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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

15 de octubre de 2008

Imitación de Cristo



11.- Demasiadas palabras


1. Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres; pues mucho estorba el tratar de las cosas del siglo, aunque se digan con buena intención.
Porque presto somos amancillados y cautivos de la vanidad.
Muchas veces quisiera haber callado y no haber estado entre los hombres.
Pero, cuál es la causa que tan de gana hablamos y platicamos. unos con otros, viendo cuán pocas veces volvemos al silencio sin daño de la conciencia?
La razón es que por el hablar buscamos ser consolados unos de otros y deseamos aliviar el corazón fatigado de pensamientos diversos.
Y de muy buena gana nos detenemos en hablar y pensar de las cosas que amamos o sentimos adversas.
Mas, ¡ay dolor!, que muchas veces sucede vanamente y sin fruto; porque esta exterior consolación es de gran detrimento a la interior y divina.

2. Por eso, velemos y oremos, no se nos pase el tiempo en balde.
Si puedes y conviene hablar, sean cosas que edifiquen.
La mala costumbre y la negligencia de aprovechar ayudan mucho a la poca guarda de nuestra lengua.
Pero no poco servirá para nuestro espiritual aprovechamiento la devota plática de cosas espirituales, especialmente cuando muchos de un mismo espíritu y corazón se juntan en Dios.

12.- Paz cómo se debe adquirir la paz y del celo de aprovechar

1. Mucha paz tendríamos si en las dichos y hechos ajenos que no nos pertenecen no quisiésemos meternos. ¿Cómo puede estar en paz mucho tiempo el que se entremete en cuidados ajenos, y busca ocasiones exteriores, y dentro de sí poco o tarde se recoge? bienaventurados los sencillos, porque tendrán mucha paz.

2. ¿Cuál fue la causa por que muchos de los Santos fueron tan perfectos y contemplativos? Porque estudiaron en mortificarse totalmente a todo deseo terreno; y por eso :pudieron con. lo .íntimo del corazón allegarse a Dios y ocuparse libremente en sí mismos: Nosotros nos ocupamos mucho con nuestras pasiones; y tenemos demasiado cuidado de lo transitorio. Y también pocas veces vencemos un vicio perfectamente, ni nos alentamos para aprovechar cada día, y por esto nos quedamos tibios y aun fríos.

3. Si estuviésemos perfectamente muertos a nosotros mismos, y en lo interior desocupados, entonces podríamos gustar las cosas divinas y experimentar algo de la contemplación celestial. El impedimento mayor y total es qué no somos libres de nuestras inclinaciones y deseos, ni trabajamos por entrar en el camino perfecto de los Santos.

4. Y también cuando alguna adversidad se nos ofrece, muy presto nos desalentamos y nos volvemos a las consolaciones humanas. Si nos esforzásemos más a pelear como fuertes varones, veríamos sin duda la ayuda del Señor que viene desde el Cielo sobre nosotros. Porque dispuesto está a socorrer a los que pelean y esperan en su gracia, y nos procura ocasiones de pelear para que .alcancemos victoria. Si solamente en " las . observancias de fuera ponemos el aprovechamiento de la vida religiosa, presto se nos acabara la devoción. Mas pongamos. la segur a la raíz, porque, libres de las pasiones, poseamos pacíficas nuestras almas.

5. Si cada año desarraigásemos un vicio presto seríamos perfectos. Mas ahora, al contrario, muchas veces experimentamos que fuimos mejores y más puros en el principio de nuestra conversión que después de muchos años de profesos. Nuestro fervor y aprovechamiento cada día debe crecer; mas ahora ya nos parece mucho conservar alguna parte del primer fervor. Si al principio hiciésemos algún esfuerzo, podríamos después hacerlo todo con facilidad y gozo. 6. Grave cosa es dejar la, costumbre; pero, más grave es ir contraria propia voluntad. Mas si no vences las cosas pequeñas y ligeras, ¿cómo vencerás las dificultosas?
Resiste en los principios a tu inclinación, y deja la mala costumbre, porque no te lleve poco a poco a mayor dificultad. ¡Oh, si mirases cuánta paz a ti mismo, y cuánta alegría darías a los otros rigiéndote bien, yo creo que serías más solícito en el aprovechamiento espiritual!

13.- Del provecho de las adversidades

1. Bueno es que algunas veces nos sucedan cosas adversas y vengan contrariedades, porque suelen atraer al hombre al corazón, para que se conozca desterrado y no ponga su esperanza en cosa alguna del mundo. Bueno es que padezcamos a veces contradicciones y que sientan de nosotros mal e imperfectamente, aunque hagamos bien y tengamos buena intención. Estas cosas de ordinario ayudan a la humildad y nos defienden de la vanagloria. Porque entonces mejor buscamos a Dios por testigo interior, cuando por de fuera somos ,despreciados de los hombres, y no nos dan crédito.

2. Por eso debía. uno afirmarse de tal manera en Dios, que no le fuese necesario buscar muchas consolaciones humanas. Cuando el hombre de buena voluntad es atribulado, o tentado, o afligido con malos pensamientos; entonces conoce tener de Dios mayor . necesidad, experimentando que sin EI no puede nada bueno. Entonces también se entristece, gime y ora a Dios por las miserias que padece. Entonces le es molesta la vida larga, y desea hallar la muerte para ser desatado de este cuerpo y estar con Cristo ( Filip., l; 3) .
Entonces también - conoce que no puede haber en el
mundo perfecta seguridad ni cumplida paz.

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