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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

5 de julio de 2008

Juan del Encina - "Todos los bienes del mundo"



Juan del Encina
"Todos los bienes del mundo"
Intérpretes: Jordi Savall y La Capella Reial

Cristóbal de Morales - Music for Philip II



Cristóbal de Morales - Music for Philip II
- Officium Defunctorum
"Antifonia - Circumdederunt me"

Carta a un joven hedonista


Por Gonzalo Fernández de la Mora
Nuevamente un artículo con doble propósito, el artículo en si mismo y conocer a este insigne pensador español. Acceso a su biografía en el artículo completo.


El hedonismo es una concepción de la ética que identifica el bien del hombre con el placer, entendido como el sentimiento agradable producido por la adecuada excitación de uno o varios sentidos. Aunque los efectos últimos de una sensación placentera puedan ser relativamente amplios, su origen es puntual. En cambio, la felicidad es un sentimiento difuso que ni está necesariamente vinculado a los sentidos ni es físicamente localizable, por ejemplo, el gozo que proporciona ser alabado.

Un cierto hedonismo fue propugnado, según fuentes indirectas, por Aristipo, y de forma relativamente atenuada por otros pensadores como Lamettrie en su libro L'art de jouir ou l'école de la volupté (1751). La elaboración teórica del hedonismo ha sido escasa y débil a causa de los insuperables problemas especulativos y empíricos que plantea. Sin embargo, tan profunda insuficiencia doctrinal no ha impedido que, al menos parcialmente, haya sido una práctica habitual del hombre. Compartido con otros animales, el placer físico encuentra su fácil cauce en las estructuras irracionales de nuestra especie.

Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen.

6 de Julio, festividad de San Antonio María Zacaría, Presbítero, Médico y Fundador.


San Antonio María Zaccaría nació en Cremona, al Norte de Italia en 1502. Quedó muy pronto huérfano de padre. Tuvo una madre muy piadosa, que incluso rehusó un nuevo matrimonio para dedicarse más a la educación de su hijo. De ella aprendió una sólida piedad, austeridad y caridad.

Se distinguió desde muy joven por su compasión hacia los menesterosos y desvalidos. Fue esto lo que le movió a estudiar medicina en Padua. Así curaría a los enfermos, sobre todo a los más pobres, y aprovecharía para instruirles en la religión y atender a la salvación de las almas.

Su piedad y su generosidad fueron despertando en él la vocación sacerdotal. Así su entrega sería más completa. Mucho influyó también en esta decisión su amor a la Virgen, a quien había consagrado su virginidad.

Se dedicó ahora a la adquisición de una doctrina sólida. Eran tiempos de reforma, y no bastaba ser virtuosos para responder a las exigencias del momento. El futuro apóstol y reformador aspiraba sobre todo a reproducir la imagen del apóstol Pablo, gran enamorado de Cristo. A los 26 años era ordenado sacerdote, con el alma llena de planes para gloria de Dios.

El año 1533 fundó en Milán, con otros dos sacerdotes, una congregación llamada de Clérigos de San Pablo, para socorrer a los necesitados, con especial dedicación a los internados en hospitales y cárceles. Su apostolado, más que por la elocuencia, se distinguía por la austeridad y mortificación de su vida. Algunos les acusaron de excéntricos y herejes ante el senado y la curia episcopal de Cremona, pero nada pudo probarse.

También fundó una congregación femenina, para que se dedicaran a la protección y socorro de las jóvenes en peligro. San Carlos Borromeo se sirvió de ella para la reforma de los monasterios, elogiándola tanto que la llamó "la joya más preciosa de su mitra". A los miembros de estas dos congregaciones se les llama Barbanitas, por haber nacido ambas en una parroquia de Milán dedicada a San Bernabé.

Las tareas de San Antonio eran agotadoras, pues trabajaba durante todo el día como médico y como sacerdote, y por la noche estudiaba sobre todo las cartas de San Pablo, por el que sentía gran devoción y bajo su protección puso su obra. Realizó muchas conversiones, él y sus clérigos, pues no sólo predicaban en el templo, sino también en calles y plazas.

Apenas once años pudo ejercer su sacerdocio, pero con tal intensidad, con tanta caridad y celo, que mereció ser llamado "el Angel de Cremona y el Padre de la Patria". Tal era su generosidad y entrega por todos.

La Eucaristía y la Pasión del Señor fueron las devociones que con mayor ardor trató de inculcar en el pueblo cristiano, y aún perduran todavía ciertas prácticas que él introdujo, como son el recuerdo piadoso de la pasión y muerte del Señor al toque de las tres de la tarde de todos los viernes, y la práctica de las cuarenta horas de adoración al Santísimo Sacramento, solemnemente expuesto sucesivamente en diversas iglesias para salvar la continuidad del culto eucarístico.

Consciente San Antonio María de la influencia de la vida familiar en las costumbres privadas y públicas, creó también una congregación para los unidos en matrimonio, ordenada a la reforma de las familias.

San Antonio María entregó su alma a Dios el año 1539, a los 37 años de edad. Llama la atención la multitud de obras realizadas en tan breve espacio de tiempo. Fue canonizado por León XIII el año 1890.

4 de julio de 2008

Montecassino



por Vittorio Messori


Cuando se viaja en vacaciones no faltan en modo alguno las ocasiones para hacer provechosas reflexiones. Por ejemplo, quienes al dirigirse a las playas meridionales desciendan hacia el sur de Roma podrán meditar un poco sobre la razón de que la abadía de Montecassino todavía se alce sobre la acrópolis, aunque sólo sea como una reconstrucción completa, como falsificación histórica.

En las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, se llevaron a la práctica como nunca se había producido antes los esquemas del maniqueísmo: sólo existía el bien en un bando, el de las democracias anglosajonas, portadoras de civilización siempre y en cualquier lugar; el mal reinaba en el otro lado, el de la Alemania nazi, toda barbarie y maldad. Naturalmente, existen muy buenas razones para esta división entre luces y tinieblas. Y, al final, Italia ha podido confirmar su función histórica providencial provocando, si bien involuntariamente, la derrota del terrible Reich. Hitler, en sus últimos Tischreden, los «discursos de sobremesa», que siempre fueron rigurosamente transcritos (una costumbre alemana, por cierto: Martín Lutero y sus discípulos también nos han dejado los necesarios resúmenes), Hitler, pues, mientras las granadas soviéticas retumbaban ya sobre las bóvedas del búnker, reconoció que la alianza con Italia había sido su ruina. Ésta, pretendiendo «romperle los riñones» a Grecia, se encontró en cambio con que le invadían media Albania y casi se vio lanzada al mar por el pequeño pero combativo ejército helénico.

Atascados de este modo en los Balcanes, tuvo que ser el Blitz alemán el que salvara a los italianos mediante la invasión de Yugoslavia, pillando a los griegos desprevenidos. Fue una campaña imprevista e indeseada por el Estado Mayor de Berlín, pero que venía impuesta por la necesidad de sacar a los veleidosos y chapuceros aliados del embrollo en el que ellos mismos se habían metido.

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¿Hispanidad versus Europa?


Este es un artículo doble, por un lado el artículo mismo, por otro la presentación de este sacerdote ejemplar.

Por el R.P. Osvaldo Lira SSCC
Haga click sobre el enlace (el nombre en rojo) para leer su biografía y su bibliografía.

Todas las ideas, cuando se insiste demasiado sobre ellas, corren peligro de convertirse en tópicos. Parece que la idea de la Hispanidad estuviese a punto de incurrir en ello a juzgar por el interés que está sintiendo cierto núcleo de espíritus «escogidos» en presentarla bajo formas verdaderamente extrañas, como, por ejemplo, la de contraposición diametral con la idea de Europa. Peligro grave también ésta para la idea de Hispanidad; porque, ¿quién sería el español dotado de arrestos suficientes para optar, en la alternativa Europa-Hispanoamérica, por el extremo americano? No es que dudemos del amor de España hacia su obra maestra, sino que anotamos, simplemente, cómo dicha opción vendría a suponer, para el español que tal hiciese, caso de ser correcto el planteamiento de la disyuntiva, el renegar de su propio ser histórico.

No se trata de hipótesis. En varias ocasiones hemos oído afirmar a personas de cierta responsabilidad que la obra de acercamiento entre España y los antiguos reinos españoles de América, emprendida por ciertos sectores espirituales de una y otra orillas del Atlántico, equivaldría a una verdadera deserción por parte de la nación española para con Europa. Se insiste en que España está en Europa y no en América, y que, por consiguiente, es en Europa y no en América donde residen y deben custodiarse sus más caros intereses. Sobre todo, en que la labor de acercamiento a Hispanoamérica traería como consecuencia inevitable –dicen ellos– un conflicto más o menos serio con Norteamérica, dado que la gran organización política sajona parece haberse reservado como esfera de influencia el territorio y la población de todas las repúblicas hispanoamericanas. Hasta aquí los europeístas, haciendo constar, por nuestra parte, que no hemos agregado por cuenta propia absolutamente nada.

Lo primero que es preciso definir ahora es la idea de Europa, porque será éste el único modo de evitar que se caiga en un funesto quid pro quo. Que, al acercarse España a América, deserta de Europa –dicen– ¡Pero de qué Europa! Porque si es de aquella que brota de la Reforma y que recibe su consagración legal, que no legítima, en Westfalia, lo primero que se le ocurre pensar a todo el que tenga conciencia clara de los fenómenos históricos, es que de semejante Europa lo mejor es desertar. ¿Es que puede concebirse para España, en este caso, otra actitud que no vaya en contra de su dignidad nacional?

Si, por el contrario, se trata de lo que podríamos llamar la Europa eterna, la cosa cambia por completo. Los principios que engendraron esta Europa son los que quedaron concretados en el Edicto de Milán, primero, y luego, en la creación del Sacro Imperio. Son, por tanto, los que presidieron también el nacimiento y desarrollo de la América española. ¿Cómo, entonces, podría cobrar el acercamiento de España a Hispanoamérica, respecto de esta Europa, caracteres de deserción? Tendríamos entonces que admitir el absurdo de que los principios que provocan el nacimiento de una realidad son radicalmente incompatibles con los que la mantienen en el ser...

Pensemos un instante en la misión que, sin duda le compete a España en esta dolorosa encrucijada histórica: la de exponer e imponer los principios cristianos en la vida política de los pueblos. Exponerlos resulta mucho más fácil que imponerlos. Mucho más fácil y mucho menos útil. Su sola exposición por parte de España no ha de enderezar en lo más mínimo el curso temeroso que sigue la vida política europea; porque los poderosos de la tierra no suelen escuchar al que se presenta en condiciones materiales relativamente inferiores, incluso si, como en el presente caso, les aventaja en nobleza de abolengo espiritual. Las puras sugerencias españolas serán miradas con desconfianza por las potencias directoras de la política europea, si no con manifiesta hostilidad. Sería preciso, entonces, pasar de la mera exposición a la verdadera imposición. Y que no nos asuste la palabra. Sí; a la imposición de unos principios que traerán beneficios para todos; para quienes los impusiesen y para quienes, de buen o mal grado, se los dejasen imponer. Y aquí sí que tiene que entrar necesariamente en juego el acercamiento hispanoamericano. Es decir, que España debe procurar la unión cada vez más estrecha con América si quiere pasar de la simple exposición a la verdadera imposición en Europa de los principios que hicieron a Europa.

«Es que son ustedes un país muy especial», le decía no hace mucho tiempo a un amigo nuestro un profesor norteamericano, que, por añadidura, tenía pujos de hispanista. Y esto lo decía porque nuestro amigo le enrostraba la injusticia implicada en insistir sobre los asesinatos cometidos durante el Movimiento liberador español cuando disculpaba los que se perpetraron en cierto país norte-europeo a raíz de la retirada de los ejércitos germánicos. No eran los asesinatos, era la especialidad del carácter español lo que provocaba la antipatía del profesor norteamericano; o hablando en claro romance castellano, era el espíritu español, eran las cualidades privativas del carácter español lo que le hacía justificar la inquina que sienten hacia España los capitostes de la política internacional, ya que es la especialidad o lo específico lo que constituye el manantial primero intrínseco de las cualidades distintivas de un ser. Esto nos debe servir de lección. España, sin fuerza material, sin posibilidades de imposición por parte suya no podrá encontrar más que desconfianza y antipatía de parte del mundo actual. Con fuerza material se hará oír a pesar de todo. Y esa fuerza es obvio que sólo la podrá encontrar en Hispanoamérica.

Es evidente que los doscientos millones de iberos podríamos contar con la posibilidad de imponer nuestro espíritu mucho mejor que veintiocho millones de españoles. Hoy día resulta necio y extemporáneo pretender que en el plano de las realidades políticas internacionales puede conseguirse cualquier cosa sin una fuerte base demográfica y una economía moderna y bien saneada. Una y otra cosas estarán por igual a nuestro alcance si se lleva a efecto la unión de España con América, una unión que ha de suponer naturalmente la de cada país de los hispanoamericanos con todos los demás. Claro está que los partidarios de un europeísmo a ultranza podrían respondernos que esas mismas fuerzas las podría encontrar España uniéndose con las demás naciones europeas, en especial con aquellas que, como Italia y Francia, pueden quedar incluidas junto con ella en el rubro común de la latinidad. Pero la respuesta no lograría adquirir jamás vigencia social. En la naturaleza misma de las cosas está que los elementos más aptos para unirse de modo duradero han de ser los que se encuentren mutuamente dotados de mayor afinidad. Por tal motivo, seria ridículo intentar establecer unión prescindiendo de la afinidad o, con mayor razón aún, yendo en contra de sus exigencias. Tal contubernio no podría sino engendrar monstruos. Las ramas no podrán mantenerse lozanas sino en comunión vital con la raíz. Pero que no se inquieten los europeístas. La Hispanidad no ha tenido ni tendrá jamás el más pequeño matiz agresivo. La unión mutua de todos los miembros de la familia hispánica no tiene como objetivo excluir la unión con los demás países, sino tan sólo el procurar que dicha unión se efectúe en las debidas condiciones.

No hay tampoco que ver en ello manifestación alguna de soberbia. Lo que pasa es que cada nación representa un peón insustituible en el ajedrez divino, y que, por consiguiente, cada cual se halla obligada a cumplir con una misión determinada. Esto trae como consecuencia que cada nación debe también buscar y hallar los medios necesarios para llevarla a cabo, so pena de hacerse reo de cierto pecado de infidelidad colectiva. Ahora bien; es preciso confesar que el proceso histórico de desarrollo de la comunidad hispánica que estamos presenciando no ha dado motivo alguno para que se le pueda tachar de exclusivista o xenófobo. Lo único que se pretende es que se respete por todos la libertad de asociación. Si las restantes comunidades culturales o raciales no intervienen abusivamente en nuestros asuntos particulares no tendrán nada que temer de parte nuestra; pero si, por el contrario, se entremezclan en lo que no les atañe, no deberán admirarse que la reacción revista ciertos caracteres. Y conste que las intervenciones abusivas pueden ser de muchos tipos, y que, a veces, las más arteras son las más irritantes.

Resumiendo: el desarrollo y fortalecimiento de la Hispanidad, lejos de significar el abandono por parte de España, de su idiosincrasia y misión europeas, ha de brindarle, de suyo, los mejores instrumentos para su feliz y pronta realización. España se dirige a Hispanoamérica para sacar de esa unión las fuerzas necesarias que han de permitir imponer en Europa la vigencia estable de los valores europeos. En otras palabras, para hacer que Europa vuelva a ser europea. Para que la Europa geográfica y al través de ella el mundo todo entero vuelva a ser, otra vez, Europa espiritual.

Tomado de Revista Arbil



3 de julio de 2008

El problema del dolor. I. Introducción.


por C. S. Lewis


Yo admiro con qué osadía esas personas se determinan a hablar de Dios. Al dirigir sus discursos a los impíos, su primer capítulo es probar la divinidad por las obras de la naturaleza... [esto] es darles motivo para creer que las pruebas de nuestra religión son bien débiles... Es admirable que jamás un autor canónico se haya servido de la naturaleza para la prueba de Dios.

PASCAL Pensamientos, II, 366; I, 6.

Cuando era ateo, no hace muchos años, si alguien me hubiese preguntado, ¿por qué no cree en Dios?, mi respuesta habría sido más o menos la siguiente: "Observe el universo en que vivimos. Es en su mayor parte un espacio vacío, completamente oscuro e increíblemente frío. Los cuerpos que se mueven en él son tan pocos y pequeños en comparación con el espacio mismo que, aun si supiéramos que cada uno de ellos está repleto de creaturas perfectamente felices, sería difícil creer que la vida y la felicidad fueran algo más que un mero subproducto para el poder que creó el universo. Sin embargo, tal como se ve, los científicos creen probable que muy pocos soles, quizá ninguno a excepción del nuestro, tengan planetas; y, en nuestro sistema solar, es muy poco factible que exista vida en algún planeta que no sea la Tierra.

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Crímenes


por Vittorio Messori

La tendencia italiana a la autodifamación, alimentada sin tregua desde los medios de comunicación o en las conversaciones de café, cada vez está más inclinada a pensar que nuestro país es el pozo de los vicios de todo el mundo.

Los países del norte europeo ponen mucho cuidado en alimentar el complejo inverso, es decir, el de superioridad, sustentado en la convicción de que el catolicismo estropeó irremisiblemente el carácter de los pueblos afligidos por él. En cambio, el protestantismo...

Esto es lo que expone en un diario inglés un tal Paul Johnson que, además de periodista informado, es un historiador bastante inconformista (lo citamos más adelante, al tratar de Gandhi). Johnson llega a proponer una Europa dividida por una barrera sanitaria que seguiría las fronteras confesionales: al sur la leprosería en la que confinar a los viciosos y supersticiosos «papistas», vigilando que sus virus no contagien a los demás; al norte los ciudadanos superlativamente íntegros, purificados por Lutero, Calvino y Enrique VIII. Unos ciudadanos a los que el simple recuerdo de la hoy remota Reforma (se trata de países ya muy lejanos de cualquier forma de cristianismo, por «puro» o «contaminado» que sea) les borra cualquier resto de pecado original.

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Liberalismo


DISCURSOS célebres, fundadores de una nueva época, ha habido unos cuantos a lo largo de la historia. El más famoso de todos ellos lo pronunció Jesús y se conoce como Sermón de la Montaña; en el cual se contienen, por cierto, muchas más cosas que las ocho Bienaventuranzas. Está también el discurso fúnebre de Pericles recogido por Tucídides en su «Historia de la guerra del Peloponeso»; está el discurso de Lincoln en Gettysburg, que los niños americanos aprenden de memoria en la escuela; y está el discurso que Churchill pronunció en la Cámara de los Comunes, en el que sólo prometía a los ingleses «sangre, sudor y lágrimas».
Pero el discurso más célebre del momento, el discurso que tiene a la derecha española alborozada o mohína -y, en conclusión, meningítica perdida- es el que pronunció Esperanza Aguirre en el Foro de ABC hace unos días. ¿Y cuál es el busilis de ese discurso, que tanta tremolina ha levantado entre los escoliastas? Pues el busilis de ese discurso es la apología del liberalismo.
¿Y qué es eso del liberalismo? Para Esperanza Aguirre ser liberal consiste en considerar que «cada persona debe elegir libremente»; pero es una definición un tanto difusa que lo mismo sirve para definir a un liberal que a un abortista. O a un liberal abortista: ahí tenemos, por ejemplo, al escritor Vargas Llosa retirando su apoyo al PP porque no defendía con suficiente ardor el aborto, que es lo que a su parecer exige un liberalismo de buten.

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3 de Julio, Festividad de San Ireneo, Obispo y Mártir



Obispo de Lyon, y Padre de la Iglesia. La información sobre su vida es escasa, y hasta cierto punto inexacto. Nació en la Asia Proconsular, o al menos en alguna provincia colindante, en la primera mitad del siglo segundo; la fecha exacta es controversial, entre los años 115 y 125, de acuerdo con algunos, o, de acuerdo con otros, entre el 130 y 142. Es cierto que, aun siendo muy joven, Irineo había visto y escuchado al santo Obispo Policarpo (d. 155) en Esmirna. Durante la persecución de Marco Aurelio, Ireneo fue sacerdote de la Iglesia de Lyon. El clero de la ciudad, muchos de los cuales padecían el encarcelamiento por la Fe, lo envió (177 o 178) a Roma con una carta para el Papa Euleterio respecto al Montanismo, y en dicha ocasión portó un testimonio enfático hacia sus méritos. De regreso a Gaul, Ireneo sucedió al mártir San Potino como Obispo de Lyon.

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2 de julio de 2008

Chesterton en la Evangelización de la Cultura


por Inés Futten de la Colina de Cassagne,
Dra. en Filosofía y Letras (UBA),
Profesora de Literatura y Cristianismo(UCA).

Que Chesterton ha hecho una contribución formidable en orden a la evangelización de la cultura, en su época y hasta hoy, es evidente, y describirla nos llevaría horas. En este marco coloquial de pocos minutos, elegí referirme a La Esfera y la Cruz (The Ball and the Cross) y también a Hombrevida, porque las estoy leyendo y comentando, pormenorizadamente, con alumnos en varios grupos, y así voy a hablar de experiencias concretas actuales. Esta modalidad –leer lento- se me impone ya que las obras se ofrecen como caminos a recorrer, en los cuales a cada paso nos esperan tesoros de sugerencias y así es necesario detenernos para recogerlas.
Por ejemplo, el protagonista de Hombrevida nos grita:
“¡Déjense de comprar y vender y empiecen a mirar! Abran los ojos y amanecerán en la Nueva Jerusalén.” (HV p.55)
Este clamor nos interpela y nos reclama, tal como el Evangelio que dice: “Mirad lo lirios del campo, que hoy florecen y mañana se marchitan.....y ni Salomón en su mayor esplendor se vistió como uno de ellos......” Es una llamada a contemplar las bellezas de la Creación. Esta creación, en que –como subraya Pablo (Rom 1), desde el principio del mundo fue posible descubrir la mano de Dios, su omnipotencia y divinidad; y más: estas creaturas presentes en que ya ha obrado la redención de Jesucristo, y por ello, ya está incoada la “Nueva Jerusalén” (Apoc.21). Y Chesterton insiste en este sentido: “¿No ven ustedes que todo aquí parece una joya?” Insiste y recalca:

“Todo aquello que reluce,
todo aquello es oro:
aquel árbol y esta torre,
y esos bronces, todo.
Aire de oro vespertino
Rueda en césped de oro.....” (HV, p.56)

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Charpentier: Magnificat for 3 Voices

Hoy, sin ninguna duda es el día en que hay que entonar el Magnificat.
¡ Hagámoslo!




Live Recording of Marc-Antoine Charpentier's Magnificat for 3 voices.
Jay Carter, countertenor
Daniel Mutlu, tenor
Wesley Chinn, Bass

No hay más datos.

2 de Julio, La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel



"En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» Y dijo María:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María permaneció con ella unos tres meses y se volvió a su casa."


La Visitación

"Por aquellos días, levantàndose María, se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá, y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

19. Es normal que todos los que quieren ser creídos corroboren las razones que les den crédito.También el ángel que anunciaba los misterios, para inducir a creer por un hecho, ha anunciado a María, una virgen, la maternidad de una esposa anciana y estéril, mostrando de este modo que Dios puede hacer todo cuanto le agrada. Desde que oyó esto María, no como incrédula del oráculo, ni como insegura del anuncio, ni como dudosa del hecho, sino alegre en su deseo, para cumplir un piadoso deber, presurosa por el gozo, se dirigió hacia la montaña. Llena de Dios, ¿podia ella no elevarse presurosa hacia las alturas? Los cálculos lentos son extraños a la gracia del Espíritu Santo.

Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿Y de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?

24. El Espíritu Santo conocía su palabra y no la olvida jamás, y la profecía se realiza no sólo en los hechos milagrosos, sino en todo el rigor y propiedad de los términos. ¿Cuál es este fruto del vientre, sino Aquel del que se ha dicho : He aquí que el Señor da por herencia los hijos, recompensa del fruto del seno? (Ps 126, 3). Es decir, la herencia del Señor son los hijos, precio de este fruto que nació del seno de María. El es el fruto del vientre, la flor de la raíz, de la cual profetizó Isaías al decir : Saldrá una vara de la raíz de Jesé, y la flor brotará de la raíz; la raíz es la raza judía; el tallo, María; la flor de María, Cristo, que, como el fruto del buen árbol, según nuestros progresos en la virtud, ahora florece, ahora fructifica en nosotros, ahora renace por la resurrección del cuerpo.

¿Y de dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a mí?

25. No habla como una ignorante -sabía ella que existía la gracia y la operación del Espíritu Santo, para que la madre del profeta fuese saludada por la madre del Señor para provecho de su hijo-, sino que ella reconocía que es esto el resultado, no de un mérito humano, sino de la gracia divina. Dice así : ¿De dónde a mí?, es decir, ¿qué felicidad me llega que la Madre de mi Señor viene a mí? Yo reconozco que no tengo nada que esto exija. ¿De dónde a mí ?¿Por qué justicia, por qué acciones, por qué méritos? No son diligencias acostumbradas entre mujeres que la Madre de mi Señor venga a mí. Yo presiento el milagro, reconozco el misterio: la Madre del Señor está fecundada del Verbo, llena de Dios.

Porque he aquí que, como sonó la voz de tu salutación en mis oídos, dio saltos de alborozo el niño en mi seno. Y dichosa tú que has creído.

26. Observas que María no dudó, sino que creyó, y por eso ha conseguido el fruto de la fe. Bienaventurada tú, dice, que has creído. ¡Mas también sois bienaventurados vosotros que habéis oído y creído!, pues toda alma que cree, concibe y engendra la palabra de Dios y reconoce sus obras. Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor ; que en todos resida el espíritu de María para exultar en Dios. Si corporalmente no hay más que una Madre de Cristo, por la fe Cristo es fruto de todos."

San Ambrosio, Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, II, 19. 24-26.

Oración:

Santa Maria, Vergine delle vergini, madre e figlia del Re di tutti i re, donaci il tuo conforto, perché meritiamo il premio della vita celeste.

Santa Maria, misericordiosissima fra le creature misericordiose, santissima fra le sante, intercedi per noi. Per mezzo tuo, o Vergine, accolga le nostre suppliche Colui che, nato da te per noi, regna ora nei cieli: il suo misericordioso amore cancelli i nostri peccati.

Santa Madre di Dio, che fosti degna di portare nel grembo colui che l'universo non può contenere, cancella con la tua benigna intercessione le nostre colpe, perché, assolti per mezzo tuo, possiamo salire alla dimora della gloria perenne, dove col Figlio regni senza fine.

Preparado por la Facultad Teológica Pontificia «Marianum»

Roma

1 de julio de 2008

La intolerancia de los tolerantes

por Álvaro Fernández Texeira-Nunes

La intolerancia de los tolerantes, es fruto de la extrema tolerancia de los supuestos intolerantes. Porque quienes somos acusados de tales, hemos cedido terreno sin preocuparnos de enfrentarlos en el plano ideológico, donde con la verdad, con la razón, y el apoyo de la ciencia, tenemos todas las de ganar

La tolerancia parece ser uno de los valores más cotizados en el mercado de la posmodernidad. En una época donde el relativismo ético se impone con una fuerza tan brutal como embrutecedora, la tolerancia -gran paradoja- parece ser el bien absoluto que debe buscarse y defenderse a toda costa. Siempre y cuando el sujeto de la tolerancia, sea "políticamente correcto"…

En la teoría, todo se puede tolerar; en la práctica, no se tolera que se pongan límites a la "libertad". Todo se puede tolerar, siempre y cuando no se critique el mal uso -el abuso- de la democracia. Todo se puede tolerar, pero se discrimina a las familias numerosas, a los que no siguen las normas contraceptivas "socialmente aceptadas", a los que se empeñan por vivir la castidad, o formar una familia basada en los valores tradicionales. Todo se tolera, salvo aquello que los tolerantes no están dispuestos a tolerar.

No se tolera el orden, ni la autoridad, ni la jerarquía, ni nada que ponga obstáculos a la "libertad". Todos gritan a coro que el valor absoluto a defender, es la "libertad"; y olvidan que ésta, para ser verdadera, debe estar cimentada en la Verdad, y ordenada al Bien. No se toleran las críticas al laicismo -que no es lo mismo que laicidad-. Los liberales y "librepensadores", los ateos, los agnósticos, los marxistas y los anticristianos de cualquier signo, se han confabulado para imponer el relativismo moral en la educación, rebajando la verdad en nombre de una falsa libertad.

Tomado de Revista Arbil.

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1 de Julio, FESTIVIDAD DE LA PRECIOSÍSMA SANGRE DE N.S.J.C.


¡Canta, lengua, el misterio del Cuerpo glorioso y de la Sangre preciosa de Cristo; de esa Sangre, fruto de un seno generoso, que el Rey de las gentes derramó para rescate del mundo: "in mundi praetium"!

Pero, antes de que la lengua cante gozosa y el corazón se explaye en afectos de gratitud y amor, es necesario que medite la inteligencia las sublimidades del Misterio de Sangre que palpita en el centro mismo de la vida cristiana.

Hay tres hechos que se dan, de modo constante y universal, a través de la historia del hombre: la religión, el sacrificio y la efusión de sangre.

Los más eminentes antropólogos han considerado la religiosidad como uno de los atributos del género humano. La función céntrica de toda forma religioso-social ha sido siempre el sacrificio. Este se presenta como la ofrenda a Dios de alguna cosa útil al hombre, que la destruye en reconocimiento del supremo dominio del Señor sobre todas las cosas y con carácter expiatorio. Por lo que se refiere a la efusión de sangre, observamos que el sacrificio -al menos en su forma más eficaz y solemne- importa la idea de inmolación o mactación de una víctima, y, por lo mismo, el derramamiento de sangre, de modo que no hay religión que, en su sacrificio expiatorio, no lleve consigo efusión de sangre de las víctimas inmoladas a la divinidad.

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30 de junio de 2008

El Batallón San Patricio

Irlandeses en su mayoría, y otros europeos católicos, que habían llegado a EEUU, no encontraron más trabajo que enrolarse en el Ejército Norteamericano, en su guerra contra México.
Cansados de los malos tratos anglosajones, tomaron conciencia que la guerra era contra católicos, "sus hermanos en la Fe", y se pasaron al lado mexicano, luchando heroicamente contra "los yanquis", pero... siempre hay un pero, los masones mexicanos ya habían "vendido" la mitad de México , por algunos millones de dólares, esta vez por su Presidente Santana a los EEUU.
Lástima grande que el primer país católico americano (convertido al catolicismo por la Aparición de Ntra. Sra. de Guadalupe en 1531), haya sido desde su independencia país masónico (ergo anticristiano), hasta la actualidad. Baste mencionar a los Cristeros (1926-29), para demostrarlo.
Recomiendo ver la película entera. ( Héroes sin Patria (One Man's Hero).

Martirio de José Luis Sánchez del Río (adolescente Cristero)



Emocionado hasta las lágrimas, no me atrevo a hacer ningún comentario...

El Ingenioso Periodista H. Verbitsky

por el Dr. Aníbal D´Angelo Rodríguez
En Página 12 del domingo 22 de Junio el Señor Horacio Verbitsky publicó un artículo con el título “Soberbia”. En el copete que lo presenta y sintetiza comienza diciendo que “el problema no son los precios de los alimentos, la distribución de la riqueza ni el perfil productivo del país sino la soberbia presidencial y el doble comando”. La lectura apresurada de este copete y del mismo articulo que encabeza, hizo pensar a algunos que el periodista citado había visto la luz y como un San Pablo porteño perseguiría ahora a los kirchneristas como antes persiguió a los militares y los curas.
Pero no. Nada de eso. Todo el artículo es un ensayo de ironía, en el cual cada cosa que se dice quiere decir la contraria. Las mismas líneas que reproduzco más arriba están precedidas de la palabra “como” y seguidas por “hay que prepararse para una sucesión conflictiva”. O sea que soberbia y doble comando no son un problema real mientras que sí lo son “los precios de los alimentos, etc.”
¿Se le habrá ocurrido a este ingenioso periodista que pudiera ser que el problema de la Argentina fuera, en este momento, “el precio de los alimentos” y la “soberbia presidencial y el doble comando”? Y que su intención de contraponer lo primero como importante y lo segundo como anecdótico esconde (mal) su conciencia de que la soberbia presidencial y el doble comando son, en efecto, graves problemas.
Claro, ninguna de las dos cosas en sí, sino por la forma en que afronta los problemas la pareja presidencial. Que la Sra. sea soberbia no nos causaría demasiada preocupación si se tratara de una vecina de Rio Gallegos dedicada a las labores de la casa. Lo malo es que la Sra. Fernández ha llegado a ser Presidenta de la República argentina. Lo mismo, que tras el trono de la Sra. Fernández se oculte su cónyuge Néstor tampoco sería grave. Lo malo es que es tan soberbio él como ella y ambas soberbias se potencian. Fernández
Y es por la soberbia de ambos que el país está paralizado hace más de cien días cuando con un animo más sensato se pudo parar el conflicto rural en una semana. Y es esa misma soberbia la que los ha hecho ceder pero sin negociar, convencidos de que “los Kirchner mueren pero no se rinden” como se dijo de la Guardia Imperial justamente tras los cien días de Napoleón. Si en vez de ceder sin negociar hubieran cedido negociando todo lo que pasó no hubiera pasado. Pero la exclusión de los productores pequeños, el Plan Social y la remisión al Congreso se hicieron a regañadientes, sin seriedad ni verdadero ánimo negociador, empantanando el conflicto y haciéndolo largo y costoso para el país. Y para ellos mismos, que pagan el precio de su soberbia.
Pero el verdadero objetivo de Verbitsky es presentar un panorama similar al del primer peronismo (1946-1955). Por eso entre las frases claves de su artículo está “la unanimidad del arco democrático” un intento de comparar la situación de aquellos años con la actual. “Unanimidad del arco democrático” pretende representar a la Unión Democrática, que critica pavadas como “el mal gusto de Cristina” en vez de atender a la transformación del país que hacen hoy los Kirchner como ayer hizo Perón. Este intento es un modo de silbar en la oscuridad, imaginando que “el pueblo” respalda a Néstor y Cristina contra la oligarquía, tal como en 1946 (y en 1955) respaldó al líder y su compañera.
¡Pobre Verbitsky! Como no es tonto, sabe perfectamente que las cosas – ay – no son así. Que el primer peronismo fue una alianza de clases contra la vieja política. Que el motor de enganche fue la leyenda del coronel amigo de los pobres aprisionado por sus enemigos y liberado por su pueblo (17 de Octubre) Esa leyenda explicó la adhesión emocional del pueblo argentino sencillo a su líder. Nada ni remotamente parecido se da hoy. La gente humilde vota al peronismo por un reflejo que ha ido perdiendo su fuerza pero aún conserva la suficiente como para darle el 22% de los votos a Néstor y el 30% (si se computa todo el padrón) a Cristina. Pero no hay ninguna adhesión emocional a la pareja gobernante más allá de ese reflejo condicionado electoral. Si caen, no va a haber el llanto oculto de los pobres, como lo hubo (y me consta) en 1955. Y mucho menos, claro, si caen por obra de otro peronismo, como parece probable. Será un Waterloo sin lágrimas y – esperemos – sin sangre.

30 de Junio, Conmemoración de San Pablo, Apóstol y Mártir



Apóstol de Jesucristo y principal propagador del Cristianismo, que tuvo una participación decisiva en la expansión de la Iglesia, desde el momento de su conversión. — Fiesta: 30 de junio. Misa propia.

Saulo, el futuro San Pablo, nacido en Tarso de Cilicia, hacia el año 8 de la Era Cristiana, pertenecía a una familia judía de la diáspora o dispersión y, como tal, estaba sólidamente formado en la Ley judaica. Pronto pasó Saulo a Jerusalén, a completar su educación rabínica, y su maestro fue el más autorizado rabino de entonces, Gamaliel el Viejo. Su gran talento le afianzó rápidamente en los principios de la Ley antigua, que cita constantemente de memoria y con gran exactitud. Su carácter impetuoso le lanza a un fanatismo exagerado, en legítima defensa de la Ley y tradiciones ancestrales.

En las sinagogas de Cilicia debió de conocer la doctrina de la nueva fe cristiana, por la predicación de San Esteban, y su celo e impetuosidad le llevaron a unirse a los perseguidores de ello, convencido de que defendía la causa de Dios.

«Yo perseguí de muerte —nos dice él mismo— a los seguidores de esta nueva doctrina, aprisionando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres».

Y cuando estalló el motín que costó la vida a San Esteban, Pablo evidentemente tomó parte activa en él, ya que los verdugos dejan las vestiduras ante sus ojos: «Y depositaron las vestiduras delante de un mancebo llamado Saulo», leemos en los «Hechos de los Apóstoles».


Para leer el artículo completo haga click en la imágen.


29 de junio de 2008

Católicos?




Sin palabras....


















Un sacerdote belga entrega 50 barras de chocolate, durante la Misa, para hacer la vida más dulce.
¡¡¡¿¿¿???!!!
Fuente: Catholic Church Conservation.

El "Syllabus". Su razón y oportunidad.


por Jaime Boffil Boffil

«Se parte siempre de la hipótesis del materialismo, y los hombres más sensatos se entregan a menudo a la corriente sin darse cuenta de ello. Si este mundo lo es todo y el otro nada, bien está que se oriente todo hacia el primero y nada hacia el segundo. Pero si la verdad es todo lo contrario, entonces es necesario también adoptar la orientación contraria.» J. De Maistre

La ciudad de Dios y la ciudad del Mundo,
dos lógicas en oposición ante el fallo de Pío IX

Dos concepciones del hombre y de la vida se hallan frente a frente: la concepción sostenida por la Iglesia y la sostenida por la moderna civilización.

La Iglesia, Ciudad de Dios, con una lógica exacta»{1}, que sus enemigos reconocen y que sus hijos admiran como signo que es de la mano y de la asistencia divina, ha ido desarrollando –es decir, poniendo en luz cada vez más clara– el depósito dogmático que su Fundador le ha confiado.

Paralelamente, la Ciudad del Mundo, con una lógica no menor, y que revela asimismo la mano de su Príncipe, desarrolla por su parte los principios de la Revolución.

Entre una y otra concepción, media un abismo infranqueable{2}. Ni la astucia de la Ciudad segunda ni la caridad de la primera pueden disimularlo. Por esto, el tercer partido, que cree todavía posible echar un puente sobre sus riberas, ve fracasar irremisiblemente todos sus esfuerzos.

Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen del Beato Pío IX.

Significación del III Concilio de Toledo

por Tomás Marín
Artículo escrito para el XIV centenario del III Concilio de Toledo.

Fue en las Cortes Constituyentes, salidas de la revolución del 68, donde el 5 de junio de 1869 sucumbió la Unidad Católica de España, "asesinada -en frase feliz de Menéndez Pelayo-por 163 votos contra cuarenta". Había durado dicha Unidad, oficial y públicamente, 1.280 años, a lo largo de los cuales alumbraron los días más gloriosos de nuestra historia. La cuenta de esos mil y pico años nos lleva al de 589, cuyo decimocuarto centenario estamos conmemorando y, dentro de él, al magno acontecimiento que dio vida, tan fecunda como extensa, a esa Unidad.

Para leer el artículo entero haga click en el enlace (en rojo).

29 de Junio, Festividad de San Pedro y San Pablo, Apóstoles y Martires











Así el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe. Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos (Lc.22,32).

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