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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

26 de septiembre de 2009

26 de Septiembre, Conmemoración de Santos Cipriano y Justina , Mártires





anta Justina era de Damasco, vivía en la virginidad por Cristo. San Cipriano era de Antioquía y empezó como un iniciado de magia y adorador de los demonios. Un cierto hombre joven se había enamorado fuertemente con la belleza de Justina y contrató a Cipriano para que ella lo amara; cuando Cipriano intentó cada dispositivo demoníaco que él sabía, y falló, sintiéndose rechazado por el poder de Cristo a quien Justina invocó, él entendió entonces la debilidad de los demonios y llegó a conocer la verdad. Liberado del engaño demoníaco, él llegó a Cristo y quemó todos sus libros de magia, se bautizó, y después ascendió el trono episcopal en su país. Después, él y Justina fueron arrestados en Damasco, y habiendo soportado muchos tormentos, les enviaron finalmente a Diocleciano en Nicomedia dónde ellos fueron decapitados aproximadamente el año 304.


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