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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de mayo de 2009

2 de Mayo de 1808: Levantamiento de Madrid

Comienzo de la Guerra de Independencia Española

(para conocer más del Levantamiento haga click sobre la imagen de la carga de los mamelucos
)




Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón
miro flotantes crespones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.


Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron...
¡a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron:
a ti, por quien se inclinaron

los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona
que libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona...!


Do quiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
cantando tu valentía;
desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África , que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!...

Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantosa esfera

sujetaron la carrera
las garras de tus leones;
nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.



Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia
,
Zaragoza y San Marcial;
en tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque indómitos y fieros,
saben hacer tus vasallo,

frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros...



Y aun hubo en la tierra un hombre,
que osó profanar tu manto...¡
Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!...
Sin que el recuerdo me asombre
con ansia abriré la historia;
presta luz a mi memoria,
y el mundo y la patria a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.

Aquel genio de ambición
que en su delirio profundo
captando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,

que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.

¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!...



La virgen con patrio ardor
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y cuando calmado está
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:

tu madre te vengará!...


Y suenan patrias canciones,
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!...



Bernardo López García

La Verdad y el Número




Homilía de San Atanasio contra los que consideran al número como prueba de la verdad o que no juzgan de la verdad sino por el número.

Tomado de Stat Veritas




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e Dios debemos esperar la fuerza y las luces necesarias para combatir la mentira y el error y a Él recurriremos para obtenerlas. Él es el Dios de la Verdad, Él nos ha sacado del seno del error y de la ilusión, Él nos dice en el fondo del corazón: "Yo soy la Verdad", Él sostiene nuestra esperanza y anima nuestro celo, cuando nos dice: "Tened confianza, Yo he vencido al mundo.

Después de eso, ¿cómo no sentir compasión por los que sólo miden la fuerza y el poder de la Verdad por el gran número? ¿Han olvidado por consiguiente, que Nuestro Señor Jesucristo no eligió sino doce discípulos, gentes simples, sin letras, pobres e ignorantes, para oponerlos, con una misericordia totalmente gratuita, al mundo entero y que no les dio, como única defensa, sino la confianza en Él? ¿Ignoran acaso que les dio como instrucción a estos doce enviados, no el seguir al gran número, y a esos millones de hombres que se perdían, sino ganar a esa multitud y comprometerla a seguirlos? ¡Cuán admirable es la fuerza de la Verdad!

Sí, la Verdad es siempre vencedora, aunque no esté sostenida sino por un número muy pequeño. No tener otro recurso sino el gran número, recurrir a él como a una muralla contra todos los ataques, y como a una respuesta para todas las dificultades, es reconocer la debilidad de su causa, es convenir en la imposibilidad en que se está de defenderse, es, en una palabra, reconocerse vencido.

¿Qué pretendéis, en efecto, cuando nos objetáis vuestro gran número? ¿Queréis como en otro tiempo, levantar una segunda Torre de Babel, para tener a raya a Dios y atacarlo en caso de necesidad? ¡Qué ejemplo el de esa multitud insensata! Que vuestro gran número me presente la Verdad en toda su pureza y su brillo, estoy dispuesto a rendirme y mi derrota es segura; pero que no me dé como prueba y razón nada más que su propio gran número y su autoridad: es querer causar terror y dar miedo, pero de ningún modo persuadirme.

Cuando diez mil hombres se hubiesen reunido para hacerme creer en pleno día que es de noche, para hacerme aceptar una moneda de cobre por una moneda de oro, para persuadirme a tomar un veneno descubierto y conocido por mí, como un alimento útil y conveniente, ¿estaría obligado por eso a creerles?

Por consiguiente, puesto que no estoy obligado a creer en el gran número, que está sujeto a error en las cosas puramente terrestres, ¿Por qué cuando se trata de los dogmas de la religión y de las cosas del cielo, estaría yo obligado a abandonar a los que están apegados a la Tradición de sus Padres, a quienes creen con todos los que han sido antes que ellos, lo que se ha creído en los siglos más remotos, y confirmado además, por la Sagrada Escritura? ¿Por qué, digo, estaría yo obligado a abandonarlos para seguir a una multitud que no da ninguna prueba de lo que afirma? ¿Acaso el Señor mismo no nos dijo que había muchos llamados, pero pocos escogidos; que la puerta de la vida es pequeña, que la vía que lleva a ella es estrecha y que son pocos los que la encuentran?

Por consiguiente, ¿cuál es el hombre razonable que no prefiriese ser de este pequeño número, que entra a la vida eterna por ese camino estrecho, a ser del gran número que corre y se precipita a la muerte por el camino ancho? ¿Quién de vosotros, si hubiese estado en los tiempos en que San Esteban fue lapidado y expuesto a los insultos del gran número, no hubiese preferido e incluso no hubiese deseado ser de su partido, aunque él estuviese solo, antes que seguir al pueblo, que por el testimonio y la autoridad de la multitud creía estar en la verdadera fe?
Un solo hombre de una probidad reconocida merece más fe y más atención que otros diez mil que no cuentan sino con su número y su poder. Buscad en las Escrituras y encontraréis las pruebas. Leed el Antiguo Testamento, allí veréis a Fineés [nieto de Aarón, Éxodo 6,25] quien se presenta solo ante el Señor, solo apacigua su cólera y hace cesar la matanza de los israelitas, de los que acababan de perecer veinticuatro mil. Si se hubiese contentado con decirse entonces, ¿quién osará oponerse aun número tan grande que está unido para cometer el crimen? ¿qué puedo yo contra la multitud? ¿de qué me serviría oponerme al mal que cometen con voluntad plena? ¿habría obrado valientemente y habría detenido el mal que cometía el gran número? No, sin duda, el resto de los israelitas habría perecido y Dios no habría perdonado a ese pueblo gracias al celo de Fineés. Es necesario, por consiguiente, que se prefiera el sentimiento de un hombre con probidad, que obra y habla con la libertad que da la Religión, a las opiniones y a las máximas corrompidas de una multitud.

En cuanto a vosotros, seguid si queréis al gran número que perece en las aguas y abandonad a Noé, el único que es conservado; pero al menos no me impidáis salvarme en el Arca con el pequeño número. Seguid si queréis al gran número de los habitantes de Sodoma; en cuanto a mí, yo acompañaré a Lot; y aunque él esté solo, no lo abandonaré para seguir a la multitud de la que se separó para buscar su salvación.

No creáis, sin embargo, que desprecio el gran número; no, lo respeto, y sé los miramientos que hay que tener con él: pero es ese gran número que da prueba y hace ver la verdad de lo que afirma, y no ese gran número que teme y evita la discusión y el examen; no ese gran número que parece siempre dispuesto al asalto y que ataca con orgullo, sino ese gran número que reprende con bondad; no ese gran número que triunfa y se complace en la novedad, sino ese gran número que conserva la heredad que sus Padres le han legado y está apegado a ella.

Pero, en cuanto a vosotros, ¿cuál es ese gran número del que os jactáis? Qué decir de los individuos vencidos, seducidos y ganados por las caricias, los presentes, de los individuos enceguecidos y arrastrados por su incapacidad y su ignorancia, de los individuos que, unos por timidez y otros por temor, sucumbieron ante vuestras amenazas y vuestro crédito, de los individuos que prefieren un placer de un momento, aunque pecando, a la vida que debe ser eterna.

¿Así, por consiguiente, pretendéis sostener el error y la mentira por medio del gran número, y establecerlo con perjuicio de la Verdad, que un grandísimo número no enrojeció en confesar públicamente a expensas de su vida? ¡Ah, por cierto, hacéis ver la magnitud del mal y hacéis conocer la profundidad de la llaga, pues la desgracia es tanto mayor cuanto más individuos se encuentran envueltos en ella!

"No sigáis la muchedumbre para obrar mal,
ni el juicio te acomodes al parecer del mayor número,
si con ello te desvías de la verdad".

Id a Tomás. Principios fundamentales del pensamiento de Santo Tomás (17)





por Eudaldo Forment


Tomado de Gratis Date



17

La dependencia de la criatura





e la doctrina de la participación en el orden del ser también se derivan, además de la tesis tomista de la distinción real entre la esencia y el ser: la confirmación de la estructuración actopotencial del ente; la consideración de la finitud, no como un mal metafísico, sino como el modo de participar del bien; la contingencia de los entes participados; y también el carácter dependiente de las criaturas.

La creación, considerada desde las criaturas, no es más que «la misma dependencia del ser creado respecto del principio que la origina» (Summa Contra Gentes, II, c. 18). Lo que revela que la entidad participada implica su dependencia de la causa que le da el ser. La creación proporciona la verdadera entidad y situación de la criatura. Lo esencial de la noción de creación es la necesaria dependencia total a la causa que da el ser. Esta es la situación de toda criatura con repecto a Dios.

El ser, el constitutivo entitativo intrínseco y fundamental, origen de todas las perfecciones y de la misma existencia, no es algo que pertenezca propiamente a ningún ente. Todos los entes necesitaron de la acción de Dios para comenzar a ser y a existir, siguen necesitándola de modo ininterrumpido para continuar siendo.

El desconocimiento o la falta de reflexión sobre esta verdad metafísica, puede llevar a una posición érronea y muy peligrosa, el concebir el mundo o las criaturas en relación con Dios como un ente comparado con otro mayor. De tal manera que por grande que fuera la distancia entre ambos, siempre la criatura podría sumar su perfección a la de Dios.

La criatura, tal como la concibe Santo Tomás, por el contrario, no es reductible a un mismo género con el Creador. Nunca puede sumarse con Él. Todo el ser de la criatura depende de Dios. Su relación con el «Ipsum Esse Subsistens», con la Perfección incircunscrita, ilimitada, que encierra en sí toda perfección, que no puede ganar ni perder perfección alguna, es la de receptor de todas sus perfecciones.
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Reprobando al Papa




por Juan Manuel de Prada


Tomado de ABC







sto de que unos tíos que no saben hacer la o con un canuto se pongan a reprobar al Papa tiene un componente desquiciado y chusco que no lograría superar el principado de Andorra si mañana declarase la guerra a los Estados Unidos. Pero estas enormidades han adquirido carta de naturaleza en un mundo que ha perdido el sentido de la proporción; y donde los ineptos se creen con derecho a discutir con el sabio, o mejor dicho, a silenciarlo con sus chillidos. Pues para discutir son necesarias dos personas que aduzcan razones; pero cuando una aduce razones y la otra opone irracionalidad, consignas doctrinarias y aspavientos emotivos, la discusión se hace imposible y al sabio sólo le resta resignarse a que sus palabras sean tergiversadas, acalladas, anatemizadas por el guirigay de los ineptos. Benedicto XVI reclamó una humanización de la sexualidad, que consiste en liberar al hombre de la esclavitud de la promiscuidad. para combatir el mal en sus orígenes; y el Mátrix progre, en lugar de liberar al hombre de la promiscuidad sexual, lo exhorta a entregarse a ella sin recato, regalándole a cambio un condón. Que, una vez usado, deja al hombre a merced de la promiscuidad, o sea, a merced del mal que, según nos asegura, pretende combatir.


Pero el acceso de furia irracional con que el Mátrix progre ha respondido el llamado del Papa a la humanización de la sexualidad nos invita a esbozar aquí una reflexión sobre la dificultad insalvable que constituye tratar de afirmar la verdad profunda de las cosas, en una época que ha renunciado a la posibilidad del conocimiento, enfangada en un lodazal en el que sólo triunfan el embrollo y la desintegración de la razón. El Mátrix progre ha destruido la razón como guía de la acción humana, como motor de su voluntad; y cuando la voluntad humana se gobierna por el puro instinto, el mismo hombre ha sido destruido; esto es, animalizado. En esta coyuntura, la incomprensión con que han sido acogidas las declaraciones del Papa me recuerda dolorosamente aquel pasaje evangélico (Jn 18) en el que, llevado al pretorio, Jesús conversa con Pilato; basta con que veamos en Jesús, varón de dolores, a la Iglesia de la que Benedicto XVI es cabeza visible, y en Pilato al mundo. Benedicto XVI se esfuerza por entablar diálogo con el mundo, usando su mismo idioma, en busca de semillas de verdad: «Para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz». A lo que el mundo responde con arrogante indiferencia, incapaz de entender un lenguaje que apela a la razón: «¿Y qué es la verdad?». Y, ante el escepticismo de Pilato, Jesús calla, mientras crece el clamor rabioso de la multitud: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».


Y en esas estamos. El Papa, en una carta reciente a los obispos transida de dolor, constataba que «la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento»; y añadía: «El auténtico problema en este momento actual de la historia es que Dios desaparece del horizonte de los hombres y, con el apagarse de la luz que proviene de Dios, la humanidad se ve afectada por la falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más de manifiesto». En la reacción furibunda del Mátrix progre ante las declaraciones de Benedicto XVI sobre la humanización de la sexualidad descubrimos la falta de orientación de un mundo que ya no se esfuerza por entender sus palabras, que ya ni siquiera las puede entender, porque le falta la luz que viene de lo alto. Es un signo escatológico clarísimo; y aceptando convertirse en diana del escarnio y la calumnia furiosa -en este contexto debemos situar este intento chusco de reprobación de los ignaros-, Benedicto XVI, varón de dolores, está preparando a los cristianos para afrontar la Cruz. Así de duro y así de simple: «Ecce Homo».

2 de Mayo, Festividad de San Atanasio, Obispo, Confesor y Doctor







os santos vienen a perpetuar y a reproducir, hasta cierto punto, la santidad de Cristo, que se actualiza en un espacio y tiempo determinados. Algunos de ellos, los patriarcas fundadores de los grandes institutos religiosos, abren un camino, una modalidad ascética o fórmula accidental nueva para que los diversos temperamentos humanos tengan dónde localizar libremente su vocación al servicio divino. Aunque la santidad tenga siempre una proyección histórica y un gran peso social, hay también santos a los que Dios asigna una misión histórica ante una gran necesidad social o ante una crisis singularmente difícil. Tal es, sin duda, el caso de Atanasio de Alejandría; prototipo de la fortaleza cristiana, su vida sintetiza la lucha heroica mantenida por la ortodoxia frente a la vigorosa reacción doctrinal del paganismo antiguo asumida por la herejía de Arrio; fortaleza inflexible y dinámica ante el error, suscitada por el Señor para librar a su Iglesia de un trance peligroso. Durante los sesenta años que median desde la paz de Constantino hasta que Teodosio establece el cristianismo católico como religión del Imperio, el atleta alejandrino es el más visible protagonista de la historia de la Iglesia.
El Edicto de Milán vino a reconocer que el cristianismo era la base ética y moral de un mundo nuevo que nacía en las entrañas mismas del Imperio romano, llenando el vacío moral de esta gran Institución, tan rica de cultura humana y de esplendor material, pero no liquidaba las doctrinas ni las costumbres paganas, que continuaban adheridas tanto al sentido de las multitudes como a la convicción de los filósofos y a las necesidades de la administración pública. Constantino, a pesar de su fe cristiana, mantiene el título de pontífice supremo y continúa siendo, como todos los emperadores, jefe de los colegios sacerdotales, a fin de salvar las apariencias y la realidad sociológica del sentimiento popular; los administradores de las provincias fiscalizan y dirigen el culto a los ídolos y a los dioses; el clima popular en la ciudad y en las aldeas es pagano y el sentimiento religioso polarizará durante dos tercios de siglo en las formas tradicionales de la idolatría: la adivinación, las artes mágicas y las más extrañas supersticiones.
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1 de mayo de 2009

Habla un Obispo: al pan pan, y al vino vino


MONS. LONA REAFIRMA DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE SEXUALIDAD HUMANA


Tomado del blog del Diario Pregón de La Plata



l Domingo de Ramos, El Diario de la República de San Luis, publicó una editorial “con el objeto de refutar al Papa”, al que le adjudica una "Ignorancia fatal" en materia de sexualidad humana.

Tras dejar pasar la Semana Santa, “un tiempo especialísimo de culto, oración y testimonio de fe”, el Obispo de San Luis, Mons. Jorge Lona, rebatió con sólidos argumentos -científicos, antropológicos y teológicos- la editorial del diario que -según Perfil- pertenece a la familia Rodríguez Saa (Perfil 17/06/2007).

A continuación el texto completo de Comunicado de Mons. Lona:

TRISTE IGNORANCIA

Utilizando un estilo indudablemente agresivo, el órgano de prensa que representa en San Luis al pensamiento oficial, ha acusado al Papa Benedicto XVI y a la Iglesia Católica de una ignorancia que afectaría fatalmente a la salud de la población.

Dicha acusación, formulada en el editorial periodístico correspondiente al Domingo de Ramos, obviamente no era un tema que pudiera tratarse durante el curso de la Semana Santa, que sigue siendo un tiempo especialísimo de culto, oración y testimonio de fe.

Pero la fe es inseparable de la vida, y por ello es necesario ahora considerar el tema de manera objetiva y conciliadora, para el bien de todos.

1º) Ante todo, debemos conciliar cada afirmación que se haga, en el plano estrictamente científico, con la información objetiva más actualizada.

El “Diario” (lo mencionamos así para abreviar) parece haberse dejado influir por la ignorancia manifestada por el Ministerio de Educación de la Nación, al definir al preservativo como “el único método existente para prevenir el virus del SIDA”. (1)

No sólo no es el único método, sino que los organismos internacionales y nacionales más importantes del mundo colocan el preservativo en el cuarto y tercer lugar, anteponiéndole precisamente en primero y segundo lugar, las prácticas preventivas que recomienda la Iglesia: retrasar el comienzo de la actividad sexual (abstinencia), y fidelidad mutua (2); y abstinencia de la actividad sexual, y relación sexual mutuamente monógama. (3)

Estos importantes organismos oficiales, mencionados en las notas al pie, de ninguna manera proponen esos criterios en adhesión a la Iglesia Católica y a su Magisterio. Lo hacen, exclusivamente, por las evidencias científicas acumuladas a través de más de veinte años de campañas mundiales de prevención del SIDA.

Por eso, los numerosos párrafos en que el editorial del “Diario” se refiere a las propuestas de la Iglesia en tono irónico y hasta despreciativo, hallan su disculpa en una triste -pero suponemos involuntaria- ignorancia.

2º) En segundo lugar, es necesario comprender porqué la distribución y propaganda del preservativo puede agravar la difusión del SIDA. Esta afirmación del Papa Benedicto XVI durante su reciente viaje a África ha sido firmemente apoyada por el Dr. Edward Green, principal investigador del tema en la Universidad de Harvard, con amplia experiencia en aquél continente. Es un destacado científico no católico, que fundamenta su opinión en datos objetivos de los que ha sido testigo. Se trata del fenómeno conocido como “desinhibición del comportamiento”, por el cual la persona asume mayores riesgos en su conducta sexual, al creerse a salvo de la enfermedad. (4)

Cualquier padre de familia puede darse cuenta de que si su hijo, niño o adolescente, recibe el mensaje de que sólo será considerado un “joven responsable” usando preservativos, fácilmente se sentirá autorizado a iniciar su actividad sexual a partir de ese momento. Eso significará inmadurez, y en muchos casos promiscuidad (sexo con cualquiera, en cualquier parte y de cualquier manera). Y la promiscuidad es una de las situaciones más favorables al contagio del SIDA.

3º) Los dos aportes anteriores, necesitan para su plena comprensión, ser completados por otro dato muy importante. El gran problema del preservativo en relación a la prevención del SIDA, es su baja eficiencia de uso. Para disminuir el contagio del SIDA el preservativo debería ser de perfecta calidad, y colocado con precauciones especiales. Sólo así podría lograrse lo que técnicamente se denomina “uso consistente”. Pero esa consistencia de uso no se ha logrado nunca en el conjunto de una población afectada. Aún en grupos especialmente adiestrados, bajo control experimental, los resultados han sido desalentadores. Todo ello consta en diversos trabajos científicos publicados en los últimos quince años. Pero los cubre una cortina de silencio, de ese tema no se habla.

Sin embargo, la explicación del fracaso es sencilla. No se ha logrado -ni se podrá lograr nunca- la confección de un “preservativo automático”, que por sí solo se coloque del modo y en el lugar debido, a la manera del “air bag” de un automóvil. Es la propia naturaleza de la sexualidad humana, la que lo impide.

4º) Y así, llegamos al tema verdaderamente importante, decisivo. Lo anterior ha tenido valor científico, y ha sido necesario para enfrentar la acusación de que la Iglesia ignora los progresos de la ciencia experimental. Pero hay otra ciencia más alta: la verdadera filosofía que se anima a indagar sobre el misterio del ser humano en todas sus dimensiones, y se niega a reducirlo a un animal de inexplicable inteligencia y carente de libertad.

Y si esa filosofía se deja iluminar por la fe, será teología, sabiduría de Dios enseñándonos quiénes somos, y cómo podemos alcanzar la plenitud de nuestra vida verdadera.

Bajo esa luz, la Iglesia sigue proclamando la verdad de la Creación. Dios nos ha creado para amarnos, y para que respondiendo a su amor, lleguemos a ser capaces de amarnos entre nosotros como Él nos ama. Por eso nos ha creado parecidos a Él, a su imagen y semejanza, con un querer inteligente y libre. Y nos ha creado varón y mujer. El sexo humano tiene como clave, realización y destino la entrega del amor para el propio bien y el bien de los demás. Todo lo que podrá tener de auténticamente recreacional y liberador vendrá de allí.

Dios nos ha creado así para que toda la sociedad humana se fundamente en la familia humana, realización del amor de entrega fiel y perdurable entre el varón y la mujer, y sus hijos. Y a quienes llama a renunciar a esa particular realización familiar los llama para que entreguen totalmente su vida de varones y mujeres a la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia. En la paternidad, maternidad y fraternidad espiritual del sacerdocio y la vida consagrada.
El sexo humano es para la entrega del amor. Pero si nuestra libertad con soberbia lo niega, habremos elegido la frustración humana y sexual del egoísmo.

El recreo y la libertad del amor se irán transformando en la insatisfacción insaciable y en la solitaria prisión del yo. El sexo egoísta, capaz de destruir la propia vida, y causar terrible daño a los demás.

Dios no lo quiere, y en Cristo resucitado nos llama y nos seguirá llamando a renovar, y también a recuperar si lo hemos perdido, el don de vida que puso en cada uno de nosotros. Él quiere iluminar toda ignorancia. Él quiere que brille en nuestras vidas el resplandor de la Verdad.

San Luis, 18 de abril de 2009

Mons. Jorge Luis Lona
Obispo de San Luis
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Notas:

(1) “Lineamientos curriculares para la Educación Sexual Integral”, 2008, pag.24.

(2) “Directrices prácticas del ONUSIDA para intensificar la prevención del VIH”, 2007, pag.45 (ONUSIDA es el organismo responsable del tema en las Naciones Unidas).

(3) “Principales modos de reducir el riesgo de contraer el SIDA”. (CDC, Center for Disease Control, que es el organismo público responsable del tema en los Estados Unidos. En la página web: www.NineAndaHalfMinutes.org, 2009.)

(4) “Investigador de Harvard está de acuerdo con el Papa sobre el uso de condones en África”, Catholic News Agency, Estados Unidos, 21-03-09

Vivaldi: Nisi Dominus (RV 608)


Antonio Lucio Vivaldi (1678 - 1741).

Salmo 126 "Nisi Dominus" (RV 608) per contralto e orchestra




Intérpretes:

Concerto Italiano.

Sara Mingardo (Contralto).

Dir. Rinaldo Alessandrini.





I. Nisi Dominus: Allegro.
II. Vanum est vobis: Largo.
III. Surgite postquam sedentis: Presto - Adagio.




Nisi Dominus aedificavit domum:
in vanum laboraverunt qui aedíficant eam.
Nisi Dominus custodierit civitatem:
frustra vígilat qui custodit eam.
Vanum est vobis ante lucem surgere.
Surgite postquam sederitis,
qui manducatis panem doloris.


IV. Cum dederit: Andante.
V. Sicut sagittae: Allegro.
VI. Beatus vir: Andante.




Cum dederit dilectis suis somnum.
Ecce, hereditas Domini filii: merces, fructus ventris.
Sicut sagittae in manu potentis:
ita filii excussorum.
Beatus vir, qui implevit desiderium suum ex ipsis:
non confundetur cum loquetur inimicis suis in porta.



VII. Gloria Patri: Larghetto.
VIII. Sicut era: Allegro.
IX. Amen: Allegro.




Gloria Patri,
et Filio et Spirítui Sancto,
sicut erat in princípio
et nunc, et semper,
et in saecula saeculorum.
Amen. Alleluia.

Progresismo y ateísmo




por el Dr. Alberto Caturelli


Tomado de La Quimera del Progresismo,
Colección Clásicos Contrarrevolucionarios,
Buenos Aires, 1981




EL CRISTIANISMO NO RELIGIOSO DE JOHN A. T. ROBINSON

I

n la segunda parte de Los hermanos Karamásov, Dostoyevski narra los terribles momentos en los cuales Cristo, que acaba de resucitar a una niña, es puesto en la cárcel. Tras Él va el Inquisidor y le pregunta sin esperar respuesta: "¿Eres Tú? ¿Tú?". Y agrega: "No contestes; calla. Además ¿qué podrías decir? De sobra sé lo que dirías. Y tampoco tienes derecho a añadir nada a lo que ya dijiste. ¿Por qué has venido a estorbarnos?" En efecto, ¿qué podría decir, hoy, el autor de las Escrituras? El "teólogo" secularizado, los teóricos de un Cristianismo no religioso o de un Cristianismo "ateo", saben de sobra lo que el Señor diría y, además, le negarían de plano todo derecho a añadir nada. Y, sin embargo, el Señor que ha venido "de lo alto", que acaba de hacer un milagro, no puede menos que estorbar. Quizá por eso, el Gran Inquisidor, más adelante, le dice: "Tú objetaste que el hombre vive no sólo de pan. Pero ¿no sabes que en nombre de ese mismo pan terrenal se sublevará contra Ti el espíritu de la tierra y luchará contigo y te vencerá, y todos irán tras él, exclamando: «¿Quién es semejante a esa bestia, que nos ha dado el fuego del Cielo?» ¿Sabes que pasarán los siglos y la humanidad proclamará, por la boca de su saber y de su ciencia, que no existe el crimen, y por consiguiente tampoco el pecado; que sólo hay hambrientos?"
Dostoyevski parece haber intuido no solamente que la verdadera imagen del Señor sería alterada por la rebelión del espíritu de la Tierra (es decir, por la secularización), sino que Él mismo sería repudiado, porque el hombre que viva entera y auténticamente en la edad moderna —como 'dice Robinson— no puede no ser ateo. En semejante mundo en el cual ya no podemos decir quién es Dios, porque sólo mentarlo es reducirlo a categoría mitológica, el Señor, si volviera (y ha de volver seguramente) sería el que viene a estorbar. Y en efecto Él es el Gran Estorbo, en un mundo autosuficiente no religado a nadie.

a) El Dios "en lo alto" o el Dios de "ahí fuera"

Sin someter a crítica al inmanentismo moderno ni preguntar por las verdaderas causas de su desarrollo, los "teólogos" del ateísmo "cristiano" se limitan a partir del hecho de la secularización, en cuyo seno, claro está, no se puede ser sino ateo. Esto es cierto, pero es menester, antes de aceptar el hecho, interrogarse por qué, sin entregarse a él. El obispo anglicano Robinson se limita a partir del hecho en cuyo seno él mismo reconoce que no es posible ni el concepto "antiguo" de Dios, ni la visión "tradicional" del Cristianismo; sin preguntarse previamente por los motivos profundos de su propia crisis religiosa, a priori decide que el secularismo, la ciencia, la técnica, nos imponen otra imagen del mundo y, en consecuencia, el Evangelio aparece hoy contaminado por una imagen "superada" del mundo. Esto supone la necesidad de superar el mismo lenguaje teológico de manera que nuestro actual modo de hablar de Dios sea comprensible para todos (una nueva imagen de Dios mismo) y, por consiguiente, será menester cambiar también la imagen de Cristo, de su relación con los hombres, de la Iglesia y la liturgia. La "antigua" concepción del Cristianismo, inmersa en un ambiente sobrenaturalista, deberá ser ahora secular; y la supuesta heteronomía de la ley moral tendrá que ser ahora autónoma y situacional. Meditemos este planteo básico a partir de las ideas centrales de Robinson que (de entre sus varios libros) tomo principalmente de aquél que le dio fama: Honest to God, que cito por la traducción española Honesto para con Dios (HD).(1)
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Llamando a las cosas por su nombre


Fragmento de un artículo de Aceprensa





ero el 27 de abril la ceremonia de graduación de Notre Dame sufrió otra conmoción: Mary Ann Glendon renunciaba a la Laetare Medal. En una carta al rector de Notre Dame, John Jenkins, religioso de la Congregación de la Santa Cruz, explicaba sus motivos.

En primer lugar, recordaba al rector que los obispos habían pedido en 2004 a las instituciones católicas que “no concedieran honores a aquellos que actúan sin respetar nuestros principios morales fundamentales”, y que a tales personas “no se les deberían conceder premios, honores o plataformas que pudieran sugerir un apoyo a sus acciones”.

“Esta petición –apostilla Glendon–, que en modo alguno implica un control o interferencia con la libertad de una institución para invitar y debatir con quien quiera, me parece tan razonable que no entiendo cómo una universidad católica puede no respetarla”. Esta observación, proveniente de una profesora que ha enseñado en universidades tan seculares como Harvard, no puede despacharse invocando sin más la libertad académica.

La segunda cosa que molestó a Mary Ann Glendon fue que, en unas directrices escritas dadas por la universidad para que su consejo de patronos respondiera a las críticas por la distinción ofrecida a Obama, se diera a entender que el discurso de la jurista serviría como contrapeso para buscar un equilibrio en el acto académico. Glendon piensa que una ceremonia de graduación debe ser un día alegre para los alumnos y sus familias. Por eso, dice, no es el lugar oportuno para tratar el grave problema que suscita la decisión de Notre Dame de “conceder honores a un destacado e inflexible oponente a la postura de la Iglesia en cuestiones que tienen que ver con principios fundamentales de justicia”.

Por último, la jurista menciona que, ante noticias de que otras escuelas católicas podrían también hacer caso omiso de las directrices episcopales, “me preocupa –dice– que el ejemplo de Notre Dame pueda tener un desafortunado ejemplo expansivo”.

Por todo lo cual, Mary Ann Glendon renuncia a la Laetare Medal y a participar en la ceremonia de graduación.

NdE: La Dra Glendon es una de las juristas católicas más conocidas en EE.UU., profesora de Harvard, ex embajadora de su país en el Vaticano, recibió en 1998 el doctorado "honoris causa", en la Universidad de Navarra.



1 de Mayo, Festividad de San José Obrero







l 1 de mayo de 1955—escribe un testigo presencial— Roma era un hervidero de gente sencilla y morena, con mirada abierta y espontánea. Aquí y allá, en los bares y vías que acercan al Vaticano, grupos de hombres, mujeres y niños, mezclados en alegre algarabía, despachaban el leve bagaje de sus mochilas y apuraban unas tazas de rico café. En su derredor parecía soplar un aire nuevo, sin estrenar. Hasta tal punto que el semblante de la Ciudad Eterna, acostumbrado a todos los acontecimientos y a todas las extravagancias de todos los pueblos de la tierra, parecía asombrado ante aquella avalancha nueva de cuerpos duros y curtidos y de almas ingenuas, que desbordaban todo lo previsto."

Se diría que había un presentimiento. Cuando aquellos grupos confluyeron en una de las grandes plazas romanas y a lo largo de las amplias márgenes del Tíber e iniciaron su marcha hacia el Vaticano, flotaba algo en el ambiente. La vía de la Conciliación se estremecía con un eco nuevo, el de las rotundas voces de los obreros del mundo, que, al compás de bravos himnos, y bajo sus guiones y pancartas, representando a todos sus hermanos del mundo, avanzaban al encuentro del Papa.

Era una riada inmensa de vida, de calor, de entusiasmo. Bajo el crepitar de los camiones, cargados de trabajadores, que con sus instrumentos de trabajo avanzaban hacia la plaza de San Pedro, corría una multitud alegre y sencilla, gritando hermosas consignas: "¡Viva Cristo Trabajador! ¡Vivan todos los trabajadores! ¡Viva el Papa!". Aquellos doscientos mil hombres superaban el viejo latido de odio y de muerte, cambiándolo por otro de resurrección y de vida.
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30 de abril de 2009

Prometeo desencadenado o la ideología moderna (3)







por el Dr. Enrique Díaz Araujo




Tomado de La Enciclopedia y el Enciclopedismo
Ediciones OIKOS, Buenos Aires, 1983






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n punto en que vienen a coincidir la mayoría de los iluministas es el de la negación del patriotismo natural. Montesquieu dirá: "Me considero hombre antes que francés porque soy necesariamente hombre, mientras que nací francés por azar", como si el patriotismo no fuera una virtud que nace de la misma naturaleza humana. La voluntariedad o electividad de las patrias es para olio» ruo.süón decidida. De ahí que Voltaire exprese: "Se tiene una patria cuando se tiene un buen rey, pero no bajo uno malo". En todo caso, el "buen rey" sería aquel que se dedicara a disminuir la extensión territorial de su reino, ya que "cuando más grande se va haciendo esta patria, menos amor se siente por ella; porque el amor compartido se va debilitando. Es imposible amar tiernamente a una familia demasiado numerosa y que apenas se conoce". "Ya no hay patria", añadirá Diderot, adelantando el célebre aforismo marxista de que "los proletarios no tienen patria". Resumiendo la posición común, Fougeret de Monbron, en su libro Cosmopolita (1753), rescató, para el siglo XVIII, el lema: "Mi patria es dondequiera que me encuentro a gusto"; y todos ellos —con la sola excepción de Rousseau— apoyaron la destrucción de Polonia por Federico II, el déspota "ilustrado"(39).

Estos son, pues, los philosophes del Iluminismo. Su filosofía fue como ellos: paupérrima. Los hemos venido llamando "racionalistas", por un convencionalismo usual en las ciencias políticas, aunque el término en estricto sentido filosófico no les corresponde. El genuino "racionalismo" es el del siglo xvn, el del criticismo y matematicismo metódico de Descartes, del ocasionalismo de Malebranche, de la armonía preestablecida de Leibniz, del paralelismo de Spinoza. Es decir, en términos generales, los propiciadores del método crítico-deductivo. Nuestros personajes del siglo siguiente, que no alcanzan estatura filosófica, son más bien seguidores del "empirismo" de la escuela inglesa, la de Hobbes, Locke, Berkeley, Hume, etc., sensistas, utilitaristas, inductivistas que prefieren el método de la ciencia física marcado por Newton y Bacon, al de las matemáticas, para incursionar en el campo de la filosofía. En lo que coincidían estas dos corrientes "modernas" era en el abandono del método propio del saber filosófico, el del intelecto realista. Mas los "ilustrados" no quisieron identificarse así como así con la escuela inglesa, y por eso es que practicaron una especie de "empirismo ecléctico", que se jacta de su apego a las sensaciones, pero como éste es un concepto apriorístico que les sirve para construir, por deducción, una serie interminable de ideas abstractas, no se puede decir, con precisión, que hayan sido racionalistas o empiristas. En cierto sentido estarán más cerca de su sucesor, Emmanuel Kant, con su empirio-criticismo, aunque ellos no hayan ni atisbado las complejidades y sutilezas del mecanismo ideado por el pensador germano. Paul Hazard ha tratado de poner algo de luz en este iluminismo tenebroso. Explica él que "en el interior mismo de la filosofía de las luces se da una disarmonía esencial, pues esta filosofía fundió en una sola doctrina el empirismo, el cartesianismo, el leibnizianismo y el spinozismo por añadidura. No imaginamos por gusto un pensamiento que diríamos que era del siglo y que cargaríamos de esas incoherencias. Son los filósofos mismos los que se han jactado de ser eclécticos". "Amigo mío —escribe Voltaire—, yo siempre he sido ecléctico; he tomado en todas las sectas lo que me ha parecido más verosímil". Y la Enciclopedia: "Eclecticismo. El ecléctico es un filósofo que, pisoteando el prejuicio, la tradición, la antigüedad, el consentimiento universal, la autoridad, en una palabra, todo lo que subyuga al vulgo de los espíritus, se atreve a pensar por sí mismo, a remontarse a los principios generales más claros, examinarlos, discutirlos, no admitir nada sino por el testimonio de su experiencia y de su razón; y, de todas las filosofías que ha examinado sin miramiento y sin parcialidad, hacerse una particular y doméstica que le pertenezca". "He aquí —concluye Hazard— por qué Europa, para poner orden en la teoría del conocimiento, tenía necesidad de Kant"(40). Esa es la "filosofía" doméstica y casera de los pensadores de la Ilustración.

30 de Abril, Festividad de Santa Catalina de Siena, Vírgen






ue el día de la Anunciación de la Virgen y Domingo de Ramos de 1347. La Iglesia y Siena, con cánticos y ramos de olivo, daban la bienvenida a la niña Catalina, que veía la luz de este mundo en una casa de la calle de los Tintoreros, en el barrio de Fontebranda.
A Catalina y a su hermana gemela Giovanna les habían precedido ya otros veintidós hermanos y les siguió otro, en el hogar cristiano y sencillo de Giacomo Benincasa y Lapa de Puccio del Piangenti.
Del padre, tintorero de pieles, parece haber heredado Catalina la bondad de corazón, la caridad, la dulzura inagotable, y de la madre, mujer laboriosa y enérgica, la firmeza y la decisión.
Catalina, niña, era alegre, bulliciosa, vivaracha; su encanto la hacía un poco el centro del cariño del amplio círculo familiar y de las amistades. A sus cinco o seis años tuvo su primera experiencia de lo sobrenatural —una visión en el valle Piatta— que marcó una huella definitiva en su vida y la dejó orientada hacia Dios. "A partir de esta hora pareció dejar de ser niña", cuenta uno de sus biógrafos. Comprendió la vida de los que se habían entregado a la santidad y sintió nacer en sí unos irresistibles deseos de imitarlos.
Se volvió más reservada, más juiciosa; buscaba más la soledad para tratar a solas con Dios. Ante un altar de la Virgen tomó la resolución de no querer nunca por esposo a nadie más que a Jesucristo. Pero no tendría que esperar a que llegara la madurez de su juventud para poder medir el valor y el sentido de su consagración a Dios.
Entonces, y en Italia, a los doce años, una joven tenia que empezar a preocuparse de su porvenir, y, en consecuencia, de su arreglo personal y buen parecer para agradar a los hombres. Lapa había ya casado a dos de sus hijas y pensaba que buscar el matrimonio era, al fin, como para ella había sido, la misión de toda mujer.
Hasta los quince años de Catalina duró la obstinada presión familiar. Jamás desistió ella de su primer deseo de virginidad, pero tuvo, ciertamente, una crisis en su fervor. Su vida espiritual aflojó al dejar penetrar en su alma, con una vanidad muy femenina, el deseo de complacer a las criaturas (su madre y sus hermanas) más que a Dios. La hermana Buenaventura, con más éxito que los demás, la había inducido a preocuparse de los vestidos, a teñirse el cabello, a realzar su belleza natural con el maquillaje de aquellos tiempos, casi tan completo y complejo como el de los actuales. Pero esta hermana murió en un parto en el mes de agosto de 1362. Las lágrimas abundantes de Catalina no fueron solamente por la pérdida de su hermana predilecta. La vela mortecina junto a aquel cadáver hizo penetrar una luz nueva en su alma. Ella la llamaba siempre su conversión, su vuelta a Dios, su retorno a la entrega sin reservas ni resortes de ninguna clase.
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El porno cipayismo de Federico Andahazi


por el Dr. Antonio Caponetto


Tomado del Blog de Cabildo




I. AGRAVIO ABSURDO A JUAN MANUEL DE ROSAS


uando parecía agotado el repertorio de embustes y de maledicencias contra Juan Manuel de Rosas, elaborados por los cultores de una historia falsa, ya liberal o roja, pero contestes todos en el tributo a la mentira oficialmente subsidiada.


Cuando el paso largo y arduo de casi un siglo y medio después de la muerte del Caudillo, permitía abrigar la esperanza de que recayeran sobre él juicios más acordes con el decoro de las pasiones sofrenadas que con el oportunismo audaz de los iletrados.Cuando se preveía, al fin, que las obscenidades rentadas de Rivera Indarte no hallarían discípulos sino tajantes críticos y racionales objetores, emerge de la nada, continuando a aquel unitario ladino y procaz, un sujeto indocto que lleva por nombre Federico Andahazi.


El figurón, siguiendo una línea escatológica que le ha dado buenos dividendos y mundanal prestigio, acaba de editar el volumen segundo de una “Historia sexual de los argentinos”, titulada impiadosamente “Argentina con pecado concebida”, para poner en evidencia, ab initio, que su pluma meteca conserva intacta la capacidad sacrílega.


Promoviendo aquí y acullá su novísimo panfleto, merced al beneplácito de los medios masivos con la lucrativa hojarasca de esta catadura, el Andahazi ha comparado a Juan Manuel de Rosas con el execrable Josef Fritzl, aquel degenerado incestuoso y homicida de Austria, condenado recientemente tras conocerse los pormenores de sus inenarrables perversiones. “Nos espantamos al conocer la noticia de este austríaco que tenía secuestrada a su hija” —dice el bestsellerista— “y nosotros tuvimos uno igual pero en el poder, en el gobierno” (Cfr. Alejandra Rey, Entrevista a Federico Andahazi, ADN Cultura, La Nación, 25-4-09, pág. 20).


“Un tipo mantiene cautiva a una hija adoptiva, la viola y tiene seis hijos. Uno inmediatamente piensa en este personaje austríaco, pero estamos hablando de Juan Manuel de Rosas” (Cfr. Juan Manuel Bordón, Entrevista a Federico Andahazi, Clarín, 29-3-09).


La causa de tan inicua comparanza cree poder fundarla el antojadizo escriba en el mentado caso de Eugenia Castro, a quien describe como “hija adoptiva” de Rosas, “recluida y violada sistemáticamente”, sometida a destratos y humillaciones, y mantenida en la pobreza y sin educación. (Cfr. Alejandra Rey, Entrevista… etc, ibidem).


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29 de abril de 2009

Literatura y Modernismo





por el Dr. Jorge Norberto Ferro




Tomado de La Quimera del Progresismo,
Colección Clásicos Contrarrevolucionarios,
Buenos Aires, 1981









abido es que la literatura es caja de resonancia de todo conflicto humano. ¿Cómo ha reflejado el problema del Modernismo? Distinguiremos dos momentos: la crisis de principios de siglo y el replanteo neomodernista posterior al Concilio Vaticano II.

EL MODERNISMO DE PRINCIPIOS DE SIGLO


Las abstrusas tesis modernistas intentaron llegar al gran público mediante la novela El Santo, de Antonio Fogazzaro (1842-1910), puesta en el Index en 1906. No nos detendremos en su análisis, recomendando simplemente el trabajo de J. Ploncard D'Assac, "El Santo", incluido en La Revolución mediante la Iglesia, México, Ed. Tradición, 1975. La lectura de la novela nos brinda un acabado cuadro del modernismo: el "religioso enamorado", con esa ya clásica mezcla de sensualidad de sacristía, la pedantería de los católicos "cultos", algunas buenas intenciones que naufragan en un humanismo inmanentista, y la deliberada voluntad de destruir la Iglesia desde adentro, con una "estrategia sin tiempo". Sobre esto transcribiremos dos párrafos:

El padre Pablo no supo contener un gesto de impaciencia. Selva también pareció un poco fastidiada, porque, a la verdad, un acuerdo, en cuanto a ciertas ideas fundamentales, era necesarios. Sin él, la reunión podía resultar peor que inútil, peligrosa.
—Hay muchos católicos —dijo— en Italia y fuera de Italia, que desean una reforma de la Iglesia. La deseamos sin rebelión, ejecutada por la legítima autoridad. Deseamos reformas en el culto, reformas en la enseñanza religiosa, reformas en la disciplina del clero, reformas también en el supremo gobierno de la Iglesia. Para esto tenemos necesidad de crear una opinión que induzca a la autoridad legítima a obrar de conformidad con ella, sea dentro de veinte años, de treinta o de cincuenta. Pero, los que pensamos así, estamos disgregados. No sabemos unos de otros, excepto de aquellos pocos que publican artículos o libros. Es muy probable que haya en el mundo católico una grandísima cantidad de personas religiosas y cultas que piensen como nosotros. He creído que sería útilísimo para la propaganda de nuestras ideas que, al menos, nos conociéramos. Esta noche nos reuniremos aquí unos cuantos para una primera inteligencia (pág. 41).
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El Pequeño mundo de Don Camilo (20)



por Giovanni Guareschi



El Mitín





penas Peppone leyó en las esquinas el manifiesto en el cual se decía que un orador de la ciudad hablaría en la plaza en un mitin a invitación del comité del Partido Liberal, dio un brinco.

–¿Aquí, en el baluarte rojo, se podrá permitir una provocación semejante? – gritó – ¡Ya veremos quién manda aquí!

Convocó a su estado mayor y el suceso inaudito fue estudiado y analizado. La proposición de incendiar inmediatamente el comité del Partido Liberal quedó descartada. La de impedir la reunión también fue rechazada.

–¡Vean las insidias de la democracia! – concluyó Peppone. – ¡Que el primer atorrante pueda permitirse el lujo de hablar en una plaza pública!

Decidieron permanecer en el orden y la legalidad: movilización general de todas las fuerzas, organización de escuadras de vigilancia para evitar celadas; ocupar los puntos estratégicos, custodiar el comité y alistar los mensajeros para pedir refuerzos en las fracciones vecinas.

–El hecho de realizar un mitin aquí demuestra que están seguros de arrollarnos – dijo. – De todos modos no nos tomarán desprevenidos.

Los vigías apostados a lo largo de las calles de acceso al pueblo debían comunicar cualquier movimiento sospechoso. Entraron en servicio desde la mañana del sábado, pero durante el día no se vio ni un gato.

Por la noche el Flaco avistó a un ciclista sospechoso, que luego resultó ser un borracho normal. El mitin debía efectuarse la tarde del domingo y hasta las 15 no se vio a nadie.

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Los ocho pecados capitales del «arte contemporáneo»




por José Javier Esparza


Tomado de El Manifiesto







l «arte contemporáneo» posee una serie de rasgos específicos que lo hacen único en la historia de las culturas. Esos rasgos proceden de la evolución de la civilización occidental moderna y pueden sintetizarse en ocho proposiciones: búsqueda obsesiva de la novedad, desaparición de significados inteligibles, transversalidad de los soportes, tendencia a lo efímero, vocación nihilista, sintonía con un poder concebido como subversión, naufragio de la subjetividad del artista, obliteración absoluta de la pregunta por la belleza… Cuando el arte deriva hacia la impostura (cosa que hoy ocurre con frecuencia), esos ocho rasgos se convierten en otros tantos pecados: los ocho pecados capitales del «arte contemporáneo». La absolución pasaría por la voluntad de superarlos. Sería también la forma de ir más allá del «arte contemporáneo».

En la Navidad de 2004, el alcalde de una gran ciudad europea tuvo una idea singular: enfocar la añeja celebración tradicional desde la óptica del «arte» de vanguardia.
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29 de Abril, Festividad de San Pedro de Verona, Mártir






o podemos comenzar la vida de San Pedro Mártir con la frase que acuñaron los antiguos hagiógrafos: "nacido de padres virtuosos y santos" .

Pedro nació en Verona en 1206 y sus padres fueron cátaros, los herejes que en la Edad Media renovaron las doctrinas de los maniqueos.

En cambio, casi podríamos decir que nació predestinado para fraile dominico, según nos lo revelará la anécdota que más abajo referiremos.

Porque los cátaros, que infestaban en los comienzos del siglo XIII el centro y norte de Italia, eran los mismos albigenses que ya Santo Domingo estaba combatiendo en el sur de Francia.

Cómo surgieron estos herejes se ignora; pero conocemos su puritanismo, su desprendimiento de los bienes terrenos, su carácter belicoso, su espíritu de secta, su expansión por toda la cuenca mediterránea, que les hizo llegar hasta Constantinopla y tener iglesias en el Cercano Oriente.

En los dominicos habrían de encontrar quienes los redujeran con sus mismas armas: la pobreza y la polémica.

En aquellos tiempos las gentes gustaban de las justas y los torneos. Batallas militares o luchas y escaramuzas intelectuales. Era de ver cómo se congregaban las muchedumbres en la Provenza o en el Lanquedoc, en la Toscana o en el Milanesado para asistir a aquellos torneos espirituales que eran las disputas religiosas.

Santo Domingo aceptaba y aun provocaba el reto, y saltaba al palenque arremetiendo a los contrarios como un paladín que invocaba a su Dama, la Virgen María, y se presentaba lisamente, sin boato ni ostentación mundanal, que tanto daño había hecho a otros controversistas, pues su riqueza contrastaba con la austeridad de los albigenses.
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28 de abril de 2009

William Byrd: Misa a cinco voces



ompositor ingles, nacido en Londres en 1542 o 1543; falleció el 4 de Julio de 1623. Fue el hijo de un músico, y estudió música principalmente bajo Tomas Tallis. Se transformo en organista de la Catedral de Lincoln en 1563, coreuta en la Capilla Real en 1570, y en 1575 recibo el titulo de Organista de la Capilla Real sin estar obligado a realizar funciones de esta ocupación. Byrd fue el mas distinguido contrapuntista y el mas prolífico compositor de su tiempo en Inglaterra. Fetis lo llamaba el Palestrina Ingles. El fue el primer ingles en escribir madrigales, una forma que se origino en Italia en el siglo trece, y recibió su mayor desarrollo en el siglo dieciséis en manos de Arcadelt y otro maestros. Con un organista y un ejecutante de primer orden bajo las virginales, Byrd escribió para el ultimo instrumento un enorme numero de composiciones, algunas de las cuales son interpretadas en nuestros días. Su principal significación se sitúa, además, en su composición para la Iglesia, de la cual produjo gran variedad. En 1607 publico una colección de gradualia para el total del año eclesiástico, entre los cuales se encontró una colección de tres partes de las palabras de la multitud en la Pasión acuerdo a San Juan. Una edición moderna de esta ambientación fue publicada en 1899. En 1611 aparecieron “Salmos, Canciones y Sonetos, Algunos Solemnes, Otros Alegres, Enmarcados en la Vida de las Palabras, Apropiado para Voces o Violas, etc”. Probablemente en el mismo año fue publicado “Parthenia”, una colección de musiva virginal, en la cual Byrd colabora con J. Bull y Orlando Gibbons. Tres misas—para tres, cuatro y cinco voces, respectivamente--- pertenecen al mejor periodo del compositor. El para cinco voces fue reeditado por la Sociedad Musical Anticuaria en 1841, y en 1899 el mismo trabajo fue presentado por Breitkopf y Hartel. Dos de estos motets, "Domine, ne irascaris" y "Civitas sancti tui", con texto ingles, son el repertorio de la mayoría de las catedrales Anglicanas. Sin importar la graduación religiosa de las condiciones bajo las cuales vivió, en el reino de la Reina Elizabeth y Jaime I, Byrd permaneció fiel a sus principios y obligaciones como Católico, como se muestra en su vida y sus trabajos. En el ultimo testamento predico “que el puede vivir y morir como verdadero y perfecto miembro de la Sagrada Iglesia Católica sin la cual creo que no hay salvación para mi”.

The Music Story Series: English Music, 1604 to 1904 (London and New York, 1906);

RITTER, Music in England (New York, 1833);

GROVE, Dictionary of Music.

JOSEPH OTTEN
Transcrito por Herman F. Holbrook
Laudate Dominum in chordis et organo
Traducido por Juan Ramon Cifre.


Misa a 5 voces

The Tallis Scholars

Dir : Peter Phillips


Kyrie y Gloria




Credo




Sanctus y Benedictus




Agnus Dei