por el R.P. Leonardo Castellani
Tomado de Domingueras Prédicas
Ediciones Jauja
Mendoza, R. Argentina, 1997
DOMINGO "IN ALBIS"
Primera aparición a los discípulos. (1966)
"Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.-» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»"
(Jn. 20,19-25)
anto Tomás Apóstol se ha hecho famoso; y con razón: hasta en el "Martín Fierro" sale. ¿Quiénes son hoy día los que tienen la misma actitud de Tomás Apóstol frente a la Resurrección? —Todos los cristianos, dice el autor suizo Dürrenmatt. No es verdad...
Dürrenmatt, que es ahora festejado en Buenos Aires, escribió una fantasía, cuyo argumento es un hombre que muere y resucita —dos veces— y no quiere creer que ha resucitado. "Yo de haber estado muerto no me acuerdo. Me lo dicen los otros; yo no creo a los otros". Dürrenmatt comenta su obra diciendo que es un símbolo de la actitud de los cristianos frente a la Resurrección: viven como si Cristo no hubiese resucitado —dice. Si dijera que ésa es la actitud de los diarios, tendría razón. Pero muchos cristianos creemos en Cristo y en su resurrección, si no con mucho fervor y sí con vacilaciones, y olvidos sobre todo, almenos con fe verdadera; y notemos que los Apóstoles creyeron también así un tiempito, a pesar de haber visto a Cristo resucitado; Santo Tomás el primero. Parecían no acabar de creer.
Pero el mundo moderno está descristianizado, dice Dürrenmatt. Por desgracia es así: el ambiente está descristianado y las masas están descristianadas, dijo San Pío X; pero no todos nosotros. ¿A qué se debe esta descristinación? A muchas causas y entre ellas al periodismo. Esto me da ocasión para decir mi copla acerca del periodismo argentino, que hace mucho tengo montado en las narices; quizás porque yo mismo fui periodista; y espero que con esto Dios me perdone.
Ño voy a decir que el periodismo sea malo en sí mismo: no lo es; pero tal como se practica hoy en lo más del mundo es nefasto.
¿Por qué? ¿Qué tiene Ud. contra "La Prensa" y "La Nación", "El Mundo" y "El Clarín"? Por mí no tengo nada: agradecimiento a veces. Pero el periodismo actual se dirige a la MASA y forma la masa y es sustentado por la masa; y la masa es mala. Un hombre masa no puede ser cristiano: para ser cristiano tiene que salir de la masa y volverse "singular", es decir, persona. El volverse cristiano es una operación propia, que la masa no puede hacer por él. El hombre-masa es el que vive como todos, camina como todos y piensa como todos; es decir, ni vive ni camina ni piensa; y para volverse cristiano hay que tener un mínimum de vida, camino y pensar propio. Y entonces ¿las masas de otros tiempos, cuando todos los hombres eran cristianos? No había masas propiamente en aquellos tiempos. La masa no es idéntica con los obreros, los pobres, los humildes, "la chusma" que dicen , en todos los estratos sociales hay hombres-masa; y quizás más en los estratos superiores que en los de abajo.
Los diarios dispensan a la masa del pensar; que es la cosa más necesaria, penosa y peligrosa que existe. Un escritor francés que fue un gran periodista dijo: "¿Qué es el periodismo? El periodismo consiste en un hombre que no sabe nada de nada y enseña a dos millones de hombres que no saben nada de nada; y todos ellos creen que saben". Podía haber añadido que el que enseña a los dos millones es anónimo, no firma, es irresponsable, primero; y segundo, que ni siquiera puede decir lo que quiere, sino debe decir lo que el dueño del diario quiere; el cual dueño es más anónimo que él; y generalmente, más ignorante. Como ven, esto es un máximo desorden con respecto a la Verdad. El que enseña debe ser esclavo de la Verdad, y no de "La Nación, Sociedad Anónima de Responsabilidad Limitada" con asiento en Nueva York.
Gracias a Dios hay periodistas que son buenos, virtuosos, inteligentes y que se esfuerzan por la verdad y el bien; y aquí le saco el sombrero a Don Lautaro Durañona, a Don Carlos Suárez Pinto y a Don José Luis Torres, muertos ya; pero estaban por fuerza dentro de la maquinaria; y murieron aplastados por ella. Lo malo es la maquinaria anónima: por causa del anonimato pueden entrar en ella toda clase de aberraciones y desviaciones: y de hecho entran. La verdad no puede ser confiada a una maquinaria.
"Pero eso son exageraciones: "La Nación" y "La Prensa" han publicado el otro Domingo artículos sobre la Resurrección de Cristo..." Publicaron telegramas de Roma de cómo se celebró allá la Resurrección de Cristo, para ser exactos. Pero supongamos hubiesen publicado un artículo mío sobre la Resurrección de Cristo ¿y el resto del año? El resto del año están escritos como si Cristo no hubiera resucitado, como si un Dios no hubiese bajado a la tierra, como si Dios no existiese. Eso en un país cristiano no es tolerable. NO somos un país cristiano; o por lo menos, no tenemos gobiernos cristianos. O más exacto todavía, aquí existen, coexisten o contraexisten dos países contrarios.
El año 1946 me pidieron de "La Nación" un artículo para el Domingo de Pascua. Escribí el artículo titulado "El Jardín del Edén" (26) . Fue rechazado y sustituido por un artículo de la escritora judía María Rosa Lida (q.e.p.d.) que hablaba sobre la Pascua judía y decía que la Resurrección de Cristo era un símbolo de la primavera. No me devolvieron el artículo y poco tiempo después nos echaron, a mí y algunos amigos, incluso el gran periodista Miquelarena, porque habían recibido órdenes de la oculta dirección, residente en Norteamérica, de echar a todos los "nazis". Yo creía que el autor de la medida era Alberto Gerchunoff; pero Miquelarena me dijo en Londres que eran órdenes de Norteamérica.
No les guardo inquina alguna, ni me acordaba ya deso; sólo quería decir que la dirección de los diarios es oculta, los que escriben son ocultos y lo que escriben sirve a designios ocultos.
¿Y a Ud. qué le importa, si le dan información buena y lo enteran de noticias verdaderas? ¡Ay Dios mío! ¿Uds. olvidan la selección de las noticias; y de que se puede mentir con la verdad? Las noticias vienen ya seleccionadas por las agencias noticiosas internacionales, casi todas anticristianas; y después entra a tallar "éste quiero, éste no quiero" el llamado "inflador" de telegramas; el cual pone éste y descarta el otro; hincha éste y reduce el otro; y elige éste y no el otro para los "titulares" —o letreros.
Martínez Zuviría llamaba a la Guerra Civil Española "la Guerra de los Titulares"; porque los diarios traían por ejemplo un título grandote en primera página: "Los leales son inexpugnables en Madrid"; y allá en la quinta página un telegramita chiquitito que decía: "Los rebeldes de Franco han dispersado un regimiento de leales y tomado a Badajoz". Los rebeldes de Franco eran en realidad los vencedores ese día, pero todo el mundo creía que los vencedores eran los leales de Largo Caballero. ¡Leales a Rusia! Una monja que tiene don de profecía (según ella) me dijo que al diario "La Nación" lo van a quemar los Comunistas.
Si no hicieran los diarios más daño que la disipación, ya sería bastante. Voy al zapatero a que me ponga medias suelas, y me pregunta el zapatero: "¿Qué me dice de la guerra del Vietnam?" —Y Ud. ¿qué diablos tiene que hacer con la guerra del Vietnam? Y les prevengo que mi zapatero tiene mucho más sentido común que Leónidas de Vedia y Mallea, los directores de "La Nación", Suplemento. Esto es disipación mental, lo que decía el otro: "no saben nada de nada y creen saber". Dice la Escritura: "Porque te has disipado como agua, no crezcas" —y también: "Con desolación está desolada la tierra, porque nadie hay que reflexione en su corazón". La disipación que siembran los diarios consigue hacer perder a las masas el hábito y el poder de reflexionar en su corazón; es decir, sobre sí mismos y no sobre el Vietnam.
¿Quién es más deletéreo, el periodismo, los politiqueros, el Liberalismo o la masa? ¡Pero si los cuatro son la misma cosa!
No exageremos: el periodismo es sanable, de hecho hay periodismo sano en tres naciones hoy día. Dios hizo sanables a las naciones, dice el "Libro de la Sapiencia" (27); y cuando una nación se sana, sanifica todas las cosas que ella encierra; eso hemos de pedir a Dios para la Argentina. Pero mientras eso no acaezca, le diremos al gran periodismo, al diario de mayor tiraje de Sudamérica: "Vos me contás que en Vermont, Illinois, Estados Unidos, un hombre se comió en dos días un buey entero; que en Filadelfia un doctor cura el cáncer con inyecciones de hormigas machacadas; y que el General Onganía se ha leído todas las obras de Sarmiento; pero yo frente a vos tengo el planteo de Santo Tomás Apóstol: "Si no lo veo no lo creo". Chau, Varela (28).
(26). N. del E.: Es el primer artículo de Conversación y Crítica Filosófica, Espasa Calpe, Bs. As., p. 11 y sgts.
(27). Sab. 1,14.
(28). "La masa, que desde que existe el hombre jamás ha sido tan sugestionable, se ha convertido en juguete de la "opinión pública" fabricada y amañada por la prensa diaria al servicio del mundo financiero dominante (Castellani, Filosofía Contemporánea, inédito).
"Chesterton fue un periodista de una clase ahora desaparecida: escribía exactamente lo que deseaba escribir, manifestando sus pensamientos con absoluta libertad. En su tiempo tuvo lugar aquella revolución inmensa que hizo del periodista "un hombre que redacta artículos al dorso de un aviso", como él mismo decía. "En una ocasión el dueño de un diario le manifestó con una sonrisa radiante que 'las oficinas de la prensa son ahora exactamente iguales a cualquier otro local comercial'. Y era una afirmación enteramente verdadera. La misión del diario se transformó en no alarmar al lector y mantenerlo tranquilo. La prensa comenzó a poner el énfasis en los aspectos frivolos de la vida para que los lectores viviesen despreocupados y compraran los productos ofrecidos por los anunciantes" (A. L. Maycock, "The Man Who Was Orthodox", págs. 15 y 23 - La cita está abreviada).
Además de mantener desinformada a la sociedad, el Gran Dinero organiza la diversión. "En nuestra civilización mecánica urbana... los hombres no son capaces de encontrar el gozo por sí mismos, y entonces deben ser divertidos por otros. No encuentran el gozo por sí mismos, como tampoco se gobiernan a sí mismos, porque no son libres y no se poseen a sí mismos. Tienen que alegrarse de algo que no viene de su interior sino que le es proporcionado por una clase de hombres más ricos, más astutos o más científicos que el hombre común. Lo mismo sucedía en la decadencia de Roma, cuando el populacho semiesclavo reclamaba al Emperador pan y circo" (G. K. Chesterton, "Objections to the Cinema", en The Illustrated London News, 19-VII-1920).
Y "La Nación" del 9-XI-96 trae afirmaciones del lingüista norteamericano Noam Abraham Chomsky que concuerdan con lo que el P. Castellani y Chesterton escriben sobre los medios de comunicación. Chomsky sostiene que ellos están alienados en la defensa del sistema y del poder: hablan de mundo libre o de libre empresa en lugar de capitalismo; de pacificación cuando se trata de imposiciones; de interés nacional cuando se pretende preservar el interés de los poderosos. Y esto es así porque los medios son empresas que comparten intereses y negocios con otras empresas. La función de la educación, la prensa y la producción intelectual es asegurar la obediencia por medio del adoctrinamiento.
"Nadie puede desconocer hoy que la humanidad sedicente civilizada y con ella todo el resto, se encamina rápidamente hacia una mecanización, que se asemeja punto por punto al mecanismo histérico. ¿Quiénes son los que gozan hoy de independencia de juicio? Solamente los espíritus excepcionales... Los ciudadanos libres son en realidad títeres" (Castellani, loc. cit.).
La causa de tal desorden es el rechazo de la Sabiduría: sólo la Verdad puede hacernos libres, mas hoy la luz no inspira el gobierno ni la vida social, y la prédica de los pseudo-profetas instalados en los medios de comunicación social lanza a los hombres desvitalizados a la esclavitud. Por ello Chesterton se preguntaba si en el mundo moderno hay alguna institución que haga el mal en escala tan gigantesca como la prensa.
Sobre el hombre-máquina, ver la nota 3 de "¿Un psicanálisis Aristotélico?", en Freud, Ediciones Jauja, Mendoza, 1996, págs. 193-194.
Dürrenmatt, que es ahora festejado en Buenos Aires, escribió una fantasía, cuyo argumento es un hombre que muere y resucita —dos veces— y no quiere creer que ha resucitado. "Yo de haber estado muerto no me acuerdo. Me lo dicen los otros; yo no creo a los otros". Dürrenmatt comenta su obra diciendo que es un símbolo de la actitud de los cristianos frente a la Resurrección: viven como si Cristo no hubiese resucitado —dice. Si dijera que ésa es la actitud de los diarios, tendría razón. Pero muchos cristianos creemos en Cristo y en su resurrección, si no con mucho fervor y sí con vacilaciones, y olvidos sobre todo, almenos con fe verdadera; y notemos que los Apóstoles creyeron también así un tiempito, a pesar de haber visto a Cristo resucitado; Santo Tomás el primero. Parecían no acabar de creer.
Pero el mundo moderno está descristianizado, dice Dürrenmatt. Por desgracia es así: el ambiente está descristianado y las masas están descristianadas, dijo San Pío X; pero no todos nosotros. ¿A qué se debe esta descristinación? A muchas causas y entre ellas al periodismo. Esto me da ocasión para decir mi copla acerca del periodismo argentino, que hace mucho tengo montado en las narices; quizás porque yo mismo fui periodista; y espero que con esto Dios me perdone.
Ño voy a decir que el periodismo sea malo en sí mismo: no lo es; pero tal como se practica hoy en lo más del mundo es nefasto.
¿Por qué? ¿Qué tiene Ud. contra "La Prensa" y "La Nación", "El Mundo" y "El Clarín"? Por mí no tengo nada: agradecimiento a veces. Pero el periodismo actual se dirige a la MASA y forma la masa y es sustentado por la masa; y la masa es mala. Un hombre masa no puede ser cristiano: para ser cristiano tiene que salir de la masa y volverse "singular", es decir, persona. El volverse cristiano es una operación propia, que la masa no puede hacer por él. El hombre-masa es el que vive como todos, camina como todos y piensa como todos; es decir, ni vive ni camina ni piensa; y para volverse cristiano hay que tener un mínimum de vida, camino y pensar propio. Y entonces ¿las masas de otros tiempos, cuando todos los hombres eran cristianos? No había masas propiamente en aquellos tiempos. La masa no es idéntica con los obreros, los pobres, los humildes, "la chusma" que dicen , en todos los estratos sociales hay hombres-masa; y quizás más en los estratos superiores que en los de abajo.
Los diarios dispensan a la masa del pensar; que es la cosa más necesaria, penosa y peligrosa que existe. Un escritor francés que fue un gran periodista dijo: "¿Qué es el periodismo? El periodismo consiste en un hombre que no sabe nada de nada y enseña a dos millones de hombres que no saben nada de nada; y todos ellos creen que saben". Podía haber añadido que el que enseña a los dos millones es anónimo, no firma, es irresponsable, primero; y segundo, que ni siquiera puede decir lo que quiere, sino debe decir lo que el dueño del diario quiere; el cual dueño es más anónimo que él; y generalmente, más ignorante. Como ven, esto es un máximo desorden con respecto a la Verdad. El que enseña debe ser esclavo de la Verdad, y no de "La Nación, Sociedad Anónima de Responsabilidad Limitada" con asiento en Nueva York.
Gracias a Dios hay periodistas que son buenos, virtuosos, inteligentes y que se esfuerzan por la verdad y el bien; y aquí le saco el sombrero a Don Lautaro Durañona, a Don Carlos Suárez Pinto y a Don José Luis Torres, muertos ya; pero estaban por fuerza dentro de la maquinaria; y murieron aplastados por ella. Lo malo es la maquinaria anónima: por causa del anonimato pueden entrar en ella toda clase de aberraciones y desviaciones: y de hecho entran. La verdad no puede ser confiada a una maquinaria.
"Pero eso son exageraciones: "La Nación" y "La Prensa" han publicado el otro Domingo artículos sobre la Resurrección de Cristo..." Publicaron telegramas de Roma de cómo se celebró allá la Resurrección de Cristo, para ser exactos. Pero supongamos hubiesen publicado un artículo mío sobre la Resurrección de Cristo ¿y el resto del año? El resto del año están escritos como si Cristo no hubiera resucitado, como si un Dios no hubiese bajado a la tierra, como si Dios no existiese. Eso en un país cristiano no es tolerable. NO somos un país cristiano; o por lo menos, no tenemos gobiernos cristianos. O más exacto todavía, aquí existen, coexisten o contraexisten dos países contrarios.
El año 1946 me pidieron de "La Nación" un artículo para el Domingo de Pascua. Escribí el artículo titulado "El Jardín del Edén" (26) . Fue rechazado y sustituido por un artículo de la escritora judía María Rosa Lida (q.e.p.d.) que hablaba sobre la Pascua judía y decía que la Resurrección de Cristo era un símbolo de la primavera. No me devolvieron el artículo y poco tiempo después nos echaron, a mí y algunos amigos, incluso el gran periodista Miquelarena, porque habían recibido órdenes de la oculta dirección, residente en Norteamérica, de echar a todos los "nazis". Yo creía que el autor de la medida era Alberto Gerchunoff; pero Miquelarena me dijo en Londres que eran órdenes de Norteamérica.
No les guardo inquina alguna, ni me acordaba ya deso; sólo quería decir que la dirección de los diarios es oculta, los que escriben son ocultos y lo que escriben sirve a designios ocultos.
¿Y a Ud. qué le importa, si le dan información buena y lo enteran de noticias verdaderas? ¡Ay Dios mío! ¿Uds. olvidan la selección de las noticias; y de que se puede mentir con la verdad? Las noticias vienen ya seleccionadas por las agencias noticiosas internacionales, casi todas anticristianas; y después entra a tallar "éste quiero, éste no quiero" el llamado "inflador" de telegramas; el cual pone éste y descarta el otro; hincha éste y reduce el otro; y elige éste y no el otro para los "titulares" —o letreros.
Martínez Zuviría llamaba a la Guerra Civil Española "la Guerra de los Titulares"; porque los diarios traían por ejemplo un título grandote en primera página: "Los leales son inexpugnables en Madrid"; y allá en la quinta página un telegramita chiquitito que decía: "Los rebeldes de Franco han dispersado un regimiento de leales y tomado a Badajoz". Los rebeldes de Franco eran en realidad los vencedores ese día, pero todo el mundo creía que los vencedores eran los leales de Largo Caballero. ¡Leales a Rusia! Una monja que tiene don de profecía (según ella) me dijo que al diario "La Nación" lo van a quemar los Comunistas.
Si no hicieran los diarios más daño que la disipación, ya sería bastante. Voy al zapatero a que me ponga medias suelas, y me pregunta el zapatero: "¿Qué me dice de la guerra del Vietnam?" —Y Ud. ¿qué diablos tiene que hacer con la guerra del Vietnam? Y les prevengo que mi zapatero tiene mucho más sentido común que Leónidas de Vedia y Mallea, los directores de "La Nación", Suplemento. Esto es disipación mental, lo que decía el otro: "no saben nada de nada y creen saber". Dice la Escritura: "Porque te has disipado como agua, no crezcas" —y también: "Con desolación está desolada la tierra, porque nadie hay que reflexione en su corazón". La disipación que siembran los diarios consigue hacer perder a las masas el hábito y el poder de reflexionar en su corazón; es decir, sobre sí mismos y no sobre el Vietnam.
¿Quién es más deletéreo, el periodismo, los politiqueros, el Liberalismo o la masa? ¡Pero si los cuatro son la misma cosa!
No exageremos: el periodismo es sanable, de hecho hay periodismo sano en tres naciones hoy día. Dios hizo sanables a las naciones, dice el "Libro de la Sapiencia" (27); y cuando una nación se sana, sanifica todas las cosas que ella encierra; eso hemos de pedir a Dios para la Argentina. Pero mientras eso no acaezca, le diremos al gran periodismo, al diario de mayor tiraje de Sudamérica: "Vos me contás que en Vermont, Illinois, Estados Unidos, un hombre se comió en dos días un buey entero; que en Filadelfia un doctor cura el cáncer con inyecciones de hormigas machacadas; y que el General Onganía se ha leído todas las obras de Sarmiento; pero yo frente a vos tengo el planteo de Santo Tomás Apóstol: "Si no lo veo no lo creo". Chau, Varela (28).
(26). N. del E.: Es el primer artículo de Conversación y Crítica Filosófica, Espasa Calpe, Bs. As., p. 11 y sgts.
(27). Sab. 1,14.
(28). "La masa, que desde que existe el hombre jamás ha sido tan sugestionable, se ha convertido en juguete de la "opinión pública" fabricada y amañada por la prensa diaria al servicio del mundo financiero dominante (Castellani, Filosofía Contemporánea, inédito).
"Chesterton fue un periodista de una clase ahora desaparecida: escribía exactamente lo que deseaba escribir, manifestando sus pensamientos con absoluta libertad. En su tiempo tuvo lugar aquella revolución inmensa que hizo del periodista "un hombre que redacta artículos al dorso de un aviso", como él mismo decía. "En una ocasión el dueño de un diario le manifestó con una sonrisa radiante que 'las oficinas de la prensa son ahora exactamente iguales a cualquier otro local comercial'. Y era una afirmación enteramente verdadera. La misión del diario se transformó en no alarmar al lector y mantenerlo tranquilo. La prensa comenzó a poner el énfasis en los aspectos frivolos de la vida para que los lectores viviesen despreocupados y compraran los productos ofrecidos por los anunciantes" (A. L. Maycock, "The Man Who Was Orthodox", págs. 15 y 23 - La cita está abreviada).
Además de mantener desinformada a la sociedad, el Gran Dinero organiza la diversión. "En nuestra civilización mecánica urbana... los hombres no son capaces de encontrar el gozo por sí mismos, y entonces deben ser divertidos por otros. No encuentran el gozo por sí mismos, como tampoco se gobiernan a sí mismos, porque no son libres y no se poseen a sí mismos. Tienen que alegrarse de algo que no viene de su interior sino que le es proporcionado por una clase de hombres más ricos, más astutos o más científicos que el hombre común. Lo mismo sucedía en la decadencia de Roma, cuando el populacho semiesclavo reclamaba al Emperador pan y circo" (G. K. Chesterton, "Objections to the Cinema", en The Illustrated London News, 19-VII-1920).
Y "La Nación" del 9-XI-96 trae afirmaciones del lingüista norteamericano Noam Abraham Chomsky que concuerdan con lo que el P. Castellani y Chesterton escriben sobre los medios de comunicación. Chomsky sostiene que ellos están alienados en la defensa del sistema y del poder: hablan de mundo libre o de libre empresa en lugar de capitalismo; de pacificación cuando se trata de imposiciones; de interés nacional cuando se pretende preservar el interés de los poderosos. Y esto es así porque los medios son empresas que comparten intereses y negocios con otras empresas. La función de la educación, la prensa y la producción intelectual es asegurar la obediencia por medio del adoctrinamiento.
"Nadie puede desconocer hoy que la humanidad sedicente civilizada y con ella todo el resto, se encamina rápidamente hacia una mecanización, que se asemeja punto por punto al mecanismo histérico. ¿Quiénes son los que gozan hoy de independencia de juicio? Solamente los espíritus excepcionales... Los ciudadanos libres son en realidad títeres" (Castellani, loc. cit.).
La causa de tal desorden es el rechazo de la Sabiduría: sólo la Verdad puede hacernos libres, mas hoy la luz no inspira el gobierno ni la vida social, y la prédica de los pseudo-profetas instalados en los medios de comunicación social lanza a los hombres desvitalizados a la esclavitud. Por ello Chesterton se preguntaba si en el mundo moderno hay alguna institución que haga el mal en escala tan gigantesca como la prensa.
Sobre el hombre-máquina, ver la nota 3 de "¿Un psicanálisis Aristotélico?", en Freud, Ediciones Jauja, Mendoza, 1996, págs. 193-194.
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