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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

17 de mayo de 2008

Medjugorje: "Las visiones no son verdaderas"


Encontré, visitando el sitio norteamericano Unam Sanctam Catholicam, una entrevista de Monseñor Ratko Peric (en la foto), Obispo de Mostar, Herzegovina, dentro de cuya diócesis está Medjugorje, concedida a Michael Davies, en febrero de 2004, sobre el estado actual de la cuestión sobre las apariciones.
Para mi sorpresa, tras 26 años de peregrinaciones desde todo el mundo a ese apartado rincón de los Balcanes, el Obispo niega categóricamente que las visiones, apariciones y mensajes sean verdaderos.

"La Iglesia, desde el nivel local hasta el nivel supremo, desde el principio hasta el día de hoy, con claridad ha repetido constantemente: ¡Non constat de supernaturalitate! [No hay pruebas de actividad sobrenatural ]. ¡ No a las peregrinaciones que atribuyen un carácter sobrenatural a las apariciones, no es santuario de la Virgen, no son auténticos los mensajes ni las revelaciones, las visiones no son verdaderas! Este es el estado de cosas hoy en día."

Lea la entrevista entera aquí

Kirchner: Serás lo que has sido (6 a9)











17 de mayo, Festividad de San Pascual Bailón, Hermano Lego Franciscano, Confesor



Hermano lego de los Frailes Menores Descalzos de San Francisco. Nació en Torrehermosa, no lejos de Calatayud; y murió en 1592 en Villarreal, a poca distancia de Castellón de la Plana. El Papa León XIII lo nombró Patrono de las asociaciones eucarísticas y posteriormente fue declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos Internacionales. —Fiesta: 17 de mayo. Misa propia.

Cada siervo de Dios tiene su virtud característica. La que más intensamente cultivó el Patrono de los Congresos Eucarísticos, glorioso San Pascual, fue el amor a la Santísima Eucaristía. Sus biógrafos afirman que antes de cumplir un año de edad saltaba de la cama y arrastrándose acudía delante del Santísimo Sacramento, donde permanecía largos ratos. «De rodillas y manos por tierra se iba medio arrastrando, y asistía a las Misas y Divinos Oficios».

A medida que crecía en edad, se acrecentaba todavía más el amor que sentía hacia el augusto Sacramento, y ello en tal forma, que cuando se veía imposibilitado de visitarlo en las iglesias, oraba fervientemente en honor del Santísimo Misterio, elevando sus ojos al cielo; y —se dice— mereció que algunas veces se le apareciese en forma de viril o como estrella luminosa, satisfaciendo de esta manera las vehementes ansias eucarísticas de aquel corazón enamorado.

Su nombre era el de Pascual, por haber nacido en la vigilia de Pentecostés. Fue hijo de Martín Bailón, con cuyo patronímico se le conoce; y está bien lejos de ser llamado por este nombre, como algunos, sin ningún fundamento, afirman, por haber bailado ante el Sagrario.

Muy niño aún, por carecer sus padres de fortuna, Pascual se vio obligado a vigilar el ganado, y durante las largas horas de pastoreo aprendía él mismo a leer y escribir. Su oficio de pastorcillo no impidió jamás su trato con Jesús Sacramentado, y para avivar en su pecho el amor eucarístico que le consumía, era suficiente la vista de una iglesia, la silueta de un campanario o el tañido de una campana; al punto reconcentraba sus potencias, enviando sus mensajes al Santísimo, valiéndose de ardientes y encendidas jaculatorias.

A los veinticuatro años de edad pudo ingresar en el convento de los Frailes Menores de Albatera, y luego prestó sus servicios en Valencia, Elche, Játiva, Villena, Almansa y Jerez.

Sus fervores eucarísticos se acrecentaron aún más con su ingreso en la Orden franciscana.

Durante el día, Pascual padecía horriblemente por no poder acudir, a causa de sus muchas ocupaciones de fraile lego, ante el divino Sacramento, como ardientemente deseaba; pero al llegar la noche, cuando todos sus hermanos descansaban, él pasaba largas horas de oración junto al Sagrario desahogando el ímpetu de sus afectos.

Con ocasión de un viaje a París, para llevar una carta del Provincial de Aragón al General de la Orden, sufrió muchas dificultades; incluso en el camino tuvo que vencer atropellos de todas clases; los muchachos le apedreaban o le tiraban inmundicias, e incluso los herejes hugonotes llegaron a insultarle y apalearle. Fray Pascual Bailón llegó al término de su viaje sin proferir la más mínima queja.

Nada le producía más gozo que ayudar la Santa Misa. La Misa fue su último pensamiento en este mundo. Y murió en el preciso momento de la consagración durante la Misa Mayor, el día de la Pascua de Pentecostés.

Su fama se extendió por todo el orbe católico, y no tardaron en verse claras las pruebas de su santidad.

La fragua del amor eucarístico que abrasaba constantemente el corazón del lego franciscano era tal que, aun después de muerto, estando su cuerpo insepulto, abrió los ojos por dos veces a la doble elevación de las Sagradas Especies.

Bendecido con el don de la ciencia infusa, cuentan sus biógrafos que estando en el convento de Valencia, en más de una oportunidad, a pesar de saber escasamente leer y escribir, los profesores de Teología propusieron al Santo cuestiones dificilísimas acerca del misterio de la Santísima Trinidad, y las resolvía con tal precisión y claridad que era la admiración de todos. Unos versos que le fueron dedicados expresan algo de su extraordinaria personalidad:

De ciencia infusa dotado,

siendo lego sois Doctor,

Profeta y Predicador,

Teólogo consumado...

Dios se complace en los humildes...

16 de mayo de 2008

Kirchner: Serás lo que has sido (5)

Evolucionismo (8)


En torno al concepto de Evolución

Excelente artículo del Prof. Dr. Juan Carlos Ossandón Valdés

Tomado de Stat Veritas y reproducido con permiso de su autor

En un artículo de divulgación, un científico norteamericano nos da lo que, podríamos llamar la versión popular de la evolución: "Consideramos actualmente la evolución como un proceso continuo. Los elementos evolucionan a partir del hidrógeno; aparecen moléculas inorgánicas y moléculas orgánicas. Estas últimas reaccionan entre sí para producir sistemas del tipo del ADN: sistemas del tipo de los virus evolucionan hacia formas celulares y evolucionan dando plantas y animales pluricelulares. Finalmente aparece el hombre" (G.W. Beadle, Saturday Review, 14 de noviembre de 1959, citado por Raymond J. Nogar, "La evolicción y la filosofía cristiana", Tr. 1. Antich, Herder, Barcelona 1967, pág. 243). Esta visión vulgar sostiene, además, que todo esto está científicamente demostrado, que es un hecho real y no una mera hipótesis, por lo que no cabe ya discusión sino a nivel de detalle referente a los mecanismos que impulsan el proceso, a las fechas en que aparecen animales y vegetales y otros detalles que pronto se dilucidarán. Pero los científicos parece que desean algo más. Teilhard de Chardin asegura: "La evolución, ¿es una teoría, un sistema o una hipótesis? Es mucho más que todo eso....

Leer el artículo entero

16 de mayo, Festividad de San Ubaldo, Obispo y Confesor



Confesor, Obispo de Gubbio, nacido de una familia noble en Gubbio, Umbría, Italia, hacia el comienzo del siglo XII; murió allí, Whitsuntide, en 1168. Mientras aún era muy joven, habiendo perdido a su padre, fue educado por el prior de la iglesia catedral de su ciudad nativa, donde fue canónigo regular. Deseando servir a Dios con más regularidad pasó al Monasterio de San Secondo, en la misma ciudad, donde permaneció por algunos años. Llamado por su obispo, regresó al monasterio de la catedral, donde fue nombrado prior. Habiendo escuchado que el Beato vienés, Pedro de Honestis algunos años antes había establecido una ferviente comunidad de canónigos regulares, a quienes les había dado especiales estatutos aprobados por Pascual II, Ubaldo fue allí, permaneciendo con sus hermanos canónigos por tres meses, para aprender los detalles y la práctica de sus reglas, anhelando introducirlas a sus propios canónigos de Gubbio. Esto hizo a su regreso. Sirviendo a Dios con gran método, pobreza (ya que todo su patrimonio de riquezas los había repartido entre los pobres y en la restauración de monasterios), humildad, mortificación, docilidad, y fervor, la fama de su santidad se esparció en todo el país y muchos obispados le fueron ofrecidos, pero no aceptó ninguno de ellos. Sin embargo, estando vacante la sede episcopal de Gubbio, fue enviado por el pueblo, con algunos clérigos, para pedir un nuevo obispo de Honorio II quien, habiéndolo consagrado, lo mandó de regreso a Gubbio. Para su pueblo se convirtió en modelo de todas las virtudes cristianas y un poderoso protector de todas sus necesidades tanto temporales como espirituales. Murió lleno de méritos, luego de una larga y dolorosa enfermedad de dos años. Numerosos milagros fueron obrados por él tanto en vida como después de su muerte. El Papa Celestino II lo canonizó en 1192 por petición del Obispo Bentivoglio. Su poder, como leemos en el Oficio de su fiesta, se manifiesta principalmente sobre los espíritus del mal, y los creyentes son instruidos para que recurran a él "contra omnes diabólicas nequitias".

La vida del santo fue escrita por el Beato Teobaldo, su sucesor inmediato en la sede episcopal, y de esta fuente se deriva toda la información proporcionada por sus numerosos biógrafos. El cuerpo del santo hombre, que primero había sido enterrado en la iglesia catedral por los Obispos de Perugia y Cagli, y para la época de su canonización fue encontrado flexible e incorrupto, y fue entonces ubicado en un pequeño oratorio en la parte superior de la montaña que se encuentra a un lado de la ciudad, donde en 1508, por deseo del Duque de Urbino, los canónigos regulares levantaron una hermosa iglesia, frecuentada hasta hoy por numerosos peregrinos, quienes vienen a visitar las reliquias de su protector celestial de cerca y de lejos. La devoción hacia el santo es muy popular a lo largo de Umbría, pero especialmente en Gubbio, donde en cada familia al menos un miembro es llamado Ubaldo. La fiesta de su santo patrón es celebrada por los habitantes de la región con gran solemnidad, habiendo allí procesiones civiles y religiosas que traen a la mente famosas festividades de la Edad Media en Italia.

A. ALLARIA
Transcrito por Carol Kerstner
Traducido por Armando Llaza Corrales

15 de mayo de 2008

Kirchner: Serás lo que has sido (4)

15 de mayo, festividad de San Juan Bautista de La Salle





Juan Bautista de La Salle nació en 1651 en Reims, Francia, en una rica familia. Fue educado como tal; desde pequeño tuvo la idea de ser sacerdote. Al principio su padre se opuso; pero, finalmente, le dejó y a los quince años se hizo canónigo de la catedral de Reims, viviendo tranquila y cómodamente.

A los diecinueve años se traslada a París para comenzar los estudios que le preparasen para ser sacerdote. En París conoce a los niños pobres abandonados en la calle y, junto con otros compañeros, comienza a educar a un grupo de ellos.

Pero a partir de 1672, tras la muerte de sus padres, tiene que encargarse de sus hermanos por ser el mayor, a la vez que continua sus estudios. El mucho tiempo que tiene que dedicar a estas dos cosas no le permite continuar la atención a los niños abandonados. Finalmente, en 1678, se ordena sacerdote y celebra su primera misa en Reims.

Y sigue con la responsabilidad de atender a sus hermanos y cumplir sus deberes como canónigo de la Catedral. También en Reims se encuentra con familias pobres y niños abandonados sin escuela; pero a pesar de que les ayuda con la limosna, no se acerca a ellos. Sin embargo, una idea ha comenzado a dar vueltas a su cabeza: Dios le llama simplemente para desarrollar su tarea como sacerdote o también para educar a los niños pobres y abandonados? La Salle piensa y reza mucho, intentando buscar su camino; pero no ve claro.

Estando visitando el convento de las Hermanas del Niño Jesús, aparece Adrián Nyel enviado por la señora Maillefer, pidiéndole ayuda para abrir una escuela destinada a los niños pobres y abandonados de Reims. En este encuentro con Nyel, Juan Bautista comienza a descubrir cuál es el camino que Dios le pide que siga. Ayudando a Nyel, La Salle tiene el primer contacto con la escuela.

Una vez que se hace cargo de la escuela, Juan Bautista busca maestros. Es muy difícil encontrarlos, porque nadie quiere enseñar a los niños pobres. Por fin halla algún mutilado de guerra y algunos jóvenes que estaban sin trabajo. Con la intención de estar más cerca de ellos y de enseñarles cómo tienen que dar clase, les lleva a vivir a su casa; pero toda su familia se pone en contra.

Ante esta situación, alquila una pequeña y sencilla casa y se va a vivir a ella con los maestros. Pasado algún tiempo, los maestros acusan a La Salle de que, a pesar de vivir con ellos, él sigue siendo rico y teniendo mucho dinero. Tras pensar y rezar mucho, La Salle se da cuenta de que los maestros tienen razón y toma una decisión muy valiente: repartir todo lo que tiene entre los pobres. De ese modo será uno como los demás. Y así es como comenzaron a educar a aquellos niños y jóvenes que mataban las horas en la calle.

Con todo, esta nueva aventura que ha comenzado La Salle va a durar poco. Los maestros se cansan de dar escuela y de vivir juntos aceptándose unos a otros, y le abandonan. A los treinta años Juan Bautista se queda totalmente solo, sin maestros, e incomprendido por su familia. Pero Dios no le abandona: empiezan a llegar jóvenes generosos y sinceros que quieren ser maestros. Con éstos comenzará La Salle a vivir y trabajar de un modo nuevo. En adelante vivirán juntos en serio y se comprometerán a ser seguidores de Jesús. Se llamarán Hermanos de las Escuelas Cristianas.

Y así, casi sin darse cuenta, La Salle va abriendo escuelas a lo largo y ancho de toda Francia, respondiendo a las llamadas de diferentes personas en distintos lugares. En unos sitios serán escuelas gratuitas para niños pobres; en otros, escuelas de oficios para que los jóvenes aprendan un trabajo y puedan encontrar empleo; en otros, escuelas de maestros para que, aquellos jóvenes que quieran serlo salgan bien preparados antes de dar clase; y hasta escuelas para delincuentes, ya que estando en la cárcel no hacían nada y, por lo menos, en la escuela aprendían algo.

Y también, casi sin darse cuenta, le fueron viniendo los problemas. Los maestros calígrafos, que enseñaban a escribir cobrando por ello, empiezan a quedarse sin alumnos porque los Hermanos no cobraban y enseñaban mejor. Comienzan a molestar a los Hermanos; entran en sus clases rompiendo y quemando mesas, bancos y todo lo demás y, finalmente, llevan a juicio a La Salle. A pesar de que Juan Bautista lo gana, los problemas no terminan: algunos de aquellos jóvenes generosos y sinceros, que se han hecho Hermanos y a los que La Salle quiere mucho, lo abandonan e incluso traicionan. Ante todo esto, Juan Bautista piensa que la culpa de todas las dificultades la tiene él y marcha a Parmenia para reflexionar y rezar.

Al cabo de un tiempo, los Hermanos le piden que vuelva para responsabilizarse de las escuelas. Juan Bautista obedece y vuelve, pero a medida que pasa el tiempo su salud empeora. Tras una recaída, La Salle muere un viernes santo, el día 7 de abril de 1719.

Juan Bautista de la Salle muere el 7 de abril de 1719 en Saint-Yon, Ruán.

Fue beatificado en 1888 y canonizado el 24 de mayo de 1900 por el Papa León XIII.
En 1937 sus reliquias fueron trasladadas a Roma. El 15 de mayo de 1950, el Papa Pío XII lo declaró Patrono Universal de todos los Educadores Cristianos.

14 de mayo de 2008

Kirchner: Serás lo que has sido (3)

14 de Mayo., Festividad de San Bonifacio, Mártir




P. Juan Croisset, S.J.

Hacia el fin del tercer siglo, en el imperio de Galerio Máximo, se admiró en la Iglesia una de aquellas extraordinarias conversiones que obra algunas veces la mano poderosa del Señor para animar la confianza de los pecadores, y para descubrir al mismo tiempo á los hombres los tesoros de su misericordia.
Había en Roma una dama joven, noble, rica y poderosa, llamada Aglae, hija de Acacio, que había sido procónsul y de familia senatorial, tan entregada al fausto y á la vanidad, que solía dar al pueblo juegos públicos, cuyos gastos costeaba ella misma. Era, a la verdad, cristiana, pero desacreditaba el nombre y la profesión con su desarreglada vida. Ocupada toda del espíritu del
mundo, se entregaba totalmente á las diversiones hasta tocar la raya de la disolución, con grande escándalo de todos los fieles.
Tenía comercio ilícito con su mismo mayordomo, joven de bella disposición, pero dado al vino y á todos los demás desórdenes.
Llamábase Bonifació, y, aunque era también cristiano, lo era sólo de nombre, deshonrando la profesión, igualmente que su ama, por la disolución de sus costumbres. En medio de estos defectos se notaban en él buenas prendas: compasión de los miserables, caridad con los pobres y hospitalidad con los extranjeros.
Hacía mucho tiempo que traía una vida muy desordenada, cuando el Dios de las misericordias mudó su corazón con la conversión de la misma que le había pervertido. Movida Aglae de una poderosa gracia interior, abrió los ojos para conocer sus desórdenes, y, espantada con la vista del número y de la gravedad de sus pecados, despedazado el corazón de dolor, resolvió aplacar la ira de Dios con sus limosnas y con una pronta penitencia.
A la conversión de Aglae se siguió inmediatamente la de Bonifacio, y ambos repararon con ventajas el escándalo que habían dado á los fieles con la mudanza de su vida y con sus grandes ejemplos. Comenzó Aglae haciendo á Dios un generoso sacrificio de todas sus galas y sus joyas, prohibióse todo género de diversiones y se retiró para siempre de todas las concurrencias mundanas. A las antiguas diversiones ilícitas sucedió el ayuno, la oración, el cilicio y otras muchas penitencias; y, procurando rescatar sus pecados con sus limosnas, se sepultó en un profundo retiro, determinada á pasar lo restante de su vida entre gemidos y llantos. Por su parte, Bonifacio no omitía medio alguno para ser fiel á la gracia, dando cada día nuevas pruebas de la sinceridad
de su conversión.
Noticiosa Aglae de que el emperador Galerio Máximo continuaba en el Oriente la persecución contra los cristianos, que había cesado en Roma después de algunos años, y que cada día sellaba la fe con su sangre algún generoso confesor de Jesucristo, llamó á Bonifacio y le dijo con lágrimas en los ojos: Bien sabes la necesidad que tú y yo tenemos de solicitar la protección de los santos mártires, tan poderosa con el Señor. He oído decir que todos los que sirven á los santos que combaten por Jesucristo merecen que los mismos santos intercedan por ellos en el Tribunal del Supremo Juez; la persecución es cada día más, furiosa en el Oriente; todos los días se hacen nuevos mártires; ve, pues, y tráeme algunas reliquias; haz cuanto puedas para conducirme el cuerpo de algún mártir, que yo le recibiré con veneración y fabricaré en su honor un oratorio.
Muy gustoso Bonifacio con semejante comisión, dispuso un magnífico tren para partir á desempeñarla: tomó una gran cantidad de dinero, así para comprar los cuerpos de los mártires como para socorrer á los siervos de Dios que estaban en las cárceles, y para hacer cuantiosas limosnas á los pobres. Prevenidos, pues, doce caballos, tres literas y diversos aromas para embalsamar los santos cuerpos, partió para Cilicia. Al despedirse de su ama, la dijo como por chanza: Señora, vos me enviáis á que os traiga el cuerpo de algún mártir; si Dios me hiciera la gracia de que diese mi vida por la fe, y os trajeran mi cuerpo, ¿le tendríais por reliquia?—Bonifacio, le respondió Aglae, la corona del martirio no se hizo para tan grandes pecadores; procura no desmerecer traerme el santo depósito que te encargo, y hacerte digno de la protección del santo cuyas reliquias me condujeres.
Hicieron estas palabras grande impresión en nuestro Santo. Prohibióse la carne y el vino por todo el tiempo del viaje, y, juntando á esta abstinencia la continua oración que hacía á Dios y las dolorosas lágrimas de contrición que derramaba, se iba disponiendo para la corona del martirio.
Luego que llegó á Tarso de Cilicia, despachó al mesón el equipaje y los criados, y él se fue en busca de algunos cristianos de la ciudad para saber lo que en ella pasaba. Muy presto le informaron sus mismos ojos; porque, habiendo llegado á una gran plaza, vio en ella atormentar á los santos mártires, que eran en número de veinte. Unos estaban colgados cabeza abajo, inmediatos á una hoguera encendida; otros extendidos en cuatro palos, y horriblemente despedazados; éstos descuartizados; aquéllos enclavados, aserrados, empalados, azotados, casi expirando á la violencia de los golpes, y tan cruelmente atormentados, que causaban horror á los circunstantes, aunque por la mayor parte eran paganos.
Encendido Bonifacio, á vista de este espectáculo, en un nuevo deseo del martirio, y animado de mayor aliento, lleno de confianza en la misericordia de aquel Señor que le daba tanto espíritu, rompe por la muchedumbre, se acerca á los santos mártires, les abraza, besa tiernamente sus heridas, y grita con esfuerzo fervoroso: Grande es el Dios de los cristianos; poderoso es el Dios á
quien adoran estos santos mártires, y por cuya gloria tienen la dicha de derramar su sangre. Siervos de Dios, héroes cristianos, yo os suplico que roguéis á Jesucristo por mí, y me consigáis la gracia, aunque soy tan grande pecador, de que tenga parte en vuestros combates y en nuestro triunfo. Arrojándose después á los pies de los generosos confesores, besaba sus cadenas y, levantando la voz, los decía: Buen ánimo, mártires de Jesucristo; combatid por Aquel que combate con vosotros; confundid á todo el Infierno con vuestra fe y con vuestra constancia;
pocos momentos os restan que padecer, el combate es corto, el premio es inmenso, es eterno.
El gobernador Simplicio, que estaba presente, habiendo advertido lo que pasaba, dio orden para que le trajesen á su tribunal, y le preguntó quién era y qué quería decir aquella especie de entusiasmo. «Yo soy cristiano, respondió Bonifacio con tono intrépido y firme, y tengo envidia á los bienaventurados mártires que logran la fortuna de derramar su sangre por un Dios que, hecho hombre para redimirnos, dio primero su sangre y su vida por nosotros». Admirado el gobernador de aquella intrepidez, le preguntó: «¿Cómo te llamas?—Ya te lo he dicho, respondió el Santo: llámome cristiano; pero, si quieres saber mi nombre vulgar, me llamo Bonifacio.—Muy osado eres, replicó el gobernador, pues me vienes á insultar al pie de mi tribunal y á vista de los
suplicios. Ahí tienes un altar, para que aquellos de tu religión que quisieren librarse de ellos sacrifiquen á los dioses. Sacrifica tú al instante al gran Júpiter; porque, si no, voy á dar orden para que seas atormentado de mil maneras.—Puedes hacer de mí lo que quisieres, respondió el Santo, pues ya te he dicho repetidas veces que soy cristiano y no tengo de ofrecer sacrificio á los
infames demonios».—Irritado furiosamente el gobernador con esta respuesta, le mandó apalear hasta que moliesen sus huesos; y, haciendo aguzar unas pequeñas estacas, ordenó que se las hincasen entre las uñas. Era el dolor vivo y agudo, pero el Santo le toleró con un semblante risueño. Juzgando Simplicio que le insultaba con aquella alegre serenidad, dio orden para que le echasen en la boca plomo derretido. Persuadido Bonifacio á que este tormento le quitaría el uso de la lengua, quiso prevenirle para consagrar á Dios el último ejercicio de ella y, levantando los ojos al Cielo, hizo esta devota oración: Yo te doy gracias, Señor mío Jesucristo, porque te dignaste aceptar el sacrificio que te le hice de mi vida: ven, Señor, en socorro de tu siervo, perdónale todas sus maldades; sean purgadas con su sangre, y sírvame la muerte en lugar de penitencia. Fortifícame con tu gracia, y no permitas que me venzan los tormentos. Acabada ésta oración, se volvió á los otros mártires, y con voz alta les dijo: Yo os suplico, siervos de Jesucristo, que roguéis a Dios por mí. Todos los santos mártires se encomendaron también en sus oraciones. Enternecióse el pueblo á vista de este espectáculo, y Bonifacio comenzó á clamar á voz en grito: ¡Oh qué grande es el Dios de los cristianos/ No hay otro Dios, el Dios de los mártires es el único Dios verdadero Jesucristo, Hijo de Dios, salvadnos; todos creemos en Vos; tened misericordia de nosotros. A este tiempo el pueblo echó por tierra el altar, y comenzó a arrojar piedras contra el gobernador, que se vió precisado á retirarse y a esconderse hasta que se apaciguase la sedición.
El Santo fue conducido á la cárcel, y el día siguiente, hallándole el juez tan firme y tan intrépido como el antecedente, mandó que le echasen en una caldera de pez y aceite hirviendo. Hizo el santo mártir la señal de la cruz sobre ella, y, reventando la caldera por todas partes, salieron torrentes de pez derretida que abrasaba á los circunstantes. Espantado el gobernador del poder
de Jesucristo, mandó que le cortasen la cabeza. Así purgó Bonifacio las culpas de su vida pasada,
derramando su sangre por Jesucristo. A su muerte, que sucedió el día 14 de Mayo, se siguió inmediatamente un gran temblor de tierra que atemorizó á los gentiles, y muchos se convirtieron.
En este tiempo, los compañeros y criados de Bonifacio, ignorantes de lo que había pasado, inquietos y cuidadosos viendo que después de dos días no había aparecido en la posada, le andaban buscando por todas partes, y aun algunos se adelantaron á juzgar que estaría sin duda en alguna casa de juego, ó quizá en otra peor.
Como andaban preguntando por un extranjero recién venido de Roma, de mediano talle, robusto, de pelo rubio y rizado, con una capa roja, encontraron con el hermano del carcelero, que por las señas les dijo era sin duda uno que habían preso por cristiano, y dos días antes le habían cortado la cabeza. — ¿No nos harás gusto de enseñarnos el cuerpo?, le dijeron ellos. — Y él respondió: No tenéis más que seguirme, pues en el arenal le hallaremos.
Apenas le reconocieron, cuando, llenos de admiración, de gozo y de arrepentimiento de los malos
juicios que habían hecho, se arrojaron á sus pies, deshaciéndose en lágrimas. Entonces la cabeza del santo mártir, con un prodigio verdaderamente extraordinario, abrió los ojos, mirándolos á todos con una halagüeña sonrisa, y los llenó de compunción y de consuelo. Después de haber cumplido con su devoción, pidieron al oficial que los dejase llevar el santo cuerpo, y lo consiguieron mediante quinientos escudos de oro que le dieron por él.
Embalsamáronle y envolviéronle en ricas y preciosas telas, y, metiéndole en una litera, tomaron la vuelta de Roma, no cesando de alabar á Dios por el dichoso fin del santo mártir.
A este tiempo, hallándose Aglae en oración, oyó una voz del Cielo que le dijo: «El que antes era criado tuyo, ya es hermano nuestro; recíbele como á tu señor, y colócale dignamente, porque singularmente á su intercesión deberás que Dios te perdone tus pecado». Levantóse prontamente, y, saltando su corazón de alegría, rindió mil gracias á Dios por la misericordia que había hecho con su siervo. Rogó á algunos clérigos que la acompañasen, y salió á recibir las santas reliquias, cantando devotas oraciones por el camino, todos con velas en las manos y
con prevención de aromas. Apenas habían andado un cuarto de legua, cuando llegó el cuerpo del santo mártir.
No se puede explicar la veneración y las lágrimas de gozo con que fue recibido. Enterráronle en un terreno que era posesión de Aglae, y allí mismo hizo ésta levantar un magnífico sepulcro, y algunos años después mandó fabricar un oratorio. Renunció enteramente al mundo, repartió sus bienes entre los pobres, dio libertad a sus esclavos y, no teniendo consigo más que algunas doncellas que la servían, dispuso que la hiciesen una ermita junto á la capilla del santo mártir, donde vivió todavía trece años entregada á los más ejemplares ejercicios de la devoción, y murió santamente, declarando el Señor la santidad de su sierva con muchos milagros.

13 de mayo de 2008

Kirchner: Serás lo que has sido (2)

13 de Mayo, Nuestra Señora de Fátima

Fátima, Nuestra Señora de





En 1917, tres pastorcitos, después de haber sido preparados por el ángel de Portugal, reciben la visita de la Madre del Cielo, María Santísima, quien se da a conocer como La Virgen del Rosario y les muestra su Inmaculado Corazón.



Cronología de Fátima.

13 de mayo, de 1917: Primera aparición de la Virgen a los tres pastorcitos en Fátima.

13 de octubre, de 1917: Última aparición de la Virgen a los tres pastorcitos y milagro del sol.

28 de abril de 1919: Se inicia la construcción de la Capillita de las Apariciones.

13 de octubre de 1921: Se permite por primera vez celebrar la Santa Misa.

13 de octubre de 1930: El obispo de Leira declara dignas de fe las apariciones y autoriza el culto de Nuestra Señora de Fátima

13 de mayo de 1931: Primera consagración de Portugal al Inmaculado Corazón de María, hecha por el Episcopado Portugués, siguiendo el mensaje de Fátima.

31 de octubre de 1942: Pío XII, hablando en portugués por la radio, consagra el mundo al Inmaculado Corazón de María, haciendo mención velada de Rusia, según pedido por Nuestra Señora.

13 de mayo de 1946: La estatua de Nuestra Señora de Fátima ubicada en la capillita es coronada por el Cardenal Marsella, Legado Pontificio. La corona fue ofrecida por las mujeres portuguesas en agradecimiento por haber librado a Portugal de la Segunda Guerra Mundial.

13 de mayo de 1967: El Santo Padre Pablo VI viaja a Fátima en el cincuentenario de la primera aparición para pedir la paz del mundo y la unidad de la Iglesia.

12-13 de mayo de 1982: El Santo Padre Juan Pablo II viaja a Fátima como peregrino para agradecer el haber salido bien del brutal atentado sufrido exactamente un año antes en la plaza de San Pedro y de rodillas consagra la Iglesia, los hombres y los pueblos, al Inmaculado Corazón de María, haciendo veladamente mención de Rusia.

25 de marzo 1984: En la Plaza de San Pedro, delante de la Imagen de la Virgen, Juan Pablo II consagra una vez más, el mundo al Inmaculado Corazón de María, en unión con todos los obispos del mundo que previamente habían sido notificados para que se uniesen con Su Santidad en esta consagración. Mas tarde Lucía confirma que esta consagración satisface la petición hecha por la Virgen.

12 al 13 de mayo de 1991: El Santo Padre Juan Pablo II vuelve a Fátima por segunda vez como peregrino, en el 10mo aniversario de su atentado.

13 de mayo de 2000: El Santo Padre Juan Pablo II, en su tercera visita a Fátima y ante mas de 1 millón de peregrinos (entre ellos nosotros), beatifica a Francisco y Jacinta y revela la tercera parte del "secreto de Fátima". Un momento histórico de gran trascendencia. El Papa confirma una vez mas la importancia de los mensajes y de la santidad heroica de los niños videntes. Los presenta como importantísimo ejemplo oración, amor y penitencia. Reconoce la trascendencia los mensajes que la Virgen les comunicó.

13 de febrero de 2005, muere Sor Lucía, en la Cova de Iría (Portugal), a los 97 años, en el convento de Coimbra en Portugal.


Anualmente el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima es visitado por cuatro millones de peregrinos.


Resumen de los mensajes y oraciones recibidos en Fátima.

Oración de la Decena del Rosario.
Oh buen Jesús, perdona nuestros pecados. Líbranos del fuego del infierno. Conduce a todas las almas al Cielo, especialmente las mas necesitadas.

Oración del Perdón.
¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman.

Oración del Ángel (se aconseja como novena).

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por las ofensas, sacrilegios e indiferencias con los que El es ofendido.

Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.

Oración Eucarística.
Santísima Trinidad, te adoro, Dios mío, te amo en el Santísimo Sacramento.

Oración del Sacrificio (Rezar al ofrecer un sacrificio.)
Oh Jesús mío, es por tu amor, en reparación de las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María y por la conversión de los pecadores.


Mensajes de nuestra Señora de Fátima.

"Orad, orad mucho y haced sacrificios por los pecadores. Son muchas almas que van al infierno porque no hay quien se sacrifique y ruegue por ellas."
(19 de agosto de 1917)

"Es necesario que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados... ¡No ofendan más a Nuestro Señor, que está ya muy ofendido!"
(13 de octubre de 1917)

Para salvar a los pecadores, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón"
(13 de julio de 1917)

"A quien abrazare la devoción a mi Inmaculado Corazón, prometo la salvación"
(13 de junio de 1917)

"Vendré a pedir la consagración del mundo a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes"
(13 de junio de 1917)


Relato de las apariciones según Sor Lucía, la mayor de los videntes.



Primera aparición del Ángel: Fue en la primavera de 1916 que se apareció el ángel por primera vez en la cueva "Loca de Cabeco".

Subimos con el ganado al cerro arriba en busca de abrigo, y después de haber tomado nuestro bocadillo y dicho nuestras oraciones, vimos a cierta distancia, sobre la cúspide de los árboles, dirigiéndose hacia el saliente, una luz mas blanca que la nieve, distinguiéndose la forma de un joven trasparente y mas brillante que el cristal traspasado por los rayos del sol. Al acercarse mas pudimos discernir y distinguir los rasgos. Estábamos sorprendidos y asombrados:

Al llegar junto a nosotros dijo: "No temáis. Soy el Ángel de la Paz. ¡Orad conmigo!"

Y arrodillado en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Le imitamos llevados por un movimiento sobrenatural y repetimos las palabras que oímos decir:

-"Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".

Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: -"Orad así. Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras suplicas"

Y desapareció... Tan intima e intensa era la conciencia de la presencia de Dios, que ni siquiera intentamos hablar el uno con el otro, permanecimos en la posición en que el Ángel nos había dejado y repitiendo siempre la misma oración.

No decíamos nada de esta aparición, ni recomendamos tampoco el uno al otro guardar el secreto. La misma aparición parecía imponernos silencio.

Segunda aparición del Ángel: Ocurrió a mediados del verano, cuando llevábamos los rebaños a casa hacia mediodía para regresar por la tarde. Estábamos a la sombra de los árboles que rodeaban el pozo de la quinta Arneiro. De pronto vimos al mismo Ángel junto a nosotros:

"¿Qué estáis haciendo? ¡Rezad! ¡Rezad mucho! Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!"

-¿Cómo hemos de sacrificarnos?, pregunté.

-"De todo lo que pudierais ofreced un sacrificio como acto de reparación por los pecados cuales El es ofendido, y de suplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra patria la paz.

Yo soy el Ángel de su guardia, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe"

Estas palabras hicieron una profunda impresión en nuestros espíritus como una luz que nos hacía comprender quien es Dios, como nos ama y desea ser amado, el valor del sacrificio, cuanto le agrada y como concede en atención a esto la gracia de conversión a los pecadores.

Por esta razón, desde ese momento, comenzamos a ofrecer al Señor cuanto nos mortificaba, repitiendo siempre la oración que el Ángel nos enseñó.

Tercera aparición del Ángel: Fue en octubre o a fines de septiembre, pasamos un día desde Pregueira a la cueva Loca de Cabeco, caminando alrededor del cerro al lado que mira a Aljustrel y Casa Velha. Allí decíamos nuestro rosario y la oración que el Ángel nos enseño en la primera aparición.

Estando allí apareció por tercera vez, teniendo en sus manos un Cáliz, sobre el cual estaba suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre al Cáliz. Dejando el Cáliz y la Hostia suspensos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces esta oración:

"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado Corazón y del Corazón Inmaculado de María te pido la conversión de los pobres pecadores."

Después levantándose tomó de nuevo en la mano el Cáliz y la Hostia. Me dio la Hostia a mi y el contenido del Cáliz lo dio a beber a Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo:

-"Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios."

De nuevo se postró en tierra y repitió con nosotros hasta por tres veces la misma oración: Santísima Trinidad... y desapareció.

Durante los días siguientes nuestras acciones estaban impulsadas por este poder sobrenatural. Por dentro sentimos una gran paz y alegría que dejaban al alma completamente sumergida en Dios. También era grande el agotamiento físico que nos sobrevino.

No se por qué las apariciones de Nuestra Señora producían efectos bien diferentes. La misma alegría íntima, la misma paz y felicidad, pero en vez de ese abatimiento físico, mas bien una cierta agilidad expansiva; en vez de ese aniquilamiento en la divina presencia, un exultar de alegría; en vez de esa dificultad en hablar, un cierto entusiasmo comunicativo.


Las Apariciones de Nuestra Señora.

Primera Aparición de la Virgen: Domingo 13 de mayo, de 1917.

Estaba jugando con Jacinta y Francisco en lo alto, junto a Cova de Iría, haciendo una pared de piedras alrededor de una mata de retamas, de repente vimos una luz como de un relámpago.

-Está relampagueando- dije. Puede venir una tormenta. Es mejor que nos vayamos a casa.

-¡Oh si esta bien! contestaron mis primos. Comenzamos a bajar el cerro llevando las ovejas hacia el camino. Cuando íbamos por mitad de la pendiente, cerca de una encina, que aun existe, vimos otro relámpago, y habiendo dado algunos pasos mas vimos sobre la encina una Señora vestida de blanco, mas brillante que el sol, esparciendo luz mas clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos mas ardientes del sol. Estábamos tan cerca que quedamos dentro de la luz que Ella irradiaba. Entonces la Señora nos dijo:

-"No tengáis miedo. No os hago daño."
-Yo le pregunte: ¿De dónde es usted?
-"Soy del Cielo."
-¿Qué es lo que usted me quiere?
-"He venido para pediros que vengáis aquí seis meses seguidos el día 13 a esta misma hora. Después diré quien soy y lo que quiero. Volveré una séptima vez."
-Pregunté entonces: ¿Yo iré al cielo?
-"Si iras"
-¿Y Jacinta?
-"ira también"
-¿Y Francisco?
-"También ira, pero tiene que rezar antes muchos rosarios"

Entonces me acordé de dos amigas de mi hermana que habían muerto hacia poco.
-¿Está María de las Nieves en el cielo?
-"Sí, está"
-¿y Amelia? de 18 ó 20 años
-"estará en el purgatorio hasta el fin del mundo."

Y entonces dijo:- "¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros como reparación de los pecados con que El es ofendido y de suplica por la conversión de los pecadores?"
-Sí, queremos.
-"Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios os fortalecerá"

Diciendo esto la Virgen abrió sus manos por primera vez, comunicándonos una luz muy intensa que parecía fluir de sus manos y penetraba en lo mas intimo de nuestro pecho y de nuestros corazones, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios, mas claramente de lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior que nos fue comunicado también, caímos de rodillas, repitiendo humildemente:

-Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento.

Después de pasados unos momentos Nuestra Señora agregó: -"Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra".

Acto seguido comenzó a elevarse serenamente, mientras la luz que la circundaba parecía abrirle el camino


Segunda Aparición de la Virgen: Miércoles 13 de Junio. (Establece la devoción al Inmaculado Corazón de María.)

Después de rezar el rosario con otras personas que estaban presentes (unas 50) vimos de nuevo el reflejo de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y en seguida a Nuestra Señora en la encina, todo como en mayo.

-¿Qué es lo que quiere? -pregunté
-"Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además."
-Le pedí la curación de una enferma. Nuestra Señora respondió:
-"Si se convierte se curara durante el ano"
-Quisiera pedirle que nos llevase al cielo.
-"Si, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tu te quedarás algún tiempo mas. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien le abrazare prometo la salvación y serán queridas sus almas por Dios como flores puestas por mi para adornar su Trono."
-¿Me quedo aquí solita?- pregunte con dolor.
-"No hija. ¿Y tu sufres mucho por eso? !No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios."

En ese momento abrió las manos y nos comunicó por segunda vez el reflejo de la luz inmensa que la envolvía. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se eleva hacia el cielo y yo en la que se esparcía sobre la tierra. Delante de la palma de la mano derecha de nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en el. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, y que quería reparación.

Francisco muy impresionado con lo que había visto, me pregunto después: -¿Por qué es que la Virgen estaba con un corazón en la mano irradiando sobre el mundo aquella luz tan grande que es Dios? Tu, Lucía, estabas con Ella en la luz que bajaba a la tierra y Jacinta conmigo en la que subía al cielo.
Le respondí: -Es que tu, con Jacinta, iréis en breve al cielo. Yo me quedo con el Corazón Inmaculado de María en la tierra.


Tercera Aparición de la Virgen: Viernes, 13 de Julio.

Momentos después de haber llegado a Cova de Iría, junto a la encina, entre numeroso público (4.000 personas) que estaban rezando el rosario, vimos el rayo de luz una vez mas y un momento mas tarde apareció la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que quiere de mi? -pregunté.
-"Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, y continuéis rezando el rosario todos los días en honra a Nuestra Señora del Rosario con el fin de obtener la paz del mundo y el final de la guerra, porque solo Ella puede conseguirlo.
-Dije entonces: quisiera pedirle nos dijera quien es, y que haga un milagro para que todos crean que usted se nos aparece.
-"Continuad viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver para que crean".
-"¡Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, y especialmente cuando hagáis un sacrificio: OH, Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!

Al decir estas últimas palabras abrió de nuevo las manos. El reflejo de la luz parecía penetrar la tierra y vimos como un mar de fuego y sumergidos en este fuego los demonios y las almas como si fuesen brasas trasparentes y negras o bronceadas, de forma humana, que fluctuaban en el incendio llevada por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados, semejante a la caída de pavesas en grandes incendios, pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor.

Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero trasparentes como negros tizones en brasa. Asustados y como pidiendo socorro levantamos la vista a nuestra Señora, que nos dijo con bondad y tristeza:

-"Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará pero si no dejan de ofender a Dios en el reinado de Pío XI comenzara otra peor."

"Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir eso, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atienden mis deseos, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones de la Iglesia: los buenos serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. Por fin, MI INMACULADO CORAZON TRIUNFARA. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal el dogma de la fe se conservará siempre......(Aquí comienza la tercer parte del secreto, escrita por Lucía entre el 22 de Dic. 1943 y el 9 de Enero 1944). Esto no lo digas a nadie. A Francisco si podéis decírselo."

-"Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: "Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas."

Y, como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección a Oriente.


Cuarta Aparición de la Virgen:

Domingo 19 de Agosto, en los Valinhos La Aparición no se realizo el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Consejo apresó y llevó a Vila Nova a los pastorcitos con la intención de obligarles a revelar el secreto. Los tuvo presos en la Administración y en el calabozo municipal.

Les ofreció los mas valiosos presentes si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:

-No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.

Los encerró en el calabozo. Los presos les aconsejaron: -Pero decir al Administrador ese secreto. Que os importa que esa Señora no quiera?

-!Eso no, respondió Jacinta con vivacidad, antes quiero morir!

Y los tres niños rezaron con aquellos infelices el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada en la pared.

El administrador para amedrentarlos, mando preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazaron asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaban. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio, permanecieron firmes sin revelar nada. El día 15 de agosto, fiesta de la Asunción, los sacó del calabozo y los llevo a Fátima.

Lucía nos narra lo que sucedió en esta aparición.

Estuvimos con las ovejas en un lugar llamado Valinhos, Francisco y su hermano Juan, acompañándome, y sintiendo que algo sobrenatural se aproximaba y nos envolvía, sospechando que Nuestra Señora se nos aparecería y temiendo que Jacinta se quedaría sin verla, pedimos a su hermano Juan que le fuese a llamar. Entretanto, Francisco y yo vimos el reflejo de luz que llamábamos relámpago y al instante de llegar Jacinta vimos a la Señora sobre la encina.

-¿Qué es lo que quiere usted?

-Deseo que sigáis yendo a Cova de Iría en los días 13, que sigáis rezando el rosario todos los días. El ultimo mes haré el milagro para que todos crean.

-¿Qué es los que quiere usted que se haga con el dinero que la gente deja en Cova de Iría?

-Hagan dos bolsas, una para ti y Jacinta, para llevarla dos chicas mas vestidas de blanco y otra que la lleve Francisco con tres niños mas.

El dinero de las bolsas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario, y lo que sobre es para ayuda de una capilla que se debe hacer.

-Yo quisiera pedirle la curación de algunos enfermos.

-Si, a algunos curare durante el año.

Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió: "Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas". Y la Virgen empezó a subir hacia Oriente, como de costumbre.


Quinta Aparición: Jueves, 13 de Septiembre.

Al aproximarse la hora fui a Cova de Iría con Jacinta y Francisco entre numerosas personas (30.000) que con dificultad nos dejaban pasar. Los caminos estaban apiñados de gente; todos nos querían ver y hablar.

Mucha gente del pueblo venían a pedirnos que presentáramos sus necesidades a Nuestra Señora. Otros, no pudiendo llegar junto a nosotros, clamaban de lejos.

Oíamos... -¡pidan que me cure a mi hijo invalido!... a mi hijo ciego... a mi hija muda... que me traiga a mi esposo que esta en la guerra... que me convierta a un pecador... que estoy tuberculoso... etc. Allí aparecían todas las miserias de la pobre humanidad y algunos gritaban subidos a los arboles.

Por fin llegamos a Cova de Iría, y al alcanzar la encina comenzamos a decir el rosario con la gente. Un poco mas tarde vimos el reflejo de luz y acto seguido, sobre la encima, a nuestra Señora, que dijo: -"Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. E n Octubre vendrá también nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús para bendecir al mundo. Dios esta contento con vuestros sacrificios, pero no quiero que durmáis con la cuerda puesta, llevadla durante el día." (La cuerda la llevaban atada a la cintura. Era uno de las mas dolorosas mortificaciones que ofrecían por la conversión de los pecadores. También no comían meriendas, dejaban de tomar agua. Pero mayores eran los sacrificios que exigía la misión que la Virgen les encomendó: las vejaciones, curiosidad, molestias de la gente, interminables visitas, preguntas, persecución, ridículo, prisión, etc.)

-"Curaré a algunos enfermos, pero no a todos. En octubre haré el milagro para que todos crean."


Sexta Aparición: Sábado 13 de Octubre (Milagro del Sol.

Había gente en masa (70.000) bajo una lluvia torrencial. Por el camino, las escenas del mes pasado, mas numerosas y conmovedoras. Ni el barro de los caminos impedía a la gente arrodillarse en actitud humilde y suplicante.

Llegando a Cova de Iría, junto a la encina, pedí al pueblo que cerrasen los paraguas para rezar el Rosario. Poco después vimos el reflejo de luz y en seguida a la Virgen sobre la encina.

-¿Qué es lo que usted quiere?
-"Quiero decirte que hagan aquí una capilla en honor mío, que soy la Señora del Rosario, que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra esta acabándose y los soldados pronto volverán a sus casas."
-¿Curará a los enfermos?
-"Unos si y otros no; es preciso que se enmienden; que pidan perdón de sus pecados.

Y tomando aspecto mas triste dijo: -"Que no se ofenda mas a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido."

El milagro del sol.

Y abriendo sus manos las hizo reflejar en el sol y, en cuanto se elevaba, continuaba el brillo de su propia luz proyectándose en el sol.

Y exclamé que todos mirasen al sol. Se da entonces el milagro del sol, prometido tres meses antes, como prueba de la verdad de las apariciones de Fátima. La lluvia cesa y el sol por tres veces gira sobre si mismo, lanzando a todos los lados fajas de luz de variados colores. Parece a cierta altura desprenderse del firmamento y caer sobre la muchedumbre. Todos están atónitos. Los periodistas de los periódicos seculares que habían acudido incrédulos a desprestigiar los apariciones, tomaron fotos y dieron testimonio de aquel milagro en la prensa.

Al cabo de 10 minutos de prodigio el sol toma su estado normal.

Los tres niños eran favorecidos con otras visiones: Vimos al lado del sol a S. José con el Niño y a Nuestra Señora de los Dolores. El Niño Jesús parecía bendecir al mundo de la misma forma que S. José. Después se disipo esta visión y aparece Nuestra Señora del Carmen.



Fin de las apariciones de 1917: Lucía y las apariciones posteriores a 1917.

Lucía es la mayor de los videntes. Entró en la vida religiosa con las hermanas Doroteas, con las que vivió en Pontevedra antes de entrar en la clausura Carmelita en Coimbra, Portugal donde está hasta la fecha (1999).

En este período ocurrieron:

-La petición de los Cinco Primeros Sábados de Reparación.

-La visión de la Trinidad con la petición de la consagración de Rusia.


Cinco Primeros Sábados de Reparación.

Trasfondo histórico.

Los sábados son tradicionalmente dedicados a la Virgen. Desde muy antiguo la Santa Iglesia, a considerado el sábado un día dedicado a intensificar la devoción Cristiana a la Santísima Virgen, Madre de Dios y nuestra amantísima Madre. Mucha gente consagraba el primer sábado del mes a la Virgen por esta intención y para reparar por las blasfemias y ultrajes en contra de ella por parte de los pecadores y de los falsos maestros.

El Papa San Pío X el 12 de Julio de 1905 emitió un decreto en el que alababa esta práctica y ofrecía indulgencias por ella. Ese mismo año en el mes de Noviembre el Santo Padre nuevamente bendijo e indulgenció la práctica tradicional de los Hijos del Corazón de María y la Archicofradía del Inmaculado Corazón de María, para dedicar los primeros sábados de cada mes a esta devoción con el propósito de hacer reparación al I.C. de María.

La Virgen pide los Cinco Primeros Sábados de Reparación.

La Virgen le dijo que "con el fin de prevenir la guerra, vendré para pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la comunión reparadora en los primeros sábados de mes"

La promesa hecha por Nuestra Señora a Lucía en Julio 13, 1917 de que habría una manifestación futura concerniente a la práctica de los Cinco Primeros Sábados fue cumplida el 10 de diciembre de 1925.

Lucía era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra, España cuando tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Sta. Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El niño le dijo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Esta cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."

Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía:
"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"

Los elementos de los 5 primeros sábados.

1-Confesión. Es esencial en el camino del arrepentimiento y la conversión.

2-Eucaristía. El primer fruto de esta devoción es el culto a la Santa Eucaristía en sus tres aspectos: sacrificio, comunión y adoración.

3-Rezo del Rosario con dos aspectos: oración y meditación. Se rezan cinco misterios.

4-La promesa de salvación.


La Meditación del Rosario:

La oración vocal del Rosario tiene siempre en su base un acto de meditación interior en los misterios de la vida, sufrimiento y gloria de nuestro Señor y de la Santísima Virgen.

La jaculatoria que la Virgen pide que recemos después de cada misterio: "Oh mi Jesús, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno. Conduce todas las almas al cielo especialmente las que mas necesitan de tu misericordia."

Estas almas son las de los pecadores por quienes rezamos por su conversión y salvación eterna. Estos pecadores pueden ser los que están mas obstinados en su pecado sin arrepentirse, aquellos que están, sin saberlo, al borde de la muerte y están en pecado mortal. Finalmente, aquellos que por circunstancia de lugar, o por educación están lejos de la posibilidad de conseguir un sacerdote y recibir los sacramentos incluso en sus últimos momentos. Por estas pobres almas, las que están en mas necesidad de la misericordia de Dios, deben ser derramadas las eficaces oraciones de las almas cristianas, intercediendo por ellos, haciendo reparación, uniéndose en meditación con el corazón de María, Madre y Refugio de los pecadores.

Promesa de Salvación.

Aquellos que practiquen esta devoción de los cinco primeros sábados, Nuestra Señora prometió: "Yo os asistiré a la hora de vuestra muerte con las gracias necesarias de salvación." Ella no promete la salvación eterna, sino las gracias necesarias para la salvación.

Hay muchos testimonios de almas que son especialmente devotas del Corazón de María, que reciben un conocimiento del cielo que la hora de su partida esta cerca. No es precisamente un anuncio de la muerte, pero si una nueva y gentil preocupación por recibir con mas dignidad los sacramentos, con una intención mas pura en todas sus acciones y se intensifica la caridad y la dedicación al apostolado. El Corazón de María va perfeccionando las almas de sus hijos hasta llegar a su encuentro decisivo con su Divino Salvador.

Espíritu de Reparación:

Todos estos actos de la devoción, deben hacerse con la intención de reparar las ofensas cometidas en contra del Inmaculado Corazón de María. Aquellos que la ofenden cometen una ofensa doble: ofenden a su Divino Hijo, y ponen en peligro su salvación.

Esta reparación hace énfasis en nuestra responsabilidad hacia los pecadores que no oran y no hacen reparación por sus pecados. Esta devoción nos presenta una responsabilidad social y nos recuerda de que para ir a Dios debemos amar a nuestros semejantes y tratar de salvar sus almas. También nos enseña una forma excelente de hacerlo, a través del espíritu de reparación al I.C. de María.

Hay quienes se preocupan de que se les puede olvidar en cada uno de los cinco sábados ofrecer por la intención de reparación. Pero esto se puede evitar haciendo la resolución de ofrecer esta reparación desde el primer sábado que se empieza.

"Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, y no te aman." (El ángel a los pastorcitos de Fátima.)

¿Por qué 5 Sábados?

Después de haber estado Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los 5 sábados de reparación: "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:

1-Blasfemias contra su Inmaculada Concepción.

2-Contra su virginidad.

3-Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.

4-Contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.

5-Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.

"He aquí hija mía, por que ante este Inmaculado Corazón ultrajado, se movió mi misericordia a pedir esta pequeña reparación, y, en atención a Ella, a conceder el perdón a las almas que tuvieran la desgracia de ofender a mi Madre. En cuanto a ti procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia para con esas almas."

También es importante establecer un tiempo fijo para la devoción, en este caso los primeros cinco sábados de mes. Esto nos ayudará a establecer un hábito. La misma Iglesia lleva nuestra vida espiritual por ciclos litúrgicos: cuaresma, adviento...


Importancia de esta devoción.

En febrero de 1926 se le apareció el Niño Jesús preguntándole si había difundido la devoción a su Santísima Madre. Lucía le contó las dificultades que tenía en llevar a cabo esta misión. Jesús le respondió que con su gracia bastaba.

En Fátima, la Virgen misma desea recomendar esta devoción, especificando "cinco primeros sábados consecutivos" enriqueciendo esta práctica con la promesa de salvación.

En la última instancia, es Dios quien es ofendido por cada pecado. Por esta razón, es Dios también quien es el objeto último de cada acto de reparación de los cristianos. Nosotros no podemos comprender propiamente el mensaje celestial dado en Fátima en este punto esencial de reparación si no lo hacemos reparando directamente al Inmaculado Corazón de María.

Es nuestro Señor mismo quien nos dice: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Esta cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."

La predestinación de María en su Maternidad Divina, su colaboración activa en toda la obra de redención, su misión de ser madre espiritual de toda la Iglesia y de cada persona redimida por la preciosa sangre de Cristo, constituye una de las leyes básicas de la divina providencia para la aplicación efectiva de la redención en cada alma.

Por lo tanto, la devoción a su Inmaculado Corazón debe ser intensificada y extendida. Consecuentemente quien ofenda a nuestra Madre, ya sea por blasfemia, por negación de su grandeza en su misión de corredención, o por tratar de despreciar la devoción a Nuestra Señora en la Iglesia o en las almas, al mismo tiempo ofende a Dios y a su providencia. Un cristiano que comprende cuan vil son este tipo de ofensas trata de hacer reparación intensificando su devoción personal y sus esfuerzos para que el Reino del Corazón de María se establezca. Así responde el amor.

Ambos aspectos de la reparación cristiana: primero directamente a Dios y subordinadamente al corazón de María, son manifestaciones complementarias de una misma realidad y un mismo espíritu.


Frutos de esta devoción.

En toda verdadera devoción a nuestra Señora (y la devoción a su Inmaculado Corazón es expresión perfecta de la verdadera devoción) hay siempre una invitación efectiva a regresar los corazones a Cristo Salvador.

Cuando se trata de aquellos que han perdido la gracia, es una llamada a la conversión, a la vida de gracia y a la salvación eterna.

Cuando se trata de almas que viven en la gracia de Dios, la verdadera devoción a María, les da un fuerte impulso por avanzar por la vía de santidad y crea en ellos un espíritu de apostolado cristiano.

Esta es una ley constante en la vitalidad de la Iglesia. Ya sean Instituciones Marianas, Santuarios Marianos, movimientos y peregrinaciones Marianas, siempre han sido una llamada irresistible desde el corazón maternal de María, a un regreso de estas almas a Cristo.

La práctica de los cinco primeros sábados en reparación, corresponde a este nuevo capitulo de la santificación y de la eterna salvación de los redimidos.

-Madre Adela Galindo -fundadora de las SCTJM


Visión de la Trinidad y petición de la consagración de Rusia.

En Junio del 1929, Lucía estaba ya con las religiosas, Hijas Doroteas, y describe esta aparición así:

"... De repente toda la Capilla del convento se alumbro de una luz sobrenatural, y una Cruz de luz apareció sobre el altar, llegando hasta el techo. En la claridad de la parte superior se podía ver la cara de un hombre y su cuerpo hasta la cintura. En el pecho había una paloma de luz, y clavado en la Cruz había el cuerpo de otro hombre. Por encima de la cintura, suspendidos en el aire, podía ver un cáliz y una gran Hostia, en la cual caían gotas de sangre del rostro de Jesús crucificado y de la llaga de su costado. Estas gotas, escurriendo en la Hostia, caían en el cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba Nuestra Señora. Era Nuestra Señora de Fátima, con su corazón Inmaculado en su mano izquierda, sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas. Debajo del brazo izquierdo de la Cruz, grandes letras, como si fuesen de agua cristalina, que corrían sobre el Altar formando estas palabras: "Gracia y Misericordia". Nos dice Lucía: `entendí que era el Misterio de la Sta. Trinidad que se me enseñó, y yo recibí luces acerca de este misterio, que no se me permite revelar".

La Virgen le dijo: "Ha venido el momento en que Dios pide al Santo Padre que en unión con todos los obispos del mundo haga la consagración de Rusia a mi Corazón, prometiendo salvarla por este medio". prevenía la difusión de sus errores y se adelantaba su conversión


13 de mayo. Festividad de San Roberto Belarmino, Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia





Nació esta lumbrera e invicto campeón de la Iglesia en Montepulciano (Italia) el año de 1542, de una noble familia emparentada con el papa Marcelo II.

Habiendo ingresado desde su juventud en la Compañía de Jesús, fue pronto destinado a Lovaina, donde pudo conocer bien los errores, que más tarde había de refutar en sus incomparables Controversias, que son su obra maestra y sin precedente, en que desmenuza todas las argucias del protestantismo contra la verdadera y única Iglesia y arca de salvación, que es la romana.

Siendo luego en Roma maestro de coristas, tuvo como discípulo aventajado a San Luis Gonzaga, y ocupó en el Colegio Romano la cátedra de controversia teológica, en la que nunca tuvo rival.

Elevado contra su gusto al cardenalato y al obispado de Capua, a los tres años renunció a este último para servir en Roma a la santa Iglesia con una actividad multiforme, y sobre todo con la santidad de su vida, consagrada por entero al estudio, a la piedad y a la caridad con los prójimos.

San Francisco de Sales se declara discípulo suyo; el papa Benedicto XIV llamábale “martillo de herejes”, y decíase de él que la Iglesia de Dios no tenía en su tiempo otro hombre más aventajado en ciencia.

Murió en Roma en 1621 y fue inhumado junto a San Luis.

Kirchner: Serás lo que has sido (1)

12 de mayo de 2008

Evolucionismo (7)

La tautología darwinista, de Fernando Vallejo, un oasis en el desierto de las publicaciones sobre Biología en español.


Por el Prof. Emilio Cervantes, tomado de su blog: ....La Vida y la Biología.

El libro de Vallejo que aquí reseñaré brevemente cae como agua de Mayo en el panorama desértico y desolador de la biología hispánica en el que el predominio de autores y puntos de vista anglosajones es agobiante.
No solamente los principales grupos de investigación y sociedades científicas son de origen o tradición anglosajona y la mayoría de las editoriales del mundo publican sus libros y revistas en inglés; sino que,…. lo que es más grave, las editoriales y los autores hispánicos (y también a menudo de otras nacionalidades y lenguas) admiten este estado de dependencia y subsidiariedad del que se nutren. Las primeras, publicando según su pésima costumbre refritos (a menudo mal) traducidos de las obras (con frecuencia pesadas) de autores anglosajones (a veces aburridos y demasiado obedientes con un sistema de dogmas ya anticuado, por no decir francamente rancio). Por su parte, los autores imitan en su proceder a sus modelos anglosajones, lo cual es penoso porque para ello han de renunciar además de a su precioso idioma, a aspectos fundamentales de su tradición científica que incluyen por ejemplo una sólida formación humanística y una especialización menos salvaje que en los países anglosajones y también cómo no una claridad mayor, fruto de su menor dependencia y obediencia debida al dogma establecido.
El escritor-biólogo Fernando Vallejo, colombiano, planta su tienda, como Gadafi lo hacía ayer en terrenos del Pardo, en medio de este desolador panorama y en torno a ella surge un oasis. En su introducción presenta una peculiar pre-historia de la biología en la que tiene frases acertadas como:

La vida es impredecible, en biología no hay leyes. Hay generalidades con excepciones, siempre.

Y más adelante:

En biología no hay más ley que la de que no puede haber ninguna. Sólo puede haber generalidades con sus excepciones y de vez en cuando, por obnubilación de una época perogrulladas, como la selección natural, de Darwin.

Su crítica del Darwinismo es atinada y mordaz:

Sin saber siquiera que procedía de un óvulo fecundado por un espermatozoide, Charles Darwin se metió a explicar el Origen de las especies. La confusión que produjo dura hasta hoy.

La supervivencia del más apto es la tautología más hipócrita en toda la historia de la ciencia.

En su análisis, original y meticuloso, Fernando Vallejo presenta al lector a un Darwin inédito, ejemplo de confusión mental (¿estamos tratando con un científico riguroso o con un filósofo borracho?; tomó de modelo lo que no entendía para concebir lo que no existía) para mostrar como, por ejemplo Kettlewell uno de tantos entre sus exegetas no entendió a Darwin y en general los neodarwinistas tampoco:

por una razón muy sencilla que es que ni el mismo Darwin se entendió a si mismo

En parte, explica Vallejo, porque el mosquito Tryatoma infestans, el vector del Trypanosoma le había picado en su viaje por Sudamérica causándole fiebres que dieron lugar a un embotamiento mental con el cual Darwin pudo concebir una teoría que hace hoy más estragos entre los biólogos que los que hace el propio tripanosoma. Así, podemos ya adjudicar a este parásito dos males: la enfermedad de Chagas y la teoría de evolución por selección natural de Darwin.

Bienvenido el escritor en lengua española al mundo de la divulgación científica. Bienvenido su estilo. Si no hay mordacidad, si no hay crítica, no puede haber divulgación de la ciencia.

Fernando Vallejo. La tautología darwinista y otros ensayos de biología. Ed Taurus. Santillana. Madrid.1998.

El comentario de este libro tal y como aparece en esta entrada fué enviado a Wikipedia en la entrada "la tautología darwinista". Inmediatamente fue censurado, como indica en dicha página, por Varano (el mayor lagarto), el dragón que vela la enciclopedia. Así, la censura darwinista que ya habíamos comprobado en Wikipedia nos toca ahora directamente.


12 de mayo, Festividad de San Nereo, San Aquileo, Santa Domitila y San Pancracio, Mártires.

San Jerónimo



San Nereo y Aquileo y Santa Domitila. Mártires. Siglo I.

Estos dos militares estaban al servicio de Flavia Domitila una de las primeras señoras de Roma. El historiador Eusebio dice que esta noble dama era sobrina del Emperador Domiciano y que el tal mandatario la envió al destierro, porque ella se había declarado seguidora de Jesucristo. Con Domitila fueron enviados también al destierro San Nereo y San Aquileo, porque proclamaban su fe en el Divino Redentor. Afirma San Jerónimo que el destierro fue tan cruel y tan largo que les sirvió de martirio. Después otro emperador mandó que les cortaran la cabeza y así tuvieron el honor de derramar su sangre por proclamar su fe. El Papa San Dámaso escribió en el año 400 la siguiente inscripción en la tumba de estos dos mártires: "Nereo y Aquileo pertenecían al ejército del emperador. Pero se negaron a cumplir ciertas órdenes que a ellos les parecían crueles. Al convertirse al cristianismo abandonaron toda violencia y prefirieron tener que abandonar el ejército antes que ser crueles con los demás. Proclamaron su amor a Cristo en esta tierra y ahora gozan de la amistad de Cristo en la eternidad".

San Pancracio. Mártir. Año 304.

El doce de mayo se celebra también la fiesta de San Pancracio, un jovencito romano de sólo 14 años, que fue martirizado por declarase creyente y partidario de Nuestro Señor Jesucristo.

Dicen que su padre murió martirizado y que la mamá recogió en unos algodones un poco de la sangre del mártir y la guardó en un relicario de oro, y le dijo al niño: "Este relicario lo llevarás colgado al cuello, cuando demuestres que eres tan valiente como lo fue tu padre".

Un día Pancracio volvió de la escuela muy golpeado pero muy contento. La mamá le preguntó la causa de aquellas heridas y de la alegría que mostraba, y el jovencito le respondió: "Es que en la escuela me declaré seguidor de Jesucristo y todos esos paganos me golpearon para que abandonara mi religión. Pero yo deseo que de mí se pueda decir lo que el Libro Santo afirma de los apóstoles: "En su corazón había una gran alegría, por haber podido sufrir humillaciones por amor a Jesucristo". (Hechos 6,41).

Al oír esto la buena mamá tomó en sus manos el relicario con la sangre del padre martirizado, y colgándolo al cuello de su hijo exclamó emocionada: "Muy bien: ya eres digno seguidor de tu valiente padre".

Como Pancracio continuaba afirmando que él creía en la divinidad de Cristo y que deseaba ser siempre su seguidor y amigo, las autoridades paganas lo llevaron a la cárcel y lo condenaron y decretaron pena de muerte contra él. Cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio (en la vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma) varios enviados del gobierno llegaron a ofrecerle grandes premios y muchas ayudas para el futuro si dejaba de decir que Cristo es Dios. El valiente joven proclamó con toda la valentía que él quería ser creyente en Cristo hasta el último momento de su vida. Entonces para obligarlo a desistir de sus creencias empezaron a azotarlo ferozmente mientras lo llevaban hacia el lugar donde lo iban a martirizar, pero mientras más lo azotaban, más fuertemente proclamaba él que Jesús es el Redentor del mundo. Varias personas al contemplar este maravilloso ejemplo de valentía se convirtieron al cristianismo.

Al llegar al sitio determinado, Pancracio dio las gracias a los verdugos por que le permitían ir tan pronto a encontrarse con Nuestro Señor Jesucristo, en el cielo, e invitó a todos los allí presentes a creer siempre en Jesucristo a pesar de todas las contrariedades y de todos los peligros. De muy buena voluntad se arrodilló y colocó su cabeza en el sitio donde iba a recibir el hachazo del verdugo y más parecía sentirse contento que temeroso al ofrecer su sangre y su vida por proclamar su fidelidad a la verdadera religión.

Allí en Roma se levantó un templo en honor de San Pancracio y por muchos siglos las muchedumbres han ido a venerar y admirar en ese templo el glorioso ejemplo de un valeroso muchacho de 14 años, que supo ofrecer su sangre y su vida por demostrar su fe en Dios y su amor por Jesucristo.

11 de mayo de 2008

¿Rito Católico?

Domingo de Pentecostés


Pentecostés y la Iglesia


El gran día que consuma la obra divina en el género humano ha brillado por fin sobre el mundo. "El día de Pentecostés -como dice San Lucas- ha cumplido" (Hechos 2, 1.) Desde Pascua hemos visto deslizarse siete semanas; he aquí el día que le sigue y hace el número misterioso de cincuenta. Este día es Domingo, consagrado al recuerdo de la atención de la luz y la Resurrección de Cristo; le va a ser impuesto su último carácter, y por él vamos a recibir la plenitud de Dios.

En el reino de las figuras del Antiguo Testamento, el Señor marcó ya la gloria del quincuagésimo día. Israel había tenido, bajo los auspicios del Cordero Pascual, su paso a través de las aguas del mar Rojo. Siete semanas se pasaron en ese desierto que debía conducir a la tierra de Promisión, y el día que sigue a las siete semanas fue aquel en que quedó sellada la alianza entre Dios y su pueblo. Pentecostés (día cincuenta) fue marcado por la promulgación de los diez mandamientos de la ley divina, y este gran recuerdo quedó en Israel con la conmemoración anual de tal acontecimiento. Pero así como la Pascua, también Pentecostés era profético: debía haber un segundo Pentecostés para todos los pueblos, como hubo una segunda, Pascua para el rescate del género humano. Para el Hijo de Dios, vencedor de la muerte, la Pascua con todos sus triunfos; y para el Espíritu Santo, Pentecostés, que le vio entrar como legislador en el mundo puesto en adelante bajo la ley.

Pero ¡qué diferencia entre las dos fiestas de Pentecostés! La primera, sobre los riscos salvajes de Arabia, entre truenos y relámpagos, intimando una ley grabada en dos tablas de piedra; la segunda en Jerusalén, sobre la cual no ha caído aún la maldición porque hasta ahora contiene las primicias del pueblo nuevo sobre el que debe ejercer su imperio el Espíritu de amor. En este segundo Pentecostés, el cielo no se ensombrece , no se oyen los estampidos de los rayos; los corazones de los hombres no están petrificados de espanto como a la falda del Sinaí; sino que laten bajo la impresión del arrepentimiento y acción de gracias. Se ha. apoderado de ellos un fuego divino y este fuego abrasará la tierra entera. Jesús había dicho: "He venido a traer fuego a la tierra y ¡qué quiero sino que se encienda!" Ha llegado la hora, y el que en Dios es Amor, la llama eterna e increada, desciende del cielo para cumplir la intención misericordiosa del Emmanuel.

En este momento en que el recogimiento reina en el Cenáculo, Jerusalén está llena de peregrinos, llegados de todas las regiones de la gentilidad. Son judíos venidos para la fiesta de Pascua y de Pentecostés, de todos los lugares donde Israel ha ido a establecer sus sinagogas. Asia, África, Roma incluso, suministran todo este contingente. Mezclados con los judíos de pura raza, se ve a paganos a quienes cierto movimiento de piedad ha llevado a abrazar la ley de Moisés y sus prácticas; se les llama Prosélitos. Este pueblo móvil que ha de dispensarse dentro de pocos días, y a quienes ha traído a Jerusalén sólo el deseo de cumplir la ley, representa, por la diversidad de idiomas, la confusión de Babel; pero los que le componen están menos influenciados de orgullo y de prejuicios que los habitantes de Judea. Advenedizos de ayer, no han conocido ni rechazado como estos últimos al Mesías, ni han blasfemado de sus obras, que daban testimonio de él. Si han gritado ante Pilatos con los otros judíos para pedir que el Justo sea crucificado, fue porque fueron arrastrados por el ascendiente de los sacerdotes y magistrados de esta Jerusalén, hacia la cual les había conducido su piedad y docilidad a la ley.

Pero ha llegado la hora, la hora de Tercia, la hora predestinada por toda la eternidad, y el designio de las tres divinas personas, concebido y determinado antes de todos los tiempos, se declara y se cumple. Del mismo modo que el Padre envió a este mundo, a la hora de medianoche, para encarnarse en el seno de María a su propio Hijo, a quien engendra eternamente: así el Padre y el Hijo envían a la hora de Tercia sobre la Tierra el Espíritu Santo que procede de los dos, para cumplir en ella, hasta el fin de los tiempos, la misión de formar a la Iglesia esposa y dominio de Cristo, de asistirla y mantenerla y de salvar y santificar las almas.

De repente se oye un viento violento que venía del cielo; rugió fuera y llenó el Cenáculo con su soplo poderoso. Fuera congrega al rededor del edificio que está puesto en la montaña de Sión una turba de habitantes de Jerusalén y extranjeros; dentro, lo conmueve todo, agita a los ciento veinte discípulos del Salvador y muestra que nada le puede resistir. Jesús había dicho de él: "Es un viento que sopla donde quiere y vosotros escucháis resonar su voz" (Juan 3, 8.); poder invisible que conmueve hasta los abismos, en las profundidades del mar, y lanza las olas hasta las nubes. En adelante este viento recorrerá la tierra en todos los sentidos, y nada puede sustraerse a su dominio.

Sin embargo, la santa asamblea que estaba completamente absorta en el éxtasis de la espera, conservó la misma actitud. Pasiva al esfuerzo del divino enviado, se abandona a él. Pero el soplo no ha sido más que una preparación para los que están dentro del Cenáculo, y a la vez una llamada para los de fuera. De pronto una lluvia silenciosa se extiende por el interior del edificio, lluvia de fuego, dice la Santa Iglesia, que arde sin quemar, que luce sin consumir ; unas llamas en forma de lenguas de fuego se colocan sobre la cabeza de cada uno de los ciento veinte discípulos. Es el Espíritu divino que toma posesión de la asamblea en cada uno de sus miembros. La Iglesia ya no está sólo en María; está también en los ciento veinte discípulos. Todos ahora son del Espíritu Santo que ha descendido sobre ellos; se ha comenzado su reino, se ha proclamado y se preparan nuevas conquistas.

Pero admiremos el símbolo con que se obra esta revolución. El que no ha mucho se mostró en el Jordán en la hermosa forma de una paloma aparece ahora en la de fuego. En la esencia divina Él es amor; pero el amor no consiste sólo en la dulzura y la ternura, sino que es ardiente como el fuego. Ahora, pues, que el mundo está entregado al Espíritu Santo es necesario que arda, y este incendio no se apagará nunca. ¿Y por qué la forma de lenguas, sino porque la palabra será el medio de propaganda de este incendio divino? Estos ciento veinte discípulos hablarán del Hijo de Dios, hecho hombre y Redentor de todos, del Espíritu Santo que remueve las almas y del Padre celestial que las ama y las adopta; y su palabra será acogida por un gran número. Todos los que la reciban estarán unidos en una misma fe, y la reunión que formen se llamará Iglesia católica, universal, difundida por todos los tiempos y por todos los lugares. Jesús había dicho: "Id, enseñad a todas las naciones." El Espíritu trae del cielo a la tierra la lengua que hará resonar esta palabra y el amor de Dios y de los hombres que la ha de inspirar. Esta lengua y este amor se han difundido en los hombres, y con la ayuda del Espíritu, estos mismos hombres la transmitirán a otros hasta el fin de los siglos.

Sin embargo, parece que un obstáculo sale al paso a esta misión. Desde Babel el lenguaje humano se ha dividido y la palabra de un pueblo no se entiende en el otro. ¿Cómo, pues, la palabra puede ser instrumento de conquista de tantas naciones y cómo puede reunir en una familia tantas razas que se desconocen? No temáis: el Espíritu omnipotente ya lo ha previsto. En esa embriaguez sagrada que inspira a los ciento veinte discípulos les ha conferido el don de entender toda lengua y de hacerse entender ellos mismos. En este mismo instante, en un transporte sublime, tratan de hablar todos los idiomas de la tierra, y la lengua, como su oído, no sólo se prestan sin esfuerzo, sino con deleite a esta plenitud de la palabra que va a establecer de nuevo la comunión de los hombres entre sí. El Espíritu de amor hizo cesar en un momento la separación de Babel, y la fraternidad primitiva reaparece con la unidad de idioma.

¡Cuán hermosa apareces, Iglesia de Dios, al hacerte sensible por la acción divina del Espíritu Santo que obra en ti ilimitadamente! Tú nos recuerdas el magnífico espectáculo que ofrecía la tierra cuando el linaje humano no hablaba más que una sola lengua. Pero esta maravilla no se limitará al día de Pentecostés, ni se reducirá a la vida de aquellos en quienes aparece en este momento. Después de la predicación de los Apóstoles se irá extinguiendo, por no ser necesaria, la forma primera del prodigio; pero tú no cesarás de hablar todas las lenguas hasta el fin de los siglos, porque no te verás limitada a los confines de una sola nación, sino que habitarás todo el mundo. En todas partes se oirá confesar una misma fe en las diversas lenguas de cada nación, y de este modo el milagro de Pentecostés, renovado y transformado, te acompañará hasta el fin de los siglos y será una de tus características principales. Por esto, San Agustín, hablando a los fieles, dice estas admirables palabras: "La Iglesia, extendida por todos los pueblos, habla todas las lenguas. ¿Qué es la Iglesia sino el cuerpo de Jesucristo? En este cuerpo cada uno de vosotros es un miembro. Si, pues, formáis parte de un miembro que habla todas las lenguas, vosotros también podéis consideraros como participantes en este don" (Comentarios al Ev. de S. Juan, # 22.)

Dom Gueranger, “El Año Litúrgico”