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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

25 de junio de 2008

"Humillados S.A."


No comparto, ni mucho menos, todo lo que Política y Desarrollo publica.
Ni siquiera sé quien es el Lic. Bunse que firma este artículo, ni cual es su "ideología política".
Pero su análisis me pareció esclarecedor. Puedo suscribirlo, y lo hago.
Harto, en sentido de "hastiado", de esta política en minúsculas del matrimonio presidencial, hago mías sus palabras.
Tomado de Política y desarrollo.




Inmoral por vocacion, el nuevo presidente de facto ha elegido el ropaje de la simulacion y la hipocresia para abrevar un poco de valor desde algun aplauso y enmascarar mejor el enorme susto por el que vive transido en su soledad.
Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse
El presidente de facto argentino ha elegido una nueva técnica de alarde, denuesto y humillación hacia sus enemigos.
Está decidido a no disimular nada. Ni su condición de titular de un poder ectópico, ni su enorme omnipotencia en el mensaje autorreferente, ni la intolerancia a cualquier matiz que contradiga la letra fría de la verdad que su discurso se adjudica.
Operario absoluto de una política que manipula como mercadería en subasta, lo que no puede comprar, lo dinamita.
Su dominio, inspirado en el poder adquisitivo que ejerce sobre un territorio plagado de venales, lo acumula con la compra directa o lo estigmatiza con la enemistad abierta.
Y sus enemigos, entiéndase muy bien esto, siguen siendo los que piensan diferente, los que no lo votaron, ni a él ni a su esposa, los que osaron abrir la boca para desviarse un milímetro del dogma que decidió implantar, los que escribieron algún cuestionamiento político, fuese leve o profundo, los que no quisieron ingresar a su nuevo peronismo transversal y los que, ideológicamente, se hayan ubicado a su derecha, siquiera por media pulgada.
La nueva técnica, consiste en una especie de ironía bizarra y sin estilo alguno, que bascula entre la diatriba indirecta y la parábola del amenazador. Y sus pinceladas finales, son para humillar.
Tal vez sabiendo muy bien que ningún periodista tendrá las agallas de plantársele en una conferencia de prensa, exigiéndole en voz bien alta no ser insultado ni amenazado por él, entonces, ahora, ya avanza ante cualquier medio que se le aparezca, casi como un milonguero despechado, vistiéndose rápido de compadrito.
Hábil en el arte de punguear glorias ajenas, de apalear a cualquier tullido, de humillar a los pusilánimes, de arrear a los borregos y de hacer mucha leña de inmediato, con el árbol caído.
Son esos los únicos riesgos que se anima a tomar este “gran audaz” de la política sudamericana.
Mide con gran cuidado el golpe que va a dar, para no martillarse el dedo, envía exploradores a verificar la agonía de algún personaje molesto que él quiere fulminar, y así, una vez que lo tiene exánime ante su vista, irrumpe con su capa de seda y con su espada de plástico, para dar el “golpe de gracia” con una cara de recio que lo hace aparecer, sólo a él, como el valiente triunfador de una puja fragorosa y difícil, con los hechos consumados. En un triunfo ya irreversible que lo exhibe como el único autor indiscutible al que debe vitorearse.
La proclama estrepitosa de algún exterminio, que es hecha a los gritos, resulta pues ser un escenario que él busca repetir una y mil veces para consolidar, ante la impavidez social, el gran estereotipo del “audaz” y el “arriesgado”, héroe ultramontano cuyo rigor y autoridad, sólo admiten una de dos respuestas: el temor o la veneración. Cuando no, la abnegación, que es la hija putativa de ambos y que es, además, “virtud” vergonzosa de los siervos.
Escarmentador temible de cualquier contrapoder, taita de todos los taitas, implacable y muy severo admonitor de quienes se atrevan a oponérsele siquiera expresando una disidencia de menor cuantía.
Con una total objetividad, cuesta entender, sin embargo, la poca o nula dignidad de una dirigencia empresaria y política, temerosa de estos gambitos de un compadrón a la violeta que nos han hecho revivir intensamente a todos, las páginas más notables de los tangos de Cadícamo. (As de cartón)
Estos empresarios, forman parte del paisaje inmediato cuando su esposa, copiando sus pasos, convoca al atril.
Ellos lo hacen, no se dude, por estricta conveniencia personal.
Y allí desemboca su miserable dignidad, entregada oblicuamente a un dúo sin ningún nivel, al que conocen muy bien como secretos comensales de la farsa.
A esos empresarios, cuyo mutismo ovejuno, tan paradójicamente sonoro, pasará a la historia de esta época de sojuzgamiento, les importa un rábano la herencia malsana de esa infamia, superior a todo freno ético y sin el menor resuello de grandeza.
Convertidos en alfombras humanas, vuelven a sus casas a ver a sus hijos sin que se les mueva un músculo de la cara.
Son ellos, los orgullosos lacayos de nuestro singular compadrito.
Y el compadrito jamás arriesga. Capaz de poner sus plantas sobre un guapo atropellado por un auto, saca allí su puñal y se lo muestra a todo el mundo para escriturar así la foto del agravio y su condigno castigo.
Inmoral por vocación, el nuevo presidente de facto ha elegido el ropaje de la simulación y la hipocresía para abrevar un poco de valor desde algún aplauso y enmascarar mejor el enorme susto por el que vive transido en su soledad.
Pero lo más interesante, para ponerle bien la lupa a este terrible fantoche, presunto defensor de las injusticias, de los abusos y de las opresiones, es su pericia para ensañarse con quien depone las armas y con quien ya no encierra peligro alguno. Es, en suma, observar con cuidado la metodología que emplea para poder, al fin, pisar sobre seguro en las salas de terapia intensiva.
Una cáfila encorbatada de bandoleros, en derredor suyo, después de haber cambiado el matagato por el teléfono celular, escuchan sus hazañas de los años 70 y hacen esfuerzos por contener su asombro ante este ex combatiente avezado, narrador de cicatrices que nunca muestra.
Nos dijo uno de los más importantes políticos brasileños:
“Es muy difícil tratar de hablar con este hombre. Tiene el preconcepto antes que la cordura y quiere hacerlo todo en público para humillar al que tenga adelante”. (sic).
Hay un gobernador de tal pobreza intelectual y de tal pasión por el arrodillamiento, que los propios empresarios suelen decir casi con envidia competitiva, que “se le fue la mano con la obsecuencia”.
Campeón marítimo y ahora también terrestre del sometimiento y la aceptación del vituperio en público, ganó mil copas dejándose denigrar con gesto sonriente por la mujer del guapo.
Alfombrista enciclopédico, pareciera disfrutar el pisoteo.
Otra media docena de humillados profesionales, son el titular de una fábrica de autos italianos, los dueños de 3 bancos que se han expandido de un modo insólito, un petrolero que se arrastró mil veces ante Carlos Menem para hacer negocios con los árabes y un aeroportuario que pelea con este último para ver quien le presta primero su avión privado al matrimonio.
Son sólo los 6 más notables… pero hay un ejército de arrastrados de igual o peor laya reptante, cuyo mayor arrojo impugnatorio es levantar sus manos con las palmas hacia delante y decir (sólo en privado)… “es lo que hay”.
Capaces todos ellos de profanar las instituciones sin el menor escrúpulo y dueños de un enfoque de la mayor hipocresía como súbditos comerciales de la yunta, fueron, sin duda alguna, los primeros que han sido comprados por la chequera oficial.
Aquel ejército de advenedizos, suma hoy una legión de diputados y senadores sumidos en la postración desesperados por avisarle a la pareja que van a votar ciegamente a favor de las retenciones, vomitando, casi a voz de mando, sobre la gente de su propio pueblo… que los vio nacer y crecer.
Esa corporación de siervos, son la hipertrofia malsana de este clima de sojuzgamiento en el gran desierto político de la dirigencia opositora. Un territorio en el que germina muy fácil la nueva técnica de nuestro absolutista de facto.
Es el territorio de los “humillados sociedad anónima”.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Adhiero totalmente al an�lisis del periodista. Nunca he visto tama�a obsecuencia rastrera de los poderosos.