por el R.P. Bernardino LLorca, S.J.
an Romualdo, como fundador de la Orden contemplativa de los Camaldulenses, es uno de los mejores representantes de la tendencia reformadora de fines del siglo X y del siglo XI, como reacción contra el deplorable estado de relajación en que se hallaba la Iglesia católica y gran parte de la vida monástica del tiempo. El movimiento renovador más conocido y más eficaz para toda la Iglesia en este tiempo fue el cluniacense, iniciado a principios del siglo x en el monasterio de Cluny. Pero en Italia tuvo manifestaciones características de un ascetismo más intenso, que tendía a una vida mixta, en que se unía la más absoluta soledad y contemplación con la obediencia y vida de comunidad cenobítica. El resultado fueron las nuevas Ordenes de Valleumbrosa y de los Camaldulenses y los núcleos organizados por San Nilo y San Pedro Damiano.
San Romualdo, de la familia de los Onesti, duques de Ravena, nació probablemente en torno al año 950 y murió en 1027. Es cierto que su biógrafo San Pedro Diamiano atestigua que murió a la edad de ciento veinte años; pero ya los bolandistas corrigieron este testimonio, que, como resultado de modernos estudios, no puede mantenerse. Educado conforme a las máximas del mundo, su vida fue durante algunos años bastante libre y descuidada, dejándose llevar de los placeres y siendo víctima de sus pasiones. Sin embargo, según parece, aun en este tiempo, experimentaba fuertes inquietudes, a las que seguían aspiraciones y propósitos de alta perfección. Así se refiere que, yendo cierto día de caza, mientras perseguía una pieza, se paró en medio del bosque y exclamó: "¡Felices aquellos antiguos eremitas que elegían por morada lugares solitarios como éste! ¡Con qué tranquilidad podían servir a Dios, apartados por completo del mundo!"
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