Este blog está optimizado para una resolución de pantalla de 1152 x 864 px.

Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

16 de febrero de 2009

La sociedad de la información: el problema de la influencia social de la televisión




por Javier José Esparza


Capítulo VII de su Curso general de Disidencia






No es posible imaginar la vida actual sin la presencia de la televisión. Los datos de Ecotel y del Estudio General de Medios en los últimos años estiman que la cifra de españoles que se ponen diariamente delante del televisor se sitúan entre 25 y 30 millones de personas. Encuestas oficiales (por ejemplo, la del Ministerio de Cultura) señalan que en el 96% de los hogares españoles hay al menos un aparato de televisión.

1. La televisión.

La televisión se ha convertido en la reina de la comunicación en todos los países desarrollados. En los hogares, ha ocupado el lugar del fuego como punto central de la vida doméstica; en la sociedad, se ha convertido en el escenario principal de la vida comunitaria. Los padres dicen que sus niños deben ver televisión para no "aislarse" de sus compañeros; los intelectuales, por su parte, tratan de aparecer lo más posible en la pequeña pantalla para publicitar mejor sus obras y sus ideas; los políticos han hecho del control de la televisión uno de sus objetivos primordiales, y los comerciantes, a su vez, han descubierto que la publicidad televisiva no es sólo un magnífico instrumento de venta, sino también un poderoso medio de control de la información. Toda nuestra vida gira, cada vez más, alrededor de la televisión.

En estas condiciones, es difícil dudar de la enorme influencia del medio televisivo. Es un hecho que la televisión influye, cada vez en mayor medida, en los comportamientos sociales: no sólo en la decisión de comprar uno u otro producto o de votar a uno u otro partido, sino también en nuestra forma de vestir, en nuestra forma de hablar y en las referencias de la vida cotidiana. Los personajes de la televisión son tema común de conversación en los bares o en los mercados (¿quién no conoce a Raffaella Carra o a Loles León?), los niños adornan sus juegos con las músicas de los anuncios ("Hoy me siento Flex"), el último capítulo de un culebrón es capaz de detener la vida de un país (así sucedió con el caribeño Cristal), las gentes construyen su visión de la historia a partir de los argumentos de los relatos televisivos (quiénes son los buenos, quiénes los malos) y un hecho televisivo (por ejemplo, el intempestivo empeño de Francisco Umbral en que se hablara de su último libro en un determinado programa) puede alimentar las charlas de los comunicadores durante varias semanas y, más aún, permanecer en la memoria colectiva durante más tiempo todavía. Sí, sin ninguna duda: la televisión influye en los comportamientos sociales.

*******

Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen del autor

0 comentarios: