por Alexander Solzhenitsyn
Creo que el mejor tributo a este gran pensador y literato, (fallecido a los 90 años, el 3 de Agosto) es leerlo ...y entenderlo.
Recemos una oración por su descanso eterno.
Las negritas son mías.
Discurso de graduación en Harvard
8.VI.1978
Estoy sinceramente complacido de estar con ustedes con en esta ocasión ocasión del 327° año lectivo en esta antigua e ilustre universidad. Vayan mis felicitaciones y mis mejores deseos para todos aquellos que hoy se gradúan.El lema de Harvard es "Veritas." Muchos de ustedes ya han aprendido y otros lo aprenderán a lo largo de sus vidas que la verdad nos elude si no nos esforzamos plenamente en seguirla. E incluso mientras nos elude, la ilusión por conocerla todavía persiste y nos lleva a algunos desaciertos. Además, la verdad raramente es grata; casi siempre es amarga. También hay algunas amarguras en mi discurso de hoy. Pero deseo suscitar esa ansiedad no como un adversario sino como un amigo.Hace tres años en Estados Unidos, dije ciertas cosas que parecían inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide con lo que yo he dicho...
Un mundo dividido en pedazos
La división del mundo de hoy es perceptible incluso contemplado superficialmente. Cualquiera de nuestros contemporáneos rápidamente identificaría dos potencias mundiales, cada una de ellas capaz de destruir enteramente a la otra. Sin embargo, la comprensión de esta división a menudo está limitada a la concepción política, a la ilusión de que el peligro puede ser conjurado mediante negociaciones diplomáticas exitosas o por un cuidadoso equilibrio de fuerzas armadas. La verdad es que esta división es mucho más profunda y más alienante; la ruptura es mayor de lo que puede parecer a primera vista. Esta profunda y múltiple ruptura conlleva el peligro de múltiples desastres para todos nosotros, según la antigua verdad de que un Reino — en este caso, nuestra Tierra — divido contra sí mismo no puede subsistir.
Mundos contemporáneos
Ahí está el concepto del Tercer Mundo: así pues, ya tenemos tres mundos. Indudablemente, sin embargo, el número es incluso mayor, sólo que estamos demasiado lejos para verlo. Algunas antiguas culturas autónomas están arraigadas profundamente, especialmente si se han extendido sobre la mayor parte de la Tierra, constituyendo un mundo autónomo, llenas de acertijos y sorpresas para el pensamiento Occidental. Como mínimo, debemos incluir en esa categoría a China, la India, el mundo musulmán y África, si efectivamente aceptamos la aproximación de mirar las dos últimas como unidades compactas. Durante mil años Rusia ha pertenecido a tal categoría, aunque el pensamiento Occidental sistemáticamente cometa el error de negarle su carácter autónomo, y por ello nunca la entendió, del mismo modo que hoy Occidente no comprende a Rusia en la cautividad comunista. Puede ser que en años pasados Japón ha sido cada vez más como una parte distante de Occidente, no quiero opinar sobre eso aquí; pero, Israel, por ejemplo, pienso que permanece separado del mundo Occidental aunque sólo sea porque su sistema estatal permanece ligado a la religión.
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