemi dal Santo Padre Benedetto XVI, in virtù del presente Decreto, rimetto ai Vescovi Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson e Alfonso de Galarreta la censura di scomunica latae sententiae dichiarata da questa Congregazione il 1° luglio 1988, mentre dichiaro privo di effetti giuridici, a partire dall'odierna data, il Decreto a quel tempo emanato.

Roma, dalla Congregazione per i Vescovi, 21 gennaio 2009.

Card. Giovanni Battista Re
Prefetto della Congregazione per i Vescovi

















Haga click sobre este enlace para leer el decreto en castellano

Comunicado del Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (enlace en castellano)

Carta a los feligreses de Mons. Bernard Fellay (en castellano), click sobre este enlace

Fray Mamerto Esquiú fue un antiliberal por excelencia





Tomado de Congregación Obispo Alois Hudal

Pasaje del sermón pronunciado por Fray Esquiú en Santa Iglesia Metropolitana (Catedral de Buenos Aires) el 8 de diciembre de 1880, con motivo de la capitalización de Buenos Aires:





n aquel día, señores, me tocó el alto honor de dar a la madre patria la amorosísima congratulación: Lœtamur de gloria vestra. Veinticinco años han pasado desde aquel día. Yo no haré el juicio de ellos; juzgad vosotros mismos si ese cuarto de siglo ha correspondido a nuestros dolores y esperanzas; yo solo debo confesaros que su experiencia ha puesto en mi alma estas palabras de Job: Dies mei transierunt, cogitationes meae dissipatae sunt, torquentes cor meum. Han pasado mis días, mis esperanzas se han disipado dejando atormentado mi corazón, y ese dolor y amargura, antes de dos lustros, helaron para siempre mi antigua palabra de congratulación. Si después de eso he hablado de política, solo ha sido, o para exhalar gemidos, o para suplir los defectos de mi ignorancia y de mi entusiasmo juvenil.
Pero hoy, señores, me veis llamado a este sagrado lugar y ante ese solemnísimo concurso, a hacer como una introducción religiosa a las públicas acciones de gracias que se dan al Dios de nuestros padres por el grande hecho de la digna y definitiva capital de la República Argentina confederada. ¿Habré de decir por segunda vez Lœtamur de gloria vestra? Después de tantas guerras, ya parciales, ya generales, que han manchado la sagrada tierra de la ley; después de ver su código servir de tienda de campaña a pasiones iracundas; después que se están viendo subir y subir siempre las aguas mortíferas de enormes crímenes; después de tanta apostasía de la fe cristiana, y de las causas hoy día subsistentes de mayor y casi universal apostasía de esa misma fe, que dio genio y valor a nuestros padres; después de todo eso,¿podría yo decir una vez más: Lœtamur de gloria vestra? ¡Ah, lejos de mi tan horrible profanación! Antes que insultar a Dios y a los hombres con esa mentira, preferiría, como los desterrados de Sión, que se paralizara mi mano derecha y que mi lengua se pegara a mi paladar”.

Dice Fray Juan Alberto Cortés:
“Es más conocido todavía el hecho de que Fray Esquiú “apoyó” esa Constitución (1853) por los que se lo comenzó a llamar “el orador de la Constitución”. Ahora bien ¿significa esto que Esquiú fue partidario del proyecto liberal, con todo lo que eso implica?... Es conveniente decirlo ahora, Esquiú fue un antiliberal por excelencia”.
(Fray Juan Alberto Cortés. OFM.”Vida popular de F. M. Esquiú” Ed. Castañeda -1977)

Los falóforos de Obama






por Juan Manuel de Prada

Tomado de ABC





I Clinton ha pasado a la historia como el presidente al que rindió pleitesía la becaria Lewinsky, Obama pasará sin duda como el presidente que congregó la pleitesía de todos los plumillas del universo mundo. La becaria Lewinsky se guardó en un cajón el testimonio de su pleitesía, aquel vestido donde Clinton derramó sus lamparones, para poder exhibirlo como prueba en el juicio donde se dirimían sus habilidades como falófora; y los falóforos de Obama se han guardado en la cartera el recorte de periódico donde derramaron sus epítetos laudatorios, para exhibirlo como credencial de progresismo. A Mónica Lewinsky, por ser falófora de Clinton, le pagaron una pasta gansa en las televisiones; a los plumillas del universo mundo, por ser falóforos de Obama, tal vez sólo les paguen una calderilla (son muchos para el reparto), pero tienen garantizado el salvoconducto en las aduanas del Matrix progre. Del mismo modo que hubo una época en que, para obtener credencial de izquierdismo fetén, había que afirmar que se había estado en París en mayo del 68, arrancando adoquines de la calle y descalabrando gendarmes, ingresamos en una época en la que, para que te perdonen la vida los repartidores de bulas del Matrix progre, habrá que exhibir en la cartera el consabido articulejo encomiástico de Obama.
Y, ¡madre mía, cómo escriben los falóforos de Obama! ¡Qué prosa mazorral, inepta y merengosa! ¡Qué hervidero de lugares comunes disfrazados de solemnidad! ¡Qué baboseos de pitiminí! Y, todo ello, con ese tufillo inconfundible de la beatería laica, que es un olor como de sucedáneo de incienso comprado en el chino de la esquina. Y con ese arrobo seudomístico que embarga a los falsos profetas ante la contemplación de su falso mesías. En la proclamación de Obama ha habido un componente de religiosidad falsificada -esto es, de idolatría- que los falóforos han celebrado con entusiasmo orgiástico; pero más triste que ese entusiasmo ha sido la credulidad de tanta buena gente que se ha dejado embaucar por la aparatosidad de esta parodia religiosa, contraponiéndola al laicismo hispánico: «¿Te fijaste que Obama juró sobre la Biblia de Lincoln? -nos dice la buena gente, ofuscada por el simulacro-. ¿Y no viste cómo invocaba a Dios?» La buena gente no repara en que esto es, precisamente, lo que las Escrituras llaman «fornicar con los reyes de la Tierra», que es la degeneración máxima de lo religioso: la religión puesta al servicio de la política, convertida en una Gran Ramera que legitima la adoración del hombre por el hombre y promete a las masas un reinado de felicidad perpetua y delicias universales. Y la mejor prueba de lo que digo nos la ofrecen los laicistas hispánicos, esos tipos que se ponen como la niña del exorcista cuando contemplan un crucifijo y que, sin embargo, han contemplado los juramentos, invocaciones y padrenuestros de la proclamación de Obama con complaciente regocijo.
Obama juró su cargo sobre la Biblia de Lincoln, el presidente republicano que combatió la esclavitud, por considerarla abominable, mientras el partido demócrata al que Obama pertenece la defendía. Ciento cincuenta años después, el partido demócrata defiende el aborto, que dentro de otros ciento cincuenta años nos parecerá igual de abominable que la esclavitud, porque se funda en la misma concepción utilitaria del ser humano; pero, entretanto, su defensa otorga salvoconducto en las aduanas del Matrix progre. A Obama le preguntaron un día su juicio sobre el aborto, a lo que respondió enojado: «No me pagan para contestar a esas preguntas». Y respondió bien, pues en efecto sabe perfectamente quiénes le pagan. Que no son, como nos han hecho creer con afectación lacrimógena los falóforos de Obama, una multitud de anónimos y modestos donantes -versión falsificada del óbolo de la viuda-, sino los magnates de la prensa, los caricatos de Hollywood y los plutócratas de Wall Street. O sea, los amos del cotarro, que a estas horas estarán diciendo socarronamente, como el príncipe Fabrizio de Lampedusa: «Algo debe cambiar para que todo siga igual». Y, entre las cosas que seguirán igual en los próximos años, se cuenta la tabarra de articulejos encomiásticos con que nos van a apedrear los falóforos de Obama.

Ante el XX aniversario de la muerte de Menéndez y Pelayo



Acción Española
Madrid, 16 de mayo de 1932
tomo II, número 11
páginas 506-510


Un incidente histórico



Acción Española no puede pasar en silencio la fecha del 19 de mayo, en que murió uno de sus maestros indiscutibles: D. Marcelino Menéndez y Pelayo.



n la figura del Sr. Menéndez y Pelayo, agigantada en el recuerdo de quienes vivimos las angustiosas horas presentes, se concentran los esfuerzos por comprender de todos los buenos españoles que rinden

culto celoso a las nobles disciplinas del entendimiento. De su obra gigantesca, vasto océano rumoroso que encierra la más perfecta lección católica y tradicional que nunca se ha explicado sobre nuestra Patria, queremos hoy reproducir una página: la de su discurso en el Centenario de Calderón, y en un banquete que con este motivo se celebró en el Retiro, para obsequiar a los catedráticos extranjeros que habían acudido a las fiestas del Centenario.

A la hora de los brindis, comenzaron en ellos a deformar la personalidad del autor de La vida es sueño, algunos compañeros liberales y masones del maestro, imbuidos de las ideas krausistas tan en boga en aquella época, y aludido D. Marcelino para que tomase la palabra, así lo hizo, en efecto, con el consiguiente asombro y la incorrecta protesta de muchos.

Hemos de advertir que, al día siguiente, la Prensa madrileña, con la honrosa excepción de El Siglo Futuro, falseó los hechos abiertamente e hizo objeto a Menéndez y Pelayo de sus iras, por haberse atrevido a cometer el delito de defender noblemente la ultrajada memoria del poeta.

Y para que el lector forme idea total del ambiente histórico en que Menéndez y Pelayo lanzó su reto al liberalismo antiespañol, creemos conveniente reproducir parte de una carta de don Juan Valera, el liberal más consecuente y más fino de su época, en que juzga, según su criterio, el ruidoso brindis. En D. Juan Valera, el liberalismo comienza a batirse en retirada, ante el empuje españolista de Menéndez y Pelayo:

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Cartas a un escéptico en materia de religión


Por Jaime Balmes

Enviado por María Luz López Pérez

Carta VI

La transición social.

Postración de un espíritu escéptico. Examínase si la transición es característica de nuestra época. Pruebas históricas de que es general a todos los tiempos. Examínase si el progreso es la ley de las sociedades. Admítese este principio, pero con alguna restricción. La civilización antigua y la moderna. Nuestros males no son tantos como los de otros tiempos. Causas que contribuyen a abultarlos. El cristianismo nada tiene que temer de las transiciones sociales.


i apreciado amigo: Si no tuviera otras pruebas de la verdad que se encierra en aquella doctrina de los católicos de que la fe es un don de Dios, no me inclinaría poco a tenerla por cierta la experiencia de lo que he visto en V. y otros que han tenido la desgracia de apartarse de la fe de sus mayores. Disputan, escuchan, al parecer con docilidad, hacen concebir las mayores esperanzas de que van a rendirse a la evidencia de los argumentos con que se los apremia, pero al fin salen con un frío qué sé yo, que hiela la sangre, y disipa de un golpe todas las ilusiones del fiel que estaba anhelando el momento de ver entrar en el redil la oveja extraviada. Así lo hace V. en su última; nada tiene que objetarme a lo que he dicho sobre la sangre de los mártires, confiesa que ninguna religión puede presentar un argumento semejante, manifiéstase satisfecho del contenido de mis anteriores con respecto a los varios puntos que formaban el objeto de sus dudas; y, cuando me saltaba el corazón de alegría pensando que iba V. a decidirse, no diré a entrar de nuevo en el número de los creyentes, pero sí a engolfarse más y más en la discusión con el deseo de hallar definitivamente la verdad, me encuentro con la desolante cláusula que me ha llenado de una profunda tristeza. «¿Qué sabemos nosotros, dice V. con un abatimiento que me penetra el corazón, qué sabemos nosotros? ¡El hombre es tan poca cosa!... Volvemos la vista en derredor, y no vemos más que tinieblas. ¿Quién sabe dónde está la verdad? ¿quién sabe lo que será con el tiempo de esa fe, de esa Iglesia, que V. cree que ha de durar hasta la consumación de los siglos? Yo no desprecio la religión, veo que el catolicismo es un hecho tan grande que no acierto a explicarle por causas ordinarias; V. apela a la historia, usted me apremia a que le cite algo de semejante; ya le he dicho otras veces que no me agrada atrincherarme en impotentes negativas, que no me gusta resistirme a la evidencia de los hechos; pero ¿qué quiere V. que le diga? No puedo creer. Estoy contemplando la sociedad actual, y me parece que su inquietud está dando indicios de que el mundo se halla en vísperas de acontecimientos colosales; con una revolución intelectual y moral debe inaugurarse indudablemente la nueva era, y entonces quizás se aclare un tanto ese negro horizonte donde nada se descubre sino error e incertidumbre. Dejemos que transcurra esa época de transición, que tal vez nuevos tiempos nos descifrarán el enigma.»

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24 de Enero, Festividad de San Timoteo, Obispo y Mártir




n 1885 el arqueólogo Sterret descubrió unas viejas ruinas romanas junto al actual pueblecito turco de Katyn Serai. Estas se reducían a una piedra impulimentada de altar pagano con una inscripción dedicada a Augusto por los decuriones de la colonia romana. Esto es todo lo que se conserva del antiguo pueblecito de Listra, encuadrado en la provincia de Licaonia.

Capital de la provincia fue Iconio, hoy Conia. Desde aquí huían apresuradamente, en los primeros meses del año 48, Pablo y Bernabé, alegres por haber sido hallados dignos de padecer persecución por el nombre de Jesús.

En su fuga a campo traviesa recorrieron unos cuarenta kilómetros al sur, consiguiendo alcanzar las primeras casas de Listra. Quizá allí no hubiera sinagoga, pero ciertamente no faltaba una familia judía, donde pudieran alojarse los fugitivos.

De esta familia han llegado hasta nosotros los nombres de tres generaciones: Loide, su hija Eunice y el hijo de ésta, Timoteo.

De Eunice sabemos que estuvo casada con un pagano (Act. 16,1). A pesar de su ascendencia paterna pagana. Timoteo podría ser considerado como judío. Y aunque no había sido circuncidado, según la costumbre judía, al octavo día de haber nacido, recibió desde pequeño una sólida y jugosa formación religiosa de labios de su madre y de su abuela.

El mismo Pablo se lo recordará más tarde: "Quiero evocar el recuerdo de la limpia fe que hay en ti, fe que, primero, residió en el corazón de tu abuela Loide y de tu madre Eunice y que estoy seguro que también reside en ti... Ya sabes qué maestros has tenido y cómo desde tus más tiernos años conoces las Sagradas Escrituras" (1 Tim. 1,5; 3,14).

Una buena temporada se pasaron los dos apóstoles en Listra, en el seno de aquella buena familia. Como es lógico, los primeros beneficiarios de la predicación evangélica fueron los que tan generosamente les habían ofrecido hospitalidad.

En el capítulo 14 del libro de los Hechos de los Apóstoles se nos narran los avatares de la actuación apostólica de Pablo y Bernabé en el pueblo natal de Timoteo.

Una tarde, quizá en los alrededores del templo de Júpiter, Pablo hablaba al aire libre a un grupo de gente; Bernabé, alto y corpulento, estaba firme y silencioso a su lado. Entre los oyentes se hallaba un pobre cojo; que escuchaba con gran atención. Viendo Pablo que el enfermo "tenía fe para ser curado, le dijo con voz poderosa: ¡Levántate y tente sobre tus pies! Y, efectivamente, se alzó de golpe y comenzó a caminar".

A la vista de tan estupendo prodigio los asistentes empezaron a gritar en dialecto licaonio: "¡Los dioses en forma humana han bajado a nosotros!" Y viendo la buena estatura de Bernabé lo tomaron por Júpiter, y a Pablo, que era el orador, lo tomaron fácilmente por Mercurio. Fue la casualidad de que los sacerdotes del vecino templo de Júpiter tenían preparados para el sacrificio dos toros adornados de guirnaldas ,y naturalmente, les pareció magnífica la ocasión para ofrecérselos al propios dios en persona.

Hasta aquí Pablo y Bernabé no habían comprendido el significado de aquel barullo, ya que la turba hablaba en dialecto licaonio, desconocido para ellos, pero a la vista de los preparativos del sacrificio cayeron en la cuenta de la ingenuidad de aquel pueblo crédulo.

Como buenos israelitas, Pablo y Bernabé rasgaron sus vestiduras e hicieron desistir a la turba de semejante idolatría: ellos no eran dioses, sino hombres como el resto de los mortales.

La reacción de la turba, abocada al desengaño, cambió rápidamente de signo y en un gesto brutal de despecho se lanzó sobre los dos apóstoles, apaleándolos ferozmente hasta dejarlos aparentemente muertos. Arrojados así fuera de los muros de la ciudad, fueron a la noche recogidos por los "hermanos", que, con gran contento, pudieron comprobar que aún vivían los dos misioneros. Con suma cautela fueron llevados de nuevo a casa de Timoteo, donde pernoctaron, para salir al día siguiente de madrugada, a bordó de un jumentillo, con destino a la vecina ciudad de Derbe.

Es de suponer que ya en aquella ocasión Pablo hubiera bautizado a Timoteo, a quien él mismo habría instruido directamente en la fe, ya que lo llama "hijo suyo queridísimo" (1 Cor. 4,17).

Cuando más tarde Pablo, en su segundo viaje misionero, vuelve a pasar por Listra, piensa en Timoteo como posible candidato al ministerio evangélico; pero, no queriendo dejarse llevar por el juicio apasionado del afecto, propuso la candidatura a los cristianos de Iconio y de Listra, "los cuales dieron de él óptimos informes" (Act. 16,2).

Entonces el Apóstol lo toma definitivamente a su servicio y, para hacer más eficaz su apostolado entre los judíos, lo circuncida previamente, ya que por aquella comarca todos sabían que era hijo de padre griego.

Desde este momento Timoteo se convirtió en un compañero fiel y en un valioso auxiliar de San Pablo. Juntamente con él recorrió la Frigia y la Galacia y, después de haber evangelizado el Asia Menor, se trasladó a Europa y anduvo al lado de su maestro por Filipos, Berea y Atenas, y con él asimismo volvió a Jerusalén.

Durante el curso de este segundo viaje fue encargado de visitar y consolar a los fieles de Tasalónica (Fil. 2,22; Act. 16,3-18,22).

También acompañé a San Pablo en la tercera expedición misionera, y estuvo con él cerca de tres años en Efeso, desde donde partió para Macedonia, enviado por el Apóstol para realizar una delicada misión (1 Cor. 4,17; 16,10-12).

Allí en Macedonia esperó a su maestro y juntamente con él visitó Corinto y Tróade y, finalmente, ambos volvieron a Jerusalén.

No sabemos si Timoteo estuvo con San Pablo durante su prisión en Cesarea y el viaje a Roma para asistir al proceso imperial.

Lo que está fuera de duda es que estuvo junto a él durante la primera prisión romana, ya que encontramos su nombre en la inscripción de las cartas que en aquella ocasión escribió el Apóstol (Col 1,1; Filem. 1).

Cuando Pablo recobró la libertad, después de la absolución dictada por el tribunal del César, volvió a llevar consigo a Timoteo en las correrías apostólicas, cuya identificación nos es hoy difícil de precisar.

Estamos en los primeros meses del año 65. Pablo vuelve a Efeso, donde pasa una temporada de duración desconocida, tras de la cual abandona la metrópoli asiática, dejando allí a Timoteo con amplios poderes de inspección.

Desde Macedonia, a donde se había trasladado inmediatamente, el Apóstol escribe su primera carta a Timoteo, en la que le recuerda los consejos que de viva voz le había dado al dejarle encomendada la floreciente cristiandad de la gran ciudad. A través de este maravilloso documento paulino podemos conocer la gran estima que el Apóstol tenía del que había sido su más fiel auxiliar en la predicación del Evangelio: "Que nadie desprecie tu juventud. Al contrario, muéstrate un modelo para los creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la fe, la pureza" (1 Tim. 4.12).

E incluso, conociendo la austeridad de su discípulo, le ordena que afloje un poco en su penitencia, ya que su salud no se lo soportaba: "Deja de beber sólo agua. Toma un poco de vino a causa de tu estómago y de tus frecuentes achaques" (1 Tim. 5,23).

Hemos de suponer que Timoteo siguió en su cargo de "epíscopo" o inspector de las cristiandades de Asia, desde su residencia en Efeso hasta la segunda prisión romana de San Pablo.

En estas circunstancias supremas del Apóstol no podía faltarle la presencia de su querido hijo Timoteo, al que reclama con acentos emocionantes, desahogándose tiernamente con él: "Apresúrate a venir a mi lado lo más pronto posible, pues Demas me ha abandonado por amor del mundo presente. Se ha ido a Tesalónica: Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia. Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráetelo contigo, pues me es un elemento valioso en el ministerio. Cuando vengáis, traeos la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, así como los libros, sobre todo los pergaminos. Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará según sus obras. Tú también desconfía de él, pues ha sido un adversario encarnizado de nuestra predicación. La primera vez que tuve que presentar mi defensa, nadie me ha apoyado. ¡Todos me han abandonado!" (2 Tim. 4,9-16).

He aquí la verdadera grandeza de Timoteo: él fue constituido en albacea y heredero del gran Apóstol. Su último escrito fue esta segunda carta a Timoteo, que bien pudiéramos llamar su testamento y última voluntad: "He aquí que yo he sido ya derramado en libación y el momento de mi partida ha llegado. Yo he luchado hasta el final. La buena lucha, he consumado mi carrera, he guardado la fe. Y ahora he aquí que está preparada para mí la corona de justicia, que en recompensa el Señor me dará en aquel día, Él, que es justo juez; y no solamente a mí, sino a todos los que habrán esperado con amor su aparición (2 Tim. 4,6-8).

De la vida posterior de Timoteo tenemos sólo breves noticias. Según Eusebio (Hist. eccles. 3,4), continuó en su cargo de obispo de Efeso y cuasi metropolitano de toda el Asia Menor.

Finalmente, según sus propias Actas martiriales, que Focio pudo todavía leer, en tiempos ya de Domiciano fue martirizado en la misma ciudad de Efeso por haber intentado apartar al pueblo de una fiesta licenciosa.

Pero quizá, por encima de su propia aureola de mártir de la fe, brilla más alta y esplendente su calidad de discípulo predilecto, de auxiliar fidelísimo y de inmediato heredero de aquel que con justa razón podemos denominar el segundo fundador del cristianismo.

JOSÉ Mª. GONZÁLEZ RUIZ

23 de enero de 2009

Argentina tiene héroes



La Buena Muerte



Por Enrique Díaz Araujo




Tomado del Blog de Cabildo











gradeceré que se sirva publicar la siguiente aclaración sobre la causa de la muerte del mayor Horacio Fernández Cutiellos. Como es sabido, él se desempeñaba como segundo jefe del RIM 3 de La Tablada y sucumbió luchando contra los guerrilleros izquierdistas que asaltaron ese cuartel el día 23 de enero de 1989. Acerca de los sucesos en sí, nada me cabe decir, desde que los hechos tienen mejor consistencia que las osadas interpretaciones que se hacen de ellos. Pero sí deseo dar testimonio de la falsedad de las versiones políticas que han atribuido su muerte (de la de los otros, como no me consta, no digo nada), a una supuesta “defensa de las instituciones por su acrisolada fe democrática”.

Pienso que la muerte de una persona es una cosa muy seria —no contamos con otra vida en esta tierra— como para jugar con ella. Bien decía el asesinado dirigente español José Antonio Primo de Rivera, que “Dios no me concedió la vida para que la quemara en holocausto a la vanidad como un castillo de fuegos artificiales”. Las personas que comprenden el sentido de la muerte son las que otorgan un genuino significado a la vida. Otro español, también asesinado por las fuerzas autodenominadas “democráticas”, el escritor Ramiro de Maeztu, pudo decir a sus victimarios: “Ustedes no saben por qué me matan, pero yo sí sé por qué muero”. Desde tal perspectiva es que me animo a sostener que Fernández Cutiellos conocía las solas cosas por las que cabe ofrendar la vida. Me explico. En 1980 tuve la suerte de trabar amistad con él. Lo invité a mi modesto hogar y desde entonces permanecimos en cordial comunicación.

Aclaro que no soy persona de prodigar mi amistad. Como Eduardo Mallea estimo que no conviene afincarse con aquellos para quienes no cuentan las cosas altas del espíritu. Pues, con Fernández Cutiellos fui amigo porque nos unían la misma fe y los mismos ideales patrióticos. Si intentara definirlo, diría que era uno de esos que nuestros enemigos llaman “un integrista o un fundamentalista”. O, dicho en mejor castellano: que era un cristiano creyente. Por la Biblia sabía que no se puede servir a dos señores. Por eso, disponía de una fe única y trascendente. No era politeísta ni fetichista. Creía que solamente Jesucristo era la verdad, el camino y la vida. A las cosas de este mundo las juzgaba según la razón y la experiencia histórica. No confundía a Dios con la Constitución, ni a la Biblia con un calefón. Como creía ya en una religión, no necesitaba confesar otros credos inmanentistas, fueran los de Voltaire, Marx, el “american way of life”, el progreso indefinido de la humanidad o la redención por el proletariado internacional. Como apreciaba el justo valor de la vida, sabía que sólo podía disponer de ella por el bien común nacional. Esto es, que no la dilapidaría por un gobierno o un sistema de gobierno.

Además, era soldado por vocación. Había jurado a la Patria seguir fielmente a su bandera y defenderla hasta perder la vida. Juramento muy solemne para un hombre de honor como él, que no podía mezclar con promesas más pedestres. El 23 de marzo de 1983 me escribió una carta en la que me confiaba que “siempre trataba, conforme a la palabra, de librar pobremente el buen combate diario”. Entre pobres nos entendíamos. Por eso, me añadía: “Los tiempos se presentan difíciles… el enemigo terrorista se reorganiza rápidamente. La economía en estado de agonía… el grado de disolución avanzado de la familia, la inmoralidad reinante… la confusión política que se enseñorea del pueblo, etc. etc., y la poca «calidad» humana de nuestro ejército «profesionalista» conspira para que todo explote en una guerra civil. Creo que sólo podemos esperar que dentro de tres, cuatro o cinco años sobrevenga otro «golpe» liberal o la Nación se disuelva, o sea pasto de sus enemigos históricos. O que Dios Nuestro Señor, que como Ud. bien dice «es criollo», nos ilumine y nos saque de este pozo en el que estamos metidos, fundamentalmente por no reconocerlo como nuestro Rey”.

Y, en otra misiva, me advertía que se aprestaba para la “segunda batalla con los irregulares al servicio del imperialismo soviético”, que en su entender, se libraría antes del “inexorable combate con los sajones”. Esperaba, con el poeta Rainier María Rilke, la gracia de una muerte propia, en combate contra los enemigos de la tierra de sus padres. Entiendo que Dios Nuestro Señor ha escuchado sus oraciones. Y le otorgará la palma de mártir y de héroe que se merece. Cual Martín Fierro, había puesto su fe en Dios, “y de Dios abajo, en ninguno”. De modo que las torpes injurias con que se ha pretendido rodear su muerte, nada le importarían. Pero yo aprecio que era de toda justicia que la verdad brillara. Él no ha muerto por el régimen democrático, por la reforma de la constitución, por el traslado de la capital, o por el sistema métrico decimal. Quienes tengan “fe” en esas cosas u otras similares, que jueguen con sus propias vidas, que no les va a faltar ocasión. Mientras tanto, exijo respeto por la memoria de mi inolvidable amigo Horacio Fernández Cutiellos, caído por Dios y por la Patria.

Comentario agregado por el Cruzamante: adhiero en todo a lo dicho por D. Enrique Díaz Araujo. Si bien no puedo declararme amigo de Horacio Fernández Cutiellos, pues ello implica una intimidad que no tuvimos, debo decir que me honra el haberlo conocido. Cené en su casa con mi señora, invitado por un amigo común, precisamente para conocernos, dejando en claro que no eran las ideas democráticas nuestro común ideario, sino todo lo contrario.
Nos cruzamos varias veces a la salida de Misa, en el convento de carmelitas de Belgrano, e intercambiábamos bromas sobre nuestro apellidos, común el primero y de parecida sonoridad el segundo. Nos llamábamos en broma "primos".
Luego, el cambio de destino y su ausencia.
La siguiente noticia fue su heroica muerte en la guardia del Regimiento de Infantería 3, al que acababa de llegar en condición de Segundo Jefe.
Sin temor a equivocarme, puedo refrendar las palabras del Dr. Díaz Araujo: Horacio murió por lo que creía: por Dios y por la Patria, como correspone a un Caballero Cristiano.
Oscar A. Fernández Rostello (a) Cruzamante

La Política y el Orden de la Convivencia (4)





por D. Rubén Calderón Bouchet



VI


Nobleza Obliga







n la cuarta parte de «Il Convivio», Dante hizo algunas reflexiones sobre la nobleza, muy interesantes para tomarlas como motivo de nuevas consideraciones. Nuestro propósito es advertir las fallas lamentables que se observan en una sociedad cuando ha descuidado el cultivo de sus minorías dirigentes, y en lugar de darles una educación adecuada a las funciones del comando, entrega el poder social a los grupos formados en las trastiendas de los comités y que sólo han adquirido competencia en las luchas demagógicas y las ofertas electorales.

El gran poeta cristiano lamentaba que en las definiciones existentes sobre la nobleza se acentuaran algunos aspectos accidentales, sin insistir suficiente en aquellos que consideraba —con justa razón— mucho más importantes y esenciales. Se hablaba de la riqueza o del linaje, como si estos elementos, condicionantes de una vida noble, fueran por sí solos determinantes de aquella jerarquía humana.

Como buen discípulo de Aristóteles —a quién llamaba «el maestro de la razón humana» — consideraba que la condición de noble era inherente a la existencia de un sistema de virtudes morales que otorgaban a su poseedor la aptitud para llevar una vida elevada y señorial, cualesquiera fuera su ascendencia o la situación personal con respecto a la fortuna.

Sería poco pertinente discutir la certeza de este juicio, pero conviene notar que para señalar los caracteres sociales de la función nobiliaria no se puede descuidar la influencia decisiva del linaje, ni aquélla —menos importante pero no desdeñable— de una condición económica que dé al noble el respaldo de su seguridad. Si esto faltara, la dependencia de quien económicamente lo sostiene produce en el talante noble un inevitable desmedro y, especialmente, limita la libertad de sus actos.

Dante no distinguió el noble del aristócrata o del notable de aquellos que son principales por la posesión de bienes y antecedentes que explican su situación eminente en una sociedad. Dijimos que la palabra noble designa, en buen castellano, un talante físico y moral en relación con las artes marciales, pero no tanto en virtud de la destreza profesional como por el coraje, la altivez y la generosidad con que se procede en los lances de la guerra. Se puede ser noble e inteligente, noble y tonto, pero no noble y astuto. Este último adjetivo pone su nota falsa en la condición del caballero, que siempre debe combatir sin cálculos mezquinos ni exageradas precauciones.

Hay en la nobleza una primera connotación corporal que corresponde tomar muy en cuanta para comprender en toda su latitud la significación del vocablo. Por esa razón decíamos que el término puede ser aplicado a ciertos animales: león, águila, caballo, perro, gallo de riña, sin que ningún hombre noble se sienta disminuido en su condición de tal por este parentesco zoológico. Es fácil advertir que existen muchos animales que resisten con bravura el ataque del enemigo, pero solamente cuando no tienen otra alternativa, porque normalmente prefieren la fuga o la seguridad que da el escondite. El furor y la desmesura de que hacen gala en su defensa no merecen el calificativo de noble, y decir de alguien que se defendió «como gato entre la leña» no es equivalente a decir que luchó «como un león». Hay una lucidez y un cierto gusto lúdico en el valor de la nobleza que evita el combate desesperado propio del que defiende su vida más como fiera que como hombre.

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Sin comentarios...

Ante la ola de rumores sobre el levantamiento de las excomuniones a los Obispos de la FSSPX, el RP Lorans, director de los servicios de información de la Fraternidad, emitió este breve comentario, al que este blog adhiere:


UPDATE 4 (Jan. 22, 2000 GMT): From Italian news agency ASCA, the prudent position of the SSPX, while it awaits an official publication:


22-01-09
VATICAN: LEFEBVRISTS - NO COMMENT BEFORE THE PUBLICATION OF THE HOLY SEE TEXT

(ASCA) - Roma, 22 Jan - "In the absence of an official declaration by the Holy See, the Priestly Fraternity of Saint Pius [X] does not discuss the rumors on a possible withdrawal of the excommunication. There will not be any communication before the publication of a text by the Vatican": it is the response of Father Alan Lorans, director of the information services of the schismatic [sic] Fraternity founded by Archbishop Lefebvre ... .

Jugar con cartas marcadas


por Ismael Medina

Tomado de Vistazo a la prensa




O es llamativo y mueve a suspicacia que el alto el fuego en la franja de Gaza lo decidiera unilateralmente Israel y lo aceptara Hamás a regañadientes en vísperas de la toma de posesión de Obama como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica?

Coincidieron dos reuniones de máximas autoridades políticas, una en Quatar y otra en Egipto, para debatir el plan de alto el fuego del presidente Mubarak. En Quatar estuvieron los dirigentes de los países radicales que apoyan a Hamás y Hezbolá en su voluntad de eliminar Israel del mapa político por cualesquiera medios y forzar un nuevo éxodo judío. Y a renglón seguido, en Kuwait, los ministros de Asuntos Exteriores de la Liga Arabe. En Egipto, con el secretario general de la ONU a la cabeza, se reunían aquellos otros siempre convencidos de que con paños calientes se alcanzan al menos soluciones temporales a conflictos difícilmente superables en la práctica. Pero apenas si se dio importancia a la gestión previa ante el gobierno israelí de Condoleza Rice, todavía en el ejecutivo de Bush, precedida por una nada sutil advertencia de éste sobre la necesidad de un inmediato alto el fuego.

Fue la gestión de Condolezza Rice la que decidió una partida de índole coyuntural destinada a acallar temporalmente el fragor de las armas. Los convenidos en las reuniones antes citadas no hicieron otra cosa que vestir el muñeco. Sólo los crédulos compulsivos pueden aceptar que la UE y sus gobiernos punteros, entre los que España va de convidado de piedra, poseen capacidad de decisión, por mucho que se mueva Sarkozy, en conflictos críticos de la envergadura y complejidad como los que hoy se dirimen en el Oriente Medio. Y menos aún entre extremismo panislámico y nacionalismo israelí. Unos y otros son conscientes, aunque lo disimulen, de que la decisión está en manos del imperio y de que los USA estarán siempre detrás de Israel, sea quien sea el habitante de la Casa Blanca.

LAS MASAS SE COMPORTAN COMO LAS RATAS TRAS EL FLAUTISTA DE HAMELIN

LA continuación de la guerra en Gaza podría dañar la formidable escenografía montada para mayor gloria de Obama y fortalecimiento del gran circo mediático instrumentado para su propulsión a la Casa Blanca. Aunque muy al uso norteamericano, la descomunal parafernalia de la toma de posesión de Obama me recuerda las apoteósicas y geométricas concentraciones en torno a Hitler, las más populistas de Mussolini o las de Stalin a las que servía de escenario la inmensa Plaza Roja. Lo de menos es que éstos vistieran uniforme y los presidentes norteamericanos de civil. Aquellos encarnaban el mito del destino necesario de sus pueblos. Y Obama se apropia el mito del destino necesario del pueblo norteamericano, enmascarando la evidencia de que ese destino necesario es el que marca el Nuevo Orden Mundial o totalitarismo universal.

Las realidades vividas y la lectura de la Historia humana, toda, proporcionan una visión escéptica sobre los comportamiento colectivos cuando se llega a las alturas de mi edad. Las masas se mueven por impulsos emocionales, tanto si se trata de un estadista cuyas gestión positiva las atrae, como el que las encandila es un orador que las impulsa a la violencia.

Google difundió fotografías de la gran concentración en Washington tomadas desde su satélite de comunicaciones. Una de ellas me llamó especialmente la atención por su valor simbólico. A uno y otro lado del obelisco, cuya sobra se proyecta como la aguja de un reloj que marca los tiempos inexorables del poder, aparecen dos grandes masas circulares de puntitos alargados, como de hormigas que acuden sumisas y disciplinadas a la llamada de su reina. El gran hormiguero humano acudió a la de su nuevo jefe seducido por del trompeteo mediático que lo elevó al podium del poder como un semidios , capaz de sacarle milagrosamente de sus padecimientos.

La leyenda del flautista de Hamelin (1284), en que se inspiraron los Hermanos Grimm para escribir un famosos cuento con ese título, nos sitúa alegóricamente ante la capacidad de encantamiento que sobre las masas ejerce la magia seductora de los líderes políticos, para bien o para mal. Mózart ahondó aún más en el poder de manipulación con su última ópera, “La flauta mágica”, compuesta por encargo de su amigo Emmanuel Schikeneder, masón como él y posiblemente de alto grado. Numerosos expertos descubren en “La flauta mágica” los grados de iniciación de la francmasonería y su trasfondo ideológico. Y puesto que el anterior recordatorio lo promueve la espectacular ceremonia del juramento de Obama como nuevo presidente norteamericano, no es ociosa una anotación sobre el escenario: la disposición de los edificios que albergan las instituciones básicas definen en sus alineamientos símbolos masónicos, al igual que el gran obelisco que preside el conjunto, obra del arquitecto francés Charles L´Enfant. Tampoco es baladí que todavía hoy los billetes de un dólar lleven impreso el símbolo del iluminismo, igual que el primero acuñado tras la independencia. Ese y no otro es el espíritu profundo de los “padres fundadores” que hizo suyo Barack Obama en el discurso del pasado martes.

Podrá parecer desproporcionada, e incluso cínica, la anterior equivalencia entre dirigentes totalitarios sin tapujos y el paradigma democrático norteamericano, tan alabado durante las últimas semanas en ocasión del cambio presidencial y la normalidad formal con que se desarrolló el relevo. Se ha escrito con reiteración desde hace mucho, y alguna vez lo he recogido, que al pueblo norteamericano se le otorga la posibilidad de elegir un dictador cada cuatro años, habida cuenta de los casi omnímodos poderes constitucionales de que goza el presidente useño. La parte sustancial del electorado pasa olímpicamente del singular proceso de selección de los candidatos demócrata y republicano a la Casa Blanca. Parece que en esta ocasión el voto popular, cuyos números absolutos casi nunca se divulgan, rebasó ligeramente el 60%, pero sin alcanzar la cota más alta del 63,2% cuando fue elegido Kennedy. En algunas otras presidenciales se quedó en torno al 50%.

GOBIERNOS TÍTERES EN MANOS DE QUIENES CONTROLAN LA OFERTA MONETARIA

BUSH definió durante sus últimas semanas de mandato las acciones encaminadas a afrontar la crisis financiera mediante formidables inyecciones al entramado bancario. Le despejó el terreno a Obama, quien se apresuró a multiplicar su cuantía. Una demostración más del continuismo a que aludía más arriba.

La cuestión, sin embargo, se entenderá mejor con unas palabras de Nathan Mayer Rothschild en 1820, tras conseguir el control del Banco de Inglaterra: “No me importa quien sea el títere colocado en el trono de Inglaterra para gobernar el Imperio en el que el sol nunca se pone. El hombre que controla la oferta monetaria de Gran Bretaña controla el Imperio Británico; y yo controlo la oferta monetaria británica”. Cita a la que hay que añadir esta otra de 1838: “Permítanme acuñar y controlar el dinero de una nación y no me importará quien haga sus leyes”. Pues lo mismo podría decirse de los Estados Unidos de Norteamérica. Y de la Unión Europea, en la que Trichet asume similar función al frente de Banco Central Europeo que el presidente de la Reserva Federal norteamericana.

El poder sobre los centros de decisión política que se atribuía Rothschild respecto del imperio británico, lo acapara en USA la Reserva Federal, mitad estatal y mitad privada. Pero en la que de hecho impone sus directrices la privada. El papel de Rothschild en la Reserva Federal lo asume en la sombra David Rockefeller. Obama lo sabe muy bien. Basta para comprobarlo la procedencia de los hombres que llevarán las riendas de la economía en el equipo de gobierno diseñado por un poder superior.

Paul Volcker ocupa el puesto de Consejero Asesor para la Recuperación Económica- Volcker fue durante cuatro años presidente de la Reserva Federal de Nueva York y de ahí saltó a la presidencia de la Reserva Federal de los Estados Unidos entre 1979 y 1987, bajo las Administraciones de Jimmy Carter y Ronald Reagan. Añado un dato más, nada desdeñable: pertenece al CFR, al Club de Bilderberg y a la Trilateral, seleccionado por Brzezinsky para su fundación. El presidente de la Reserva Federal, conviene insistir en ello, controla la política monetaria y los tipos de interés, mediante los cuales determina la cotización del dólar.

También resulta ilustrativa la biografía de Tim Geithner, elegido por Obama para ocupar la Secretaría del Tesoro, aunque a última hora tropezó el nombramiento con la aparición de irregularidades fiscales de Tim, hasta el momento presidente de la Reserva Federal de Nueva York. De él se dice que, junto con Paulson y Bernanke, actual presidente de la Reserva Federal, configuran la “Trinidad” del sistema financiero norteamericano. Se incorporó al Departamento del Tesoro en 1988 y fue promovido a secretario adjunto para Asuntos Internacionales durante la presidencia de Bill Clinton entre 1999 y 2001, periodo en el que colaboró estrechamente con el ex sectretario del Tesoro Robert Rubin y con Larry Summers, al que también ha incorporado Obama a su equipo económico. De 2001 a 2003 fue miembro del equipo directivo del FMI al frente del departamento de Desarrollo de Políticas y Revisión, puesto del que saltó a presidir la Reserva Federal de Nueva York. Sus comienzos se sitúan en la empresa Kissinger Associates, creada por Henry Kissinger. Otra vinculación nada desdeñable.Tim pertenece al CFR, al Bilderberg y a la Trilateral.

Larry Summers fue seleccionado por Obama para dirigir el Consejo Económico Nacional que le convierte en el asesor económico más próximo al presidente. Sobrino de dos premios Nobel de Economía (Paul Samuelson y Kenneth Arroz) formó parte del equipo de asesores de Reagan (1982-1983). Asesoró al demócrata Dukakis en su campaña electoral y se incorporó al Banco Mundial en 1991 como vicepresidente de Asuntos Económicos y economista jefe. En 1993 fue llamado por Bill Clinton para ocupar la subsecretaría del Tesoro para Asuntos Internacionales, pasando luego a secretario adjunto. En 1999 reemplazó a Rubin como secretario del Tesoro. Pertenece al CFR y al Club de Bilderberg.

Me limito a señalar la carrera profesional y política, así como sus vinculaciones con las organizaciones instrumentales del poder mundialista, de los hombres que dirigirán la políitica económica del nuevo presidente y afrontarán la crisis financiera que atosiga a los Estados Unidos y a la gran mayoría de las naciones, continuado las medidas iniciadas por Bush y aplicando las recetas de la era Clinton. Me llevaría demasiado espacio hacer lo mismo con los restantes miembros de primera y segunda línea. Pero respecto a las vinculaciones que he subrayado aludiré a dos de especial relieve. Hillary Clinton, secretaria de Estado, pertenece al CFR, al Club de Bilberderg y a la Trilateral. Y Robert Gates, secretario de Defensa, que lo fue de Bush y sirvió a ocho presidentes, señal inequívoca de su condición de hombre de máxima confianza del centro mundial de poder, es miembro desde antiguo del CFR y del Bilderberg. Me resta, si acaso, recordar que Michelle Obama es miembro del Club de Bilderberg, así como el muchimillonario judío George Soros, uno de los más fervientes apoyos financieros y mediáticos de Obama durante la campaña electoral.

No sólo me impulsa a los anteriores recordatorios la conveniencia de precisar las características del equipo económico que le han confeccionado a Obama. También me incita una de las medidas adoptadas por Obama en su primer día de mandato, más de escaparte que efectivas. Me refiero a la orden ejecutiva que “establece rígidos límites a los lobbys que representan los intereses de grupos de presión o de empresas ante las entidades políticias”. A partir de ahora, se nos dice, los lobbys “no podrán ocupar puestos de gobierno relacionados con áreas que ellos hayan representado durante los dos últimos años”.

Se da el nombre de lobby, como es de sobra concocido, a todo grupo de presión que, trata de influir en centros de los poderes ejecutivo o legislativo con el fin de favorecer sus propios intereses o los de aquellos a quienes representa. Los lobbys no suelen participar directa y activamente en política. Pero sí procuran ganarse la complicidad de algún grupo político que pueda terminar aceptando o defendiendo los objetivos del lobby. ¿Y acaso no lo son, y harto más resolutivos, el CFR, el Bilderberg y la Trilateral, al integrarse sus miembros en el gobierno de la nación y ser muy amplia su penetración en el Congreso, en el Senado y en múltiples instituciones públicas?

LA SOCIALDEMOCRACIA COMO RED PARA APRISIONAR INCAUTOS

RODRíGUEZ, siempre fiel a su condición de Alicio, ha saltado de gozo con la elección de Obama, apresurándose a calificarlo de socialdemócrata y equiparando al del nuevo presidente norteamericano con el suyo propio. Todavía no se ha enterado de que entre los partidos demócrata y republicano de los USA las diferencias ideológica son mínimas. E iguales sus dependencias del Nuevo Orden Mundial. El progresismo demócrata se reduce en la práctica al ámbito de las diversas ramas operativas del neomalthusianismo, del que Obama ha sido defensor, aunque haya tenido que tascar el freno al enfrentarse al cuadro de valores que caracteriza a la sociedad norteamericana que le ha llevado en volandas a la Casa Blanca. Esos que ha defendido con vigor en su discurso tras el juramento. Podrá traicionarlos con el andar del tiempo pues la destrucción mortal de los pueblos es parte sustancial de la estrategia para llegar a la implantación del Gobierno Mundial. Pero se retraerá, al menos en lo que concierne a los Estados Unidos, hasta tanto no logre salir del caos económico y los conflictos armados precisen para su afrontamiento y resolución que la sociedad respalde y nutra a sus Fuerzas Armadas de combatientes disgustos a morir.

Tampoco las promesas de Obama respecto de la Sanidad responden en la práctica a una convicción ideológica socialdemócrata, sino a un apremiante exigencia económica. El hundimiento financiero y su negativa repercusión en el tejido industrial y en el sector servicios ha llevado al borde de la quiebra a multitud de centros hospitalarios, en su mayoría privados, al perder su sostenimiento por arruinados fondos de pensiones y variadas organizaciones asociativas, entre ellas fundaciones igualmente afectadas por el derrumbe económico. Si los cierres anunciados se consuman, irán a la calle miles de profesionales y trabajadores que integran sus plantillas. Muchos más de los que sufre el sector de la automación. Al igual que a éste y que al bancario, será indispensable inyectar al sanitario grandes sumas de dinero. Pero sin llegar a su nacionalización ni a aprovechar la coyuntura para crear un sistema público de Sanidad sustitutivo. Lo veda la estructura liberalista de Estados Unidos, defendida de manera resuelta, e incluso emotiva, por Obama en su discurso.

Podría aducir otros ejemplos no sólo prácticos. También otros, como el relativo al respeto al sentimiento y a las prácticas religiosas, aspecto éste que el equipo de Obama tuvo especial cuidado en subrayar con el diseño del ceremonial del juramento, equivalente a una toma de posesión, para arropar una parte sustancial del discurso del nuevo presidente. Algunos pueden aducir que todo ello no sea consecuencia de una convicción más o menos profunda. Pero aunque lo fuera por exigencia estratégica del Nuevo Orden Mundial a la que responder con realismo, resulta evidente que no se puede invitar a una sociedad a trabajar con denuedo, a cobrar menos y a no pocos sacrificios para ganar el futuro. Tampoco a perder la vida en defensa de la nación, si no se cree en ella ni en la existencia de Dios. Todo lo contrario de lo que practica Rodríguez, para quien la nación es una entelequia y el Dios cristiano un enemigo a batir. El gobierno Obama sólo dejará aproximarse a Rodríguez en la medida que éste se avenga sumiso a sus exigencias estratégicas, especialmente las de índole militar y política en el volcán del Oriente Próximo.

He comenzado por el alto el fuego en Gaza, en vez de sumarme a la generalizada empanada de almíbar, por cuanto tiene mucho de símbolo de la continuidad entre la Administración Bush y la recién inaugurada Administración Obama. Bush aprovechó sus últimas semanas en el Despacho Oval para tender a su sucesor un alfombra roja por la que discurrir en sus primeros pasos presidenciales con las medidas más impopulares ya tomadas, no sólo en lo económico, haciendo parecer que sus próximas medidas de gobierno implican cambio, cuando serán continuismo en lo fundamental. Para la imagen publicitaria quedará el cambio, insisto, en lo accesorio. Pero a tenor de que también el gobierno Obama, como los cuarenta y tres anteriores, tiene una inequívoca arboladura sionista. Seguirá sirviéndose ocasionalmente de Israel, como ahora con la tregua unilateral para no enturbiar el gran espectáculo del juramento, o para más agrestes objetivos. Pero en ningún caso dejará de respaldarlo si es agredido o peligra su existencia. También Rodríguez tendrá que aprender esta lección, entre otras muchas.

23 de enero, Festividad de San Raimundo de Peñafort










ació hacia el año 1175, en Peñafort, cerca de Barcelona, España. Pronto demuestra tener una extraordinaria inteligencia, y a los 20 años es profesor de filosofía en Barcelona. Hacia los 30 años, fue a la prestigiosa Universidad de Bolognia, Italia para perfeccionar su derecho civil y canónico. Allí se doctoró y fue profesor. En 1219, fue nombrado archidiácono de la diócesis de Barcelona. Se destacó por su amor a los pobres.

En 1222, a los 40 años de edad, ingresó en la Orden de Predicadores (Dominicos) a penas 8 meses después de la muerte del fundador, Santo Domingo de Guzmán.

Raimundo consideraba que el orgullo era un peligro para su alma. Convencido de la importancia de hacer penitencia por la complacencia con que había enseñado, pidió que le impusieran severas penitencias y oficios humillantes. Pero sus superiores le encargaron investigar como responder a preguntas difíciles de moral que los fieles presentan. El llamó a estas "casos de conciencia". El resultado de su trabajo fue su famoso libro, "Summa de casibus paenitentialibus", la primera obra de su género. Esta ha sido de gran provecho para confesores y moralistas.

Tenía gran celo por la evangelización, trabajando incesantemente en la predicación, la instrucción y la confesión. Insigne predicador dotado con la "eficacia de la palabra", recorrió las provincias españolas de Aragón, Castilla y Cataluña. Sus acompañantes comentaban que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas conversiones con sus sermones.

Según una tradición discutida, San Raimundo colaboró con San Pedro Nolasco en la fundación de la orden de los Mercedarios los Padres Mercedarios, dedicada principalmente a rescatar a los secuestrados por los mahometanos.

En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y le dio varios encargos:

1- Lo nombró su confesor. En una ocasión le impuso al Papa de penitencia atender siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.

2- Le encomendó reunir el corpus canónico de los decretos de los Pontífices y concilios que no se encontrasen ya en la colección que Graciano había hecho en 1150. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro en 5 volúmenes titulado "Decretales", el cual fue confirmado por el papa. Hasta la compilación del Codex Juris Canonici, en 1917, la compilación de San Raimundo era considerada como la mejor colección de derecho canónico a la que los canonistas hacían referencia.

3- En 1235 lo nombró obispo de Tarragona, a pesar de las súplicas del santo. Pero poco después el santo contrajo una grave enfermedad y el Papa le liberó del cargo a condición de que Raimundo propusiera un candidato apto.

Para recuperarse de su enfermedad, Raimundo volvió a Barcelona, su tierra natal. Allí fue recibido con gran gozo y se dedicó a la contemplación, la predicación y la confesión. Tanto la Santa Sede como el rey confiaron en Raimundo importantes trabajos.

Entre sus escritos, destaca la Summa casuum, para la administración genuina y provechosa del sacramento de la penitencia.

San RaimundoGeneral de la orden Dominica
En 1238 llegaron a Barcelona los diputados del capítulo general de la orden dominica, que había tenido lugar en Bolonia, para anunciar a Raimundo que había sido elegido superior general, como sucesor de Jordano de Sajonia. Raimundo quiso resistir pero al fin aceptó por obediencia. Visitó a pie todas las casas de la orden sin disminuir en nada sus austeridades y prácticas. Inculcó a sus hijos el amor de la vida entregada en regularidad, del estudio, y de los misterios espirituales. Hizo una síntesis de las constituciones de su orden, anotando los pasajes dudosos. Tres capítulos generales aprobaron el nuevo código. En uno de dichos capítulos, tenido en Paris en 1239, Raimundo obtuvo que se aprobara la medida de aceptar la dimisión voluntaria de su superior, cuando ésta se fundara en razones justas. Al año siguiente, habiendo sido superior solo dos años, renunció al cargo. Su razón fue que había cumplido 65 años de edad.

Vivió 34 años mas, los cuales empleó en la evangelización. Esclarecía la doctrina ante las herejías y buscaba la conversión de todos, tanto cristianos pecadores como judíos y musulmanes. Con este objeto, consiguió que Santo Tomás (dominico también) escribiera su Summa contra Gentes y obtuvo que se enseñara el árabe y el hebreo en varios conventos de su orden. Fundó un convento en Túnez y otro en Murcia, sur de España, que en aquella época estaba dominada por los musulmanes. En una carta al superior general en 1256 le informa que 10,000 sarracenos habían recibido el bautismo. Esto es cosa extraordinaria ya que este tipo de conversiones son muy escasas. Introdujo la inquisición en Barcelona y mostraba una gran caridad a todos. Sin embargo no le faltaron adversidades. En una ocasión fue acusado de comprometer fraudulentamente a un rabino judío.

La "barca" milagrosa
Uno de los incidentes más famosos en la vida de San Raimundo ocurrió durante un viaje en el que acompañaba al rey Jaime a Mayorca. El soberano que era mujeriego, había prometido enmendarse, pero no había cumplido su promesa. En vista de ello, Raimundo le pidió licencia para partir a Barcelona; el rey no solo le negó, sino que amenazó de muerte a quien se atreviera a sacar al santo de la isla. Confiando en Dios, Raimundo dijo a su compañero: "Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello". Acto seguido se dirigió al mar, extendió su túnica sobre las olas, ató un extremo de ella a un palo para que sirviera de vela y, haciendo la señal de la cruz, montó sin temor en aquella improvisada "barca". Su compañero quedó temblando en la playa. La milagrosa barca hizo en seis horas el trayecto hasta Barcelona, a sesenta leguas de distancia. Las gentes que vieron llegar al santo le recibieron con aclamaciones. Sin inmutarse por ello, Raimundo recogió su túnica, que estaba perfectamente seca, se la echó sobe los hombros y se dirigió a su monasterio. Una capilla y una torre fueron construidas en el sitio en que desembarcó.

Muerte y canonización
Los reyes Alfonso de Castilla y Jaime de Aragón visitaron a San Raimundo durante su última enfermedad. San Raimundo
murió en Barcelona el 6 de enero de 1275, a los 100 años de edad. Ante su sepulcro se obraron milagros. La bula de canonización, publicada en 1601, cita algunos de esos milagros, entre estos el que se narra arriba.

Sus restos mortales están en la Catedral de Barcelona, España

Fuente: "Vida de los Santos" de Butler, vol. I y otras.

22 de enero de 2009

Magnificat - Dietrich Buxtehude



Video ripreso durante il Concerto di Natale del Rotary International, tenutosi il 17 dicembre 2007 presso la chiesa concattedrale di Cagli (PU).

Ensemble musicale dell'Appennino marchigiano

Soprano I: Lykke Anholm;
Soprano II: Valeria Bostrenghi;
Contralto: Jimena Llanos;
Tenore: Giuliano Mensà;
Basso: Thomas Busch.

Violoncello: Alessandro de Felice
Cembalo: Lorenzo Antinori.

Milagros de Nuestra Señora

Versos 877 a 940


ra un simple clérigo pobre de clerecía
dicié cutiano missa de la Sancta María;
non sabié decir otra, diciéla cada día,
más la sabié por uso que por sabiduría.

o est missacantano al bispo acusado,
que era idïota, mal clérigo provado;
Salve Sancta Parens sólo tenié usado,
non sabié otra missa el torpe embargado.


o durament movido el Obispo a sanna,
dicié: «Nunqua de preste oí atal hazanna.»
Disso: «Diçit al fijo de la mala putanna
que venga ante mí, no lo pare por manna.»


ino ante el obispo el preste peccador,
avié con el grand miedo perdida la color,
non podíe de vergüenza catar contra'l sennor,
nunqua fo el mesquino en tan mala sudor.

íssoli el obispo: «Preste, dime la verdat,
si es tal como dizen la tu necïedat.»
Díssoli el buen omne: «Sennor, por caridat,
si disiesse que non, dizría falsedat».


íssoli el obispo: «Quando non as cïencia
de cantar otra missa, nin as sen nin potencia,
viédote que non cantes, métote en sentencia,
vivi como merezes por otra agudencia.»


o el preste su vía triste e dessarrado,
avié muy grand vergüenza, el danno muy granado;
tornó en la Gloriosa, ploroso e quesado,
que li diesse consejo ca era aterrado.


a madre pïadosa que nunqua falleció
a qui de corazón a piedes li cadió,
el ruego del su clérigo luego gelo udió:
no lo metió por plazo, luego li acorrió.


a Virgo glorïosa, madre sin dición,
aparecio'l al obispo luego en visïón;
díxoli fuertes dichos, un brabiello sermón,
descubrióli en ello todo su corazón.


íxoli brabamientre: «Don Obispo lozano,
¿contra mí por qué fust tan fuert e tan villano?
Yo nunqua te tollí valía de un grano,
e tú ásme tollido a mí un capellano.


l que a mí cantava la missa cada día,
tú tovist que facié yerro de eresía;
judguéstilo por bestia e por cosa radía,
tollisteli la orden de la capellanía.


i tú no li mandares decir la missa mía
como solié decirla, grand querella avría,
e tú serás finado hasta el trenteno día,
¡Desend verás qué vale la sanna de María!»


o con estas menazas el bispo espantado,
mandó envïar luego por el preste vedado;
rogó'l que'l perdonasse lo que avié errado,
ca fo él en su pleito durament engannado.


andólo que cantasse como solié cantar,
fuesse de la Gloriosa siervo del su altar;
si algo li menguasse en vestir o calzar,
él gelo mandarié del suyo mismo dar.


ornó el omne bueno en su capellanía,
sirvió a la Gloriosa, madre Sancta María;
finó en su oficio de fin qual yo querría,
fue la alma a gloria, a la dulz cofradía.


on podriemos nos tanto escrivir nin rezar,
aun porque podiéssemos muchos annos durar,
que los diezmos miraclos podiéssemos contar,
los que por la Gloriosa denna Dios demostrar.


Gonzalo de Berceo


GONZALO DE BERCEO
(¿1195? – ¿1274?)

Gonzalo de Berceo nació, con toda probabilidad, hacia finales del siglo XII, en el pueblo denominado Berceo, aledaño a la abadía de San Millán de la Cogolla. En algunas escrituras de 1220 aparece la firma de él y, para 1237, ya era sacerdote.

En fin, que poco se sabe de su vida. En cuanto a sus obras sabemos más. El tema de todas ellas versa sobre la Virgen, sobre la misa y la vida de algunos santos: e.g: Santo Domingo de Silos, San Millán, San Lorenzo, Santa Oria virgen, Santa Auria virgen, y a los que hay que añadir su famoso poema de Alejandro Magno, el de los Loores de Nuestra Señora, el de los Milagros de Nuestra Señora, el Duelo de la Virgen María, etc. etc. La mayoría de sus temas son exclusivamente religiosos.

Berceo es un poeta ingenuo, con alguna erudición y, aunque sencillo, de gran inspiración. Se podría decir que su obra es un fresco de grandes proporciones, aunque con un toque rústico y un admirable candor, inconfundibles ambos.


Mis Poetas

El primero es Gonzalo de Berceo llamado,
Gonzalo de Berceo, poeta y peregrino,
que yendo en romería acaeció en un prado,
y a quien los sabios pintan copiando un pergamino.
Trovó a Santo Domingo, trovó a Santa María,
y a San Millán y a San Lorenzo y Santa Oria.
Y dijo: mi dictado non es de juglaría;
escrito lo tenemos: es verdadera historia.
Su verso es dulce y grave; monótonas hileras
de chopos invernales, en donde nada brilla:
renglones como surcos en pardas sementeras,
y lejos, las montañas azules de Castilla.
Él nos cuenta el repaire del romeo cansado:
leyendo en santorales y libros de oración,
copiando historias viejas nos dice su dictado,
mientras le sale afuera la luz del corazón.

Antonio Machado