por Eudaldo Forment
Tomado de Gratis Date
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Existencia de Dios
a creación del mundo en el tiempo no es racionalmente demostrable por razones apodícticas, pero si lo es la contingencia de los entes del mundo. De la contingencia, Santo Tomás da la siguiente definición: «Contingente es lo que puede ser y no ser» (STh I, 86, 4, in c). Lo necesario, en cambio, no puede no ser.
Esta definición de la contigencia, como posibilidad de no ser o de no existir y a la vez la de ser, deriva de la definición clásica de la contingencia ontológica de Aristóteles de lo no necesario ni imposible (Primeros analíticos, I, 32, 47b). Con la exclusión de lo necesario y lo imposible, se afirma que lo contingente se contrapone a lo necesario.
Es contingente lo que existe, pero que igualmente podría no existir, lo que por su naturaleza, per se, no es determinado a existir, como, por el contrario, lo es el ser necesario. En los entes, el no existir ha precedido a su existencia y a ella seguirá la no existencia. Lo contingente tiene una duración limitada.
También explica Santo Tomás:«Lo contingente puede ser considerado de dos maneras. Una en cuanto contingente. Otra, en cuanto que en lo contingente hay cierta necesidad, ya que no hay ente tan contingente que en sí mismo no tenga algo de necesario. Ejemplo: el hecho de que Sócrates corra, en sí mismo es contingente. Pero la relación de la carrera con el movimiento es necesaria, ya que si Sócrates corre, es necesario que se mueva» (STh I, 86, 3 in c.).
Siempre hay algo necesario en las cosas, pero se trata de una necesidad por otro, per aliud, por el nexo de las causas. De manera que todos los entes, actualmente existentes, deben su necesidad a algún otro ente.
No se encuentra el ente contingente absoluto. Tampoco una necesidad absoluta, sino entes necesarios relativamente. En esta necesidad relativa se puede distinguir un doble sentido de la necesidad, lo necesario para, o para que sea el ente posible, y lo necesario por, que sea necesario por otro.
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