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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

8 de julio de 2009

José María Pemán: la Cruz y la Corona




por José Javier Esparza




Tomado de la hemeroteca de COPE






urante más de medio siglo, fue uno de los autores más populares y leídos de España; hoy, por el contrario, yace sepultado bajo una losa de silencio y olvido. ¿Por confuso? No: por claro. Entender a Pemán es muy fácil: la Cruz, la Corona y la España eterna. Pemán puso en verso (y en prosa) la visión de España asentada por Menéndez Pelayo y, después, por la escuela de Acción Española. No fue el único que transitó ese camino, pero sí supo convertirse en el más característico. Por eso hoy se ha convertido en un autor pero que muy políticamente incorrecto. Y por eso nos interesa.

Pemán –Jose María Pemán y Pemartín- nació el 8 de mayo de 1897 en Cádiz, en una familia de la alta burguesía. Su padre era diputado conservador. Tuvo la infancia propia de su estatus: buenos colegios, estudios universitarios… Se doctoró en Derecho con una tesis sobre las ideas filosófico-jurídicas de La República de Platón. Incluso trabajó dos años como penalista. Pero lo que a él le gustaba era la poesía. Y como se lo podía permitir, dedicó casi todos sus esfuerzos a ese mundo. ¿Cómo? En una disciplina muy española y más específicamente andaluza: los Juegos Florales, las justas poéticas.

Pemán se estrena en esas lides muy joven, con poco más de veinte años. Como siempre tuvo un talento natural para el verso sencillo y claro, brilló enseguida. En un certamen en Sanlúcar de Barrameda encontró un trampolín inesperado: su poema El Viático se hizo famosísimo y le permitió consagrarse por entero a las letras. Con sólo 23 años ingresa en la Real Academia Hispano Americana de Cádiz. Publica su primer libro de poesía: De la vida sencilla. Y se casa: con doña María del Carmen Domecq Rivero Núñez de Villavicencio y González. Tendrían nueve hijos.

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