Este blog está optimizado para una resolución de pantalla de 1152 x 864 px.

Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

24 de agosto de 2008

Cartas a un escéptico en materia de Religión



Por el R.P. Jaime Balmes

Enviado por María Luz López Pérez, a quien agradezco.

Para conocer la biografía del autor haga click sobre su imagen.


****

Carta XXV



El amor de la verdad y la fe. Relaciones entre el entendimiento y el corazón. Objeción del escéptico contra lo extraordinario. No es signo de sabiduría la incredulidad en lo extraordinario. Razón de la credulidad de los grandes pensadores. Incredulidad de los ignorantes. Lo extraordinario en muchas cosas. Origen del lenguaje. Origen del hombre. Origen del mundo. Misterio de la vida. Misterios astronómicos. Por qué los hombres grandes son religiosos. Grandor y misterios de la realidad. Alta filosofía de los católicos.

Mi estimado amigo:

No me parece de mal agüero la disposición de ánimo que manifiesta V. en su última apreciada; pues, aunque duda todavía de que la religión cristiana sea verdadera, desearía que lo fuese; es decir, que comienza V. a sentirse inclinado en favor de la religión: cuando se ama un objeto considerado siquiera como puramente ideal, ya no es tan difícil creer en su existencia; de la propia suerte que el odio a una realidad molesta produce deseos de negarla. El fiel que aborrece la verdad religiosa, está ya en el camino de la incredulidad; el incrédulo que la ama, está en el camino de la fe.

Se ha dicho con profunda verdad que nuestras opiniones son hijas de nuestras acciones; esto es, que nuestro entendimiento se pone con mucha frecuencia al servicio del corazón. Conserve V., pues, mi estimado amigo, esas disposiciones benévolas hacia las verdades religiosas; déjese V. llevar de esa inclinación suave que «en medio del escepticismo le causa con frecuencia la ilusión de que es un verdadero creyente»; ya que ha tenido la fortuna de no dudar de la Providencia, viva V. persuadido de que esta Providencia es quien le conduce: en mano todopoderosa están los entendimientos y los corazones; V. perdió la fe siguiendo las extraviadas inspiraciones de su corazón; Dios quiere volverle a la fe por inspiraciones del mismo corazón.

Comience V. por amar las verdades religiosas, y bien pronto acabará por creer en ellas. Sólo piden ser vistas de cerca, no ser miradas con aversión; si llegan a ponerse en contacto con una alma sincera, están seguras de triunfar. El divino Espíritu que las anima, les comunica un sano atractivo a que nada resiste, sino los corazones empedernidos.

Al lado de esta disposición de ánimo que me llena de consuelo y esperanza, he visto con alguna extrañeza una de las razones que le impiden salir del escepticismo, y que V. con admirable serenidad apellida muy poderosa. «La regularidad de las leyes que gobiernan al mundo, y que tan visible se nos ofrece en todos los fenómenos sometidos a nuestra experiencia, le inspira a V. una especie de aversión a todo lo extraordinario; haciéndole temer que todo cuanto sale del orden común, aunque sea muy bello y muy sublime, deba limitarse a las regiones de la poesía.
****
Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen del autor. En el artículo hay un enlace a la biografía del P. Balmes

0 comentarios: