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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

4 de mayo de 2009

La apostasía del clero


LA APOSTASIA DEL CLERO, SEGÚN UNA MANIFESTACIÓN DE NTRO. SEÑOR AL P. PÍO DE PIETRELCINA


Texto extraído del libro, ¡ALERTA HUMANIDAD!


Enviado por José Luis de la Hermosa Muñoz de Morales



Antes de dar a conocer estas manifestaciones del famoso capuchino, queremos resaltar estas palabras del Papa PAULO VI, siendo arz. de Milán en favor del mismo: «Veneradísimo Padre, he oído decir que V. Paternidad celebrará próximamente el quincuagésimo aniversario de su ordenación sacerdotal; y me atrevo yo también a felicitarle por las gracias inmensas a Vd. concedidas y por Vd. dispensadas. Es este verdaderamente el caso de repetir con alegría y reconocimiento a la bondad de Dios: «VENITE, AUDITE ET NARRABO OMNES QUI TIMETIS DEUM, QUANTA FECIT ANIMAE MEAE.» «¿Qué diremos de su sacerdocio favorecido con tantos dones y con tanta fecundidad?» Con este prólogo de entrada del Papa, a la labor santificadora y apostólica del P. PIO, reconocida ya por todo el mundo, aunque la incompresión y hostilidad del mismo VATICANO le tuvo varios años «suspenso a divinis» podemos calibrar mejor las palabras que trascribe en una carta a su DIRECTOR espiritual:

«En la mañana del viernes, me hallaba todavía en el lecho, cuando se me apareció JESÚS. Se hallaba de mala traza y desfigurado. Y me mostró una gran multitud de sacerdotes, religiosos y seculares, entre los cuales se hallaban varios dignatarios de la Iglesia. De ellos unos estaban celebrando, otros iban a celebrar y otros habían celebrado. La Contemplación de Jesús, así angustiado, me causó mucha pena, por lo que quise preguntarle el motivo de tanto sufrimiento. No obtuve ninguna respuesta. Pero miraba a aquellos sacerdotes, hasta que como cansado de mirarlos retiró la vista y con gran horror mío, pude apreciar que dos lágrimas le surcaban las mejillas.» Se alejó de aquella multitud de sacerdotes con una expresión de gran disgusto y desprecio llamándolos «MACELLAI» (carniceros). Y vuelto hacia mi, dijo: HIJO MIO NO CREAS QUE MI AGONÍA HAYA DURADO TRES HORAS; no; YO ESTARE EN AGONÍA POR MOTIVO DE LAS ALMAS MAS FAVORECIDAS POR MI, HASTA EL FIN DEL MUNDO.» «DURANTE EL TIEMPO DE MI AGONÍA, HIJO MIÓ, NO HAY QUE DORMIR, MI ALMA BUSCA UNA GOTITA DE COMPASIÓN HUMANA, PERO ¡AY! ME DEJAN SOLO BAJO EL PESO DE LA INDIFERENCIA. LA INGRATITUD Y SUENO DE MIS MINISTROS ME HACEN MAS DURA LA AGONÍA. ¡AY! QUE MAL CORRESPONDEN A MI AMOR. Lo que más me hace sufrir es que éstos a su indiferentismo añaden el desprecio y la incredulidad. ¡Cuántas veces estaba para acabar con ellos si no hubieran detenido mi brazo los ángeles y las almas enamoradas...!
Escríbele a tu Padre, y refiérele esto que has visto y has oído de mí esta mañana.
«JESÚS continuó todavía, pero aquello que me dijo no podré manifestarlo a criatura alguna de este mundo. Esta aparición me causó tal dolor en el cuerpo y mayor todavía en el alma que por todo el día sentí una gran postración y hubiera creído morirme, si el dulcísimo JESÚS no me hubiera sostenido. ESTOS NUESTROS DESGRACIADOS HERMANOS CORRESPONDEN AL AMOR DE JESÚS ARROJÁNDOSE CON LOS BRAZOS ABIERTOS EN LA INFAME SECTA DE LA MASONERÍA. Roguemos por ellos a Fin de que el Señor ilumine sus mentes y toque sus corazones. (Cf. Carta del 19 de marzo de 1913, LETTERE AL PADRE SPIRITUALE. EDIZIONE «PRO SANCTITATE» ROMA, 1970.)

¡Cuándo ilumina esta carta para ilustrar a los que no creen posible la intromisión y escalada de la SECTA MASÓNICA en los más altos grados de la IGLESIA en los tiempos actuales! No lo creía así el santo P. Pío de Pietrelcina!.

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