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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

13 de julio de 2008

¿Hay vida después de los Kirchner?


por el Dr. Aníbal D´Angelo Rodríguez
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Tomado del sitio amigo Catapulta
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Tenemos un país sorprendente. Uno pensaba que no podía haber nada peor que el Dr. Alfonsín, que fue un pésimo gobernante pero por lo menos era decente. Vino el Doctor Menem que era tan ineficaz como Alfonsín y un exitoso émulo de los cuarenta ladrones. ¿Podrá haber alguien peor? nos preguntamos. Y vino el Dr. De la Rua que era un amargo (Menem por lo menos tenía buen humor). Con el Senado Banelco pareció que tocábamos fondo, pero – por el contrario – apenas si comenzábamos. ¡Llegaron el Doctor y la Dra. Kirchner, dos por el precio de uno!.
La suma de pésimo gobierno, deshonestidad y estilo patotero de estos dos personajes hace difícil imaginar algo peor. Yo creo que en eso basa Lilita Carrió sus profecías laicas de tiempos mejores. No puedo ni imaginar – se dice a sí misma – algo más malo que el matrimonio presidencial. Tendría que ser un Chavez con rasgos de Evo Morales y de Fidel Castro, más una pizca de Papá Doc Duvalier (un ex presidente haitiano) y nuestro país no puede parir eso. La Argentina será lo que Usted quiera, pero no es tropical ni caribeña.
Un momento. ¿No se está salteando usted un capítulo?. Porque por ahora ambos gozan de buena salud y no se observa en ellos – a primera vista – ningún signo de un óbito clandestino. Error. La pareja presidencial está muerta y acabada. Puede ganar la votación en el Senado y pueden sus cómplices festejarlo – como lo hicieron los otros días – como si se tratara de la final del campeonato mundial. Puede hacer – y seguramente hará – muchas cosas que den la impresión de que están vivos. Pero – créame – están muertos y nada ni nadie podría resucitarlos. La opinión pública les ha vuelto la espalda de manera definitiva y si bien es cierto que el humor – y el amor – de las multitudes es cambiante “como pluma al viento”, hay rupturas que son un viaje de ida.
Hay que seguir luchando contra los K como si se fueran a quedar once años más (faltan tres de C, más cuatro de N reelecto y otros cuatro de C resucitada o reelecta) pero esto por las mismas razones por las cuales hay que vivir como si fuéramos a morir mañana: para cumplir con nuestro deber.
Pero le insisto: son cadáveres y cada grotesca contorsión que hacen los identifica mejor como tales. ¿Sabe la etimología de la palabra cadáver? Viene de “caro data vermibus” o sea carne dada a los gusanos. ¿Me entiende?
En el mejor de los casos (para ellos) sufrirán una derrota estruendosa en las urnas en los comicios del año próximo. Entonces el éxodo de “amigos” y partidarios, que ha sido hasta ahora goteo, se convertirá en hemorragia y todos los que han sido preteridos y humillados correrán a presentar sus cuentas. Los gusanos devorarán la carne de los K. Algo de lo ha pasado y está pasando hoy, algo que forma parte de las mejores tradiciones peronistas, pero multiplicado por cien.
No digo que vaya a ser fácil. ¿Alguna vez pisó la cabeza de una víbora? ¿Vio cómo se retuerce furiosa y desesperada? Bueno, imagínese si pisara dos víboras. Pero lo importante es que por mucho que se revuelvan no pueden escapar. Van a enfrentar (ya están enfrentando) problemas que no saben cómo resolver. Es más, problemas cuya solución exigiría que cambiaran su propia naturaleza. Y eso es imposible. ¿Cómo recrear confianza en los inversionistas extranjeros? Eso implicaría echarlos a De Vido, Moreno y Jaime, lo que es tan posible como que N y C adquieran modales civilizados o dejen de robar. Lo dicho: contradice su naturaleza
El lector promedio de estas líneas las considerará con escepticismo. Como buen argentino, descreerá de pronósticos optimistas por las razones que yo mismo le proporciono al comienzo de estas líneas.
Pero preste atención a lo que le digo: el futuro del Dr. y la Dra. Kirchner es lo que menos interesa. Lo importante es quien o quienes lo sucederán. Ya sabemos que la política es como la naturaleza: le tiene horror al vacío. Alguien vendrá a ocupar los puestos que dejen vacantes. ¿Quién y cómo? ¿Mejor o peor que los K? No tengo la menor idea, lo cual muestra la debilidad de la sociología para hacer pronósticos certeros. O al menos de mi sociología.

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