Del largo pontificado de Juan Pablo II, visto a la distancia de estos cinco años, digo que fue un gran exceso, que casi todo fue excesivo. Como el gasto de una casa que se arruina mientras dilapida en lujos o excentricidades lo que debería emplear en consolidar su economía doméstica. Si nunca me explicaré suficientemente el entusiasmo quasi delirante del Vaticano II y sus participantes, el del pontificado de Juan Pablo II tampoco consigo explicármelo.
Las celebraciones de su beatificación van por el estilo, con excesos. Exceso es un proceso consumado en sólo 5 cinco años. Cinco años en los que, a la vez que avanzaba la causa de beatificación, se iban conociendo cosas que hubieran bastado para detener el proceso, tan precipitadamente incoado. De Juan Pablo II se conocían las mil imágenes archi-publicadas por los medios, fotos, películas, viajes, audiencias. Pero se ignoraban otras cosas, tan grandes en demérito para su pontificado.
Como cierta argumentación a su favor, se nos ha dicho que no se beatifica un pontificado, sino a un hombre, un cristiano cuyo testimonio creyente se juzga ejemplar por todos los que le conocieron. Una abstracción así resulta extraña, separando el ministerio del sujeto, siendo ese ministerio el que le dio notoriedad, en cuya referencia encontraban sus actos un valor específico.
.............................................................................
Leer más...
Las celebraciones de su beatificación van por el estilo, con excesos. Exceso es un proceso consumado en sólo 5 cinco años. Cinco años en los que, a la vez que avanzaba la causa de beatificación, se iban conociendo cosas que hubieran bastado para detener el proceso, tan precipitadamente incoado. De Juan Pablo II se conocían las mil imágenes archi-publicadas por los medios, fotos, películas, viajes, audiencias. Pero se ignoraban otras cosas, tan grandes en demérito para su pontificado.
Como cierta argumentación a su favor, se nos ha dicho que no se beatifica un pontificado, sino a un hombre, un cristiano cuyo testimonio creyente se juzga ejemplar por todos los que le conocieron. Una abstracción así resulta extraña, separando el ministerio del sujeto, siendo ese ministerio el que le dio notoriedad, en cuya referencia encontraban sus actos un valor específico.
.............................................................................
Leer más...
0 comentarios:
Publicar un comentario