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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

7 de octubre de 2009

7 de octubre de 1571, Batalla de Lepanto


AUXÍLIUM CHRISTIANÓRUM... ORA PRO NOBIS

“Ea, soldados valerosos – gritó – teneís el tiempo que deseasteis; lo que me tocaba, cumplí; humillad la soberbia del enemigo, alcanzad gloria en tan religiosa pelea, viviendo y muriendo siempre vencedores, pues iréis al cielo”
(Don Juan de Austria, arenga).

Sumario: Guerra contra los Turcos: Lepanto, 1571. Los Turcos, dueños de las costas septentrionales de África, se apoderaron de Túnez, (1569) y de la isla de Chipre (1570-1571). FELIPE II, ante el peligro que estas conquistas representaban para el mundo cristiano, consiguió formar contra ellos la llamada Liga Santa, en la que entraron España, el Sacro Imperio, el Papa PÍO V y Venecia. Era Sultán de Turquía, SELIM II (1566-1574).

La escuadra cristiana, mandaba por DON JUAN DE AUSTRIA (hermano de FELIPE II), se componía de 264 naves con 79.000 marineros y combatientes.

Las flotas cristiana y turca – ésta al mando ALÍ BAJÁ – se enfrentaron en la entrada del golfo entre la Grecia continental y la península de Morea (Peloponeso). En el terrible combate que entre ambas se trabó, por el entusiasmo de Don JUAN DE AUSTRIA y la destreza de don Álvaro de Bazán, la victoria se decidió a favor de las armas cristinas (7 de octubre de 1571). En esta memorable batalla recibió una herida en el pecho y otra en el brazo izquierdo Miguel de Cervantes Saavedra (“el manco de Lepanto”), entonces oscuro soldado; gracias a su valor, los turcos no consiguieron en la Marquesa.

La muerte del Papa PÍO V (1572) y las ambiciones de Venecia, que firmó por separado un humillante paz con los turcos, hicieron que no se sacara todo el provecho que se esperaba de esta resonante victoria. No obstante, el Occidente se salvó para siempre del poder amenazador de los turcos. Como recuerdo espiritual de este triunfo, la Iglesia estableció la Fiesta del Rosario.

Entre tanto, JUAN DE AUSTRIA había satisfecho y ampliamente rebasado las esperanzas puestas en él. No quiso decidirse por la carrera eclesiástica, sino por la militar (el padre, (CARLOS V, Carlos de Gante) reprimió sus deseos cediendo al amor por el hijo, y lo dejó que eligiera libremente). Lucho contra los piratas en el Mediterráneo; a la edad de 21 sofocó la rebelión de los moriscos. Mas, ¡qué eran aquellas esperanzas comparadas comparadas con las que en secreto albergaba él! Su gran día fue el 7 de octubre de 1571 en Lepanto. La flota de ALÍ BAJÁ, hacia la cual había tenido la audacia de dirigir sus velas, estaba a la vista; don JUAN iza la bandera verde, insignia de combate. En trescientas naves onde la media luna, y también en forma de media luna dispuso su flota el almirante turco. El poderío cristiano es apenas menor; la balanza está equilibrada; es el verdadero Dios quien tiene que decidir.
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