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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

31 de mayo de 2008

31 de Mayo Festividad de María Santísima Reina


























Plegaria de Pío XII a María Reina.

Así pues ejerce María su realeza: acogiendo nuestros homenajes y no desdeñando escuchar incluso las más humildes e imperfectas plegarias. Por esto, deseosos como estamos de interpretar los sentimientos de todo el pueblo cristiano, Nos dirigimos a la bienaventurada Virgen esta ferviente súplica:

"Desde lo hondo de esta tierra de lágrimas, en que la humanidad dolorida se arrastra trabajosamente… en medio de las olas de este nuestro mar perennemente agitado por los vientos de las pasiones… elevamos los ojos a vos, oh María amadísima, para reanimarnos contemplando vuestra gloria y para saludaros como Reina y Señora de los cielos y de la tierra, como reina y Señora nuestra.


Con legítimo orgullo de hijos queremos exaltar esta vuestra realeza y reconocerla como debida por la excelencia suma de todo vuestro ser, dulcísima y verdadera Madre de Aquel, que es Rey por derecho propio, por herencia y por conquista.


Reinad, Madre y Señora, señalándonos el camino de la santidad, dirigiéndonos, a fin de que nunca nos apartemos de él.


Lo mismo que ejercéis en lo alto del Cielo vuestra primacía sobre las milicias angélicas, que os aclaman como soberana suya, sobre las legiones de los Santos, que se deleitan con la contemplación de vuestra fúlgida belleza… así también reinad sobre todo el género humano, particularmente abriendo las sendas de la fe a cuantos todavía no conocen a vuestro hijo divino.


Reinad sobre la Iglesia, que profesa y celebra vuestro suave dominio y acude a vos como a remedio seguro en medio de las adversidades de nuestros tiempos. Mas reinad especialmente sobre aquella parte de la Iglesia que está perseguida y oprimida, dándole fortaleza para soportar las contrariedades, constancia para no ceder a injustas presiones… luz para no caer en las asechanzas del enemigo… firmeza para resistir a los ataques manifiestos y en todo momento fidelidad inquebrantable a vuestro Reino.


Reinad sobre las inteligencias, a fin de que busquen solamente la verdad… sobre las voluntades, a fin de que persigan solamente el bien… sobre los corazones a fin de que amen únicamente lo que vos misma amáis.


Reinad sobre los individuos y sobre las familias, al igual que sobre las sociedades y naciones… sobre las asambleas de los poderosos, sobre los consejos de los sabios, lo mismo que sobre las sencillas aspiraciones de los humildes.


Reinad en las calles y en las plazas, en las ciudades y en las aldeas, en los valles y en las montañas, en el aire, en la tierra y en el mar… y acoged la piados plegaria de cuantos saben que vuestro reino es reino de misericordia, donde toda súplica encuentra acogida, todo dolor consuelo, toda desgracia alivio, toda enfermedad salud, y donde, como a una simple señal de vuestras suavísimas manos, de la muerte misma brota alegre vida.


Obtenednos que quienes ahora os aclaman en todas partes del mundo y os reconocen como Reina y Señora, puedan un día en el cielo gozar de la plenitud de vuestro Hijo divino, el cual con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos . Así sea
".



1 comentarios:

Unknown dijo...

Desde mi niñez celebro la súplica a María Reina. Lástima que cada año estamos más cerca de que el humo de satanás haga perder esta fiesta.