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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

8 de julio de 2009

El martirio, supremo testimonio




por Carlos Saraza


Tomado de Mikael Nº 7
Primer cuatrimestre de 1975






on motivo de los alevosos asesinatos del Profesor Jordán Bruno Genta y del Dr. Carlos Alberto Sacheri, colaborador este último de nuestra Revista, caídos ambos por Dios y por la Patria, MIKAEL cree conveniente esclarecer a sus lectores sobre el sentido del martirio.

El martirio es un hecho permanente en la vida de la Iglesia. A partir de Cristo, el Mártir Supremo, y pasando por las crueles persecuciones de los primeros tiempos, la sangre ha sellado, sella y sellará siempre el testimonio de la Iglesia a lo largo de los siglos.


1. Cristo-Mártir e Iglesia-Mártir

El martirio se da en el punto de confluencia de un gran amor y de un gran odio: el amor de Dios (encarnado en el mártir) y el odio del mundo (encarnado en el verdugo). Por eso nunca el martirio alcanzó una plenitud tan grande como cuando Jesús murió en la cruz. Cristo es el Mártir por antonomasia y su Martirio es paradigmático: por una parte la causa de su muerte fue su excesivo amor para con nosotros (amándonos, nos amó hasta el fin), y por otra sobre Él se concentró el odio satánico de todos los siglos. De ahí que no es posible penetrar en el misterio del martirio si previamente no recurrimos al misterio de la Cruz.
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Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen de los Maestros asesinados por Dios y por la Patria.


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