a fiesta de Santa Felicitas, viuda y mártir, se celebra el 23 de noviembre. Sin embargo, nos ha parecido justo hablar de ella al mismo tiempo que de sus siete hijos. Según la tradición, Felicitas era una noble cristiana que se había consagrado a Dios en su viudez y vivía dedicada a la oración y las obras de caridad. Su ejemplo y el de su familia convirtió a numerosos idólatras a la fe. Ello enfureció a los sacerdotes paganos, quienes se quejaron al emperador Antonino Pío de que las numerosas conversiones que obraba Felicitas provocarían la cólera de los dioses y, como consecuencia, la ciudad y todo el país, sufriría terrible desolación. El emperador dejó el asunto en manos de Publio, prefecto de Roma, quien mandó que la santa y sus hijos compareciesen ante él. Tomó aparte a Felicitas y trató por todos los medios de inducirla a ofrecer sacrificios a los dioses para no verse obligado a imponer un castigo a ella y a sus hijos. Pero la santa respondió: “No trates de atemorizarme con tus amenazas ni de ganarme con tus halagos, porque el Espíritu de Dios, que habita en mí, no permitirá que me venzas, sino que me sacará victoriosa de todos tus ataques.” Publio replicó: “¡Infeliz de ti! ¡Si lo que quieres es morir, muere en buena hora pero no mates a tus hijos!” “Mis hijos, respondió Felicitas, vivirán eternamente si permanecen fieles a la fe, pero si ofrecen sacrificios a los ídolos, les espera la muerte eterna”.
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Para leer la hagiografía completa, más las de Santa Rufina y Santa Segunda, Mártires, y de San Cristóbal, Mártir, haga click sobre la imagen de Santa Felicitas y sus siete hijos.
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1 comentarios:
No cabe duda que la Nacion Romana, con sus aspectos nefastos, supo ser magnifica como para producir mujeres como Felicitas y hombres como sus hijos.
Una vez liberada de la mierda de los falsos sacerdotes con el gran Constantino se convirtio en el Gran Imperio Cristiano que tanto elogio San Agustin.
Y los mal llamados barbaros no la destruyeron, antes bien la enriquecieron, para la magnifica creacion que fue el Santo Imperio Romano Germanico, el "katejon" para los designios del Malo.
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