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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de septiembre de 2009

Día 1 de septiembre, Hitler invade Polonia: ¿Quién tuvo la culpa?




por José Javier Esparza



Tomado de la Hemeroteca de COPE






l 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas invadían Polonia. Convencionalmente se señala esa fecha como la del comienzo de la segunda guerra mundial. Inglaterra y Francia condenaron la invasión, declararon la guerra a Alemania y, a partir de ahí, comenzó todo. Sin embargo, hay otro dato que suele pasarse por alto: la invasión alemana venía coordinada con la Unión Soviética por un pacto previo entre Berlín y Moscú. De hecho, Hitler y Stalin entraron en Polonia al mismo tiempo. Hoy los polacos reclaman que se señale a todos los culpables; es decir, también a los rusos.

Los polacos lo tienen muy claro: quienes invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939 no fueron sólo los alemanes, sino también los soviéticos. En el pacto Ribbentrop-Molotov del 23 de agosto de 1939, nazis y comunistas habían llegado a un acuerdo de no-agresión que excluía cualquier tipo de enfrentamiento. De hecho, la presión comunista contra el nazismo desapareció en el resto de Europa. Aquel pacto incluía el reparto de Polonia, como ya había ocurrido sucesivas veces en el siglo XVIII. Pero no sólo de Polonia, sino también de los países bálticos y de Finlandia.

Una semana después del pacto, las fronteras polacas eran violadas. Polonia desaparecía del mapa. El país quedaba partido prácticamente por la mitad entre sus nuevos amos. La frontera entre Alemania y Rusia quedaba trazada sobre el río Bug. La Alemania de Hitler desplegará sobre la población polaca una dura política de represión y explotación que se intensificará más tarde, cuando Hitler invada la URSS. Pero los soviéticos tampoco se quedaron atrás: entre otras cosas, liquidaron a 20.000 polacos –oficiales del ejército, funcionarios, prisioneros de guerra- en la masacre de Katyn. En ese mismo momento, además, la URSS estaba tratando de invadir Finlandia, asunto igualmente pactado en el acuerdo Ribbentrop-Molotov.

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