Este blog está optimizado para una resolución de pantalla de 1152 x 864 px.

Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

1 de abril de 2009

1 de Abril, Beato Nuño Alvares Pereira




UÑO ÁLVARES PEREIRA nació en Portugal el 24 de junio de 1360, probablemente en Cernache do Bonjardim, siendo hijo ilegítimo de fray Álvaro Gonçalves Pereira, caballero de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y prior de Crato, y de doña Iria Gonçalves do Carvalhal. Cuando tenía un año fue legitimado por decreto real, pudiendo así recibir la educación caballeresca típica de los descendientes de las familias nobles de la época. A los trece años llegó a ser paje de la reina Leonor y muy pronto, tras ingresar en la corte, fue investido caballero. A los dieciséis años, por voluntad de su padre, se casó con una joven y rica viuda, doña Leonor de Alvim. De esta unión nacieron tres hijos, dos varones, que murieron en temprana edad, y una niña, Beatriz, que posteriormente se casaría con el hijo del rey João I, Alfonso, primer duque de Bragança.

Al morir el rey Fernando, el 22 de octubre de 1383, sin dejar heredero varón, su hermano João se vio involucrado en la disputa por la corona lusitana, ambicionada por el rey de Castilla que se había casado con la hija del difunto rey. Nuño se puso de parte de João, el cual lo constituyó su condestable, es decir, comandante de su ejército. En varias ocasiones condujo Nuño el ejército portugués a la victoria, hasta que finalmente el conflicto tuvo su final con la batalla de Aljubarrota, el 14 de agosto de 1385.

Sin embargo, la capacidad militar de Nuño se mostraba temperada por una espiritualidad sincera y profunda. El amor a la eucaristía y a la Virgen constituían los pilares de su vida interior. Era asiduo en la oración mariana y ayunaba en honor de María los miércoles, viernes y sábados y en las vigilias de sus fiestas. Participaba cada día en la eucaristía, aunque sólo se podía recibir en las grandes festividades. El estandarte que él eligió como insignia personal mostraba las imágenes de Jesús Crucificado, de María y de los santos caballeros Santiago y Jorge. Con sus bienes construyó numerosas iglesias y monasterios, entre los que cabe mencionar el Carmen de Lisboa y la iglesia de Sta. María de la Victoria en Batalha.

Al morir su esposa, en 1387, Nuño no quiso contraer nuevo matrimonio siendo un ejemplo de vida casta. Tras el logro de la paz, donó a los supervivientes gran parte de sus bienes, de los cuales se desprendió totalmente cuando el año 1423 decidió entrar en el convento de los Carmelitas por él fundado, tomando el nombre de fray Nuño de Santa María. Conducido por el Amor, abandonó de esta manera las armas y el poder para dejarse revestir de la armadura espiritual que la Regla del Carmelo recomienda. De esta manera llevó a cabo un cambio radical de vida para recorrer en plenitud el camino de fe auténtica que él siempre había seguido. Él deseaba retirarse a una comunidad lejos de Portugal, pero el hijo del rey, don Duarte, se lo prohibió. Sin embargo, nadie ni nada pudo impedirle que se dedicara a hacer limosna a favor del convento y sobre todo a favor de los pobres, a los que asistía y servía de todas las maneras. Organizó para ellos la distribución diaria de alimentos y no se negaba nunca a sus peticiones. Al entrar en el convento, el condestable del rey de Portugal, el comandante del ejército y caudillo victorioso, el fundador y bienhechor de la comunidad carmelitana, no quiso privilegio alguno, sino que eligió para él el rango más humilde de hermano donato, poniéndose al total servicio del Señor, de María, la tierna Patrona siempre venerada, y de los pobres, en los cuales reconocía el rostro mismo de Jesús.

Fue significativo que fray Nuño de Santa María muriese el domingo de Pascua, 1 de abril de 1431, y que en seguida fuese considerado santo por el pueblo, que lo empezó a llamar “el Santo Condestable”. Pero, si bien la fama de santidad de Nuño permaneció constante e incluso aumentó con el tiempo, el iter del proceso de canonización ha resultado complejo; fue iniciado muy pronto por los soberanos portugueses y después por la Orden Carmelitana, encontrando innumerables obstáculos de índole exterior, hasta que el año 1894 el P. Anastasio Ronci, entonces postulador general de los Carmelitas, consiguió retomar el proceso para el reconocimiento del culto ab immemorabili del Beato Nuño, el cual, a pesar de las dificultades de cada época, concluyó felizmente el 23 de diciembre de 1918 con el decreto Clementissimus Deus de S.S. Benedicto XV.

Sus reliquias fueron trasladadas varias veces de su primitivo sepulcro a la iglesia del Carmen, hasta que el año 1961, con ocasión del sexto centenario del nacimiento del Beato Nuño, se organizó una peregrinación con un precioso relicario de plata donde fueron depositadas las reliquias, pero éste fue robado poco después sin que se hayan encontrado las reliquias; en su lugar se colocaron algunos huesos que se habían conservado en otro lugar. El descubrimiento, el año 1996, del primitivo lugar de la tumba con algunos fragmentos de huesos de características idénticas a las referidas reliquias, avivó de nuevo el deseo de ver pronto al Beato Nuño proclamado Santo por la Iglesia. El postulador general de los Carmelitas, P. Felip Mª Amenós i Bonet, obtuvo la reapertura de la causa, la cual se vio avalada por un presunto milagro ocurrido el año 2000. Tras la conclusión de las respectivas investigaciones, el Santo Padre Benedicto XVI dispuso el 3 de julio de 2008 la promulgación del decreto sobre el milagro para la canonización, y en el Consistorio del día 21 de febrero de 2009 decretó que el Beato Nuño sea inscrito en el Registro de los Santos el día 26 de abril de 2009.

0 comentarios: