értulo, noble romano, entregó su hijo Plácido a San Benito, para que lo hiciese ingresar en su Orden.
Bajo un director tan competente, hizo Plácido rápidos progresos en el camino de la perfección.
Un día, estando en Sicilia, en un monasterio que había fundado, fue capturado por los moros con los demás religiosos de su monasterio.
Estos bárbaros les hicieron sufrir toda clase de tormentos para obligarlos a renegar de la fe; pero estos ilustres soldados de Jesucristo, animados con el ejemplo de su jefe, obtuvieron la corona del martirio.
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