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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de agosto de 2008

2 de Agosto, Festividad de San Alfonso María de Ligorio, Obispo, Confesor y Doctor




Nacido en Marianela, cerca de Nápoles, el 27 de Septiembre de 1696; murió en Nocera de Pagani el primero de Agosto de 1787. El siglo dieciocho no fue una época notable por su vida espiritual, aun así produjo a tres de los más grandes misioneros de la Iglesia, San. Leonardo de Port Maurice, San Pablo de la Cruz, y San Alfonso Maria de Ligorio. Alfonso Maria Antonio Juan Cosme Damián Miguel Gaspar de Ligorio nació en la casa de campo de su padre en Marianela, cerca de Nápoles, el martes 27 de Septiembre de 1696. Fue bautizado dos días después en la Iglesia de Nuestra Señora de las Vírgenes en Nápoles. Era su familia una familia antigua y noble, aunque la rama a la cual pertenecía el santo se había empobrecido. El padre de Alfonso, Don José de Ligorio era un oficial naval y capitán de la Flota Real. La madre del Santo era descendiente de Españoles, y si, de lo que hay pequeñas dudas, la raza es un elemento en el carácter de un individuo, nosotros vemos en la sangre española de Alfonso una explicación a la enorme tenacidad de propósito que lo caracterizó desde una temprana edad. "Yo conozco su obstinación", decía su padre acerca del joven; "una vez que toma una decisión, es inflexible". No han quedado muchos detalles de la niñez de Alfonso. Él era el mas grande de siete niños y la esperanza de su casa. El muchacho era brillante y muy despierto para su edad, y mostraba gran progreso en todo tipo de aprendizaje. Además su padre lo hizo practicar el clavicordio por tres horas al día, y a la edad de trece años lo tocaba con la perfección de un maestro. Sus diversiones eran la esgrima y montar a caballo, y por la tarde jugar a las cartas; él nos dice que fue excluido de ser un buen tirador por su mala vista. Al inicio de su edad viril se convirtió en aficionado a la ópera, pero sólo porque oía la música, ya que en cuanto subía la cortina, él se quitaba los lentes, para no distinguir a los artistas. En esta época el foro Napolitano se encontraba en un buen momento, pero el Santo tenía desde sus primeros años una repugnancia ascética a los teatros, una repugnancia que nunca perdió. La falta infantil por la que más se reprochó durante su posterior vida, fue la de habérsele resistido fuertemente a su padre cuando se le propuso participar en una obra. Alfonso no fue a la escuela sino que fue educado por tutores bajo la vigilancia de su padre. A la edad de dieciséis años, el 21 de Enero de 1713, obtuvo el grado de doctor en leyes, aunque veinte era la edad fijada por los estatutos. Él mismo dijo que en ese momento era tan pequeño como para ser completamente cubierto por su toga de doctor y que todos los asistentes rieron.
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