ltimos del sigo XII. El brutal egocentrismo de los señores feudales hace de tea incendiaria. Unos señores baten sus espadas con otros. Y los más poderosos se enfrentan con los propios monarcas en interminables y sangrientas luchas.
Los gremios estaban constituidos por hombres libres, dedicados a la industria y al comercio. Dueños del dinero, influían decisivamente.
El pueblo bajo, la víctima de siempre, estaba entre los dos fuegos: el monarca y la organización gremial, por un lado; el feudalismo, por otro, La miseria era asombrosa. La esclavitud, humillante. De ahí que fuese materia aptísima, en cualquier momento, para una revolución. Tuviese o no matiz religioso. Díganlo los albigenses, explotadores maravillosos del hambre del pueblo, injustamente sojuzgado por la sórdida avaricia y la espada caprichosa.
Con todo - y quizá por esto mismo -, estamos en la edad de la Caballería. Los paladines de la justicia, del idealismo, del venerable respeto al humilde y al oprimido. Los caballeros, en la Edad Media, son la fruta más genuina del tiempo. Los bravos leones, amamantados por el cristianismo, furiosos ante la opresión. Procedían de cualquiera de las categorías sociales. Sin distinción.
Nuestro caballero es "un piadoso mercader". Pertenece, pues, a la clase gremial. Comerciante, no al estilo de nuestros modernos y pacatos comerciantes de hoy. Eran, a la vez, valientes soldados. Lo encontramos en Barcelona y Valencia, ya a principios del siglo XIII. Jinete sobre un alma gigante. Dispuesto a deshacer el mayor entuerto de entonces: la esclavitud de los cautivos. La brillante estrella de su Dulcinea divina le alienta e ilumina en el andante caminar.
¿Cuál es el nombre suyo? Pedro Nolasch, O'Nolasch, Nolasco, De Nolasco. El porte que lleva, entre humilde y señorial, no dice bien a las claras si es barcelonés, o si corre sangre irlandesa por sus venas. Más bien, con los gestos y ademanes finísimos, parece indicarnos ser oriundo del bajo Languedoc. Concretamente del pueblecillo MasSaintes Puelles, entre Carcasona y Tolosa, cerca del viejo Recaudum, en la vía del Imperio Romano. Al fin, asevera algún historiador, "languedocines y catalanes venían a formar entonces un solo pueblo".
......................................
Para leer la hagiografía completa haga click sobre este enlace.
0 comentarios:
Publicar un comentario