por el R.P. Leonardo Castellani
Visto y tomado de Instituto Eremita Urbanus
s triste sacarle sus ilusiones a la gente, pero el caso es que no podemos seguir siendo in aeternum adolescéntulos.
SARMIENTO NO es un gran escritor. El concienzudo CARLOS PEREYRA notó (y probó) que como escritor es inferior a ALBERDI y ALBERDI no puede llamarse un gran escritor.
Si SARMIENTO fuera un gran escritor que a mí no me gusta, como VÍCTOR HUGO, yo diría que es un gran escritor que a mí no me gusta y diría el por qué. Pero digo que es mal escritor que a mí, parcialmente, me gusta.
Sin duda no es un gran escritor. Sin duda es un buen periodista. Pero digo que es un mal escritor que a mí, parcialmente, me gusta.
Sin duda no es un gran escritor. Sin duda es un buen periodista. Si es o no un BUEN escritor, es discutible, y la sentencia depende de los criterios.
Hemos de archivar ya el criterio local e infantil que ha llevado a nuestros “críticos” (¿?) a fetichizar a los héroes del liberalismo del otro siglo. Hemos de empezar a emplear criterios universales. Que a doña MARÍA INÉS CÁRDENAS DE MONNER SANZ, muy señora mía, y a doña DELIA S. ETCHEVERRY, el travieso sanjuanino, les parezca una cosa del otro mundo, ese no es un criterio universal. Ya se ríen bastante de nosotros en el extranjero.
Las 22 primeras páginas del famigerado FACUNDO (o sea su “Prologo”) no pasarían en Europa un examen de bachillerato: el examen llamado “de Madurez” en Italia, Francia y Germania. Sería reprobado con cero. (Estoy usando la edición Estrada “para las escuelas”, anotadas por las doñas arriba citadas. Pobres escuelas).
Había quizás en SARMIENTO material potencial de un gran escritor, pero no cuajó. La tilinguería argentina se ha esforzado en hacer pasar por el real lo que PUDIERA HABER SIDO.
Cualquier hombre culto sentirá el destemple de sus dientes, como mascando arena, a la lectura de una destas 22 páginas. Los tropiezos gramaticales, con no ser lo más grave, ya hacen sufrir bastantes: parrafotes mal construidos a base de muletillas, de que la más cómica es la exclamación “¡Oh!”; en los cuales parrafotes se tropieza sin intermisión con cambios viciosos del sujeto verbal, enumeraciones desparejas o absurdas, palabras, frases e imágines de mal gusto, ilogismos y paralogismos, perogrulladas, asnales, y una continua trubulencia y turbiedad del pensamiento desbordado y no regido. “SARMIENTO escribe como quien se desangra”…dijo GÜIRALDES; pero a veces escribe como quien vomita.
“Prosa DE ver y DE pensar” – dijo MALLEA (otro que tal) en un alarde de sintaxis sarmientina; confundiendo el “de” genitivo castellano con el “da” hablativo-dativo del italiano.
EL FACUNDO y los RECUERDOS DE PROVINCIA tienen valor para nosotros argentinos por tres cosas: una, como documentos de la historia nacional, aunque esten mechados de mentiras históricas, pueden servir al menos como documentos para la historia de la mentira nacional: segundo, por contener algunas páginas felices, que no hay inconveniente vayan a las antologías de la escuela primaria, aunque insuficientes para dar educación literaria completa, ni siquiera con la añadidura de LUGONES y de HERNÁNDEZ, si no se zambullen en la gran literatura española; y tercero, como muestra sin valor de nuestra (pobre) cultura intelectual. Pero por esto, su autor no se convierta en un GRAN escritor. No hay gran escritor sin una filosofía.
Hace unos diez, cuando estando en San Juan de vacaciones, leí o intente leer la citada analogía DE ver y DE pensar, atribuí modestamente el disgusto que me producía la prosa DE ver y DE pensar a mi origen o atavismo florentino: “Somos diferentes… me decía, no tiene SARMIENTO la culpa de mi sangre; y la suya también es buena”.
Ahora, habiendo leído de nuevo el FACUNDO en homenaje al sesquicentenario natalicio del gran escritor (cosa que hacen pocos de sus “homenajeadotes”) me dí cuenta qe me hastiaba no por yo florentino, sino, por ser argentino.
Diga lo que quiera UNAMUNO (que tampoco pone que yo sepa a SARMIENTO como gran escritor), SARMIENTO no es un gran escritor. ¿Qué importa? Puede ser haber salvado su alma, si se arrepintió al morir de las gruesas macanas que hizo (y escribió) en vida.
Como dijo irreverentemente un escritor actual:“GRAN ESCRITOR y BARBARO ABSOLUTO”.
Han dicho de SARMIENTO… no es posible
Bárbaro y escritor no es compatible
Ni plebeyo y señor, discreto y bruto.
Es un rudo hablador, bronco e hirsuto
De pasional facundia mal comible
De verba mulatesca incoercible
Ignorante, grosero, disoluto.
Fue un gran hombre quizás,
mas no un poeta
Quizá un gran constructor, mas no lo veo,
Un patriota, un político de veta.
pero no lo alumbró el fulgor febeo…
As de la Neoidiotez semialbeta
Informe, inestable, turbulento y feo.
Informe, inestable, turbulento y feo.
Dirán quizás que apedreo con tiquismiquis de gramática a quien vale por “la pujanza de su pensamiento” (MARÍA INÉS CÁRDENAS DE MONNER SANZ); pero justamente de pensamiento es mucho peor; y los atropellos morales a la gramática no son más que los síntomas del desorden incurable de su pensamiento, que es en él un especie de cuasi-pensar, tocado de sentimentalismo y simplonería.
II
…Esta es la nota. Pero si tienen lugar, puedo poner algunos ejemplos de lo dicho, porque no digan hablo “excáthedra”. La verdad es que la torpeza y chabacanería de este escritor no es ningún misterio, ni requiere ningún acto de fe sobrenatural ni natural.
“Párrafos a muletilla” se llaman aquellos que se construyen o mejor dicho se mantienen a fuerza de repetición mecánica de una palabra; proceder que aún en el orador es reprensible, y en el escritor es siempre grosería. Atengámonos al FACUNDO en sus primeras páginas. Apenas salido de SARMIENTO del “exabrupto” del comienzo: ¡Sombra terrible de FACUNDO, voy a evocarte para que sacudiendo el ensangrentando polvo…”, etc. – se embarca en las siguientes muletillas:“Hubiérase… hubiérase… hubiérase … hubiéranse” de página 5 y 6. DONDE hay cambio de muletas, y comienza:“su parte…su parte… su parte”. (Empleo la edición Estrada).
En el mismo parrafote desmadejado y mixto surge de repente la muletilla:“ya…ya… ya… ya…ora … ora… ora”.Y acto seguido el ya mentado plebeyísmo: “¡Qué!…¡Qué!...¡Qué!...
La más prolongada de las muletas se encuentra en la mitad del rimbombante párrafo, después de la frase: “¡Oh, este porvenir no se renuncia así nomás! , (donde la sintaxis pediría “A este porvenir”) lugar donde se agarra a repetir machaconamente: “No se renuncie porque…” una, dos, tres cuatro…hasta siete veces; después de la cual septena, se queda con el “porque” solamente, por espacio de cuatro suministraciones.
Añadamos la muletilla: “Facundo…Facundo…Facundo…Facundo…” de página 15, para terminar con las fastidiosísima del penúltimo párrafo de la carta a ALSINA , que corona el prólogo: “fáltales… fáltale… fáltante, fáltame… y falta” – donde se resplandece también otro vicio de redacción (y de pensamiento) que es el “cambio de sujeto verbal”, dos veces.
Esta mala construcción sobre tan grosero andamiaje está repleta como antes noté de (tranchons le mot) gansadas. Por ejemplo:…Ilogismo en las enumeraciones: “Lo que en él era sólo Instinto, iniciación, tendencia convirtióse en sistema, efecto, y fin (!). (El que usa de tal manera la terminología filosófica, no sólo no sabe filosofía, sino que es incapaz de ella. Como saber, no sabe ni siquiera la lengua).
Imágenes de mal gusto: “…La Esfinge Argentina (es decir, ROSAS) mitad mujer por lo cobarde, mitad de tigre por lo sanguinario, morirá a su plantas…” (No se sabe de quién son “las plantas”; posiblemente del mismo SARMIENTO).
Atropellos a la sintaxis: “España, esa rezagada A la Europa…”“¿Hay otro mundo cristiano, civilizable y desierto QUE la América?...”.
Anacolutos; o sea parrafadas sin terminar, truncas o mochas; como la de página 17; que no copio por lo alargarme.
Gansadas: como el apéndice de este mismo párrafo, que dice sin saberse a qué “Alejandro es la pintura, el reflejo de la Grecia guerrera, literaria política y artística; de la Grecia escéptica, filosófica y emprendedora, que se derrama por sobre el Asia para extender la esfera (una esfera derramada) de su acción civilizadora”…
OTRA: “Acaso no estamos vivos los que… sobrevivimos aún?”.
OTRA: “Quantum mutatus ab illo”. (Nota: “Locución latina: cuántos cambios para ello”.) Verdad es esta gansada insigne no se sabe si del mismo SARMIENTO, o de su anotadora la filóloga Srta D. R. E. ; que materia de gansadas le da ciento y raya a su insigne maestro. (¡Estrada, Estrada! ¡Quantum mutatus al illo!).
En fin, para no cansar, léase como cifra y compendio la parrafada central de la carta a ALSINA, que comienza: “tengo una ambición literaria…”, pág. 19 – que puede darse como el modelo inmortal (e inmoral) del párrafo vomitado y no escrito. Gozemos de esta flor de la chabacanería, que tiene una página…Dice que “sería agraviar a la historia escribir la historia de ROSAS”… lo cual no impide que él mismo “tenga la ambición de escribirla”, porque (risum tenéte) hay que “aleccionar y humillar a otros pueblos” (¡), nominalmente a “la Francia y la Inglaterra”. Y con las palabras: “¡Oh la Francia!”… comienzan la tirada que “castiga” a estas dos naciones que respetaron a ROSAS (`por fuerza) y firmaron capitulaciones con él, (tirada que explica un dicho de SARMIENTO: “en Córdoba me tienen por loco”) la cual termina soberbiamente con un apóstrofe dirigido nada menos que “a la Francia y a la Inglaterra, a la Monarquía y a la República, a PÁLMERSTON y GUIZÓT, a LUIS FELIPE y LUIS NAPOLEÓN, al The Times” y a “La Presse”.
El apóstrofe es este:“¡ L E E D M I S E RA B L ES, Y H U M I L LA OS !”
Esta extraordinaria idea que el prócer argentino abrigaba de sí mismo explica, como dije, que en su tiempo a SARMIENTO muchos compatriotas y no compatriotas lo tuvieran por demente. Ahora, si no nos resignados a la sobria y “humillante” verdad, y seguimos haciendo fetichismo con este y otros desdichados…, dementes a poco andar seremos nosotros.
Esto se está poniendo peor que la religión de los antiguos Egiptos, que adoraban cocodrilos y monos.
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