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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

21 de mayo de 2011

Santoral Católico del 21 de Mayo

  • San Hospicio Recluso, Confesor
  • Santos Torcuato y Compañeros, Mártires
  • San Andrés Bóbola, Mártir
  • Beato Benvenuto de Recanati, Confesor
  • Beato San Crispín de Viterbo
  • San Teopompo

Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN HOSPICIO o SOSPIS RECLUSO
Confesor


Vestido de áspero cilicio, rodeado de cadenas de hierro y atado a una de ellas, dentro de una torre, comiendo solo un poco de pan con unos dátiles y algunas raíces de yerbas y bebiendo solo agua, vivía en la ciudad de Niza un varón santísimo llamado Hospicio o Sospis. Junto a esta torre había un monasterio cuyos monjes dirigía el siervo de Dios. Agradó tanto al Señor su gran penitencia y vida encerrada, que hizo por él grandes maravillas. Tuvo espíritu de profecía con que muchos años antes que viniesen los fieros Longobardos a Francia, lo anunció; y así aconsejó a los monjes que se fuesen a vivir a otro lugar; y a los vecinos de Niza que se ausentasen, porque los bárbaros destruirían su ciudad y otras seis poblaciones. Todo fue así como el santo Hospicio lo profetizó. Llegaron también los Longobardos a la torre del santo, y quitando tejas y rompiendo el techo entraron, y como vieron a aquel hombre rodeado de cadenas, dijeron: «Este es, sin duda, algún insigne malhechor»; y por un intérprete le preguntaron que «por qué estaba de aquel a manera preso» El santo respondió, «porque soy el hombre peor del mundo»: y diciendo y haciendo, uno de los bárbaros sacó la espada para cortarle la cabeza; pero al ir a descargar el golpe, se le quedó seco el brazo y cayó la espada en tierra. Entonces el soldado se echó a los pies del santo, confesando su culpa; y el santo le echó la bendición sobre el brazo y le sanó; con que reducido el bárbaro, se convirtió y se hizo monje. Así predicándole a Jesucristo desde sus cadenas redujo a muchos de aquellos bárbaros. Cu raba toda suerte de enfermedades, sanaba mudos, ciegos y tullidos, y lanzaba los demonios con poderosa virtud. Pasada la furia de los Longobardos, los monjes volvieron a su monasterios y cuando el glorioso Hospicio conoció que se acercaba su muerte, de la que tuvo divina revelación, llamó al prior y le dijo: «Trae las herramientas necesarias y rompe esta pared, y dile al obispo que venga a sepultar mi cuerpo, porque mi hora es llegada, pues dentro, de tres días dejaré este mundo y me iré a gozar del eterno descanso». Luego avisaron al obispos Niza, rompieron las paredes, entraron dentro y halaron al santo lleno de gusanos y le desataron de sus cadenas. «Ciertamente, les dijo, ya soy desatado de las prisiones del cuerpo y me voy a reinar ron Cristo». Pasados tres días se postró en oración y después de orar un grande espacio con mucha abundancia de lágrimas, se puso sobre un es caño, y tendiendo los pies y alzando las manos al cielo, entregó su espíritu al Se ñor. Luego que hubo muerto, desaparecieron los gusanos que roían sus carnes y quedó el cadáver hermoso y resplandeciente: por lo cual el obispo lo hizo sepultar con grande pompa y solemnidad.

20 de mayo de 2011

Santoral Católico del 20 de Mayo

  • San Bernardino de Siena, Confesor
  • Santa María de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba
  • San Austrillo o Austregisilo de Bourges,
  • Santa Basilia o Basilisa, Mártir
  • San Baudilio, Mártir
  • Beata Columba de Rieti
  • San Etelberto, Mártir
  • San Talaleo
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.






SAN BERNARDINO DE SIENA
Confesor


an Bernardino de Sena fue uno de aquellos predicadores de penitencia que en el siglo XV recorrieron gran parte de Italia y contribuyeron eficazmente a la reforma y mejoramiento de las costumbres. Su celo ardiente y apostólico y su oratoria popular y apasionada han quedado como ejemplos vivientes del celo y de la predicación evangélica y aun del estilo de aquellos predicadores del siglo XV, San Vicente Ferrer, San Juan de Capistrano y otros.

Nacido en 1380 en Massa, cerca de Siena, de la noble familia de los Albiceschi, recibió Bernardino en Siena una educación completa en las ciencias eclesiásticas. En 1402 vistió el hábito de San Francisco: en 1404 recibió la ordenación sacerdotal y un año después fue destinado a la predicación. Pero transcurren unos doce años, y ni su voz ni sus cualidades oratorias le ayudaban a desempeñar con éxito este importante ministerio.

Mas como, por otra parte, se distinguía por sus eximias virtudes religiosas, aparece el año 1417 como guardián en el convento franciscano de Fiésole. Entonces, pues, de una manera inesperada, que tiene todos los visos de sobrenatural, se refiere que recibió la orden divina, transmitida por un novicio: "Hermano Bernardino, ve a predicar a Lombardía."
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Santoral Católico del 19 de Mayo

  • San Pedro Celestino, Papa y Confesor
  • San Ivo o Ivón, Presbítero y Abogado de los pobres
  • San Prudente, Noble Romano
  • San Juan de Cetinas, Mártir
  • San Pedro de Dueñas, Mártir
  • San Calócero, Mártir
  • San Partenio, Mártir
  • San Ives o Ivón de Kermartin
  • San Teófilo de Corte
  • San Dunstano de Canterbury
  • Beato Agustín Novelo,
  • Beato Alcuino, Abad
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.






SAN PEDRO CELESTINO



l año 1215, en un pueblo de la región de los Abruzos, perteneciente al reino de las Dos Sicilias, nació el que más tarde sería el papa Celestino V. En su misma autobiografía nos describe a sus padres, Angelerio y María, con estas palabras: "Ambos eran justos a los ojos de Dios y muy alabados por los hombres; daban limosna y acogían a los pobres de muy buena gana en su casa. Tuvieron doce hijos, a semejanza del patriarca Jacob, y siempre pedían al Señor que alguno de ellos sirviese a Dios. De esta familia ejemplarmente cristiana el niño Pedro fue el undécimo retoño.

Regía entonces los destinos de la Iglesia y de toda la cristiandad el gran pontífice Inocencio III, que moriría al año siguiente en el apogeo de la gloria del Pontificado. Su bienhechora influencia se extendía a todos los Estados de Europa, que, gracias a su autoridad, acatada por emperadores, reyes, ciudades y señores feudales, se había mantenido en una armonía fecunda. Un siglo más tarde el edificio cristiano de la Europa medieval presentaría grietas alarmantes, que los sucesores inmediatos de Inocencio III, entre los cuales se encuentra nuestro Santo, no acertarían a restañar.

Pedro pasó la niñez y juventud en su mismo pueblo, junto a su madre, que fue también, su primera maestra en la santidad. Ella estaba amargada porque ninguno de sus diez primeros hijos servía a Dios. Y se quejaba: "¡Miserable de mí! ¡Tantos hijos y que ninguno sea siervo de Dios!" Oyéndola repetir esto su hijo undécimo, que contaría entonces cinco o seis años, empezó a decirle: "Quiero ser un buen siervo de Dios." Ella entonces resolvió encaminarle al estudio de las letras, a pesar de la contradicción de los restantes hermanos. Como había ya quedado viuda tuvo que imponerse considerables sacrificios; pero Dios los premió, ya que, al poco tiempo, el pequeño Pedro, según cuenta él mismo, leía el Salterio.
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18 de mayo de 2011

Santoral Católico del 18 de Mayo

  • San Venancio, Mártir
  • San Félix de Cantalicio, Confesor
  • Beata Rafaela María del Sagrado Corazón, Virgen
  • Beato Guillermo de Toulouse, Duque de Aquitania
  • San Erico de Suecia, Mártir
  • San Tecusa, Mártir
  • San Teódoto, Mártir
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.





SAN VENANCIO

Mártir


C

amerino, ciudad del ducado de Espoleto, junto á la Marca de Ancona, fue patria, y al mismo tiempo teatro, del glorioso martirio de San Venancio. Desde la edad de quince años empezó este santo mancebo á desear con ansia que conociesen todos y amasen á Jesu­cristo. Este celo suyo contribuía á la dilatación de la Iglesia y á la ruina de la gentilidad. Llegó esto á oídos de Antíoco, que gobernaba aquella ciudad por orden de Decio. Y, como Venancio supiese que le habían mandado prender, él mismo se presentó y le dijo que los dioses que adoraba no eran sino hombres y mujeres de vida estra­gada y disoluta, invención del diablo, para que en ellos adorasen el vicio; que no hay más que un solo Dios, Criador de Cielo y Tierra, cuyo único Hijo se hizo hombre y se dejó prender y matar para libramos de la servidumbre y dé la muerte que acarrea el pecado. Irritado el gobernador al ver que un imberbe joven osase vilipen­diar en su presencia el culto de los ídolos, mandó á los soldados que le prendiesen y atormentasen del modo más cruel que imaginar pudieran. Empezaron los verdugos por azotarle con tanta fiereza, que hubiera muerto en este martirio si no enviara Dios un ángel, el cual quebrantó sus prisiones y alejó á los que le maltrataban. Pero estos desventurados, en vez de ablandarse por esta maravilla, más crue­les que fieras, colgándole cabeza abajo, le quemaron el cuerpo con planchas encendidas, y le abrían la boca para que, recibiendo el humo, se ahogase. Muchos de los que presenciaban estos tormentos, viendo la constancia del mártir, se convirtieron á la fe, entre los cuales se cuenta Anastasio Cornientario, admitido después á la pal­ma del martirio.

Antioco, admirado de que Venancio no hubiese todavía muerto, quiso ver si con promesas y halagos le arrancaría de su propósito. Viendo que nada podía conseguir, le llamó y trató de inobediente á sus órdenes, mandando que le partiesen los dientes y las quija­das, y le echasen en un muladar. Le sacó de allí un ángel; y como le hubiesen llevado ante un juez para oír su sentencia, hablándole Venancio en defensa de la religión cristiana, cayó el juez de su tribunal y murió diciendo que el Dios de Venancio era el verdadero, á quien todos debían adorar, desechando los ídolos.

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17 de mayo de 2011

Santoral Católico del 17 de Mayo

  • San Pascual Bailón, Confesor
  • Santa Juana de Lestonnac, Viuda y Fundadora
  • San Bruno de Würzburg
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.





SAN PASCUAL BAILÓN
Confesor





Villarreal, municipio de la provincia de Castellón de la Plana, sobre la carretera de Valencia a Barcelona, hoy con más de 20.000 habitantes, de terreno llano y suelo fértil, regado por el Mijares, centro agrícola con extensos naranjales, que ostenta con orgullo uno de los templos parroquiales mayores de España, la arciprestal de San Jaime, presenta aún con más ufanía el convento franciscano del Rosario, en el cual murió el biografiado, se conservaron los restos del mismo hasta la guerra del 36 y se levanta ahora en su honor el templo votivo eucarístico internacional.

¡Qué contraste con la villa zaragozana de 400 habitantes, Torrehermosa, arrullada por el jalón, la que fue cuna del Santo, en la diócesis de Sigüenza!

Mas hay que saltar a sus recintos por el siglo XVI.

España termina su secular cruzada contra el moro. Enriquecida con un mundo nuevo, toca al apogeo de su gloria. "Cuando ella se mueve solía decirse, la Europa tiembla."

Por ella pasean sus flores de santidad Ignacio, Javier, Teresa, Juan de la Cruz, Pedro de Alcántara. Pero también otro que, no siendo en su vida celebridad española, en el correr de los años resultó ser celebridad mundial.
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Santoral Católico del 16 de mayo

  • San Simón Stock, Confesor
  • San Ubaldo, Obispo y Confesor
  • San Juan Nepomuceno, Presbíterio y Mártir
  • San Brendano, Abad
  • San Dómnolo de Le Mans
  • San Honorato de Amiens
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.



SAN SIMÓN STOCK,
Confesor


os títulos tiene San Simón Stock que le hacen acreedor a nuestra especial atención. El fue, a mediados del siglo XIII, el principal artífice de la presente estructura de la Orden del Carmen, antes puramente eremítica y después asociada a las religiones mendicantes consagradas al apostolado. El es, sobre todo, quien recibíó de la Santísima Virgen el santo escapulario.

Nació en Inglaterra.

Desde mediados del siglo XIV las fuentes le aplican el sobrenombre "Stock", con el cual relacionan el singular género de vida que habría observado antes de entrar en el Carmelo. Dice así la redacción larga del Santoral: "Antes de la llegada de los carmelitas a Inglaterra los esperó con espíritu profético, llevando vida solitaria en el tronco de un árbol: de ahí el nombre de Simón Stock con que es llamado". Esta sobria noticia supone todo un poema de ascetismo, que los biógrafos posteriores intentaron poner de relieve con piadosas amplificaciones.
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15 de mayo de 2011

III Domingo de Pascua







por el R.P. Leonardo Castellani


Tomado de Domingueras Prédicas
Ediciones Jauja
Mendoza, Rep. Argentina, 1997







TRISTEZA Y GOZO DE LOS DISCÍPULOS. (1967)



entro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: "Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver" y "Me voy al Padre "?» Y decían: «¿Qué es ese "poco"? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: "Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?" «En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar.

(Jn. 16,16-22)

Este Evangelio y los dos de los Domingos siguientes están tomados sin orden del largo Sermón-Despedida de Cristo en la Última Cena.
Su exégesis he explicado varias veces. En el Comentario al Evangelio (29) me equivoqué al copiar el texto: puse primero el "me veréis" y después el "no me veréis" y es al revés: "primero no me veréis y después (de un corto plazo) me veréis": cambié de lugar el "no". Ya está corregido.
Los Santos Padres interpretan esto de dos maneras: unos dicen que el "no me veréis" es el tiempo de la Pasión y Muerte (o sea unas horas) y el "me veréis" el tiempo de las apariciones del Resucitado —o sea cuarenta días; y en este sentido se detiene Santo Tomás. Otros, como San Agustín y Beda, dicen que el "poco tiempo no me veréis" es desde la Ascensión del Señor, y el "me veréis" es la Segunda Venida. —¿Y cómo sería "poco tiempo" si en realidad es un tiempo largo el que ya ha pasado, casi 2000 años? Nos parece largo, dice San Agustín.
En realidad, el pasaje significa las dos cosas: es bivalente, como casi toda la Sagrada Escritura; y la segunda interpretación, más difícil, se debe admitir sin duda; primero por la aposición "porque voy al Padre", lo cual sucedió en la Ascensión; y segundo por la parábola de la Parturienta, que asumió San Juan refiriéndola a los últimos tiempos en su " Apokalypsis" (30); y otros argumentos que trae muy bien Juan de Maldonado en su Comentario a San Juan.
La Parábola de la Parturienta se refiere a la Iglesia (que al hablar Cristo consistía en los Apóstoles) la cual "está siempre de parto", dice San Agustín; y en el "Apokalypsis" con mayor claridad. San Juan habla allí largamente de "la Mujer con las alas de águila" perseguida por el Dragón y protegida por Dios; y primero dice da a luz un hijo varón, y después sale diciendo que tiene (además) muchos hijos, divididos en dos grupos. El Hijo Varón tiene tales características que no cabe duda es Cristo; los otros hijos en dos grupos tienen que ser los cristianos viejos y los judíos convertidos, también perseguidos por el Dragón según San Juan; pero San Juan indica primero los judíos convertidos representados en la Mujer; y después, no pudiendo alcanzar el Dragón a la Mujer, "se vuelve a perseguir a sus otros hijos, los que custodian los mandatos de Dios y mantienen el testimonio de Jesucristo"(31). De modo que se puede decir (como escribí en el Comentario del Apokalypsis) que la Mujer es Israel; no el Israel apóstata, sino el nuevo Israel convertido.
Recuerdo que un compañero de estudios me dijo una vez en Roma: "La Iglesia actual está enferma". Yo le dije: "La Iglesia siempre ha estado enferma". Dije más de lo que sabía. En efecto, el alumbramiento es una enfermedad, aunque sea una enfermedad benéfica, por lo general: aunque por excepción algunas pocas veces la mujer sucumbe; y el niño "hace su presencia en el mundo a través del cadáver de la madre" —como dijo macabramente un médico— pero en esos pocos casos es una mujer que de cualquier manera tenía que morir pronto. Este es el título de nobleza más grande de la mujer, y en realidad el más grande del mundo, creado por Dios mismo: la Maternidad. A Dios mismo se le antojó tener madre.
Así la Santa Madre Iglesia está enferma todo el curso de su historia; perdiendo hijos y engendrando nuevos hijos; acosada por persecuciones de fuera y herejías de dentro; no ha pasado un solo año en que la Iglesia no haya estado acosada por alguna dolencia; y las internas son las peores. En todas las herejías han tomado parte sacerdotes, y algunas incluso las han fundado sacerdotes: el Arrianismo creado por un Monseñor, Arrio, el Protestantismo, suscitado por un monje alemán y en Inglaterra por dos Obispos, Cranmer y Gardiner, aunque Gardiner se arrepintió y dijo: "negavi cum Petro, peccavi cum Petro sed non flevi cum Petro, negué con Pedro, pequé con Pedro pero no lloré con Pedro"; el Modernismo, cuyos fautores Tyrrell, Loisy, Bonaiutti fueron sacerdotes. De modo que lo que vemos hoy día no nos ha de espantar —sino un poquito.
Un amigo me dio el otro Domingo un artículo de la revista "Time" que narra la descompostura del Catolicismo en Holanda. Es para espantar, pues hay sacerdotes y teólogos que no dejan títere con cabeza, pues lo niegan todo: la virginidad de María, la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, el Pecado Original y por tanto la Redención, la inspiración divina de la Escritura y por tanto, implícitamente, la Divinidad de Cristo; después de lo cual dicen muy panchos, que son católicos y no quieren separarse de Roma; solamente ellos son "católicos que piensan"; lo cual ni como chiste puede pasar. Son herejes manifiestos y cumplidos; y están contra Roma.
Pero leyendo otra vez, uno conjetura que son cuatro teólogos locos a quienes el pueblo no hace caso, y a lo mejor, ignora; que hacen mucho ruido justamente porque son locos. Mas si el pueblo les hace caso, tanto peor para los holandeses.
La enfermedad de ahora ¿es la más grave de todas y es la última; o bien es una de tantas? Pueden elegir lo que quieran, porque de cierto no lo sabemos; podría ser que pase como tantas otras esta crisis y dé lugar a un nuevo nacimiento. Podría ser que no pase y en ese caso, el nacimiento sería la Parusía, el nuevo nacimiento de Cristo indicado en el Apokalypsis; y el renacimiento de la Creación de Dios salvada definitivamente.
Ciertamente, la crisis actual de la Iglesia tiene un carácter que no han tenido las otras: es absolutamente total: total en extensión, cubre todo el mundo; total en intensidad, pues la herejía naturalística (o el "aloguismo", como la llamó Belloc) es la herejía más radical que ha existido y puede existir: falsifica todos los dogmas del Cristianismo, vaciándolos de su contenido sobrenatural, y poniendo en su lugar la adoración sacrilega del Hombre; que sabemos será la doctrina del Anticristo. Todos estos Congresos, Reuniones, Asambleas que estamos viendo son enteramente arreligiosos; naturalísticos: quieren salvar al hombre o a las naciones sin Dios; a lo más le silban a Dios como a un perrito para que venga a apoyarlos. Y no. Sin Dios pueden perder a los hombres pero no pueden salvarlos. Lo acaba de decir el Papa en su Encíclica: "Los que organizan sin Dios, organizan contra el hombre" —dice.
Bien, si esta crisis actual dará un parto saludable, Uds. lo verán. Si realmente es la última, Dios nos pille confesados —o haciendo confesión de la Fe; porque "aquél que perseverare en la Fe hasta el fin, ése será salvo".


29. "El Evangelio de Jesucristo".
30. Capítulo 12, versículos 1-6 y 13-17.
31. "Apokalypsis" 12,17.

Santoral Católico del 15 de mayo

  • Santa Dimfne, Virgen y Mártir
  • San Isidro, Labrador
  • San Juan Bautista de la Salle, Confesor
  • San Andrés, Mártir
  • San Pedro de Lampaso, Mártir
  • San Pablo, Mártir con San Pedro de Lampaso
  • Santa Berta,
  • San Ruperto
  • San Isaías de Rostov
  • San Isidro de Kios, Mártir
  • San Hilario de Galatea, Abad
  • San Gereberno, Mártir
  • Santa Dionisia, Mártir
  • San Pedro de Lampsaco, Mártir
  • San Indalecio, Mártir
  • San Torcuato, Mártir
  • Beata Magdalena Albrizzi
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.





SAN ISIDRO
Labrador


l culto de los santos tiene en la Iglesia católica una función específica de ejemplaridad. La perfección obliga a todos y cada uno según su estado y condición. De ahí que la Iglesia presente a sus santos como hombres llamados a la santidad que correspondieron heroica y generosamente a este llamamiento divino. Precisamente porque son ejemplares de vida auténticamente cristiana, la Iglesia no se prodiga en admitir y canonizar toda esa serie incalculable de prodigios que los hagiógrafos de épocas pasadas han atribuido, y no pocas veces piadosamente inventado, en favor de sus héroes divinos. La Iglesia no confunde la santidad con los portentos; no teme decir que sus santos tenían todas las características de los hombres corrientes, si bien insiste en que han calado en toda su realidad el imperativo evangélico de "Niégate a ti mismo... y sígueme".

Porque la misión específica de los santos es de ejemplaridad y la urgencia de "Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial" es de tanta actualidad hoy como ayer, en el santoral católico aparecen santos de todas las edades y de todas las condiciones, santos de sotana y santos de hábito, santos con cogulla y santos de cabeza descubierta, trajeados a la antigua y con pantalón y chaqueta, militares y civiles, profesionales y artesanos, mantos reales y abarcas polvorientas. Aparecen santos de carácter fuerte y enérgico, santos de carácter dulce y apacible, solitarios y metidos en sociedad, con marcado sentido del humor y retraídos, santos de ciencia y santos iletrados. Cada uno con su idiosincrasia, con sus formas sociales y sus cualidades intelectuales y temperamentales; pero, a la vez, todos ellos con un denominador común: vocación decidida a la santidad. Quisieron y fueron santos.

El equilibrado y sereno criterio de la Iglesia los presentará con sus legítimos sentimientos de seres humanos y sus notas de hombres comunes. Hablará de santos que, cansados de recorrer tierras extrañas, casi resulta imposible fijarles una patria política. Son ciudadanos del mundo, pero auténticos patriotas, con un patriotismo inspirado en su fidelidad a la tierra que les vio nacer. Fieles a su patria, el patriotismo de estos hombres de Dios y voceros de Cristo resulta ser el mejor antídoto para curar nuestras miopes concepciones de la patria. Su patriotismo no podrá ofrecerse como mercancía política ni enarbolarse como bandera de resentimientos nacionales, porque se alimenta de la sangre divina de Cristo y está iluminado por su eterna Verdad, que fue dada gratuitamente como patrimonio a la humanidad, sin distinción de razas ni limitación de fronteras. Estriba en el dogma de la comunión de los santos, por el que todos los hijos de Dios se sienten unidos por los vínculos sagrados de la caridad.
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Santoral Católico del 14 de Mayo


  • San Bonifacio, Mártir
  • San Miguel Garicoitz, Confesor
  • Santa María Mazzarello, Virgen y Fundadora
  • San Bonifacio de Tarso, Mártir
  • Beata Magdalena de Canossa, Virgen
  • San Sabino, Mártir
  • San Eremberto de Toulouse
  • Beato Gil de Portugal
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.




SAN BONIFACIO
Mártir

H

acia el fin del tercer siglo, en el imperio de Galerio Máximo, se admiró en la Iglesia una de aquellas extraordinarias conversiones que obra algunas veces la mano poderosa del Señor para animar la confianza de los pecadores, y para descubrir al mismo tiempo á los hombres los tesoros de su misericordia.

Había en Roma una dama joven, noble, rica y poderosa, llamada Aglae, hija de Acacio, que había sido procónsul y de familia senatoria, tan entregada al fausto y á la vanidad, que solía dar al pue­blo juegos públicos, cuyos gastos costeaba ella misma. Era, á la ver­dad, cristiana, pero desacreditaba el nombre y la profesión con su desarreglada vida. Ocupada toda del espíritu del mundo, se entre­gaba totalmente á las diversiones hasta tocar la raya de la disolu­ción, con grande escándalo de todos los fieles.

Tenía comercio ilícito con su mismo mayordomo, joven de bella disposi­ción, pero dado al vino y á todos los demás desórdenes.

Llamábase Bonifació, y, aunque era también cristiano, lo era sólo de nom­bre, deshonrando la profesión, igual­mente que su ama, por la disolución de sus costumbres. En medio de estos de­fectos se notaban en él buenas pren­das: compasión de los miserables, caridad con los po­bres y hospitalidad con los extranjeros.

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Santoral Católico del 13 de Mayo


  • Nuestra Señora de Fátima
  • San Juan Silenciario, Obispo y Confesor
  • San Roberto Belarmino, Obispo y Confesor
  • San Pedro Regalado, Confesor
  • Beata Juliana de Norwich, Virgen
  • San Andrés Huberto Fournet
  • San Servacio de Tongres
  • San Juan El Silencioso
  • San Mucio
  • San Eutimio, Abad
  • Santa Gliceria, Mártir
  • Beata Imelda
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.
R. Deo Gratias.






NUESTRA SEÑORA
DE FÁTIMA



Biografía de los pastores de la Virgen de Fatima

Lucía

Nació en Aljustrel, a casi 1 kilómetro de Fátima, Portugal. El 22 de marzo de 1907, hija de Antonio y María Rosa. Prima de Francisco y Jacinta. Desde la primera aparición de la Virgen tuvo que soportar muchos sufrimientos, porque era criticada y se dudaba de ella. Los sacerdotes de la parroquia de Fátima insinuaron que ella podría ser un "pequeño instrumento del demonio". Por todo esto la niña sentía mucho temor en regresar al lugar de las apariciones, pero pudo vencerlo ante el pedido de sus primos y regresó a la Cova de Iría, como la Santísima Virgen se lo había solicitado. Uno de sus mayores dolores fue cuando a Virgen le dijo que se llevaría muy pronto al Cielo a Francisco y a Jacinta y le expresó que ella permanecería en la tierra, para difundir la devoción al Corazón Inmaculado de María.

En 1921, Lucía fue enviada al convento de las Hermanas Doroteas de Villar en Oporto, por decisión del Obispo de Leiria, tenia entonces 14 años. En 1928, se convirtió en religiosa y en 1946, ingresó al convento de las Hermanas Carmelitas de Coimbra, Portugal. Tomo el nombre de María Lucía del Inmaculado Corazón, pero es más conocida como la Hermana Lucía.

La Santísima Virgen María se manifestó a Lucía cuando ella era postulante, y le reveló la promesa de los Cinco Primeros Sábados, cinco años después, en Junio del 1929, tuvo la visión de la Trinidad, con la petición de la consagración de Rusia.
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