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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

29 de agosto de 2009

Home checks, el Estado vigilará para que eduques «correctamente»



Por Juanjo Romero



Tomado de De Lapsis







La densidad de posts desasosegantes del Coronel Kurtz empieza a alarmar. En el último cuenta que el Partido Laborista planea poner bajo vigilancia a 2.000 familias primero y, después, en un plazo de dos años, a 20.000 para que eduquen correctamente.

El 23 de junio el Daily Express detallaba la noticia (traducción y negritas mías):

El Secretario para la Juventud destina 400 millones de libras para poner bajo vigilancia 24 horas a 20.000 familias con problemas a través de un circuito cerrado de televisión instalado en sus propios hogares.

Serán monitorizados para garantizar que los niños asisten a la escuela, se van a la cama a tiempo y comen las comidas adecuadas.También se enviarán a guardias de seguridad privados para efectuar controles (home checks), mientras que los padres accederán a ayudas para combatir la adicción a las drogas y el alcohol.

Como en otro tipo de iniciativas progres y totalitarias los «Family Intervention Projects» (Proyectos de Intervención Familiar) se presentan con buenas intenciones. ¿No recuerda este esquema argumental a lo que estamos viviendo estos últimos años en España? A que sí.
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Los católicos y los anticonceptivos




por el R.P. Fernando Pascual, LC






uchos esposos católicos usan anticonceptivos. Al actuar así, con mayor o menor conciencia, van contra la doctrina de la Iglesia, expuesta en diversos documentos, sobre todo en la encíclica «Humanae vitae» del Papa Pablo VI (1968).

Según nos enseña la moral católica, es inmoral el uso de métodos anticonceptivos por el hecho de que alteran la naturaleza y el sentido propio del acto conyugal, un acto que debería ser expresión del amor entre los esposos abierto a la llegada de los hijos que Dios pueda enviar.

¿Por qué tantos católicos no aceptan esta enseñanza? Se pueden dar respuestas mejores o peores, según la perspectiva que se adopte para analizar esta situación.

Algunos harán un análisis en clave sociológica: en muchos países la mayoría de la población acepta como «normal» el uso de los anticonceptivos, y los católicos se ajustan y acomodan a la mentalidad dominante.

Otros hablarán de motivos económicos: los esposos, en sus primeros años de matrimonio, suelen verse apurados por la falta de dinero. Sienten la presión de tener que pagar la casa y mantener un nivel de vida «aceptable». Por lo mismo, los dos trabajan. En esa situación, pensar en un hijo parece imposible, y se recurren a los métodos anticonceptivos «más seguros».

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La verdad sobre El Código da Vinci (Parte Segunda).- Examen crítico de los argumentos del Código Da Vinci (II)








por José Antonio Ullate Fabo



Tomado de Conoze








II.- 666 paneles, olimpiadas y sexualidad

Una misteriosa pirámide con 666 paneles, más o menos

Capítulo 4, página 35:

«Langdon «se preguntaba si Fache sabría que aquella pirámide había sido construida por deseo expreso de Mitterrand con 666 paneles de cristal, ni uno más ni uno menos, curioso empeño que se había convertido en tema de conversación entre los defensores de las teorías conspiratonas, que aseguraban que el 666 era el número de Satán» [en referencia a la pirámide de cristal situada en el acceso al Museo del Louvre].

Según información oficial del propio Museo del Louvre, «la pirámide está recubierta por 673 paneles de cristal en forma rombo»[6]. Claro, que se me ocurre que 673 puede descomponerse en 666+7. Siendo siete el número de la perfección, seguramente Mitterrand logró engañar a todo el mundo que aún hoy permanece ignorante de su astuta jugada: unir Satán y la perfección. Bromas aparte, hay que tener cuidado cuando se empieza con este tipo de juegos, porque no tienen límite.

No sabemos quiénes son «los defensores de las teorías conspiratorias» a los que se refiere el autor, aparte del propio Dan Brown, que insiste en que una conspiración planetaria se ha confabulado para ocultar algo llamado «divinidad femenina», que más adelante veremos qué es. Pero conviene recordar que es el libro del Apocalipsis de San Juan (Ap 13,18) el que «pone en circulación» el número 666. San Juan nos dice que es el número, la cifra, de la Bestia (del Anticristo): «Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia, pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666».

Así que ni es el número de Satán, ni eran 666 las teselas de la pirámide («ni una más ni una menos», precisa Brown), ni conviene traer a colación a «la esfinge», a François Mitterrand, en este asunto.

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¿Pandemias o paranoias?


por Juan Manuel de Prada


Tomado de ABC



ASI todos los días nos desayunamos con titulares de prensa que anuncian nuevas víctimas mortales de la llamada gripe A; pero la impresión de cualquier persona no completamente estragada por la paranoia es que, por lo general, la gripe A no es la causa única de tales fallecimientos, sino más bien una causa concurrente, pues las víctimas suelen contarse entre personas que sufren otras afecciones, a menudo crónicas y casi siempre graves. De algún extraño modo, la información que se nos suministra sobre los estragos causados por esta «pandemia» de gripe A me recuerda la que, desde hace unos años, se ha popularizado para cuantificar los estragos del tabaco: basta que un fumador padezca cáncer para que su enfermedad se atribuya al tabaco; y, desde luego, todos los fumadores que fallecen se computan como «víctimas del tabaco», prescindiendo de otras circunstancias.
A la gripe A empezaron llamándola, un tanto afrentosamente, «gripe mejicana» (como a la gripe común empezaron llamándola «gripe española»); luego la bautizaron durante unas semanas «gripe porcina», pero inmediatamente los propagandistas de la paranoia impusieron la designación de «gripe A», más hermética y amedrentadora. Y es que la «gripe porcina» nos traía a la memoria la anterior pandemia que mantuvo al planeta amedrentado, la llamada «gripe aviar», que según anunció en su día la Organización Mundial de la Salud iba a causar ¡más de siete millones de víctimas! Los anuncios de la OMS son siempre de un alarmismo que huele a chamusquina... o siquiera a beneficios ingentes para las compañías farmacéuticas; lástima que los esfuerzos que emplean en la propagación de la paranoia no los dediquen a la erradicación de enfermedades como la malaria. A partir de aquel anuncio de la OMS los gobiernos de los países occidentales iniciaron una alocada campaña de prevención para combatir la anunciada pandemia de gripe aviar, encabezados por el gobierno estadounidense, que destinó entonces una partida presupuestaria de más de mil millones de dólares para la adquisición de vacunas. No entraremos a juzgar aquí si hubo turbios manejos en aquellas operaciones, aunque nos tememos que los hubiera. Lo que es un hecho indubitable es que el número de víctimas de la gripe aviar no alcanzó los más de siete millones que la OMS había alertado que podrían morir... Se quedó, concretamente, en unos 300 casos contrastados. Una cifra no demasiado abultada, sobre todo si la comparamos con el medio millón de víctimas mortales que la gripe común causa cada año en el mundo (o en las que, al menos, la gripe común es causa concurrente), o con los dos millones que provoca la malaria.
Claro que estas muertes no justifican titulares, a diferencia de las causadas por estas nuevas «pandemias» que la OMS airea, desatando en los países occidentales paranoias de magnitudes aún imprevisibles. Paranoias que se alimentan de la falla que se produce en las sociedades de tipo idolátrico, incapaces de afrontar la muerte con naturalidad porque previamente les han dicho que los avances científicos les garantizan una existencia de semidioses. Cuando tales sociedades descubren que aquel paraíso invulnerable que les habían prometido tiembla sobre sus cimientos de humo por culpa de un virus desconocido, la paranoia se desata; y entonces los amos del cotarro, antes de que la idolatría se desmorone, se sacan de la manga un «falso prodigio» en forma de vacuna o antídoto. Falso prodigio que tal vez no funcione; o que ni siquiera sea necesario, como ocurrió con la gripe aviar. Pero entretanto, alguien habrá hecho su agosto; porque detrás de toda idolatría siempre hay alguien que se lleva la pasta, detrás de toda idolatría siempre esta Mammón.

29 de Agosto, Festividad de la Degollación de San Juan Bautista



aqueronte, castillo, había tomado el nombre de Maqueronte, ciudad. Ciudad cercana. Castillo emplazado en el punto de declive en que la triste meseta del desierto declina hacia el mar Muerto. Horizontes calcáreos, polvo blanco, aridez, sol y tierras calcinadas. Pendiente inclinada hacia las desoladas orillas del mar de la maldición, declive que se fragmenta en diversas cimas, aisladas unas de otras. Por Flavio Josefo, el historiador judío, conocemos interesantes noticias y pormenores de esta fortaleza de Maqueronte. Levantaba sus arrogantes murallas al oeste del mar Muerto, en la Perea. Como fortaleza —según Plinio la más segura después de la de Jerusalén— servía de recio baluarte contra los árabes nabateos, lindantes con los estados herodianos. Construcción fuerte y cómoda a la vez; era una de aquéllas que Herodes el Grande había edificado en diversos lugares de sus dominios. Se advierte en la morosidad y detalles de la prosa de Flavio Josefo un particular gusto en describirla. Dice que Herodes construyó en medio del recinto fortificado "una casa regia", suntuosa por la grandiosidad y hermosura de sus departamentos" y que la proveyó, además, de abundancia de cisternas y de toda clase de almacenes. Convenía a la aridez y apartamiento del lugar.

La doble ventaja de Maqueronte de aunar fortaleza y casa de placer ofrecía al hijo de Herodes el Grande, Herodes Antipas, actual tetrarca, la oportunidad de atender a un doble objeto: vigilancia de sus fronteras, amenazadas por Aretas, rey de los nabateos, y solaz para sus largas horas de pequeño rey desocupado y amigo de fiestas y diversiones. De aquí su detenerse preferentemente muchas temporadas en este alcázar. El generoso abastecimiento, la alegre compañía, acomodada a sus caprichos, y los gustos que podía permitirse, convertían la aridez del desierto en amena y divertida morada.
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28 de agosto de 2009

28 de Agosto, Festividad de San Agustín de Hipona, Padre y Doctor de la Iglesia





s el más genial y completo de los Padres de la Iglesia y uno de los hombres más extraordinarios de la Humanidad. Nació en Tagaste, pequeña ciudad de la Numidia. Su padre, llamado Patricio, era pagano. Su madre, modelo cabal de madres cristianas, fue Santa Mónica, quien le educó en los rudimentos de la religión y le enseñó a paladear las dulzuras del nombre de Jesús. Más tarde se llamará Agustín a sí mismo "hijo de las lágrimas de su madre".

Dotado de imaginación ardiente, de temperamento apasionado, de vivacísima inteligencia, descolló en el estudio de las letras humanas. Se dio con ardor a la literatura y a la elocuencia. Madaura y Cartago fueron el escenario de sus primeros triunfos de retórico y polemista. Conoce el halago y la embriaguez de la gloria. Y, a la vez que se sumerge en el estudio de las artes y de la filosofía, se deja arrastrar por el viento de las pasiones nacientes. "No amaba todavía —nos dice él mismo— y ya deseaba amar." Comienza la etapa de sus primeros errores. Abraza el maniqueísmo porque, a pesar de lo contradictorio de sus doctrinas, creyó ver un principio de elevación moral en la externa austeridad de los maniqueos, en su aparente castidad, en su virtud simulada. Pronto desertó del maniqueísmo, porque no satisfacía a sus profundas inquietudes ni a la sinceridad de su corazón, ávido de verdad. En Cartago consiguió brillar su genio retórico; triunfó en concursos poéticos y certámenes públicos, y arrastró con el cautiverio de su elocuencia y de su profundo saber a las multitudes, que le escuchaban como a un oráculo.

Pero Agustín se siente defraudado; no encuentra la verdad que tanto ansiaba ni en las diversiones públicas, ni en el estudio de retóricos y poetas, ni en el análisis de las viejas teogonías. En el 383 decide partir para Roma. Y allá le sigue su madre, Santa Mónica. Cae gravemente enfermo. Protegido por Símmaco, prefecto de Roma, obtuvo una cátedra en Milán, donde —según él dice— "abrió tienda de verbosidad y de vanilocuencia". En esta ciudad conoció a San Ambrosio, y empezó la lección de las Sagradas Escrituras. Oía el canto de los fieles en el templo, y su corazón encontraba una inefable paz, que le hacía derramar lágrimas. Estudia la filosofía de los académicos, y se acrecientan sus incertidumbres y la tragedia de su alma. Le atormentaba el problema de la verdad, sobre todo. "Tú —dice— me espoleabas, Señor, con aguijones de espíritu ... Tú amargabas mis dichas transitorias." Platón y Plotino abren en su inteligencia caminos insospechados y le encienden en un ansia nueva de verdad. Pero es San Pablo el que definitivamente derrumba el castillo de sus vanidades y le gana para la fe. En el 386 se decide a consagrarse al estudio metódico de las verdades del cristianismo. Renuncia a su cátedra y se retira con su madre y sus amigos a Casiciaco, cerca de Milán, para dedicarse enteramente a la meditación y al estudio. Es bautizado por San Ambrosio el 23 de abril de 387, a los treinta y tres años de edad.
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27 de agosto de 2009

La verdad sobre El Código da Vinci (Parte Segunda).- Examen crítico de los argumentos del Código Da Vinci (I)






por José Antonio Ullate Fabo



Tomado de Conoze







I.- Símbolos paganos y crímenes sagrados

Símbolos paganos ocultos en la Catedral de Chartres

Capítulo 1, página 18:

«La conferencia de aquella noche -una charla con presentación de diapositivas sobre la simbología pagana oculta en los muros de la Catedral de Chartres- seguramente había levantado ampollas entre el público más conservador».

[La paginación de El Código da Vinci corresponde a la edición en castellano de la editorial Umbriel, 2003, según papel.]

Lo que insinúa Brown en esta frase resulta capital para la trama de su novela. Según él, en el seno de la Iglesia habrían sobrevivido fuerzas que testimoniaban una religiosidad anterior que, para poder sobrevivir, habrían tenido que ocultarse. Esta religiosidad pagana se manifestaría según él, por ejemplo en la misteriosa inclusión de símbolos paganos en templos católicos. Veamos si es cierto.

En los comienzos de la Iglesia, muchos cristianos no solían guardar excesivo aprecio por todo aquello que rememorara o aun diera a entender una remota valoración de las religiones paganas. Era lógico por muchos motivos. El primero, el recuerdo de las persecuciones. No sólo las de los tres primeros siglos, bajo el Imperio romano, puesto que también después, fuera del Imperio, los cristianos tuvieron que padecer el furor y el celo de los cultos paganos. Pero no se trataba simplemente de ese lógico resquemor. Durante muchos siglos se discutió cuál había de ser la relación entre los cristianos y la cultura pagana. Quienes querían romper todo vínculo con el mundo antiguo insistían en que los productos del paganismo conservaban «la marca de la casa», que hacía evocar un mundo que pretendía tener sentido al margen del Dios único, y que el arte pagano siempre solía estar mezclado con obscenidades y superstición. Para ellos, en la instrucción y en la vida cristiana, la cultura pagana no tenía ningún papel.

Por el contrario, la mayoría de los pensadores cristianos ha sostenido siempre que, exceptuando las obras que sean intrínsecamente inmorales o que no tengan calidad, las obras de la cultura pagana son buenas y útiles para la vida de los cristianos, y que no hay que desprenderse de ellas.

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Tontos (y tontas) de pata negra





por Arturo Pérez-Reverte



Tomado de XLSemanal





no comprende que tiene que haber tontos, como tiene quehaber de todo. Me refiero al tonto social, o sea. Al que normalmente llamamos tonto del haba. Al imbécil de andar por casa. De diario. Son criaturas de Dios, como dijo San Francisco del hermano lobo, si es que lo dijo, y tampoco es cosa de pasarlos por el lanzallamas. O de pasarlos sin más. Tienen tanto derecho a existir como cualquiera. Incluso un tonto evidente, lustroso, bien cebado, de esos que da gloria verlos, tipo cuñado Mariano, hace su papelito en determinados lugares. Decora el paisaje. Sobre todo si, como ocurre a menudo, no tiene conciencia de lo tonto que es. O de lo que puede ser si se lo propone, en plan película de superación deportiva americana, con el entrenamiento y el esfuerzo adecuado.

Y es que un tonto en condiciones, situado en el lugar idóneo, el trabajo, la vida cultural, la política, completa la vasta y asombrosa obra de la Naturaleza. La armonía del Universo. Enriquece la vida, para que me entiendan. Sirve como referencia. Como tontómetro del entorno y como brújula para los demás. Por eso siempre he sido partidario de tener un tonto a mano. No demasiado cerca, ojo. Un tonto es como las escopetas: lo carga el diablo. Pero tenidos a distancia y bajo control razonable, se aprende mucho observándolos. La pega principal es que el tonto tiene una asombrosa capacidad reproductora. Se multiplica como una coneja. Y al menor descuido, te rodea como al general Custer. Ciertos ambientes, sobre todo los políticamente correctos, le son en extremo favorables. Y si además se trata de un tonto de aquí, español, con todos los complejos, inculturas, envidias y estupidez congénita propios de esta nacionalidad esplendorosa y autosatisfecha de la que gozamos, para qué les voy a contar. Si España exportara tontos al extranjero –a veces lo hace, pero sin organización ni método– seríamos la primera potencia mundial. Los tontos españoles son tontos conspicuos, de pata negra. Matizo, a fin de no avivar talibanismos feminazis: los tontos y las tontas. Para qué voy a mentir: en el fondo me hace ilusión. Si el tonto español desapareciera como especie, la cosa sería tan lamentable como la desaparición del toro de lidia, o la del tertuliano radiofónico que con la misma soltura analiza un resultado electoral que la teoría de campos de fuerza de Maxwell. Una de nuestras señas de identidad nacional se iría a tomar por saco. Cuando los últimos vínculos trimilenarios que unen a nuestra ruin tropa se aflojen del todo, y castellanos, catalanes, vascos, andaluces, inmigrantes y demás vayamos cada uno a nuestro aire, como realmente nos pide el cuerpo, sólo habrá dos cosas que nos sigan manteniendo unidos: el fútbol y lo tontos del ciruelo que somos, o que podemos llegar a ser cuando la Historia, la sociedad, la tele, la moda de turno, nos dan la oportunidad. Que suelen dárnosla.

En tal sentido, me preocupaba que las universidades españolas quedaran al margen del asunto. Perdieran el tren, para entendernos. A fin de cuentas, en sitios así lo que menudea es la inteligencia, la cultura y cosas por el estilo, y a la idiotez se le supone sólo un carácter mínimo, testimonial. Pero la Universidad de Zaragoza acaba de tranquilizarme mucho. El que más y el que menos prevé el futuro siniestro que espera a los universitarios españoles, y sabe que cuanto tiene que ver con progreso, innovación, ampliación de titulaciones, investigación, calidad en la docencia y nuevas tecnologías recae exclusivamente sobre el esfuerzo individual y el sacrificio de un profesorado que cobra menos de 2.500 mortadelos al mes, y eso cuando tiene 20 años de antigüedad. Con este paisaje, la última iniciativa de la docta institución cesaraugustana, de cara al próximo curso, ha sido apadrinar una campaña que, bajo el título Nombrar en femenino es posible. ¡Inténtalo!, y con los nombres y símbolos bien a la vista de la Universidad –cátedra sobre Igualdad de Género, nada menos– y del Gobierno de Aragón, que supongo soltaron la viruta apropiada, reparte a troche y moche folletos de cuatro páginas a color, para que los jóvenes universitarios zaragozanos dejen de invisibilizar a las mujeres mediante deliciosas construcciones en la línea del tópico habitual: el ser humano en vez del hombre, el alumnado sin empleo en vez de los estudiantes desempleados, profesionales en régimen laboral autónomo en vez de trabajadores autónomos, y otros brillantes hallazgos al uso. Con la siguiente –y confusa– afirmación final, que transcribo literalmente en toda su espléndida y analfabeta incongruencia gramatical: «Seguro que, con la práctica, prestas más atención al lenguaje y usas términos para que todos y todas seamos visibles en el discurso».

Por eso digo que estoy tranquilo con lo de las esencias. No hay como la estupidez institucional, con cátedra incluida, para asegurar el futuro. Y el nuestro está garantizado. Tenemos tontos y tontas para rato y para rata.

27 de Agosto, Festividad de San José de Calasanz





a villa aragonesa de Peralta de la Sal fue la patria del Santo de los niños. La fecha natalicia que armoniza la más antigua versión con todos los datos del Epistolario Calasancio es la de 31 de julio de 1558, en los albores del reinado de Felipe II.

Cinco hermanas y dos hermanos eran los vástagos del matrimonio Calasanz-Gastón, formado en la herrería peralteña por don Pedro, baile de la villa, segundón de familia infanzona venida a menos, y doña María, madre ejemplar que educó cristianamente a todos sus hijos, muy en especial a José, su benjamín, al que inculcó una tierna devoción a la Virgen y un agresivo odio al pecado. El maestro de la escuela rural, para descansar de la monotonía del deletreo, tomaba al pequeño, subíale sobre su cátedra y hacíale recitar ante sus condiscípulos los milagros de Nuestra Señora, tal como se los enseñaba en casa su madre. De mayor interés psicológico había sido aún antes, cuando apenas frisaba en los cinco años, el rasgo de su primera escapada por los olivares del contorno, cuchillo, en mano, para matar al demonio, que las pláticas maternales le pintaban cómo a su más encarnizado enemigo.

A los diez años pasa a Estadilla a cursar latines, y jamás empieza las clases sin haber hecho antes su oración en la iglesia, a despecho de las burlas de sus compañeros, que acaban por admirarle, llamándole "el Santet" en su ribagorzano-catalán.
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26 de Agosto, Conmemoración de San Ceferino, Papa y Mártir




an Ceferino es uno de los Papas que han tenido un pontificado más largo: Según Eusebio de Cesarea, él fue Papa del 202 al 218-219, y según el Catálogo liberiano del 198 al 217. A estos muchos años de pontificado debemos lo poco que se sabe con seguridad de San Ceferino, y es un detalle muy importante, porque los tiempos en los cuales ejerció su pontificado no eran ciertamente tiempos muy tranquilos. En efecto, durante su pontificado estalló la persecución de Settimio Severo.

Este, que había llegado a ser emperador en el 193, durante los primeros años, aun sin abolir el régimen perseguidor, no pidió su aplicación, y así la comunidad cristiana gozó de algunos años de paz. Inclusive según el testimonio de Tertuliano, el mismo Settimio Severo, disolvió una manifestación popular contra los cristianos. Pero el mismo Tertuliano con su desdén polémico sostiene que particularmente en Africa no se practicaba la misma tolerancia. Y en todo caso, esa tolerancia terminó en todo el imperio hacia el 200-202, y fue un explícito edicto de Settimio Severo el que prohibió "bajo pena grave, cualquier propaganda judía, y tomó la misma decisión respecto de los cristianos", como afirma la Historia Augusta.

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25 de agosto de 2009

Despedida del Coronel Juan Francisco Guevara



por el Dr. Antonio Caponetto






uvo el Coronel en vida ,durante tres ocasiones,la generosa deferencia de pedirme que despidiera sus restos. Y aunque supe recusar el convite arguyendo –amén de mi escaso mérito- que ninguna prisa teníamos en cumplir el mandato, él insistía con su habitual señorío y su impaciencia de eternidad.

Es que para los hombres singulares, para los hidalgos de la estirpe del Coronel Guevara, la muerte es un acto de servicio,tan previsto como un cambio de guardia en la batalla, tan natural como un ocaso pueblerino.

Para estos hombres esenciales que no fingen apariencias, que han alcanzado la mirada sobrenatural de todo cuanto acontece, llega la muerte como una hermana silente e irremisible.

Y ante ella son capaces de plantarse con humilde altivez para decirle,como en las Coplas de Manrique

“…Y consiento en mi morir
con voluntad placentera
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera
es locura”

Al fin le llegó la muerte al Coronel Guevara, entre dos festividades hechas para su estatura: la fiesta de San Pío X, y la celebración de María Reina.

La fiesta del Papa San Pío X, que combatió la herejía modernista, haciendo suyo el más viril de los lemas paulinos: Omnia instaurare in Christo.

¿Cómo podía faltar el cobijo del Pontífice de la Pascendi, en la despedida terrena de quien consagró su vida a este imperativo irrenunciable de la Ciudad Católica?

Y la celebración de María Reina. Porque ubi Rex, Regina, según dijera Pío XII cuando proclamó formalmente la reyecía de la Madre del Señor, en 1954.

Volvemos a preguntarnos: ¿Cómo podía faltar el trono de María, en el adiós de quien fuera, con voluntad acrisolada, su vasallo leal y corajudo?

Vestida de sol y coronada de estrellas, María Reina quiso hacerse patente.

Así la veneró el Coronel en sus diarias letanías: Reina de los Patriarcas, de los Profetas, de los Mártires, de los Confesores, de los Angeles,de la Paz.

Reina de la Argentina y de Hispanoamérica. Desde el Santuario de Guadalupe hasta ese recodo soberano de Malvinas, donde manos guerreras dejaron un rosario enterrado, para rezarlo invicto el día del regreso inaplazable.

Nuestro amigo sabía que la Virgen anda alistando cruzados para el Combate Postrimero, y acudió a su llamado.

Se le aplican, pues, los versos de Agustín de Foxá:

“Para la muerte, hermano, te vestirás de fiesta,
haciendo honor al limpio linaje de tu casta”.

Así pude verlo ayer, por última vez, cuando caía a pleno el sol sobre su casa de Bellavista.

Vestido para la grande y duradera fiesta del cielo. Amortajado para ese gozo al que cantó el Salmista, reservado a las almas que ingresan triunfales a la alegría del Padre.

Su sotana de novicio, la bandera nacional nimbada con su sol guerrero, sobre el pendón su sable, veterano de tantas lides.

Sobre el hábito dos condecoraciones castrenses, y entre sus manos definitivamente canceladas, una antigua cruz recibida en familiar herencia.

Ei ideal bernardiano y falangista, asumido desde siempre por el Nacionalismo Católico Argentino: mitad monje, mitad soldado.

La espada del espíritu, y el acero firmísimo desenvainado con honor.

En el austero lecho parecía leerse el Evangelio de San Lucas: “Señor, aquí hay dos espadas”.

El doble gladio revestía mansamente su cadáver, que ya no era un difunto sino una heráldica de la patria antigua.Cruz y Fierro, la tradición cristiana, diría el Padre Castellani.

Por eso ante sus restos escuché a sus hijos y parientes cantar el Christus Vincit, pero también dar vivas sostenidas a la patria.

Y por eso, queridos amigos, tras la semblanza religiosa que es lo primero en el orden de las jerarquías, no ha de cerrarse esta tumba sin que yo agregue algo a mi testimonio público.

Y ese algo que no debo callar es la fisonomía político-militar del Coronel Guevara.

Tito -para llamarlo al fin como todos universalmente lo llamábamos- fue un arquetipo de soldado.

De aquellos forjados a la antigua usanza, criados en la emulación de las gestas de nuestros grandes caudillos.

Soldado con estilo y porte, con palabra firme y conducta veraz.
Soldado de ese último pelotón spengleriano, que no vacila en custodiar el Bien Común, aún a riesgo de caer en la demanda.
Soldado de prosapia hispanocatólica, y por eso mismo eminentemente volcada al amor de nuestras genuinas raíces.

Arquetipo de soldado.
Tan lejos de los que abundan hoy, sirvientes de forajidos, cómplices de terroristas,custodios viles de quienes ayer mataron a sus camaradas, y ahora tienen prisioneros, para vergüenza de la nación toda, a quienes supieron combatir al enemigo marxista.

Era natural entonces que en las horas tenebrosas de la historia –cuando la ruindad de los demagogos, de la que no termina el país de librarse- ultrajaba a la Fe, profanabalos templos y vejaba con su incurable ignominia a la Nación Real, el Coronel Guevara eligiera estar en el costado limpio de la batalla.

No era el costado liberal, masónico y democratista que después se impondría para continuar nuestro sometimiento y espanto.

Era el flanco del Cristo Vence, del Dios es Justo, de la restauración cristiana de esta tierra. Eran las filas del General Eduardo Lonardi.

Precisamente a la muerte de Lonardi, Augusto Falciola, desde las páginas de Presencia, le escribía estas estrofas que hoy se le aplican a quien amigo tan leal supo serle en la contienda:

“…Como vuelve el recuerdo de septiembre,
Buenos Aires lujosa de glicinas…
Las horas mancilladas, los oscuros designios
y el indecible oprobio de esos días…

Por los flecos del aire conmovido
Mi desconsuelo anda buscando
tu espada transparente…

El aire lento. Lento y minucioso.
Y tú, mi General, y las glicinas”

He aquí la imagen del Coronel Guevara: una espada transparente.

Capaz de partir el aire para rescatar la flor intacta de una patria cautiva.
Una espada con el filo templado en la pasión nacional.

Deben sentirse orgullosos quienes fueron y son sus familiares. Debemos sentirnos comprometidos quienes hemos tenido el honor de estar entre sus amigos.

Descanse Coronel.

Entre rezos y arpegios, que Nuestra Generala custodia su reposo.

Descanse para siempre, después de tantas luchas, después de tantos sueños, y de tantas vigilias transidas de esperanza.

Descanse Coronel.
La Argentina y su sombra, como Usted la llamara, conserva todavía destellos de la luz fundacional, de la diafanidad primera que no sabe rendirse.

Descanse Coronel, con la certeza aquella de la limpia marcha:

Y SI LA MUERTE QUIEBRA TU VIDA
AL FRIO DE UNA MADRUGADA,
PERDURARÁ TU NOMBRE
ENTRE LOS HÉROES DE LA PATRIA AMADA.

Y CUANDO EL PASO FIRME
DE LA ARGENTINA ALTIVA DE MAÑANA
TRAIGA EL ECO SERENO
DE LA PAZ CON TU SANGRE CONQUISTADA
CANTARÁS CON NOSOTROS CAMARADA
DE GUARDIA ALLA EN LA GLORIA PEREGRINA
POR ESTA TIERRA DE DIOS TUVIERA
MIL VECES UNA MUERTE ARGENTINA

Coronel, Usted ha tenido una muerte argentina.

El ejemplo de sus actos no se entierra este domingo, en este tiempo de separarse del que habla el Eclesiastés.

Quede para nosotros la vida hecha milicia, patriotismo de la tierra y patriotismo del Cielo.

Para Usted la guardia enhiesta en la gloria peregrina.
Para nosotros la fatiga diaria en el puesto más duro.

Coronel Juan Francisco Guevara:¡Presente!

Antonio Caponnetto
23-Agosto-2009