Coherente, consigo misma, la Sra Presidente, en estas horas aciagas, procedió a una nueva redistribución... de grasitas y arruguitas.
Después de una semana a puro pañuelo para cubrir inflamaciones, el estiramiento apareció en todo su esplendor. Entre el campo y el quirófano.
Fuente: Perfil.com
Antes y después. Cristina no resistió al encanto de los hilos tensores.
Es que le explicaron que era una técnica "revolucionaria".
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