por el Dr. Hugo Alberto Verdera
Tomado de Altar Mayor
Revista de la Hermandad del Valle de los Caídos
Nº 129 - Junio - julio de 2009
1. Introducción: Freud en el proceso de descristianización de occidente
ada fácil resulta para quien les habla, analizar el pensamiento de quien uno considera, de todo corazón, su maestro. Y debido a que uno se considera, con plena verdad, totalmente insuficiente para haberlo apreciado en toda su dimensión, le parece asumir una actitud de irresponsabilidad. A esto hay que unir que, quien les habla no es médico, ni psicoanalista profesional, sino un estudioso del pensamiento del Padre Castellani que, guiado por el mismo, se aproximó a esos campos científicos específicos.
Porque el Padre Castellani, en su vastísima y polifacética labor intelectual, abarcó, con los rasgos característicos de su genialidad, la esencia propia del pensamiento de Sigmund Freud y del movimiento por él y en él originado, así como sus derivaciones, imposibles de ignorar para comprender el contexto y la esencialidad propia de la modernidad, uno de cuyos signos más significativos de su degradación es la deformación de lo sexual, mediante un reducionismo que tiene, sin lugar a dudas, por padre putativo a Freud. Sin su aporte, no existiría, el denominado «pansexualismo» hoy auténticamente imperante.
Castellani vio, con objetividad, en el freudismo uno de los más importantes movimientos de la Psicología del siglo XIX, fundamentalmente, en su fase empirista. Y supo, genialmente, desentrañar que el sistema de Freud, nacido como un «análisis terapéutico para la cura de neurosis», se conformó pronto como una «pseudo-doctrina psicológica» y, fundamentalmente, como una filosofía, es decir, como una antropología totalitaria radical e intencionadamente falsa, que terminó en una utopía mitológica, cuyo éxito se explica en el proceso de descristianización de Occidente, constituyéndose en uno de los pilares fundamentes del mismo.
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Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen del Padre Castellani.
ada fácil resulta para quien les habla, analizar el pensamiento de quien uno considera, de todo corazón, su maestro. Y debido a que uno se considera, con plena verdad, totalmente insuficiente para haberlo apreciado en toda su dimensión, le parece asumir una actitud de irresponsabilidad. A esto hay que unir que, quien les habla no es médico, ni psicoanalista profesional, sino un estudioso del pensamiento del Padre Castellani que, guiado por el mismo, se aproximó a esos campos científicos específicos.
Porque el Padre Castellani, en su vastísima y polifacética labor intelectual, abarcó, con los rasgos característicos de su genialidad, la esencia propia del pensamiento de Sigmund Freud y del movimiento por él y en él originado, así como sus derivaciones, imposibles de ignorar para comprender el contexto y la esencialidad propia de la modernidad, uno de cuyos signos más significativos de su degradación es la deformación de lo sexual, mediante un reducionismo que tiene, sin lugar a dudas, por padre putativo a Freud. Sin su aporte, no existiría, el denominado «pansexualismo» hoy auténticamente imperante.
Castellani vio, con objetividad, en el freudismo uno de los más importantes movimientos de la Psicología del siglo XIX, fundamentalmente, en su fase empirista. Y supo, genialmente, desentrañar que el sistema de Freud, nacido como un «análisis terapéutico para la cura de neurosis», se conformó pronto como una «pseudo-doctrina psicológica» y, fundamentalmente, como una filosofía, es decir, como una antropología totalitaria radical e intencionadamente falsa, que terminó en una utopía mitológica, cuyo éxito se explica en el proceso de descristianización de Occidente, constituyéndose en uno de los pilares fundamentes del mismo.
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