- San Jorge, Mártir
- San Adalberto, Mártir
- San Aquileo, Mártir
- San Félix, Mártir
- San Fortunato, Mártir
- San Gerardo de Toul
- Beata Elena de Udine
- Beato Gil de Asís
- Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes. R. Deo Gratias.
Mártir
os santos jóvenes —los de nuestro siglo— difícilmente podrían venir al mundo de incógnito. Sus fotografías, el rostro de los santos, corren de mano en mano y nunca faltan más o menos retocadas en la cubierta de sus vidas. Cosa que no pasa con los santos veteranos. San Jorge, por ejemplo, podría pasearse tranquilamente a pie o a caballo, y hasta pasar a nuestro lado con cara de labriego holandés, viajante florentino o distinguido militar, sin que lográramos identificarle.
En los archivos de los historiadores —esos pobres hombres que se pasan la vida masticando polvo de biblioteca— la ficha de San Jorge casi está en blanco. Los más sabihondos sólo han puesto, y a lápiz, estas palabras: "Mártir en Oriente a principios del siglo IV". No es de extrañar. Nosotros apuntamos en un papel el día y la hora de visita al dentista, la dirección del notario, pero ningún novio, para no olvidarse, apunta en su agenda el día de su boda, ni ninguna madre escribe en una libreta el día del cumpleaños de su hijo. Las fiestas grandes se recuerdan fácilmente. Y los grandes santos —a San Jorge le llaman en Oriente "el Gran Mártir"— no han tenido necesidad de huellas dactilares ni de partida de nacimiento, legalizada y todo, para sobrevivir al tiempo. Estad seguros: la vida de San Jorge no la hallará nunca nadie en los mamotretos sin color, calor ni vida de los beneméritos historiadores.
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