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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

9 de mayo de 2009

En el nomne del Padre, que fizo toda cosa,

ESCOMIENZA LA VIDA DEL GLORIOSO CONFESOR SANCTO DOMINGO DE SILOS
Vida de Santo Domingo de Silos - versos 1 a 36


En el nomne del Padre, que fizo toda cosa,
Et de don Ihesuchristo, fijo de la Gloriosa,
Et del Spíritu Sancto, que egual d'ellos posa,
De un confesor sancto quiero fer una prosa.

Quiero fer una prosa en román paladino,
En qual suele el pueblo fablar a su vecino,
Ca non so tan letrado por fer otro latino:
Bien valdrá, como creo, un vaso de bon vino.

Quiero que lo sepades luego de la primera
Cuya es la ystoria, metervos en carrera:
Es de Sancto Domingo toda bien verdadera,
El que diçen de Silos, que salva la frontera.

En el nomne de Dios, que nombramos primero
Suyo sea el preçio, yo seré su obrero,
Galardón del laçerio yo en él lo espero,
Que por poco serviçio da galardón larguero.

Señor Sancto Domingo, dizlo la escritura,
Natural fue de Cañas, non de basa natura,
Lealmente fue fecho a toda derechura,
De todo muy derecho, sin nula depresura.

Parientes ovo buenos, del Criador amigos,
Que siguíen los ensiemplos de los padres antigos.
Bien sabíen escusarse de ganar enemigos:
Bien les veníe en mientes de los buenos castigos.

Juhán avíe nomne, el su padre ondrado,
Del liñaje de Mans un omne señalado,
Amador de derecho, de seso acabado,
No l'falsaríe su dicho por aver monedado.

El nombre de la madre deçir non lo sabría.
Como non fue escripto non l'devinaría;
Mas váyala el nombre de Dios, e Sancta María:
Prosigamos el curso, tengamos nuestra vía.

La çepa era buena, emprendió buen sarmiento,
Non fue como caña, que la torna el viento,
Ca luego así prendió, como de buen çimiento,
De oír vanidades non le prendíe taliento.

Un encuentro inesperado: Alphonse Ratisbonne


Artículo doble: el artículo en sí mismo y presentación del autor



por André Frossard

(para conocer al autor haga click sobre su imagen)


Tomado de Conoze







lphonse Ratisbonne era un joven judío de Estrasburgo, rico, cultivado, callejero, hijo de banquero... En 1842, Ratisbonne vivía en Roma -entre un viaje a Oriente y una escala en Palermo- una especie de ociosidad turística e indolente que le hace parecerse de lejos a un personaje de Stendhal: habría podido posar para Lucien Leuwen.

Ratisbonne estaba prometido y preparaba su instalación viajando mucho. Era ateo y tenía un escepticismo quisquilloso que le llevaba a levantar querellas contra la Iglesia y el cristianismo. Tenía un amigo: el barón de Bussieres, muy piadoso, que multiplicaba por su conversión votos y exhortaciones.

Ratisbonne había accedido desde hacía algún tiempo -por pura gentileza, y porque no le concedía verdaderamente importancia alguna- a llevar consigo una medalla piadosa ofrecida por su amigo; un día, el amigo de Ratisbonne le invita a dar un paseo en coche; el carruaje del barón de Bussieres se para en la pequeña plaza de Roma, donde se eleva la iglesia de San Andrés delle-Fratte. La iglesia de San Andrés delle-Fratte es un edificio de modestas dimensiones; una tibieza a la italiana por la severidad del plano, el calor del decorado y la abundancia de cirios que plantan aquí y allá arbustos de luz. La iglesia demuestra una evidente insustancialidad, y no es de las que extravían las imaginaciones.

El barón -que ha de hacer una gestión en la iglesia- desciende, e invita a su pasajero a esperar, o a acompañarle; es asunto, añade, de pocos minutos. Ratisbonne, antes que aburrirse en el vehículo, decide visitar la iglesia, sin otra intención -por supuesto- que adicionarla a su colección de monumentos romanos.

Cuando empuja la puerta de esa iglesia, es un perfecto incrédulo, curioso por la arquitectura; no es un alma torturada a la zaga de un ideal. Yo no sé lo que se produce en ese instante en el «inconsciente» de Ratisbonne, como algunos pretenden conocer de lo acontecido en parecida circunstancia en el inconsciente de San Pablo; pero si el mío trabaja, actúa y me prepara una jugada, mi inconsciente es el único en saberlo.

Ratisbonne se mantiene no lejos de la entrada, cerca de una capilla lateral (la segunda), algo empotrada en la muralla, a su izquierda; es un incrédulo que tiene dos o tres minutos que desperdiciar; que no está mejor dispuesto a las emociones místicas, ni deseoso de creer; pero su incredulidad va a terminar allí, hecha añicos por la evidencia; la capilla que Ratisbonne recorre con mirada distraída, que ninguna obra maestra detiene en su paso, desaparece bruscamente. Lo que él ve entonces es la Virgen María, tal y como figura en la medalla que lleva al cuello, y tal como está hoy representada, con colores realzados por algunos artificios luminosos, en la capilla de San Andrés delle-Fratte.

Hay esa dicha, que le arroja al suelo; y yo imagino que habrá tenido tantas dificultades en hacerla compartir, como Bernadette de Lourdes en convencer al clero de la diócesis, o en persuadir a las damas de la prefectura, de que una persona de buena sociedad como la Virgen María haya podido aparecer dieciocho veces seguidas con el mismo vestido.

Esta es la narración que hace el propio Ratisbonne; estamos en el 20 de enero de 1842:

«... Si alguien me hubiera dicho en la mañana de aquel día: "Te has levantado judío y te acostarás cristiano"; si alguien me hubiera dicho eso, lo habría mirado como al más loco de los hombres.

»Después de haber almorzado en el hotel y llevado yo mismo mis cartas al correo, me dirigí a casa de mi amigo Gustave, el pietista, que había regresado de la caza; excursión que le había mantenido alejado algunos días.

»Estaba muy asombrado de encontrarme en Roma. Le expliqué el motivo: ver al Papa.

»Pero me iría sin verlo -le dije-, pues no ha asistido a las ceremonias de la Cátedra de San Pedro, donde se me habían dado esperanzas de encontrarlo.

»Gustave me consoló irónicamente y me habló de otra ceremonia completamente curiosa, que debía tener lugar, según creo, en Santa María la Mayor. Se trataba de la bendición de los animales. Y sobre ello hubo tal asalto de equívocos y chanzas como el que se puede imaginar entre un judío y un protestante.

»Hablamos de caza, de placeres, de diversiones del carnaval; de la brillante velada que había organizado, la víspera, el duque de Torlonia. No podían olvidarse los festejos de mi matrimonio; yo había invitado a M. de Lotzbeck, que me prometió asistir.

»Si en ese momento -era mediodia- un tercer interlocutor se hubiese acercado a mí y me hubiera dicho: "Alphonse, dentro de un cuarto de hora adorarás a Jesucristo, tu Dios y Salvador; y estarás prosternado en una pobre iglesia; y te golpearás el pecho a los pies de un sacerdote, en un convento de jesuitas, donde pasarás el carnaval preparándote al bautismo; dispuesto a inmolarte por la fe católica; y renunciarás al mundo, a sus pompas, a sus placeres, a tu fortuna, a tus esperanzas, a tu porvenir; y, si es preciso, renunciarás también a tu novia, al afecto de tu familia, a la estima de tus amigos, al apego de los judíos...; ¡y sólo aspirarás a servir a Jesucristo y a llevar tu cruz hasta la muerte!..."; digo que si algún profeta me hubiera hecho una predicción semejante, sólo habría juzgado a un hombre más insensato que ése: ¡al hombre que hubiera creído en la posibilidad de tamaña locura! Y, sin embargo, ésta es hoy la locura causa de mi sabiduría y de mi dicha.

»Al salir del café encuentro el coche de M. Théodore de Bussieres. El coche se para; se me invita a subir para un rato de paseo. El tiempo era magnífico y acepté gustoso. Pero M. de Bussieres me pidió permiso para detenerse unos minutos en la iglesia de San Andrés delle-Fratte, que se encontraba casi junto a nosotros, para una comisión que debía desempeñar; me propuso esperarle dentro del coche; yo preferí salir para ver la iglesia. Se hacían allí preparativos funerarios, y me informé sobre el difunto que debía recibir los últimos honores. M. de Bussieres me respondió: "Es uno de mis amigos, el conde de La Ferronays; su muerte súbita es la causa-añadi6-de la tristeza que usted ha debido notar en mí desde hace dos días." Yo no conocía a M. de La Ferronays; nunca le había visto, y no apreciaba otra impresión que la de una pena bastante vaga, que siempre se siente ante la noticia de una muerte súbita. M. de Bussieres me dejó para ir a retener una tribuna destinada a la familia del difunto. "No se impaciente usted -me dijo mientras subía al claustro-, será cuestión de dos minutos."

»La iglesia de San Andrés es pequeña, pobre y desierta; creo haber estado allí casi solo; ... ningún objeto artístico atraía en ella mi atención. Paseé maquinalmente la mirada en torno a mí, sin detenerme en ningún pensamiento; recuerdo tan sólo a un perro negro que saltaba y brincaba ante mis pasos... En seguida el perro desapareció, la iglesia entera desapareció, ya no vi, o más bien, ¡¡¡Oh, Dios mío, vi una sola cosa!!!

»¿Cómo sería posible explicar lo que es inexplicable? Cualquier descripción -por sublime que fuera- no sería más que una profanación de la inefable verdad. Yo estaba allí, prosternado, en lágrimas, con el corazón fuera de mí mismo, cuando M. de Bussieres me devolvió a la vida.

»No podía responder a sus preguntas precipitadas; mas al fin, tomé la medalla que había dejado sobre mi pecho; besé efusivamente la imagen de la Virgen, radiante de gracia... ¡Era, sin duda, Ella!

»No sabía dónde estaba, ni si yo era Alphonse u otro distinto; sentí un cambio tan total que me creía otro yo mismo... Buscaba cómo reencontrarme y no daba conmigo... La más ardiente alegría estalló en el fondo de mi alma; no pude hablar, no quise revelar nada; sentí en mí algo solemne y sagrado que me hizo pedir un sacerdote... Se me condujo ante él y sólo después de recibir su positiva orden hablé como pude: de rodillas y con el corazón estremecido.

»Mis primeras palabras fueron de agradecimiento para M. de La Ferronays y para la archicofradía de Nuestra Señora de las Victorias. Sabía de una manera cierta que M. de La Ferronays había rezado por mí; pero no sabría decir cómo lo supe, ni tampoco podría dar razón de las verdades cuya fe y conocimiento había adquirido. Todo lo que puedo decir es que, en el momento del gesto, la venda cayó de mis ojos; no sólo una, sino toda la multitud de vendas que me habían envuelto desaparecieron sucesiva y rápidamente, como la nieve y el barro y el hielo bajo la acción del sol candente.

»Todo lo que sé es que, al entrar en la iglesia, ignoraba todo; que saliendo de ella, veía claro. No puedo explicar ese cambio, sino comparándolo a un hombre a quien se despertara súbitamente de un profundo sueño; o por analogía con un ciego de nacimiento que, de golpe, viera la luz del día: ve, pero no puede definir la luz que le ilumina y en cuyo ámbito contempla los objetos de su admiraci6n. Si no se puede explicar la luz física, ¿cómo podría explicarse la luz que, en el fondo, es la verdad misma? Creo permanecer en la verdad diciendo que yo no tenía ciencia alguna de la letra, pero que entreveía el sentido y el espíritu de los dogmas. Sentía, más que veía, esas cosas; y las sentía por los efectos inexpresables que produjeron en mí. Todo ocurría en mi interior; y esas impresiones -mil veces más rápidas que el pensamiento- no habían tan sólo conmocionado mi alma, sino que la habían como vuelto del revés, dirigiéndola en otro sentido, hacia otro fin y hacia una nueva vida.»

Esta es la aventura romana de Alphonse de Ratisbonne. A partir de entonces -añade- el mundo ya no fue nada para él; sus prevenciones contra el cristianismo se borraron sin dejar rastro, lo mismo que los prejuicios de su infancia; y el amor de su Dios «había ocupado el lugar de cualquier otro amor».

Que esos profesionales de la verdad que los intelectuales deberían ser aparten de su pensamiento las apariciones de Lourdes, pretextando que Bernadette Soubirous era una niña, y que las niñas no disciernen, según parece (aunque yo no lo crea en absoluto), el sueño de la realidad. Admitámoslo. Que rechacen la relación de los pastorcillos de la Salette, que han visto llorar a la Virgen Santísima en las montañas del Dauphiné, porque unos pastorcillos sin instrucción pueden ser influenciables; o víctimas de una clase de reciprocidad de la autosugestión; o por cualquier otro motivo del mismo género. Admitámoslo también. Finalmente, que no se tenga en cuenta mi testimonio, porque nada es tan difícil de comprender como una visión sin imágenes; ni de creer a un periodista que dice haber hallado la verdad. Consiento en ello, aunque sea duro saber y no convencer; y más duro todavía constatar que no se ha convencido por falta de elocuencia, y que se ha carecido de elocuencia sólo por haber carecido de amor.

Pero, ¿y Ratisbonne? Los hijos de banquero pueden -tanto como los demás- estar sujetos a las alucinaciones, pero están, por lo general, provistos del bagaje intelectual suficiente para advertir su desventura, si no inmediatamente, por lo menos, después. Es bastante extraordinario que un fenómeno así procure una serenidad nueva al paciente, además de una vocación, además de una doctrina; y más extraordinario todavía que -aparte de dos o tres grandes espíritus, como Henri Bergson o Jean Guitton- ningún pensador de oficio haya juzgado útil examinar una mutación tan insólita; aunque sólo fuere para explicar cómo un joven-tan bien dotado de sentido crítico como puede serlo un judío; y de realismo, como puede serlo un hijo de familia perfectamente consciente de las ventajas de su posición-haya podido fundamentar todo el resto de su vida sobre una ilusión de los sentidos, y sin retroceder ante sus consecuencias, retornando a su sangre fría.

9 de Mayo, Festividad de San Gregorio Nacianceno, Obispo, Confesor y Doctor




s San Gregorio de Nacianzo uno de los grandes padres de la Iglesia, espíritu de elevada cultura, brillante y humano, dulce y tierno, el hombre de la buena amistad, que no sabe vivir sino de la contemplación y de un trato reposado con el Señor. Teólogo a la vez hábil, orador y poeta, lleva consigo la fuerza de la verdad cristiana, que se abre, arrebatadora, armonizando en su palabra y en sus escritos todo el legado del saber antiguo con los principios del Evangelio y de la Sagrada Escritura.

Nace hacia el año 329 en el pueblecito de Ariance, junto a Nacianzo, pequeña villa al sudeste de Capadocia, y ya de niño es consagrado a Dios por su piadosa madre Nonna. Era hijo, a su vez, de Gregorio, obispo de Nacianzo, a quien Nonna había convertido, haciéndole pasar de la secta de los ipsistarios, un conglomerado de ideas pagano-judío-cristianas, así llamada porque adoraban a Júpiter ipsistos o altísimo, y que había pasado en su conversión a ocupar la silla episcopal de la ciudad.

El pequeño Gregorio crece bajo los cuidados solícitos de su madre, que le va infiltrando suavemente la doctrina del Evangelio, y, ya en edad de tomar estudios, frecuenta la escuela de Cesarea de Capadocia, más tarde la de Alejandría y por fin la renombrada de Atenas, donde se va a encontrar con un condiscípulo, también de extraordinaria vida y sabiduría, con quien va a iniciar una amistad, dulce y delicada, que se iba a extender por toda su vida. Era Basilio, que también había nacido en Capadocia y que, junto con su hermano San Gregorio Niseno y nuestro Santo, el Nacianceno, iban a ser como tres grandes astros de la Iglesia oriental, distinguiéndose el primero por la prudencia de su gobierno y de su acción, el segundo por la fuerza de su pensamiento y el tercero, el de la pequeña aldea de Ariance, por la maestría que había de demostrar por medio de su pluma y de su palabra.

En Atenas ambos conocen a un joven de ideas desvariadas, perteneciente a la familia del emperador y que pronto había de hacerse tristemente célebre con el nombre de Juliano el Apóstata. Ambos van juntos a las escuelas, y, como nos dice el mismo San Gregorio en la hermosísima oración fúnebre que pronunció en memoria de su amigo, a ambos les guiaba la misma ilusión de la doctrina y de la verdad; cada uno tomaba la gloria de su amigo como propia, y los dos se entregaban juntos al estudio, dejando para los demás todo aquello que sonara a fiestas, espectáculos, convites y diversiones.

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8 de mayo de 2009

Ave, Sacratísima Perla del Plata


Visto y tomado de Página Católica

Homilía en la Fiesta de
Ntra. Sra. de la Pura y Limpia Concepción del Río Luján

Patrona Principal de la Argentina, Uruguay y Paraguay
8 de Mayo de 1987
R. P. Alberto Ignacio Ezcurra Uriburu



nmaculada Concepción de la Santísima Virgen María procedente de Brasil, era llevada sobre un carro hacia Santiago del Estero. Pero el Señor dispuso milagrosamente que su Madre se quedara en las márgenes del río Luján, a 70 Km de Buenos Aires. La devoción a María Inmaculada, fue la preferida de los descubridores y conquistadores y la que arraigó más hondamente en la América Española. El papa Clemente XIII, por medio de la Bula Quantum Ornamentum la proclamó Patrona de España, las Indias y sus Reinos el 8 de Noviembre de 1760. Bajo su patrocinio fue fundado el Consulado de Buenos Aires en 1794, y han sido su túnica y manto los que dieron sus colores a nuestra bandera nacional.
El 5 de Octubre de 1930, habiendo ya Pío XI proclamado ese mismo año a la Virgen de Luján Patrona, Reina y Madre de la Argentina, Uruguay y Paraguay, una multitud de fieles con los Obispos de esos tres países a la cabeza reunidos en la Plaza Manuel Belgrano de la Villa de Luján, con la mirada puesta en la Basílica y el brazo derecho en alto profirieron el siguiente juramento de fidelidad:

"¿Juráis, con la gracia de Dios, mantener hasta la muerte las obligaciones que importan el amor y vasallajes a la Madre y Reina?
¡Juramos!
¿Juráis fomentar los mismos sentimientos en vuestros hogares?
¡Juramos!
¿Juráis utilizar vuestra influencia para informar en los principios de la civilización cristiana la vida de las naciones?
¡Juramos!

¡Qué lejos parece estar hoy ese juramento no solamente en el tiempo sino en el proceder de muchos compatriotas! Porque, como dijo Mons. Miguel de Andrea con su verbo cálido y vibrante que enardeció a la multitud antes de la jura: "Jurar el Patronato de la Virgen de Luján es, desde el punto de vista nacional, empeñar el honor ante Dios y la Patria por mantener la incolumnidad de la tradición que ella encarna y que es religiosa y patriótica...sin cuyos principios cardinales perece la identidad histórica de la Patria, que debe ser indivisible y única. ¨Y cuáles son esos principios cardinales que a toda costa y no obstante cualquier evolución debemos mantener? Dios, Patria, Familia y Propiedad."

Roguemos a nuestra Madre perdone nuestras infidelidades con palabras de la salmodia de la Misa de esta Fiesta:


Allelúia, allelúia.
Recordáre, Virgo, Mater Dei,
dum stéteris in conspéctu Dómini,
ut loquáris pro nobis bona,
et ut avértat indignatiónem suam a nobis.
Allelúia.

(Aleluya, aleluya.
¡Oh Virgen, Madre de Dios! Acuérdate de nosotros,
ahora que estás en presencia del Señor, hablándole en nuestro favor,
y pidiéndole que aparte de nosotros su indignación.
Aleluya.)


Escuche la homilía completa pulsando el botón de Play

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Prometeo desencadenado o la ideología moderna (5 y último)






por el Dr. Enrique Díaz Araujo



Tomado de La Enciclopedia y el Enciclopedismo
Ediciones OIKOS, Buenos Aires, 1983







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Profecía

El Discurso es un nuevo libro contra el género humano...
Jamás se ha derrochado tanto ingenio en querer convertirnos en bestias.
Cuando se lee vuestro libro entran ganas de andar a cuatro patas.

VOLTAIRE a ROUSSEAU


or lo general se opina que la esencia de la doctrina política de la Ilustración, como de la Revolución Francesa, es la democracia. Se dice que con ellas se alumbró un nuevo sistema de gobierno, consistente en el poder de decisión popular en reemplazo del despotismo monárquico. Aparte del hecho cierto de que si ha habido un gobernante débil ése fue Luis XVI, lo que acá interesa considerar es la afirmación vulgar sobre el proyecto democrático. Antes que nada recordemos que la forma de gobierno democrática ya existía desde la antigüedad —entendida como el sistema que permite una mayor participación popular en el gobierno— y no fue ningún invento de la Ilustración. Lo que en verdad nació con ellas es el democratismo, que es muy otra cosa. De lo que trata él es de entronizar al "pueblo", entidad mística, como fuente de todo poder y verdad. Lo que supone la llamada "soberanía popular" es el derecho divino del pueblo a gobernar. Por lo tanto, más que una forma de gobierno —la democrática, aceptable y legítima como otra cualquiera—, lo que defiende es una forma de vida, una ideología, una cosmovisión, que Benedetto Croce llamó "la estúpida religión masónica".
Un mecanismo ideológico cuya base es la supuesta igualdad absoluta política y natural de todos los hombres. Una larga experiencia en la aplicación de ese régimen filosófico-político ha demostrado acabadamente que él puede funcionar sin la menor participación real de la población concreta que dice sobreelevar al rango de fuente de la sabiduría. Es la "democracia" de los "democráticos" y para los "democráticos", que tienen una profunda fe en el pueblo; pero que para no contaminarla con pedestres miserias la mantienen lo más alejada que pueden de los hombres de carne y hueso.
Pero, y esto es lo más importante, no se crea que sólo la práctica lleva a esa dicotomía entre lo "democrático" y lo "popular". No. Es la misma teoría democratista la que establece esa separación. Para comprobarlo, nada mejor que estudiar detalladamente la doctrina roussoniana del poder.
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El tesoro escondido




por Flavio Mateos


Visto en Videoteca Reduco





Una extraña sensación tuve cuando vi por primera vez el afiche de Apocalypto. La sensación fue:¿dónde vi yo algo parecido? ¿Y parecido a qué? Entonces recordé: esa figura central de la silueta oscura de un personaje, inclinado hacia un lado, con las antorchas a los costados y algo inmenso por detrás del personaje, todo esto me remitía a similares características en el afiche de otro film, uno que entonces no había visto. Se trata de La leyenda del tesoro perdido (National Treasure), un film que, en todos los sentidos posibles, podemos ubicar en la oposición absoluta, el abismo ante la altura inalcanzable de Apocalypto. ¿Es entonces el afiche de Apocalypto una forma de respuesta a National Treasure y todo el mundo que ésta representa? Veremos que, a sabiendas o no, Apocalypto se le opone a tal film como emblema de todo un cine y todo un mundo, ya que Apocalypto ajusta cuentas con todo el cine que lo ha precedido y, en este caso, a los postulados de la masonería y el liberalismo, como así también a un cine aniñado y simulador, un cine que bien puede ser llamado de pop-corn, rosquillas y coca-cola.

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Homosexualismo y discriminación


por el Dr. Jorge Scala


Tomado de Sembrando Esperanza




n el Congreso Nacional y varias Legislaturas Provinciales -como la de Córdoba-, se han diversos proyectos de ley, para crear un registro de las uniones entre homosexuales, y beneficiar económicamente a los allí registrados. Conviene subrayar que la Constitución Nacional reformada en 1994, receptó diversos tratados de derechos humanos, que forman parte de nuestra Carta Magna. Obviamente, ninguna ley nacional y mucho menos provincial, puede contradecirlos. Así el matrimonio y/o el casamiento son derechos reservados -exclusivamente-, a las parejas heterosexuales, por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual "reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia" (art. 23, inc. 2), y la Declaración Universal de Derechos Humanos, en su art. 16, inc. 1.

Estas normas de rango constitucional, se corresponden con la naturaleza humana. En efecto, sólo las parejas heterosexuales permiten asegurar la supervivencia de nuestra especie, al engendrar los hijos que nos sustituirán en el futuro. Y esto es lo que le interesa al derecho: regular las conductas humanas, para proteger el hoy y el futuro de la sociedad. Los afectos no se regulan, pues exceden el campo jurídico. Esto es obvio: ninguna ley puede obligar a nadie, a amar a su cónyuge ni a sus hijos, aún cuando dicho amor sea lo ideal. Es decir que basta el compromiso de fidelidad, convivencia y apertura a la vida, para contraer matrimonio; la felicidad no se impone por ley...

Ahora bien, el hecho que los homosexuales en la Argentina, por mandato constitucional, no puedan casarse -porque ellos así lo decidieron libremente, al negarse a procrear al modo humano-, no impide considerar si esas uniones podrían registrarse ante el Estado. Para eso es importante subrayar, que los registros públicos no anotan todos los actos humanos -que son casi infinitos-, sino sólo aquéllos en los que esté en juego el bien común; es decir, el bien objetivo de toda la sociedad. Así se registran los nacimientos y defunciones de las personas físicas, pues esos hechos marcan el inicio y el fin de nuestros derechos. También se registran los matrimonios y sus avatares -nulidad, separación, divorcio-, pues esta institución, como ya dijimos, asegura la supervivencia de la sociedad.

En cuanto a los bienes, se registran los inmuebles, y algunos bienes muebles, por su importancia patrimonial. Los afectos humanos -muy nobles, sin duda-, no se registran: nunca y en ningún lugar del mundo se registraron los amigos, ¿y quien no los tiene?...

Es preciso preguntarse ahora: ¿es bueno para todos los ciudadanos, registrar las uniones de quienes se desentienden, del futuro de la sociedad?. Digámoslo con franqueza: fuera de los homosexuales -para "autoblanquear" su por demás curiosa afectividad-, ¿a quién puede importarle o servirle tal registro?; ¿qué dato relevante para la comunidad se sacaría de dichas anotaciones?... Dejemos de una vez toda hipocresía y hablemos claro: el homosexual activo ejerce su genitalidad al margen del bien común, al excluir por definición, toda posibilidad de procrear.

Esta es una actitud antisocial; tan antisocial que, si todos fuéramos homosexuales, en una generación se acabaría la especie humana. Y esto es incontrovertible.

Ahora bien, ¿a quién se le puede ocurrir crear un registro estatal -con el siempre insuficiente dinero de todos-, para registrar uniones sexuales que impiden el progreso social?.

Si se trata de elevar la autoestima de quienes tienen esa actitud vital…, pues bien, que ellos funden, regulen y paguen "su" registro privado. Sin ánimo de ofender, y a sólo título de ejemplo, recuerdo al lector que los registros de las razas equinas, bovinas y caninas, son todos privados; aquí y en la China. Lo que resulta inadmisible es que se use nuestro dinero, para pagar la vanidad, de quienes se oponen al futuro de nuestra comunidad.

El proyecto nacional pretende otorgar a las uniones del mismo sexo, la facultad de adoptar niños. Dicho de otro modo: quienes han elegido como proyecto vital el uso de los genitales de modo que les sea imposible procrear, reivindican para sí el "derecho" de adopción. Sin duda han logrado arrasar todos los principios de la lógica humana… Pero hay más: la Convención sobre los Derechos del Niño, también ella de rango constitucional, prevé que en todo lo atinente a los menores de 18 años, debe estarse siempre al "interés superior del niño". Ahora bien, la adopción es el instituto según el cual a un niño abandonado, se le encuentran los padres más adecuados. La propuesta legislativa es exactamente la contraria: a unos "no padres" por elección, se les entrega un niño que les haga creer que son padres, aún a costa de la mala educación y salud mental del menor…

¿Dónde quedó el "interés superior del niño"?.

Los proyectistas no lo saben y nosotros tampoco… En verdad, hay otra "picardía" del "lobby rosa". Los proyectos de ley prevén otorgar, a las uniones homosexuales registradas, los mismos beneficios laborales y de seguridad social, que corresponden a los matrimonios. Es decir que se otorgarían licencias para trabajar menos días -en detrimento evidente del empleador, sea estatal o privado- y, además, las cajas de seguridad y previsión social, deberían desembolsar sumas extras, para engrosar los bolsillos del colectivo gay, sacando ese dinero a los matrimonios y familias cordobesas. Dicho sin eufemismos, se busca quitar parte de las pensiones a las viudas -que no trabajaron fuera del hogar, pues se dedicaron a la crianza y educación de sus hijos-, para
transferírselas a quienes nunca quisieron tener hijos, ni criarlos, ni educarlos. Esto es radicalmente injusto y por ello mismo, un dislate político y jurídico.

Una última observación: los peores pecados de la cultura postmodernista parecen ser: fumar, comer carne vacuna y discriminar. De todos ellos, el peor de todos es discriminar. Al punto que todo discriminador arbitrario, jura y perjura no discriminar. Por una vez digamos la verdad: en el tema analizado, los únicos discriminadores injustos, son los homosexuales -y sus corifeos sedicentes representantes populares-. En efecto: pretenden un trato frente a la comunidad, como si beneficiaran a la sociedad, cuando en realidad la ponen en peligro de extinción; y, además, reivindican los beneficios económicos propios de quienes sacrifican sus posibilidades, tiempo y dinero por sus hijos, cuando ellos reniegan por principio, de toda posibilidad de procrear. Visto desde el punto de vista social, los proyectos de ley estudiados, son verdaderamente suicidas. Desde el punto de vista jurídico, estamos frente a iniciativas radicalmente injustas y arbitrarias, contrarias al bien común y a la Constitución Política de la República Argentina.

8 de Mayo, Festividad de Nuestra Señora de Lujan, Reina y Patrona de la Argentina

Para leer una breve historia de la Virgen de Luján haga click sobre este enlace


Payada a la Virgen de Luján

por el R. P. Leonardo Castellani

Aquí me pongo a cantar
con cualquiera que se ponga
La mejor, la gran milonga
que se habrá de perpetuar
entre La Pampa y el mar
y el que es mayor de los dos,
cielo estrellado de Dios
donde sus plantas están
canto a la flor de Luján
canto a la Madre de Dios.

Dios hizo el cielo y el rayo
hizo el sol, hizo la estreya,
hizo la Pampa sin güeya
hizo al toro y al caballo
hizo al hombre y aquí callo
porque fue su obra mejor,
pero mandinga traidor
conoció que era de barro
pecó el hombre, rompió un carro
y se le enojó el Creador.

Y lo echaron de la estancia
pa' la tierra del infiel
a tragar miseria y hiel
él que nació en la abundancia
pero su misma ignorancia
le dio compasión al juez
pensó un momento y después
exclamó lleno de cencia:
se ha de cumplir mi sentencia
pero vuelta al revés.

La muerte que al hombre aterra
yo a mi mesmo me la aplico,
yo soy grande y me hago chico,
y siendo Dios me hago tierra,
yo he de vencer esta guerra
con las armas que me dan,
porque vencer de rufián
a Dios no es cosa que cuadre
y eligió para madre
a la Virgen de Luján.

Aquí hay misterios muy fieros
aquí hay un pozo muy hondo
yo m' inorancia no escondo
ni me meto en agujeros
aquí hasta los más matreros
boleados se quedarán
y jamás entenderán
porque es de cencia infinita
Él eligió pa' mamita
a la Virgen de Luján.

Miren qué humildá, que empeño
el del Hijo de Dios Padre
ir a elegir para madre
en un pago tan pequeño.
Él que es de este mundo el dueño
no se guía por las ropas,
podía ir a las Uropas
a elegir las potentadas
pudo sacar as de espadas
y robó cuatro de copas.

Y de que Dios la encontró
buena madre y cariñosa,
guapa, limpia, habilidosa
y su corazón probó
al tiempo que la dejó
quiso hacer algo que asombre
y le dijo: Por mi nombre
y estando en esta cruz triste
Madre de Dios buena fuiste
yo te hago madre del hombre.

Gaucho pampa donde irías
cuando no tuvieras madre
vos que sos duro de encuadre
y de pocas teologías
vos que te hallás estos días
guacho en la tierra que hiciste
te han quitao hasta el alpiste
para darte la istrución
te han quitao el corazón
y te dan un libro triste.

Madre de Dios, madre mía
y no quiero saber más
haceme morir en paz
con Dios y con vos María,
al filo de mi agonía no recordés mis reveses
recordá, en vez, cuantas veces
y ya desde muy gauchito
yo te he rezado el bendito
la Salve y los cinco dieses.

Reina del Plata, Señora
del pobre criollo olvidado,
techo que nos ha quedado
contra esta lluvia invasora,
estrellita pa' la hora de la tormenta feroz
mira que te vuelve a vos
mi alma que no desconfía
porque si sos madre mía
sos también Madre de Dios.


7 de mayo de 2009

El Reyno de Indias




Por el Dr. Ricardo Fraga



Tomado de Arbil





Análisis filosófico e histórico de las ideas que rompieron la unidad hispanoamericana y la concepción acertada


a primera falsificación en nuestra común historia hispanoamericana ha sido la mutilación de nuestro mapa, esto es, la omisión del enfoque geopolítico: la visión integral y conjunta de las Américas -el antiguo Reyno de Indias-, fragmentado desde el siglo pasado en multitud incontable de repúblicas, en diversa medida artificiales y pretendidamente «soberanas».

El «Reyno de Indias» con todo, no es el producto de la imaginación calenturienta de ningún nostálgico historiador.

Establecido por Don Carlos I de Castilla por Real Cédula de 1519 (ratificada por Ordenanza de Felipe II de 1573) tuvo vigencia jurídica en la Recopilación de las Leyes de Indias de 1682 (Ley I, Título I, Libro III) y en la Novísima Recopilación de 1805 (Ley VIII, Libro III, Título V) y efectivo imperio político hasta su funesta desintegración en las guerras civiles decimonónicas.

Desintegración expresamente prevista como posible por el emperador Carlos V, y a la cual conjuró durante tres centurias con cláusulas fundacionales como ésta: "Y porque es nuestra voluntad y lo hemos prometido y jurado que siempre permanezcan unidas para su mayor perpetuidad y firmeza, prohibimos la enajenación de ellas. Y mandamos que en ningún tiempo puedan ser separadas de nuestra Real Corona de Castilla, desunidas ni divididas en todo o en parte, ni a favor de ninguna persona. Y considerando la fidelidad de nuestros vasallos y los trabajos que los descubridores y pobladores pasaron en su descubrimiento y población para que tengan mayor certeza y confianza de que siempre estarán y permanecerán unidas a nuestra Real Corona, prometemos y damos nuestra fe y palabra real por Nos y por los Reyes, nuestros sucesores, de que para siempre jamás no serán enajenadas ni apartadas, ni en todo, ni en parte... por ninguna causa o razón o a favor de ninguna persona y si Nos o nuestros sucesores hiciéramos alguna donación o enajenación contra lo susodicho sea nula y por tal lo declaramos...".

Fernando VII, cautivo de Napoleón en Bayona, quebrantó -más o menos forzadamente- dicha solemne prohibición. De ahí toman origen nuestros males a partir de 1808.


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7 de Mayo, Festividad de San Estanislao, Obispo y Mártir




an Estanislao, nació en Szczepanow, cerca de Cracovia el día 26 de julio de 1030. Fue hijo único. Su nacimiento puede considerarse como un prodigio, pues vino al mundo después de treinta años de casados sus padres.

Los padres, Wielislaw y Bogna, de noble alcurnia, llevaban vida austera y piadosa, siendo muy estimados por sus grandes virtudes.

En el hogar paterno Estanislao recibió una esmerada cultura, tanto moral como intelectual; sus estudios superiores los realizó en Cracovia y en París.

Fue ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia, Lamberto, siendo elegido sucesor de esta sede el día 2 de febrero de 1072. Gobernó valientemente la diócesis durante ocho años, al cabo de los cuales fue martirizado.

El día 17 de septiembre de 1253 quedó canonizado en Asís por el papa Inocencio IV. El papa Clemente VIII extendió su culto para toda la Iglesia en el año 1605.

La muerte de San Estanislao en el pensamiento polaco significa lo mismo que la muerte de los valores con los cuales él vivía, por los que luchaba y por los que murió como mártir. Con la muerte de estos valores desaparecía también Polonia; por el contrario, con el desarrollo de estas virtudes se reavivaron las almas de los polacos, y sus méritos colmaban la nación de beneficios especiales.

Esta idea tan acertada —es un lema de la existencia de Polonia— y de actualidad siempre en la vida del pueblo polaco, el papa Pío XII la subrayó en una carta dirigida al cardenal primado de Polonia, monseñor Esteban Wyszynski, el día 16 de julio de 1953.
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6 de mayo de 2009

William Byrd: Misa a cuatro voces



William Byrd (1542/43 - 1623)

"Mass for Four Voices "

Performed : The Tallis Scholars

Dir : Peter Phillips




Kyrie & Gloria




Credo




Sanctus & Benedictus




Agnus Dei

El sentido de la Historia (2)




por Nicolás Berdiaev



Lo metafísico y lo histórico



a historia no es un dato empírico objetivo, sino un mito. A su vez, el mito no es una invención, sino una realidad, una realidad de orden diferente al del llamado dato empírico objetivo. El mito es el relato (conservado en la memoria popular) de un acontecimiento pasado, un relato que trasciende los límites de la facticidad objetiva exterior y revela la facticidad ideal subjetivo-objetiva. La mitología, de acuerdo con las profundas enseñanzas de Schelling, es la historia primordial de la humanidad. Pero, frente a los mitos que se sumergen en el pasado, nos encontramos con elementos míticos creados por cada época histórica.
Toda gran época histórica, incluso la moderna (tan desfavorable a la mitología) está saturada de mitos, por ejemplo, la época de la Revolución francesa, realizada en un pasado reciente a la clara luz del racionalismo. Su historia está llena de mitos, el primero de los cuales es el mito de la gran Revolución Francesa, que los historiadores respetaron durante mucho tiempo y que sólo más tarde comenzaron a destruir, como hizo, por ejemplo, Taine en su historia de la Revolución. Existen mitos análogos sobre el Renacimiento, la Reforma, el medioevo, para no hablar de épocas históricas más remotas en las que el pensamiento aún no había sido iluminado por la clara luz de la razón.
Es imposible comprender la historia cuando la consideramos como una realidad puramente objetiva, es necesario un nexo interior, profundo, misterioso, con el objeto histórico. No es sólo el objeto el que ha de ser histórico, también ha de serlo el sujeto; es preciso, pues, que el sujeto del conocimiento histórico sienta y descubra en sí mismo lo «histórico». Sólo en la medida en que descubre en sí mismo lo «histórico», comienza a comprender los grandes períodos de la historia. Sin este nexo, sin una «historicidad» interior, le resultará imposible comprender la historia. La historia exige una fe, no es simplemente una violencia ejercida sobre el sujeto cognoscente por los hechos objetivos exteriores; es un cierto acto de transfiguración del gran pasado histórico, un acto en el cual se realiza la conquista interior del objeto histórico, un proceso interior que crea una unión profunda entre el sujeto y el objeto. Si ambos están separados no puede haber conquista alguna.
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Testigo de cargo


por el Dr. Aníbal D´Angelo Rodríguez



Tomado del Blog de Cabildo





UN CASO

e aquí una cuestión digna de meditarse sobre la que hemos hablado muchas veces pero en la que quizás convenga una vuelta de tuerca más.

En la revista dominical de “El País”, diario madrileño de izquierda, apareció recientemente (mi buen amigo ARP olvidó fechar el recorte enviado) un largo artículo (cinco páginas) sobre un nazi austríaco que vive en España y que se niega a renegar de su ideología. Hay que ver los trenos de indignada repulsión que emite el autor de la nota, otro austríaco pero bienpensante, es decir “políticamente correcto”. Que busca a su compatriota para filmar un reportaje pensado como testimonio de una raza feroz de carniceros a punto de extinguirse.“Me iba a encontrar a uno de esos hombres que marcaron un período triste de la historia de mi país… no recuerdo si fue su mirada fría o su sonrisa burlona lo que me impresionó… descubrí que con desfachatez intentaba aprovechar cámara y micrófono para hacer propaganda… en vez de moderar su discurso ante mi visible estupefacción, cargó más las tintas, subió el tono con intención de provocarme… (el paso que iba a dar) era un paso atrevido y sobre todo, políticamente hablando, extremadamente incorrecto… (mostrar) la psicología de un nazi convencido e inmune al arrepentimiento… su padre era católico y antisemita… (yo pretendía) describir los mecanismos psicológicos de alguien perdido en un mundo del que no sabe salir… estaba fascinado con ese mundo tan simple como terrorífico de la mente SS…”

El artículo de “El País” no informa mucho más. Pero yo quiero dejar libre paso a mi imaginación y suponer que ambos dialogaron en la siguiente forma:

Periodista: Usted es un nazi “convencido e inmune al arrepentimiento”.

Nazi: ¡De qué tendría que arrepentirme? Yo no maté a nadie. Los tribunales de desnazificación me condenaron a dos años de prisión, que cumplí, pero sólo por haber pertenecido a las SS.

Periodista: Pero ¿no entiende? Usted debe arrepentirse de haber sido nazi. Aunque Usted no haya cometido ningún crimen, los cometió el gobierno nazi al que sirvió.

Nazi: Espere un momento. ¿Usted quiere decir que la comisión de crímenes descalifica a un gobierno y obliga a arrepentirse de haberlo servido?

Periodista: Por cierto.

Nazi: Entonces Usted hace ya no un juicio moral (matar inocentes está mal) sino un juicio político (el gobierno que mata inocentes queda descalificado y descalifica a quienes lo sirven).

Periodista: Correcto.

Nazi: Oiga ¿y por qué esa conclusión se nos aplica tan sólo a los nazis?

Periodista: (nervioso) No importa, se aplique a quien se aplique la conclusión es justa.

Nazi: Será justa la conclusión, pero no su aplicación. Entre 1914 y 1945 (para poner límites amplios) TODOS los actores políticos (comunistas, fascistas y liberales) cometieron crímenes. Muchos. Mataron millones de personas inocentes. Ahora, curiosamente, la descalificación alcanza a sólo uno de los actores. Los otros dos pudieron aniquilar civiles desde el aire, matar por hambre, expulsar poblaciones, etcétera, pero nadie les pide las cuentas que Usted me pide a mí. ¿Cuántos criminales nazis fueron condenados a la horca o a largas penas de prisión?

Periodista: No sé. Supongo que muchos.

Nazi: ¿Y cuántos criminales soviéticos y cuántos políticos y militares norteamericanos, ingleses y franceses fueron al menos juzgados?

Periodista: …

Nazi: Bueno, mi viejo, entonces déjese de embromar y no me pida que me arrepienta de los crímenes que pudo haber cometido mi gobierno (crímenes por otra parte dogmatizados por leyes). O nos arrepentimos todos o no se arrepiente nadie. En estas condiciones, ese arrepentimiento que me pide no tiene nada que ver con la moral y, sí, en cambio, con las reglas del juego de los vencedores.

Y HAY MÁS

Como prueba categórica de lo que acabas de leer, lector amigo, agregaré un detalle muy significativo. Cuenta el autor del artículo y del documental que trajo a uno de los diálogos a un amigo suyo, un tal Hans Landauer, ex combatiente de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española. Al cual, según nos relata, “le dolió encontrar a uno de sus verdugos viviendo plácidamente en el país que amaba y por cuya libertad había luchado”.

¡Vaya, vaya! Remito al lector a las páginas 361 a 376 del segundo tomo de la “Historia de la Guerra Civil Española” de Hugh Thomas. No cito a Pío Moa o a autores del bando nacional. Thomas, un historiador serio, es partidario de la República pero no oculta nada. Y en las páginas indicadas relata con todo detalle cómo se inventaron las Brigadas en Moscú y cómo el ochenta por ciento de sus integrantes era comunista.

Si hay algo claro es que las brigadas no lucharon por la libertad de España sino por el comunismo. Para ni hablar de los crímenes que se cometieron con la ilustrada conducción de André Marty, jefe de las brigadas que mereció el sobrenombre de “el carnicero de Albacete”.

Oiga, ¿no es un chiste pesado eso de demonizar a un nazi al mismo tiempo que se exhibe la amistad con un comunista? ¿Le habrá pedido arrepentimiento a Herr Landauer? Pues así están las cosas en este Anno Domini 2009.

Algunos errores de la llamada Renovación Carismática "Católica"



Visto y Tomado de Semper Fidelis


"Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han desdeñado la oración y la penitencia y el diablo les ha ofuscado la inteligencia; se han transformado en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola, para hacerlos perecer (...) los espíritus de las tinieblas difundirán por todas partes un relajamiento universal para todo lo que se relacione con el servicio de Dios; adquirirán un enorme poder sobre la naturaleza; habrá iglesias al servicio de esos espíritus". Nuestra Señora de la Salette

Creo que la mayoría de los seguidores de la llamada Renovación Carismática Católica - RCC- son sinceros, aunque engañados por y en la RCC, en sus posiciones. Sería conveniente leer los propios libros de la RCC, para comprender como ese movimiento, nacido de errores pentecostales protestantes se distancia, y se opone a la doctrina católica. Por ejemplo, leer lo que está escrito en el libro Los Carismas cuyos autores son teólogos famosos y favorables a la RCC. Vease como en ese libro se confiesa que la RCC es de origen protestante:
."Damos por supuesta una continuidad entre neo pentecostalismo católico y pentecostalismo protestante de los años 1900, bien como entre este y el "revivalismo" americano del siglo XIX". Esa continuidad es verificable y declarada (aunque relativizada en la declaración). (Claude Gérest et allii, in Los Carismas, ensayo La Hora de los Carismas, in Revista Concilium, 1977 / 79, Número 129, p. Vozes, Petrópolis, p. 16).

.Y aún: "Una larga historia de oposición a las herejías, a las tendencias sectarias, a los abordajes místicos, a las utopías mesiánicas modeló la actual faz de la Iglesia. Esa, esa Iglesia está marcada por la preponderancia de la institucionalización sacramental, cuyo elemento organizador es el ministerio sacerdotal o episcopal. El poder eclesiástico se concentra en las manos de los que se impusieron plenamente en el funcionamiento de la institución al punto de renunciar a la fundación de una familia y, hasta una fecha reciente, al ejercicio de una profesión (...) Entre la institucionalización y la interioridad no existe termino medio" (Editorial de la Revista Concilium, N* citado p. 3)... .¿Se entienden bien esos textos?.

En ellos se declara :
....
1) que la RCC tiene claramente origen protestante;

2) Que la RCC se opone -- sin termino medio -- a las autoridades de la Iglesia institucional (Papa, Obispos, Sacerdotes), colocando énfasis en los carismas místicos, y no en la organización de la Iglesia, como institución. En esa misma revista, el Padre Christian Duquoc afirma: "El Dios del Nuevo Testamento trajo innovaciones, si se compara al Dios manifestado en el Antiguo Testamento. El Dios de Jesús no es un legislador, sino un Padre. Perdona sin exigir compensaciones; perdona porque, siendo los hombres sus hijos, los ama. En compensación, los hombres son fieles a él, no para evitar el castigo infligido por un Juez, sino porque es su Padre. Así la religión según el orden de la Ley es substituida por un lazo familiar irracional" (Christian Duquoc O. P. "Los carismas, formas sociales del carácter imprevisible de la gracia" In Carismas, ed. cit. P. 94)...
Se entiende bien lo que escribió ese sacerdote: Dios nada exigiría en compensación del pecado. Ahora bien, Cristo nos dice que "si no hiciereis penitencia pereceréis todos del mismo modo". (Luc., XIII, 5). Y aún explica el Padre Duquoc que "El Espíritu Santo no estipuló que se manifestaría únicamente por la mediación de las instituciones eclesiales, o por los sacramentos" (op cit p. 95).
¿Comprendemos lo que ahí se dice? Que el Espíritu Santo no asiste sólo a la Iglesia, y sólo en la Iglesia. Se comprende que lo que ese sacerdote quiere enseñar es que no es necesario ser católico para tener la gracia y los carismas del Espíritu Santo. Y que la RCC se opone a las autoridades es reafirmado por el Padre Duquoc, en el libro citado, diciendo: "Ejercer un ministerio en la Iglesia es un carisma, no un derecho, no sentido atribuido hoy..." (Op cit p. 100)...
Traduciendo: está afirmando que la autoridad ministerial en la Iglesia, hoy, es atribuida por el Derecho Canónico al Papa, Obispos y Sacerdotes, pero que, de hecho, debería ser atribuida a los que tienen un carisma. Se ve bien que, cuando a alguien le inculcan que la RCC no está contra las autoridades, en la Iglesia, le están ocultando algo, ya que los teólogos de la RCC quieren dar el poder a quien dice tener carisma. Y en la RCC cualquier "hijo de vecino", muchas veces sin la más mínima instrucción religiosa, aparece de la noche a la mañana con carismas imponiendo las manos. Por eso, si una mujer es quien tiene carisma, ellos son favorables a que ella tenga la autoridad, y sea ordenada sacerdotisa. Contra todo lo establecido por NSJC y que siempre han enseñado y determinado los Papas, Juan Paulo II, inclusive. "Excluir a las mujeres del acceso al ministerio sería, de hecho, volver a legalizar el carisma. Sería crear una ley según la cual se determinase que los seres humanos, en razón de su sexo -- una condición natural, por lo tanto-- son a priori, excluidos de cualquier apropiación por el Espíritu Santo, en vista de ayudar a la comunidad de forma ministerial o sacerdotal. No es el carisma que hace brotar aquí, lo institucional, sino que es lo institucional que limita el carisma" (C. Duquoc., op. ct p. 100. El negrito es mío).
...
Y hasta la Eucaristía es negada por esos seudo teologos carismaticos de la RCC: "Tomad y comed... esto es mi cuerpo. Tomad y bebed... esta es mi sangre" "Ahora, es forzoso reconocer, para la casi totalidad de los laicos esas palabras no tienen un sentido inmediatamente perceptible; este sentido no es en sí ni estimulante ni entusiasmante. Tomadas al pié de la letra, vemos inmediatamente cuánto comportan de peligros de equívocos, pues evocan casi siempre, aún que a título simbólico, magia y antropofagia" (Paul Abela, Celebrar la Eucaristía y poner Manos a la Obra" In revista cit, p. 106)...
Esta aclaración se alarga, aunque se podrían dar muchas otras pruebas de las herejías de los teólogos de la Renovación Carismatica Católica, por hoy, quedemos aquí. Espero que se reflexione. Y que no nos engañemos por el hecho de que en muchos casos aún no se enseñen explícitamente esas herejías en el grupo carismático que cada uno frecuenta. Ellos acostumbran a destilar sus errores gota a gota, lentamente..
"Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán" (Mateo 24, 5).

5 de mayo de 2009

Prometeo desencadenado o la ideología moderna (4)






por el Dr. Enrique Díaz Araujo




Tomado de La Enciclopedia y el Enciclopedismo
Ediciones OIKOS, Buenos Aires, 1983







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l mismo afán geométrico libertario-igualitario es el que preside la visión iluminista del orden del derecho y la política. Aquí es Carlos Luis de Secondant de la Bréde, barón de Montesquieu, quien formulará el pensamiento ilustrado en el plano institucional.
Por cierto que antes John Locke, con su estudio "Sobre el gobierno civil", y Thomas Hobbes, con su "Leviathan", habían sentado las bases del constitucionalismo racionalista y liberal. El afán de la burguesía por frenar el poder monárquico y obtener esa cuota para sí promovió esas teorías, como la de Locke, de "frenos y contrapesos", de división del poder que exaltaban al individuo frente al Estado. Recogiendo esas enseñanzas, en 1721 Montesquieu publicó sus Cartas persas, en las que difunde el criticismo y naturalismo religioso que también Locke había expuesto. Y en 1748 edita su Espíritu de las leyes, con el fin de divulgar el modelo parlamentario inglés, prototipo universal de buen gobierno por su división de poderes, en Francia, donde reinaría el despotismo más irracional. "Las leyes —dirá en esta segunda obra—, en la significación más amplia, son las relaciones necesarias que se derivan de la naturaleza de las cosas". Siguiendo en este tema a los iusnaturalistas protestantes Puffendorf, Thomasius, Wolf, Grotius, etc. —que han desconectado al derecho natural de la ley divina—, él, a su vez, desprenderá al derecho positivo del derecho natural, por lo menos de aquel que se fundaba en la virtud de la justicia. El solo objetivo jurídico debe ser la validez, la racionalidad de las leyes.
En las Cartas persas había usado un método que se tuvo por ingenioso, el de los supuestos viajeros que critican irónicamente al estado social de Francia. No era una originalidad suya. Era procedimiento común entre los enciclopedistas: "los viajeros imaginarios que no habían salido nunca de su casa, descubrieron países maravillosos que avergonzaban a Europa". O, a la inversa, que criticaban a despotismos remotos: "¡Vergüenza al despotismo! A falta de poder atacarlo directamente, se desquitaban con la antigüedad... lanzando sus fulminaciones contra César, contra Augusto... Mejor todavía, se denostaba en el despotismo oriental el gobierno arbitrario... De ese despotismo asiático se podía decir todo lo malo que se quería sin correr riesgo"(59). Si se recuerda que el encargado de la censura era Malesherbes, simpatizante de la Ilustración, los riesgos no debían ser muy grandes. Por eso Montesquieu fue un poco más allá y metió a dos jóvenes persas a que se burlaran de las instituciones políticas y religiosas de Europa.

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Id a Tomás. Principios fundamentales del pensamiento de Santo Tomás (18)




por Eudaldo Forment


Tomado de Gratis Date



18



Los grados de ser



a doctrina del ser de Santo Tomás también permite explicar los grados de perfección, que aparecen en la escala de los entes, ordenados de menor a mayor perfección, no como concreciones o determinaciones categoriales, sino como distintas participaciones del ser. Lo que puede considerarse como otra tesis nuclear del tomismo, la que habría que añadir a las XXIV Tesis tomistas, al igual que las del bien, el ser y el ejemplarismo agustiniano.

Como ha indicado Canals, «nada de cuanto en la Escala de lo seres se nos presenta como constituyendo un grado de perfección, puede ser entendido en su propia razón de ser, si se le concibe como incluido en alguno de los modos del ente predicamental. Ni la vida, ni la ‘"naturaleza cognoscente", ni la "naturaleza intelectual", pueden ser adecuadamente concebidas por "diferencias" genéricas o específicas, como determinaciones de la sustancia. Se trata de "grados" en la más y más perfecta participación del "esse"» (Canals, 1981, 20).Santo Tomás relaciona de este modo a los grados «viviente» e «inteligente», que en cuanto tales comportan la remoción de lo material y potencial, con el ser. En la Suma teológica lo hace contestando a la siguiente objeción a la afirmación de que en Dios están las perfecciones de todos los entes:
«El viviente es más perfecto que el ente, y el inteligente lo es más que el viviente. Luego, vivir es más perfecto que ser, y saber es más perfecto que vivir. Pero la esencia de Dios es su mismo ser. Luego, no tiene en sí la perfección de la vida y la sabiduría y otras perfecciones parecidas» (STh I, 4, 2, ob. 3).