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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

1 de agosto de 2009

El huevo y la serpiente





por Juan Manuel de Prada



Tomado de ABC



LEVAMOS muchos años escuchando la misma monserga: que si la ETA está desmantelada, que si la ETA carece de capacidad operativa, que si la ETA tiene cada vez más dificultades para sustituir a los criminales capturados, etcétera. También llevamos muchos años escuchando, cada vez que la ETA actúa, que sus crímenes no son sino estertores de una serpiente agónica que se retuerce convulsivamente. Pero la tozuda realidad nos demuestra que la ETA es más bien una hidra; y más concretamente la hidra de Lerna, con una capacidad regenerativa que deja chiquitos todos los esfuerzos policiales. Ahora que la banda terrorista celebra por todo lo alto el quincuagésimo aniversario de su fundación convendría que nos dejáramos de paparruchas complacientes e intentásemos dilucidar la razón de su capacidad regenerativa.
Y la razón de esa capacidad nos la ofrece una encuesta reciente, en la que hasta un quince por ciento de los adolescentes vascos -muchachos de entre 12 y 16 años- reconoce sin ambages que la violencia es un instrumento legítimo de lucha política. Si un 15 por ciento de adolescentes vascos no tiene empacho en proclamarlo hemos de deducir que el porcentaje de quienes aceptan para su coleto tales métodos sin atreverse a proclamarlo debe de ser mucho mayor; suficientemente grande, desde luego, para asegurar ese «recambio generacional» que la ETA requiere para seguir perpetrando sus crímenes. Y lo verdaderamente milagroso es que tales porcentajes no sean aún mayores; pues, si nos pusiéramos en el pellejo de esos adolescentes vascos, nosotros también aceptaríamos la violencia como instrumento legítimo contra un dominio opresor.
Para llegar a esta conclusión no hace falta sino considerar dos elementos de juicio. El primero atañe a la propia naturaleza humana: la adolescencia es edad ardorosa, propensa a incubar quimeras, propensa a las efusiones que brotan generosas del corazón y ofuscan la capacidad de raciocinio. El segundo elemento es tan notorio y gigantesco que suele pasar inadvertido: esos adolescentes reciben una educación que fomenta el odio concienzudo hacia «lo español», a través de una tergiversación sistemática de la historia que presenta a los españoles como una patulea de conquistadores que han hecho de la opresión el instrumento de su dominio. Bastaría que nuestras autoridades, en lugar de aturdirnos con las mismas monsergas sobre el inminente desmantelamiento de la ETA, se tomaran la molestia de hojear los manuales de historia que estudian los adolescentes vascos para que llegaran a la conclusión de que en esos libros se halla el huevo de la serpiente cuyos coletazos padecemos... y seguiremos padeciendo mientras no se combatan sus causas.
Combatir sus causas significa acabar para siempre con esa vía nutricia que asegura la capacidad regenerativa de la banda terrorista. Un muchacho a quien se inculca, con la anuencia (o incluso el aplauso) de la autoridad educativa, una idea quimérica de la patria vasca, a quien desde la escuela se le instilan insisidas constantes que no tienen otro propósito sino mantener vigoroso el veneno del odio contra la «dominación española», no le queda otro remedio -si es que aún tiene sangre en las venas- que aceptar el uso de la violencia contra los opresores de su pueblo. Este es el semillero que convierte a la serpiente etarra en una hidra de Lerna; y, mientras ese semillero no sea arrasado, al entramado social que presta su aliento a los terroristas le bastará con incubar con esmero y delicadeza el huevo de la serpiente. Entretando, seguiremos escuchando la misma monserga: que si la ETA está desmantelada, que si la ETA carece de capacidad operativa, que si la ETA tiene cada vez más dificultades para sustituir a los criminales capturados, etcétera.

1 de Agosto, Los Santos Mártires Macabeos






l fin. Ya todo se acabó. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.... los siete. Con el martirio de cada uno de ellos le iban arrancando a ella, la madre, un trozo de su ser. Por eso ya no le quedaba nada. Vivía, pero su vida se había ido agotando con la muerte de cada uno de sus hijos. Ni dolor posible había para ella. Era como un vaso lleno donde ya no cabe agua.

Los había visto morir, uno a uno, casi cacho a cacho, en medio de una espantosa carnicería. La lengua, las manos, los pies... Y luego, así manando sangre, despojos humanos, a la caldera del aceite hirviendo. Pero, eso sí, valientes, erguidos, animosos. Proclamando su fe, cuando podían hablar, con palabras arrebatadas. Cuando ya no, con su mirada, con sus ojos brillantes de dolor o de esperanza, fijos en el cielo o en ella. Y luego, el mismo retorcimiento de sus miembros, el crepitar de sus carnes, el vaho espeso y atosigante de sus grasas, era como un incienso nuevo que traspasaba los techos del palacio y del mundo en un puro grito de amor.

Y ella, allí. Cada tormento de sus hijos era un golpe de dolor y de asfixia que se le iba represando en la garganta. Venía el dolor a oleadas, amenazando romper el dique de su corazón. Pero no. El quiebro de su fortaleza se notaba apenas en aquel sordo sollozo interior, en aquella leve crispación súbita de sus miembros, en aquella acentuada presión de sus manos al estrechar contra su pecho el apiñado racimo humano que iba reduciéndose, reduciéndose...

Hasta que no pudo abrazar más que el vacío. Había entregado su último hijo, el pequeño, el que estaba más cerca aún de su carne. Y fue entonces cuando hubo de hablar, a instancias del verdugo. Las primeras palabras habían sido dulces, quejumbrosas, como un llamamiento al consuelo, a la vida, a la alegría. Se hubiera esperado de ellas una súplica al niño para que volviese atrás, negase su fe, pero quedase en la vida como gozo único de su madre, según prometía el tirano. Mas luego se habían convertido, por esa misma carga de dulzura y de queja, en el agudo llamear de una espada que invitaba a la victoria de una muerte en martirio:

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31 de julio de 2009

Los reyes de Francia, ¿fueron fieles a la Catolicidad?





por Jean Dumont





Tomado de Devoción Católica




En la imagen Luis XIII




El Derecho Divino a la Deriva


uestra adhesión a la nación, ante todo si se refiere a empresas temporales, es una exigencia natural pero secundaria. Nuestra obligación principal y primaria es la adhesión a la fe católica. Partiendo de esta verdad, se impone un examen de conciencia católico sobre nuestro patriotismo. Examen que revela la existencia en nuestra monarquía sacral de una desviación o atentado, que ha constituido de larga data el origen, -en un avance sin prisa pero sin pausa- del laicismo destructor de la fe que caracteriza a nuestro país.

No es por un desgraciado azar que nuestro país será, con la Revolución francesa, el primer modelo absoluto de este laicismo destructor. El claro atentado contra el papado, manifestado en la aprobación efectuada por Luis XVI de la revolucionaria Constitución civil del clero, no hubiera podido expandirse libremente de no haber estado profundamente enraizado en nuestro pasado monárquico. Como señala Jaurès, la Constitución civil no sólo laicizaba al estado sino también a la Iglesia francesa en contra de Roma. Aunque Luis XVI se redimirá muriendo como admirable mártir en la defensa del clero fiel a Roma, no pudo escapar inicialmente a esta desviación.


El nacimiento del espíritu laico en la monarquía


El origen de esta desviación es remoto. Proviene de la ambigüedad en la que se ha desarrollado, a partir de un cierto momento histórico, nuestro Estado monárquico, operando así el carácter laico y nacionalista de su catolicismo. Hablando con claridad, éste carácter se origina en la infidelidad de hecho, en cuanto Estado, a su vocación católica, y todo bajo apariencia de sacralización.

Estas características fundacionales no son evidentes sino hasta la finalización del siglo XIII, ya que nuestra primera Edad Media, modelo de pureza monárquica católica en su florecimiento final con San Luis, queda indemne. Por un misterio de iniquidad, todo pierde su control con el nieto de San Luis, su heredero directo y casi inmediato, Felipe el Hermoso. La ruptura se produce más precisamente en 1298 bajo su reinado. En este año, por primera vez, la cancillería del rey ungido que desde la época carolingia había sido dirigida naturalmente por un eclesiástico, queda en poder de un combativo legista laico, Pierre Flotte. Según los especialistas Riché y Lagarde, es éste el antecedente dramático para la monarquía francesa de lo que ellos llaman “el surgimiento del espíritu laico”.
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Homilía en la Fiesta de San Ignacio (1966)






Por el R. P. Leonardo Castellani






Tomado del blog P. Leonardo Castellani








acer el panegírico de San Ignacio de Loyola es un gran honor para mí; y le quedo cordialmente agradecido por el honor al Sr. Cura Párroco, Dr. Agüero. La palabra «panegírico» ha ido tomando un sentido peyorativo; y eso con razón, cuando en vez de ser una simple exposición de la vida del Santo se convierten en piezas retóricas pomposas hinchadas y huecas que ponen al santo por las nubes pero lo quitan de la tierra.

Pero las vidas de los Santos es la lectura más útil al cristiano después de la Sagrada Escritura: esa lectura convirtió a San Ignacio de Loyola. Una monja mejicana me escribió hace poco que no le gustan la vida de los Santos porque son aburridas o mentirosas; tiene razón con respecto a las biografías escritas por devotos ininteligentes. En su Vida de San Ignacio el escritor inglés Cristopher Hollis dice que los devotos suelen ser poco honrados; quiere decir que escriben vidas de Santos hombres que no tienen la inteligencia y la experiencia requeridas por ese género literario, el más difícil de todos. «Hay que ser un santo para escribir bien la vida de otro santo» dijo Tomás de Aquino, con alguna exageración.

Pero hay numerosas vidas de Santos buenas: hace poco la Sra. Clara Luce Booth ha publicado un libro Santos de Ahora, entre quienes cuenta a San Ignacio: vidas breves escritas por los mejores escritores yanquis -de ahora. San Ignacio no ha tenido suerte en biografía: no he hallado ninguna que me satisfaga, y he leído muchas. Incluso hay no pocas equivocadas y aun calumniosas, como la del austríaco Fulop-Müller y la del suizo Bluck, que ha publicado Peuser entre nosotros. Casi todas conciben a Iñigo de Yañez y Loyola (no Iñigo López de Recalde que dicen algunos) como el «Gran Inquisidor»: un hombre terco, rígido, implacable, inhumano incluso; porque, por ejemplo, a un jesuita que dio por broma una palmada en el trasero a otro que estaba agachado, lo echó al instante de la Compañía; rasgo accidental que no define a San Ignacio, y pudo ser un error, por cierto; pero para mí, en el fondo es un rasgo de sentido común; como el rasgo de Onganía al cerrar Tía Vicenta.
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Reaccionar contra el robo



por el Dr. Antonio Caponetto


Tomado del blog de Cabildo





espués de la pateadura electoral recibida el 28 de junio que —como en los peores circos— padeció el payaso en ambas nalgas hasta caer desdorosamente de bruces; después incluso de la frustra cuanto burlesca incursión punitiva de Cristina contra los golpistas hondureños, sólo comparable en ridiculez al presunto rescate de Betancourt entre la selva colombiana, protagonizado por Néstor; después de tanta porcina a que no puede bastar cuenta cierta —como dirían las coplas de Manrique— el oprobio mayor de la dupla kirchnerista fue la noticia del escandaloso incremento de sus riquezas, calculado en cifras siderales precisamente durante estos últimos años de manejo incondicional del poder.

Centremos el hecho en sus justas medidas. Lo que hace abominable la fortuna de estos personajes no es la riqueza en sí misma, que podrían tener legítimamente y disponer con generosidad encomiable, sino la sumatoria de al menos tres factores, a cual más ignominioso.

El primero es la certeza de que en el origen y en la acumulación de tanto capital se dan cita la rapiña, la usura, la codicia descontrolada y los negocios turbios, exitosamente consumados por el uso privado de los controles públicos.

El segundo es el cinismo cruel, propio de las tiranías, de declamar una política inclusiva, en pro de los necesitados o menesterosos y contraria a todo atropello imperialista, mientras la vida que llevan los tales declamadores ya no es la propia de prósperos burgueses sino la de impunes y reincidentes ladrones.
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31 de Julio, Festividad de San Ignacio de Loyola




l fundador de la Compañía de Jesús fue un español que nació en la casa-torre de Loyola (Azpeitia) el año 1491. Su niñez pertenece al siglo XV, siglo de otoño medieval con restos feudales y luces nuevas de humanismo, descubrimientos, aventuras; su juventud y madurez, al siglo XVI, a la época de Lutero, de Carlos V y del concilio de Trento. Algo medieval latirá siempre en el corazón de Loyola, aunque su espíritu será siempre moderno, hasta el punto de ser tenido por uno de los principales forjadores de la moderna catolicidad, organizada, práctica y apostólica.

En el verde valle que baña el río Urola, entre Azcoitia y Azpeitia, corrieron los primeros pasos de aquel niño de cara redonda y sonrosada, último vástago —el decimotercero— de una familia rica y poderosa en el país. Diéronle por nombre de bautismo Iñigo, que él cambiará en París por el de Ignacio.

Pronto murió su madre. Quizá ya estaba muy débil cuando Iñigo nació, pues, no pudiéndolo criar ella, lo puso en brazos de una nodriza campesina, cuyo marido trabajaba en las herrerías de los señores de Loyola. Allí se familiarizaría Iñigo con la misteriosa lengua vasca, de la que, siendo mayor, no pudo hacer mucho uso; allí aprendería las costumbres tradicionales del país, fiestas populares, cantos y danzas, como el zorcico y el aurresku, etc. Sabemos que siempre fue aficionado a la música, y una vez, siendo de cuarenta años, no tuvo reparo en bailar un aire de su tierra para consolar a un melancólico discípulo espiritual que se lo pedía. La educación que el niño recibió en su casa fue profundamente religiosa, si bien alguna vez llegarían a su conocimiento ciertos extravíos morales de sus parientes. Parece que su padre quería enderezarlo hacia la carrera eclesiástica, pero al niño le fascinaba mucho más la vida caballeresca y aventurera de sus hermanos mayores. Dos de ellos habían seguido las banderas del Gran Capitán en Nápoles. Un tercero se embarcó después para América, siendo comendador de Calatrava. Otro se estableció en un pueblo de Toledo, después de participar, como capitán de compañía, en la lucha contra los moriscos de Granada. Y otro, finalmente, acaudilló tropas guipuzcoanas al servicio del duque de Alba contra los franceses.
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30 de julio de 2009

La secularización y el nuevo monofisismo



por el Dr. Alberto Caturelli


Tomado de Mikael
Revista del Seminario de Paraná

Primer cuatrimestre de 1974





1. Secularización y crisis de la sensatez


n el seno mismo de la Iglesia se ha instalado la negación destructora y autodestrucíora; "en sus mismas venas", como ha dicho San Pío X, se desliza la iniquidad. Este proceso de secularización ha amenazado siempre a la Iglesia, aunque jamás como ahora pues ha llegado a su máxima radicalidad; en efecto, recordemos el caso misterioso de Judas que no espera el humilde Cordero que muere por la redención de sus ovejas, sino el detentador del poder terreno que restaurara la grandeza secular de Israel; Judas, como muchos doctores de Israel, desea el poder inmanente al tiempo de su historia que permita la "liberación" del pueblo judío oprimido respecto del opresor romano. No es necesario esperar a la falsedad de la dialéctica Siervo-Señor de la Fenomenología del Espíritu, pues los judíos carnalizados en cierto modo ya la conocen; y en cuanto Cristo declara que su "reino" no es de este mundo, le odian absolutamente y por eso traman su muerte. En nombre de la inmanencia del reino de Israel terreno, rechazan la trascendencia del Reino del Israel del espíritu.

Pero hoy, en las mismas venas de la Iglesia se ha instalado esta reversión o este intento de reversión de la Iglesia hacia el mundo; esta vez, sin embargo, el intento es sistemático, total, absoluto. Como efecto del llumimsmo, el hombre intenta explicarlo todo por la razón, y el hombre inmediatamente posterior percibe que entre Dios Trascendente y su propia vida en el mundo, puede existir un ámbito de autosuficiencia en el cual Dios no tiene nada que hacer; el hombre de la conciencia burguesa comprende que este mundo y sólo este mundo es su mundo sin ninguna referencia inmediata al "otro" mundo; pero el hombre burgués (como el marxista de hoy) se equivoca porque no percibe que para el Cristianismo (al cual él todavía no ha renunciado) no hay oposición entre "este" mundo y el "otro", ni existe una suerte de opción entre un mundo de "aquí" y otro mundo (alienante, dirán los marxistas de hoy) situado "más allá"; pues uno se explica por el otro y el otro funda al primero. Tanto el burgués como el marxista confunden los planos, pues el cristiano, cuando habla del espíritu del mundo no "enfrenta" uno y otro mundo, sino que habla del ámbito existencial del pecado en la inmanencia del tiempo sobre el cual tiene cierta potestad el "padre de la mentira". Pero hay más: así como hay un proceso que, con toda coherencia, va del hombre burgués al hombre marxista, del mismo modo este proceso se comporta como una progresiva apostasía de la fe; el hombre burgués aún conserva por lo común su fe cristiana (por eso envía a sus hijas al colegio religioso pero es ateo de hecho en sus negocios); en cambio, el hombre marxista es radicalmente ateo y ha rechazado totalmente el contenido de la fe cristiana; empleo aquí la expresión apostasía en una gradación de sentidos que empleó ya Santo Tomás: En efecto, la apostasía se presenta, para el Aquinate, en un primer momento, como el rechazo de la religión, o de las órdenes sagradas, o de la sujeción a los preceptos divinos (de hecho es lo que hace el hombre burgués que sigue creyendo que Cristo es Dios pero ni le confiesa públicamente ni cumple totalmente los preceptos divinos); estos modos de apostasía no llegan a ser verdadera y formal apostasía mientras se conserve la fe. Pero, cuando se rechaza la fe misma y todo su contenido, se logra la apostasía absoluta y "per se" a la que Santo Tomás llama también perfidia (1).
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Fragmento de La última escapada, de Michael O´Brien


Enviado por el Sr. Aldo H. Delorenzi

Extraido del semanario Alfa y Omega N° 652/30 -7-2009 España


Nunca un medio de comunicación español ha entrevistado al escritor Michael O’Brien. A pesar de que sus novelas son best-sellers traducidos a nueve idiomas y de que la crítica lo ha comparado con George Orwell o Aldous Huxley, cuenta cómo en Canadá, su país natal, ninguna editorial se atrevió a publicar sus títulos. «Durante 20 años estaba convencido de que mis libros nunca serían publicados. Estaba seguro de que las fuerzas que reprimen la cultura católica habían ganado. Me equivoqué». Se equivocó. Hoy es uno de los periodistas y escritores más brillantes y leídos del mundo, y un referente en el panorama católico internacional.

Un retrato estremecedor..., y real

En La última escapada, O’Brien describe un aborto por nacimiento parcial. Nos ahorraremos calificativos: léala y opine usted mismo.

...
«–Antes de llegar aquí, era profesor de neurocirugía en un laboratorio de investigación cerebral. Teníamos millones de dólares a nuestra disposición. Comprábamos cuerpos. Cuerpos vivos. Yo tenía un interés especial en ampliar las fronteras de la investigación a fin de hacer avances en la curación del Parkinson, del Alzheimer y de la epilepsia. La cuestión es que la mayor parte de las técnicas abortivas cortan al bebé en trozos, y era un asunto bastante desagradable para los asistentes el ir a buscar entre los trozos algún tejido cerebral aprovechable. Así que pagábamos a mujeres que iban a abortar para que dieran a luz al niño y lo entregaran en el laboratorio. Incluso pagábamos a muchas para que se quedaran embarazadas. Bastantes eran inseminadas artificialmente. Pueden ser necesarios docenas de niños para proveer de tejido cerebral a un solo paciente. (...)

Matar es fácil. Das a la mujer un anestésico local. Te agachas y agarras una de las piernas del niño con fórceps y tiras de ella hacia fuera. Luego extraes al niño con mucho cuidado para dejar la cabeza dentro. No te apetece oír ruidos. La base del cráneo queda expuesta. Metes las tijeras ahí, en la base del cráneo del bebé, y las abres para agrandar el agujero. Se mueve un poco. Luego pones un catéter para succionar y así se saca el cerebro. (…)

Un día hubo un caso que no salió según estaba previsto. El niño se escurrió demasiado rápido y acabó en mis manos antes de hacerme cargo siquiera de lo que había pasado. Abrió los ojos. Respiró y gritó. La madre lo oyó y movió la cabeza, buscándolo. Comenzó a pelear, se veía que tenía dudas. Una enfermera la sedó mientras yo cerraba la boca del niño con la mano, robándole el aire con mi pulgar. Se torció mucho. Me miró mientras moría. Me miró. (...)

Le devolví la mirada. No tenía que haberle devuelto la mirada, no tenía que haber vuelto a mirar. (...)

Era un niño. Una persona. Esa niña pequeña anónima era –de un modo que no puedo explicar mi propia hija, o mi hijo o..., mi mujer. Me dije a mí mismo: ya está, nunca más trabajaré en esta industria de la muerte».
...

Habla un Obispo




por Mons. Héctor Aguer
Arzobispo de La Plata

Tomado de AICA





Orientaciones oficiales sobre Educación Sexual

Mensaje de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata sobre el "Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH/SIDA" distribuido por los ministerios de Educación y de Salud de la Presidencia de la Nación.
(27 de julio de 2009)



e está difundiendo actualmente un documento de 302 páginas titulado Material de formación de formadores en educación sexual y prevención del VIH/SIDA. Se trata de un emprendimiento oficial, que procede de los ministerios de Educación y de Salud de la Presidencia de la Nación; una realización regional del Proyecto de Armonización de Políticas Públicas para la promoción de Derechos, Salud, Educación Sexual y Prevención del VIH/SIDA en el Ámbito Escolar, con el auspicio de ONUSIDA y otros organismos internacionales. Lleva también otro nombre: Proyecto Conjunto País. El texto es una recopilación de escritos dispares, pero unificados por una opción claramente ideológica, que no refleja la variedad de posiciones que pueden adoptarse en una materia tan esencial y que ha sido objeto de discusiones en distintos ámbitos, sobre todo en la comisión creada oportunamente por el Ministerio de Educación de la Nación para definir los lineamientos curriculares de Educación Sexual. Por su tenor parece otra imposición totalitaria del Estado, sobretodo teniendo en cuenta la delicadeza del asunto, ya que en ninguna de sus propuestas toma en cuenta la libertad de conciencia, tanto de los alumnos como de sus padres, garantizada por la Constitución y la misma Ley de Educación Nacional.

La ideología de género se expresa en este documento con el máximo rigor. Se presenta esa perspectiva como el instrumento para modificar significados y prácticas que, según tal visión reduccionista, son construcciones obstaculizadoras que impiden el acceso efectivo a los derechos que se enuncian, referidos al ejercicio de la sexualidad. El propósito de modificar conductas tiene una meta privilegiada de carácter sanitario, prevenir la infección del virus de inmunodeficiencia humana y de otras enfermedades de transmisión sexual. Pero también es fuerte el acento sociológico-político, ya que en varias de las contribuciones recopiladas se enfoca la sexualidad desde la dialéctica del poder. La promoción del uso del preservativo es sólo el aspecto más superficial de esta propuesta (una obsesión de las políticas oficiales, engañosas, además); el designio profundo es la “desconstrucción” de una concepción de la sexualidad de acuerdo al orden natural y a la tradición cristiana.
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30 de Julio, Conmemoración de Santos Abdón y Senén, Mártires




e los Santos Abdón y Senén se recitaba esta "lección" en el oficio de maitines del Breviario antes de la simplificación de rúbricas llevada a cabo el año 1956 por la Sagrada Congregación de Ritos, en que su antiguo oficio de rito simple quedó reducido a "memoria" o conmemoración:

Bajo el imperio de Decio, Abdón y Senén, de nacionalidad persa, fueron acusados de enterrar en sus propiedades los cuerpos de los cristianos que eran dejados insepultos. Habiendo sido detenidos por orden del emperador, intentóse obligarles a sacrificar a los dioses; mas ellos se negaron a hacerlo, proclamando con toda energía la divinidad de Jesucristo, por lo cual, después de haber sido sometidos a un riguroso encarcelamiento, al volver Decio a Roma obligóles a entrar en ella cargados de cadenas, caminando delante de su carroza triunfal. Conducidos a través de las calles de la ciudad a la presencia de las estatuas de los ídolos, escupieron sobre ellas en señal de execración, lo que les valió ser expuestos a los osos y a los leones, los cuales no se atrevieron a tocarles. Por último, después de haberlos degollado, arrastraron sus cuerpos, atados por los pies, delante del simulacro del Sol, pero fueron retirados secretamente de aquel lugar, para darles sepultura en la casa del diácono Quirino."

La "lección" transcrita recoge la leyenda que nos ha transmitido la "pasión de San Policronio" , pieza que parece remontarse a finales del siglo V o principios del VI. Esta pasión representa a nuestros Santos como subreguli o jefes militares de Persia, donde habrían sido hechos prisioneros por Decio, circunstancia evidentemente falsa, puesto que Decio no hizo guerra alguna contra aquella nación. Añade el documento que padecieron martirio en Roma bajo Decio, siendo prefecto Valeriano, detalle igualmente inexacto, puesto que Valeriano no fue prefecto durante el reinado de Decio. Sin embargo, la mención de estos dos emperadores nos permite fijar la fecha del martirio de Abdón y Senén ya bajo Decio, en 250, ya bajo Valeriano en 258.
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29 de julio de 2009


Salió Cabildo Nº 82
"Alguien tiene que decir la Verdad"

Prólogo a la Obra Completa de Víctor Pradera

Tal como se había anunciado, comienza hoy la publicación de obras de Víctor Pradera, un excepcional político español de principios del siglo XX, muerto (mártir) en 1936. Casi desconocido en estas latitudes, quien quiera conocerlo someramente puede acceder a una suscinta biografía en este enlace. Quien quiera conocerlo mejor puede hacerlo en éste.
Una vez más debo hacer público mi agradecimiento a Da. María Luz López Pérez, quien me hiciera llegar el libro desde España.





por D. Francisco Franco Bahamonde



Tomado de Obras Completas de Víctor Pradera,
T I, págs. V-XII
Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1945







l nombre de Víctor Pradera, unido para siempre a nuestra Historia, obliga sin distinción a los españoles. Por ello, basta el deseo de su esposa de que figure mi firma a la cabeza de sus obras para que lo acoja y rinda público homenaje al español ejemplar, modelo de rectitud política, espejo de caballeros y luchador incansable por la unidad de nuestra Patria.

Quiso Dios premiarle las batallas libradas en su servicio, concediéndole la muerte que tiene reservada para los héroes y los mártires. Sus virtudes heroicas, forjadas en una vida rectilínea, y por todos conceptos ejemplar, resplandecen en los días terribles del cautiverio, cuando, de cara a la muerte, conforta, con sus palabras y estimula con el ejemplo a sus compañeros de prisión, que pronto habrían de serlo de martirio, proclamando la fe de Cristo ante los crueles verdugos, con tal celo y gallarda valentía como pudieran hacerlo los santos confesores de nuestra Madre Iglesia.

No muere quien entrega la vida con sublime heroísmo, en el que llega a perdonar a sus enemigos e implorar públicamente a Dios Nuestro Señor perdón para sus verdugos. La extensión y multiplicación de los casos ejemplares no puede amenguar la grandeza de los mismos.

No había de atesorar Víctor Pradera una vida como la que llevó, y su muerte sola constituiría un ejemplo perenne de valor y de firmeza cristiana. Lo que para él fue trono de gloria, constituyó, sin embargo, para España una de las pérdidas más grandes y sensibles. Su colaboración segura y su consejo sabio y leal hubieran representado en nuestra dura tarea de gobierno poderosa asistencia; mas al permitir Dios en sus altos designios pérdida tan grande para nuestras filas, nos colma, por otra parte, de bondades con muestras constantes de su predilección, que nos hace pensar en la intercesión valiosa de tantos gloriosos mártires que, próximos al Poder divino, recogen para España la pródiga cosecha que sembró su muerte.

¡Cuántas veces al tropezar en estos años con el espíritu cerril de tanta capillita, a que los españoles son tan dados, se ha puesto de manifiesto el vacío que Víctor Pradera nos ha dejado! ¡ Qué grandioso paladín de la unidad de la Patria hemos perdido! ¡Qué fruto no hubiera dado a nuestra causa su espíritu batallador, al servicio de una poderosa inteligencia, él, que tanto peleó Por la unidad en los tiempos y ambientes más adversos!

Las obras, oraciones y escritos de Pradera—salidos a la luz en tiempos liberales, de desastres y traiciones, moviéndose en un clima político materialista y desintegrador, y teniendo que buscar la eficacia en lo posible, sin perder por ello la posición firme de la doctrina—encierran para los españoles un tesoro inagotable de enseñanzas, deducidas con la lógica irrebatible de la Historia fecunda: de España en sus días luminosos del Imperio, o de las sentencias y vidas de sus grandes santos, o de sus gloriosos capitanes.
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Para leer el prólogo completo haga click sobre la imagen de Víctor Pradera, o sobre la del Generalísimo Franco.


Liberalismo y Catolicismo (4)







por el Padre Roussel

Tomado del sitio de la FSSPX.

Distrito de América del Sur








- Informe sobre el Liberalismo “católico” -

INTRODUCCIÓN

LAS DIVERSAS FORMAS DE LIBERALISMO

Precedentemente hemos estudiado los primeros principios y analizado la esencia profunda del Liberalismo; hemos destacado las grandes líneas de su desenvolvimiento histórico y lógico; y hemos esbozado una breve refutación.

Pero como ya lo hemos dicho, el Liberalismo sabe adoptar las formas más diversas según el gusto de las personas y de acuerdo a las circunstancias. Casi nunca se muestra al desnudo en todo su horror. Para ser más fácilmente aceptado por los desprevenidos se disfraza ordinariamente, y con mucha habilidad y arte, con las apariencias y la máscara de la verdad y de la virtud.

Nos resulta imposible seguirlo en sus diferentes metamorfosis, calcular la sutileza de sus distintos grados. Además, esto será largo y cansador. Nos será suficiente recordar con el Papa Liberatore, el Papa León XIII y el Cardenal Billot, las tres formas principales que adopta en el orden político-religioso.

1º) El Liberalismo absoluto. — Es el que hemos expuesto en el capítulo anterior. Partiendo del ateísmo o del panteísmo, desemboca lógicamente en el Estado-Dios, fuente de todo derecho. Lo cual tiene por objeto absorber o perseguir a la iglesia Católica. Está en oposición flagrante a los Derechos de Dios y a los principios fundamentales de la moral social.

2º) El Liberalismo moderado o mitigado, o semiliberalismo. — En este caso rechaza todo el orden de la revelación y no conserva más que la religión y la moral natural, o bien, admitiendo lo sobrenatural como un hecho al menos, concibe la Política y la Religión, el Estado y la Iglesia, como dos ordenes, dos poderes absolutamente distintos y separados, plenamente libres cada uno en su esfera. Si bien no es la fórmula más rígida, más absoluta: “el Estado está sobre todo”, es la suya, en el fondo, más peligrosa: “la Iglesia libre en el Estado libre”, cuya paternidad se atribuye a Montalembert. El Estado no admitirá el Derecho público de la Iglesia, peor podrá aceptar, para mantener la paz, el acuerdo de pactos donde las dos potencias, tratando de igual a igual, se harán concesiones mutuas, comprometiéndose a no reprimir jamás las “Libertades modernas”, base esencial del “Derecho nuevo”. Por otra parte, como norma se tendrá la separación total de los dos poderes. Este sistema conduce lógicamente al ateísmo político y social, en definitiva al desprecio de los Derecho de Dios y a la persecución de la Iglesia.

3º) En fin, el llamado Liberalismo «Católico» o práctico. — De este último tenemos que tratar especialmente aquí.

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29 de Julio, Festividad de Santa Marta, Vírgen





n la pendiente oriental del monte Olivete, y a una distancia aproximadamente de un kilómetro de su cúspide, yace una aldea típicamente árabe llamada El-Azariyeh, que acaso tenga relación con el Lazarion, nombre que se daba a la población cristiana bizantina construida a unos 200 ó 300 metros del emplazamiento del villorrio de Betania de que habla el Evangelio. Dice San Juan que el poblado "estaba cerca de Jerusalén, como unos quince estadios" (11, 18), o sea, a unos tres kilómetros (exactamente: 2.775 m.), en el supuesto de seguir el camino recto que conduce a Betania a través de Getsemaní, la cima del monte Olivete y Betfagé. Más largo es el trayecto por la carretera de Jerusalén a Jericó y Transjordania, que roza el poblado de Betania.

Por su proximidad muchos judíos de Jerusalén iban frecuentemente a Betania, y el mismo Jesucristo se retiraba allí al atardecer, una vez terminado su magisterio diurno en el Templo, buscando en el hogar de una familia amiga el calor que un corazón humano comprensivo podía proporcionar al peregrino divino que no disponía de una piedra donde reclinar su cabeza. Componían la familia los tres hermanos: Marta, María y Lázaro. No parece que vivieran sus padres, ni que alguno de los mencionados hermanos estuviera ligado en matrimonio o lo hubiera contraído en un tiempo. Era Marta la mayor de la hermandad y hacía ella las veces de ama de casa. Esto último significa su nombre en lengua hebraica, martah, que no aparece en el Antiguo Testamento, pero se halla en la literatura talmúdica bajo la forma femenina con el significado de "ama”; "dueña". En uno de los muchos sepulcros judío-cristianos del siglo I descubiertos en el paraje llamado Dominus Flevit, en la vertiente occidental del Olivete, han aparecido juntos los nombres de "Marta y María" (martah wemariah).
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Entrevista




Tomado del Diario Pregón de La Plata (23/07/09)

(haciendo click sobre el enlace podrá acceder al video de la entrevista)



ntrevista realizada por el periodista peruano residente en Argentina Juan Cruz Castiñeiras al Dr. Antonio Caponnetto, en la cual se abordan temas diversos tales como la Revista Cabildo, la democracia o el régimen de gobierno propuesto por Santo Tomás, Iglesia, Fuerzas Armadas, la educación, el tercermundismo, la masonería, el sionismo, el comunismo, y la definición del nacionalismo atemperado por el catolicismo.

Caponnetto sostiene en la entrevista: “El nacionalismo es católico en mi concepción, no es un nacionalismo a secas, y el nacionalismo católico tal como yo lo entiendo es el afán por restaurar en Cristo la Patria Argentina, el Papa San Pío X justamente acuñó un lema que sigue vigente y dice “Todo debe ser instaurado en Cristo”, nosotros queremos instaurar la Patria en Cristo… nuestro objetivo es ese hacer todo lo posible para cooperar, para instaurar a la Patria en Cristo”.
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28 de julio de 2009

¡ Integristas !



por el R. P. Félix Sardá y Salvany

(Conferencia en la Academia Católica de Sabadell, publicada en la Revista “Propaganda Católica”, Tomo XI, año 1910, ed. Librería y Tipografía Católica, Barcelona)


Visto en Las cruces de las espadas


Tomado de Stat Veritas






NTEGRISTAS! Si, Señores míos, y a mucha honra. Y en tanto es así que deseando dirigiros hoy la palabra en esta nuestra querida Academia, tras tanto tiempo de no haberos hablado en ella, ciertamente no por falta de voluntad, parecióme bien escoger por tema de mi familiar Conferencia el presente mote o apodo con que quieren, según se ve, infamarnos de algún tiempo acá nuestros enemigos. Con él quisiera yo os mostráseis vosotros santamente altivos y cristianamente orgullosos, como os aseguro lo estoy yo, por la gracia de Dios, como lo estoy de mi fe y de mi bautismo y de mi educación católica y de mi católico sacerdocio y de todo cuanto constituye, gracias al cielo, mi modo de ser en el orden sobrenatural y cristiano. Sí, amigos míos; integrista soy e integristas deseo que seáis todos los de esta Sociedad, e integrista creo yo a todo hombre de quien tengo favorable concepto en sus costumbres y creencias, e integrista quisiera yo fuese todo el mundo, única manera de que fuese todo el hijo reconocido y súbdito sumiso de Dios Nuestro Señor. Apropiémonos, pues, y muy en alta voz declaremos nuestra esta calificación, que quiere ser denigrativa y que no es sino gloriosísima. Repitámosla, sí, y alcémosla en alto, muy en alto, como inmortal bandera que simboliza todas nuestras aspiraciones, recuerda todos nuestros deberes, eleva y maravillosamente dignifica nuestra condición en la vida social moderna, y nos separa con distintivo característico de todo lo demás que mira como suyo, en mayor o menor grado, el reinante Liberalismo. Hablemos, pues, de integrismo, y con rostro varonil y pecho firme aceptémoslo con todas sus consecuencias.
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28 de Julio, Festividad de Santos Nazario y Celso, Mártires, San Víctor I y San Inocencio I, Papas




azario nació en Roma. Su padre era un acaudalado caballero pagano, oriundo del norte de África. Su madre, fervorosa cristiana había nacido en Roma; la Iglesia la venera con el nombre de santa Perpetua. Se cree que fue bautizado por el papa san Lino, sucesor de san Pedro en la sede romana, Inflamada su alma de amor divino, resolvió salir de Roma para dedicarse a la salvación de las almas menos favorecidas,

Predicó en nombre de Jesucristo. "Los pobres son su prójimo" , decían los del lugar. A lo que él replicaba; "Son más que mi prójimo; son mis hermanos, mis hijos en espíritu" . Y en provecho de ellos vendió sus vastas heredades, vistió el sayal de peregrino y comenzó su misión evangelizadora con los menesterosos, los enfermos y los huérfanos.

Recorrió Florencia y se dirigió a la ciudad de Milán. El gobernador Anolino interrogó a los guardias: "¿,Quién es ese hombre que habla sobre la fe de un nazareno llamado Jesús y todos lo siguen?" Dio orden de que lo encarcelaran y al día siguiente se presentó en su celda. Su presencia llevaba un fin: persuadirlo a que adorase a los dioses de Roma.

Como Nazario se negase, fue flagelado y expulsado de Milán. Llevó entonces a la Galia su prédica evangelizadora. Un domingo, orando en la población de Melia, una mujer, llamada Marionilla, llegó con un niño, su hijo. "Aquí está Celso le dijo , para que lo bautices y lo instruyas en tu fe, la que recompensa con la vida eterna".

La gracia del Señor resplandeció sobre Celso. Nazario y Celso maestro y discípulo, sembraron, con sus eficaces pláticas y la ejemplaridad de sus vidas, aquella semilla de la cual habla el evangelio; y esta semilla "cayó toda en tierra fértil".

En la ciudad de Tréveris ambos realizaron milagros. En compañía de los recién convertidos entonaban cánticos sagrados y en las procesiones pregonaban la paz entre los hermanos y entre los pueblos.
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27 de julio de 2009

El humor español



Por el R. P. Leonardo Castellani






Tomado de Romanticismo y Tradición












n estas Navidades fui a ver el "pesebre" de mi parroquia; y el pesebre me hizo sonreír; y eso que era como para llorar. Reír y llorar junto, eso es humor.

Cronin ha dicho en alguna parte que Cristo carecía del sentido del humor. Sería raro, porque, según Aristóteles, el humor es propio del hombre magnánimo ("magnanimus utitur eironeia", dice en la Ética).

Monseñor Piccirilli, con otros varios, se ha escandalizado de que Cronin diga que Cristo careció de una cosa que tuvo el Buda. Ello invita pues a la reflexión. El escándalo es la provocación a la fe, por la puerta de la reflexión. Monseñor Piccirilli puede llegar también a la fe.

Vamos a tranquilizarlo. Cronin o no conoce el humor o no conoce a Jesucristo. Pero en un sentido pudo bien decir lo que dijo: en el sentido de que el humor de Cristo no es como el humor de Mark Twain, ni como el de Jonathan Swift. El de Twain era poco para él; el de Swift era demasiado.

Bajemos la reflexión al planterreno: es un caso análogo al del humor español... César Pico sostuvo en una conferencia en Madrid que el español carecía del sentido del humor; cosa que medio amostazó a algunos madrileños. Otro argentino que andaba por allí los desagravió en otra conferencia, sosteniendo: no se puede decir eso así, no más de una gente que ha dado a Cervantes, Velázquez, Tirso, la novela picaresca, los autos sacramentales... y Unamuno... y Gómez de la Serna... Lo que pasa es que el humor español no es como el humor inglés. ¡Me olvidaba del gran Julio Camba!
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Menores y crimen sexual



por Juan Manuel de Prada


Tomado de ABC



ECÍAMOS en un artículo anterior que es signo distintivo del Mátrix progre combatir farisaicamente las calamidades en sus consecuencias, después de haberlas alimentado en sus orígenes. Así, ante la floración de delitos sexuales perpetrados por menores durante los últimos meses, el Mátrix progre se ha puesto a debatir con entusiasmo y verdadero gusto sobre la extensión del castigo penal a menores. Castigo que nada resolvería; pues los menores con tendencias criminales se tropezarían con la siguiente disyuntiva: o someterse a la ley, renunciando a la consecución de un placer que previamente se les ha pintado con los trazos más apetecibles; o esquivar la ley, consiguiendo con ello el placer ansiado. La ley penal sólo actúa como freno eficaz cuando la preceden frenos morales previos, arraigados en la moral social. Cuando estos frenos fallan, o simplemente dejan de existir, después de haber sido combatidos como rémoras que obstruyen el culto al placer, los menores emplazados ante la disyuntiva de someterse o esquivar la ley elegirán el segundo camino.
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27 de Julio, San Pantaleón, Mártir







n la vida de San Pantaleón, tal como hasta nosotros ha llegado su relato, a través de las Actas, a través de la tradición, se nos manifiestan dos aspectos particularmente destacados, sobre todo si llegamos a él con alguna preocupación crítica. Sobre la vida histórica del Santo, dirá alguno, se monta una exuberancia de milagros verdaderamente sospechosa. La razón de ser del Santo, se podrá también decir, fue precisamente ésa: dar testimonio del poder de Cristo y de su verdad insoslayable, haciendo de su vida un continuo milagro, llevando sobre sus hombros el peso enorme del milagro, porque a los planes de Dios así convenía providencialmente.

Ambas posiciones pueden ser parcialmente ciertas, y ambas, por tanto, pueden conjugarse. Conviene desde ahora, antes de entrar en la intimidad del Santo, tomar posición y acercarnos sin prejuicios. No abreviemos la mano de Dios. Conviene no rechazar lo excepcional porque sí. Ahora particularmente es importante señalar esa circunstancia. Vamos a ver al Santo tal como Actas y tradición nos lo han transmitido, sin posibilidad de quitar ni poner, prudentemente. La verdad entera, Dios la sabe.

Pantaleón nace en Nicomedia, corriendo el siglo III de nuestra era. Tiempos recios iban a ser los suyos. El Imperio romano está ensayando fórmulas varias para impedir el hundimiento que se avecina, y como una de ellas se va a pensar, naturalmente, en la implantación de la religión oficial como obligación universal. El Imperio de Roma no es ya el poder seguro de sí mismo que avasallaba al mundo. Ahora ha sido necesario poner un emperador, un César, en Oriente para sostener aquellas regiones tan distantes de la metrópoli. Y Nicomedia es la residencia de los emperadores de Oriente. Estamos en una ciudad del Asia Menor, en la mitad segunda del siglo III de Jesucristo.

La figura del futuro mártir se nos muestra en los relatos sumamente atractiva. Pantaleón es un joven de nobles inclinaciones, de sano corazón. Es hijo de un gentil, Eustorgio, senador y rico. Su madre era cristiana, pero murió joven: el niño era pequeño y apenas si pudo enseñarle más que unos rudimentos que no llegaron a darle idea completa del cristianismo.
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Milagros de Nuestra Señora

INTRODUCCIÓN

Milagros de Nuestra Señora - versos 1 a 184


Amigos e vassallos de Dios omnipotent,
si vos me escuchássedes por vuestro consiment,
querríavos contar un buen aveniment:
terrédeslo en cabo por bueno verament.

Yo maestro Gonçalvo de Verceo nomnado,
yendo en romería caeçí en un prado,
verde e bien sençido, de flores bien poblado,
logar cobdiçiaduero pora omne cansado.

Davan olor sovejo las flores bien olientes,
refrescavan en omne las [carnes] e las mientes,
manavan cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en ivierno calientes.

Avién y grand abondo de buenas arboledas,
milgranos e figueras, peros e mazanedas,
e muchas otras fructas de diversas monedas,
mas no avié ningunas podridas [nin] azedas.

La verdura del prado, la odor de las flores,
las sombras de los árbores de temprados savores,
refrescáronme todo e perdí los sudores:
podrié vevir el omne con aquellos olores.

Nunqua trobé en sieglo logar tan deleitoso,
nin sombra tan temprada, [nin] olor tan sabroso:
descargué mi ropiella por yazer más viçioso,
poséme a la sombra de un árbor fermoso.

Yaziendo a la sombra perdí todos cuidados,
odí sonos de aves dulces e modulados:
nunqua udieron omnes órganos más temprados,
nin que formar pudiessen sones más acordados.

Unas tenién la quinta e las otras doblavan,
otras tenién el punto, errar no las dexavan:
al posar [e] al mover, todas se esperavan,
aves torpes nin roncas ý non se acostavan.

Non serié organista nin serié vïolero,
nin giga nin salterio nin mano de rotero,
nin estrument nin lengua nin tan claro vocero
cuyo canto valiesse con esto un dinero.

Peroque [nos] dissiemos todas estas bondades,
non contamos las diezmas, esto bien lo creades:
que avié de noblezas tantas diversidades
que no las contarien priores [nin] abbades.

El prado que vos digo avié otra bondat:
por calor nin por frío non perdié su beltat,
siempre estava verde en su entegredat,
non [perdié] la verdura por nulla tempestat.

Manamano que fui en tierra acostado,
de todo el lazerio fui luego folgado;
oblidé toda cuita, [e] lazerio passado:
¡Qui allí se morasse serié bienventurado!

Los omnes e las aves, quantos acaecién,
levavan de las flores quantas levar querién,
mas mengua en el prado ninguna non façién:
por una que levavan tres e quatro nacién.

Semeja esti prado egual de Paraíso,
en qui Dios tan grand graçia, tan grand bendiçión miso;
él que crió tal cosa maestro fue anviso:
omne que ý morasse nunqua perdrié el viso.

El fructo de los árbores era dulz e sabrido,
si don Adam oviesse de tal fructo comido,
de tan mala manera non serié decibido,
nin tomarién tal danno Eva [nin] so marido.

Sennores e amigos, lo que dicho avemos
palavra es oscura, esponerla queremos:
tolgamos la corteza, al meollo entremos,
prendamos lo de dentro, lo de fuera dessemos.

Todos quantos vevimos, que en piedes andamos,
siquiere en [presión] o en lecho yagamos,
todos somos romeos que camino [pasamos],
San Peidro lo diz esto, por él vos lo provamos.

Quanto aquí vivimos en ageno moramos;
la ficança durable suso la esperamos;
la nuestra romería estonz la acabamos,
quando a Paraíso las almas envïamos.

En esta romería avemos un buen prado
en qui trova repaire tot romeo cansado,
la Virgin Glorïosa, madre del buen Criado,
del qual otro ninguno egual non fue trobado.

Esti prado fue siempre verde en onestat,
ca nunca hobo mácula la su virginidat,
post partum et in partu fue virgin de verdat,
illesa, incorrupta en su entegredat.

Las quatro fuentes claras que del prado manavan,
los quatro evangelios, esso significavan,
ca los evangelistas quatro que los dictavan,
quando los escrivién, con ella se fablavan.

Quanto escrivién ellos, ella lo emendava,
esso era bien firme lo que ella laudava;
parece que el riego todo d'ella manava
quando a menos d'ella nada non se guiava.

La sombra de los árbores, buena, dulz e sanía,
en qui ave repaire toda la romería,
sí son las oraciones que fas Santa María
que por los peccadores ruega noch e día.

Quantos que son en mundo, justos e peccadores,
coronados e legos, reys e emperadores,
allí corremos todos, vassallos e sennores,
todos a la su sombra imos coger las flores.

Los árbores que facen sombra dulz e donosa
son los santos miraclos que faz la Glorïosa,
ca son mucho más dulzes que azúcar sabrosa,
la que dan al enfermo en la cuita raviosa.

Las aves que organan entre essos fructales,
que han las dulzes vozes, dizen cantos leales,
estos son Agustino, Gregorio, otros tales,
[quantos] que escrivieron los sos fechos reales.

Estos avién con ella amor e atenencia,
en laudar los sos fechos metién toda femencia;
todos fablavan d'ella, cascuno su sentencia,
pero tenién por todo todos una creencia.

El rosennor que canta por fin maestría,
siquiere la calandria que faz grand melodía,
mucho cantó mejor el barón Isaía
e los otros prophetas, onrrada compannía.

Cantaron los apóstolos muedo muy natural,
confessores e mártires [facién otro] tal;
las vírgenes siguieron la gran Madre caudal,
cantan delante d'ella canto bien festival.

Por todas las eglesias, esto es cada día,
cantan laudes ant ella toda la clerecía:
todos li façen cort a la Virgo María;
estos son rossennoles de gran placentería.

Tornemos ennas flores que componen el prado,
que lo façen fermoso, apuesto e temprado;
las flores son los nomnes que li da el dictado
a la Virgo María, madre del buen Criado.

La benedicta Virgen es estrella clamada,
estrella de los mares, guïona deseada,
es de los marineros en las cuitas guardada,
ca quando éssa veden es la nave guiada.

Es clamada, y éslo de los cielos, reína,
tiemplo de Jesu Christo, estrella matutina,
sennora natural, pïadosa vezina,
de cuerpos e de almas salud e medicina.

Ella es vellocino que fue de Gedeón,
en qui vino la pluvia, una grand vissïón;
ella es dicha fonda de David el varón
con la qual confondió al gigant tan fellon.

Ella es dicha fuent de qui todos bevemos,
ella nos dio el cevo de qui todos comemos;
ella es dicha puerto a qui todos corremos,
e puerta por la qual entrada atendemos.

Ella es dicha puerta en sí bien encerrada,
pora nos es abierta pora darnos la entrada;
ella es la palomba de fiel bien esmerada,
en qui non cae ira, siempre está pagada.

Ella con grand derecho es clamada Sïon,
ca es nuestra talaya, nuestra defensïón:
ella es dicha trono del reï Salomón,
reï de grand justicia, sabio por mirazón.

Non es nomne ninguno que bien derecho venga
que en alguna guisa a ella non avenga;
non ha tal que raíz en ella no la tenga,
nin Sancho nin Domingo, nin Sancha nin Domenga.

Es dicha vid, es uva, almendra, malgranada,
que de granos de graçia está toda calcada,
oliva, cedro, bálssamo, palma bien ajumada,
piértega en que sovo la serpiente alzada.

El fust que Moïsés enna mano portava
que confondió los sabios que Faraón preciava,
el que abrió los mares e depués los cerrava,
si non a la Gloriosa ál non significava.

Si metiéremos mientes en ell otro bastón
que partió la contienda que fue por Aarón,
ál non significava, como diz la lectión,
si non a la Gloriosa, esto bien con razón.

Sennores e amigos, en vano contendemos,
entramos en grand pozo, fondo no'l trovaremos;
más serién los sus nomnes que nos d'ella leemos
que las flores del campo, del más grand que savemos.

Desuso lo dissiemos que eran los fructales
en qui facién las aves los cantos generales,
los sus sanctos miraclos, grandes e principales,
los quales organamos ennas fiestas caubdales.

Quiero dexar con tanto las aves cantadores,
las sombras e las aguas, las devantdichas flores;
quiero d'estos fructales tan plenos de dulzores
fer unos pocos viessos, amigos e sennores.

Quiero en estos árbores un ratiello sobir
e de los sos miraclos algunos escrivir;
la Gloriosa me guíe que lo pueda complir,
ca yo non me trevría en ello a venir.

Terrélo por miráculo que lo faz la Gloriosa
si guiarme quisiere a mí en esta cosa;
Madre, plena de gracia, reína poderosa,
tú me guía en ello, ca eres pïadosa.

Gonzalo de Berceo