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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

20 de marzo de 2011

20 de Marzo, San Martín de Dumio, Arzobispo de Braga.








an Martín Dumiense debe su sobrenombre a Dumio, lugar próximo a Braga, capital que era, ésta, del reino de los suevos. A él se atribuye la conversión al catolicismo de este pueblo bárbaro, establecido desde comienzos del siglo V en la parte noroeste de la Península, y como apóstol de los suevos es conocido en la historia por antiguos y modernos. Entre los antiguos aduzcamos ya el testimonio dé San Isidoro de Sevilla, su contemporáneo algo posterior. "Habían —dice San Isidoro— permanecido muchos reyes suevos en la herejía arriana, hasta que subió al trono Theudemiro. Este, por celo y esfuerzo de Martín, obispo del monasterio de Dumio, hombre esclarecido por su fe y su ciencia, volvió a los suevos a la fe católica". Al importante hecho se le asigna la fecha de 560.

Pero ni los suevos ni su apóstol son originariamente hispanos. ¿Cómo vinieron unos y otro a España? ¿Cómo se encontró el apóstol con los que, ante Dios y ante la historia, serían su gloria y su corona?

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El mismo día: San Cutberto, Obispo de Lindisfarne




No se conoce nada con certeza acerca del linaje y del lugar del nacimiento de san Cutberto. Los hagiógrafos irlandeses lo declaran irlandés, en tanto que los cronistas sajones sostienen que nació en las tierras bajas (Lowlands) de Escocia. De acuerdo con la biografía en verso de Beda, fue bretón y el mismo autor, en el prefacio a la historia en prosa de san Cutberto, claramente asienta que no ha escrito nada que no esté bien comprobado. El nombre de Cutberto es sin lugar a dudas sajón y no celta. La primera noticia que tenemos acerca de él data de cuando tenía ocho años y estaba al cuidado de una viuda llamada Kenswith, a la que miraba como madre y quien lo trataba como hijo. Era entonces un jovencito sano, vivaz, gracioso y el cabecilla de los chicos de la región, a todos los cuales podía vencer en las carreras, saltos y luchas. Un día, en medio de sus juegos, un chico se echó a llorar exclamando: «¡Oh, Cutberto! ¿Cómo puedes perder el tiempo en juegos inútiles, tú, a quien Dios ha escogido para ser sacerdote y obispo?» Estas palabras hicieron una impresión tan profunda en su alma que, desde aquel momento, empezó a comportarse con una madurez impropia de sus años. El oficio de pastor de rebaños que desempeñaba le dio amplias oportunidades de comunicarse tranquilamente con Dios en las grandes praderas solitarias de Nortumbría. Hacia el final de agosto de 651, Cutberto, entonces de 15 años de edad, tuvo una visión que lo decidió a consagrar su vida a Dios: al claro día de verano siguió una noche oscura, sin luna y sin estrellas; Cutberto estaba solo y en oración. De repente, un rayo de luz deslumbrante brilló a través del negro cielo y en él apareció una multitud de ángeles que llevaban, como en un globo de fuego, un alma al cielo. Más tarde, supo que el obispo san Aidán había muerto aquella noche en Bamborough. Aunque éste fue, de hecho, el momento decisivo de su vida, por aquel entonces no parece que haya dejado el mundo.
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