bispo de Ginebra, Doctor de la Iglesia Universal, nació en Thorens, en el Ducado de Saboya, el 21 de agosto de 1567; murió en Lyon el 28 de diciembre de 1622. Su padre, Francisco de Sales de Boisy, y su madre, Francisca de Sionnaz, pertenecían a antiguas familias aristocráticas saboyanas. El futuro santo fue el mayor de seis hermanos. Su padre lo había destinado a la magistratura y lo envió a una temprana edad a los colegios de estudios superiores de La Roche y Annecy. Desde 1583 hasta 1588 estudió retórica y humanidades en el colegio superior de Clermont, en París, bajo el cuidado de los jesuitas. Estando allá empezó el curso de teología. Después de una terrible y prolongada tentación de desesperación, causada por las discusiones de los teólogos de la época sobre la cuestión de la predestinación, de la cual fue repentinamente liberado al arrodillarse delante de la milagrosa imagen de Nuestra Señora en San Esteban de las Rocas, hizo voto de castidad y se consagró a la Santísima Virgen María. En 1588 estudió leyes en Padua, en donde el sacerdote jesuita Possevin fue su director espiritual. Recibió su diploma de doctorado de manos del famoso Pancirola en 1592. Al haber sido admitido como abogado ante el senado de Chambèry, estaba a punto de ser designado senador. Su padre había seleccionado a una de las más nobles herederas de Saboya para ser la compañera de su futura vida, pero Francisco declaró su intención de abrazar la vida eclesiástica. Una aguda lucha siguió a esto, su padre no consentiría el ver frustradas sus intenciones. Entonces, Claudio de Granier, obispo de Ginebra, por su propia iniciativa, obtuvo para Francisco un puesto en el patronato del papa. Este era el más alto cargo en la diócesis, el señor de Boisy cedió y Francisco recibió las órdenes sagradas (1593).
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