por el Dr Aníbal D´Angelo Rodríguez
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En el día de hoy, el diario La Nación publica un editorial en el que protesta contra la impunidad de que gozaban - y siguen gozando - los subversivos que protagonizaron el capítulo argentino de la guerra revolucionaria desatada por el marxismo-leninismo en el siglo XX. Dice el diario citado que esa impunidad se obtuvo a partir de caprichosas interpretaciones jurisprudenciales.
Se equivoca La Nación. Las interpretaciones jurisprudenciales vinieron después que una campaña periodística creó el clima para que el país pudiera aceptar tamaña aberración. Esa campaña de los medios - apoyada, continuada y perfeccionada en las aulas - creó primero la idea de que los crímenes del "terrorismo de Estado" son peores que los del terrorismo a secas para luego pasar a la idea de que estos últimos no son crímenes sino actos viruosos, que merecen que se recuerde a sus autores con placas, nombres de calles y de establecimientos del Estado. Y que se premio con ingentes sumas del presupuesto nacional a quienes reivindican su accionar.
Es la clase intelectual de periodistas, profesores y publicistas la que ha creado este mito sin sustento que ha merecido el desmentido hasta de uno de sus representantes (Martín Caparrós) que ha reconocido que de 1959 a 1978 hubo una guerra con la que se intentó tomar el poder e implantar un régimen comunista.
Pero lo más grave es que el mismo diario que publica el editorial comentado ha participado y sigue participando de esa campaña. Parece que la dirección del diario vive cercada en la página de los editoriales y en el resto de la publicación mandan los periodistas cómplices de la guerra revolucionaria. Por eso allí se sigue llamando "represores" a los soldados que vencieron a los revolucionarios y se multiplican los ataques a las fuerzas armadas mientras rara vez se recuerdan los crímenes terroristas.
Todo esto no es un detalle más de las muchas cosas terribles que pasan en el país bajo el comando del matrimonio Kirchner. Según confesión de los "intelectuales orgánicos" que acaban de publicar tres largas cartas abiertas es el argumento principal del gobierno Kirchner que está al borde del abismo en materia política y económica pero exhibe como "su gran logro" lo que llama su "política de derechos humanos" que consiste en la persecución contra militares mientras se mantiene la impunidad para los gobiernos peronistas y los subversivos.
Porque que quede bien en claro que el que suscribe no defiende la impunidad para nadie que haya cometido delitos. Pero achacarlos sólo a los militares constituye una infamia que ningún tiempo podrá borrar y que calificará por sí sola estos atroces tiempos de odio y desprecio que vivimos.
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