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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

13 de julio de 2009

Sacralidad y "Desacralización"





por Josef Pieper (1904- 1997)


Tomado de Mikael Nº 2
Revista del Seminario de Paraná
Segundo cuatrimestre de 1973


JOSEF PIEPER, Profesor de Filosofía en la Universidad de Münster, (Alemania Federal), es uno de los nombres máximos del pensamiento católico contemporáneo. Su inteligencia, profundamente teórica y contemplativa, se ha volcado más allá de los ámbitos universitarios en una sucesión de libros que conjugan la fidelidad al ser y al realismo de la inteligencia, con una excepcional ciencia filosófica y teológica —sólidamente vinculada al mejor pensamiento griego y a la mejor tradición medieval, en particular tomista—, y con una vigorosa y seria originalidad. El ocio y la vida intelectual (que es el título castellano bajo el que se tradujeron cuatro trabajos suyos) es quizás su libro más importante, y también uno de los pocos libros fundamentales de este siglo. Y lo es, por ser un verdadero y esencial signo de contradicción en medio de este nuestro "mundo totalitario del trabajo", pensado y escrito de cara a las realidades permanentes: el ser de las cosas, Dios, el orden teológico y teologal.

De su extensa obra queremos recordar también algunos de los trabajos traducidos a nuestro idioma: "Prudencia y Templanza", "Justicia y Fortaleza", "Sobre la Esperanza", "Muerte e Inmortalidad", "La Fe", "Sobre el fin de los tiempos", "Entusiasmo y delirio divino", "El Amor", "Defensa de la Filosofía", "Esperanza e Historia". (N. de los E.)



xisten cosas que las creemos conocer desde hace mucho tiempo; y sin embargo es probable que tengamos que ocuparnos de ellas, una y otra vez, para comprenderlas verdaderamente.

Primer vistazo sobre el tema

Frankfurt, finales de mayo de 1948. Con motivo de la conmemoración del centenario de la Asamblea Nacional, fue reconstruida la iglesia de San Pablo, en medio de una ciudad todavía en escombros. La recién creada Asociación de Escritores Alemanes celebró también un "acto conmemorativo" en su luminosa rotonda de piedras arenosas y multicolores. Hasta allí llegamos paseando, en aquella radiante tarde, discutiendo y, hasta cierto punto, con curiosidad; no pocos fumaban tranquilamente cigarrillos, hasta consumirlos por completo, o bien los encendían. Pero luego se dijo: por favor, no fumen; nos, encontramos en una iglesia. Mi vecino exclamó sorprendido: Cómo, ¿es esto una iglesia? Yo le di la razón: la forma arquitectónica por sí misma no era, en todo caso, razón suficiente. Después de unos instantes, mi vecino siguió: "y si realmente fuese una iglesia, en realidad, ¿por qué no fumar?".

Un año más tarde, en Berlín, Treptow. De nuevo, reiteración de la prohibición de fumar: a la entrada del gigantesco parque conmemorativo de los soldados caídos del ejército rojo.

Y, hace poco, en Israel, volvió a suceder lo mismo —de forma díscreta, pero tajante—: en el restaurante de nuestro hotel, cuando en la mesa de al lado unos visitantes americanos después de la comida sacaron sus cigarrillos. But why not? En esta ocasión, naturalmente, no por razón del lugar, sino del tiempo; era el viernes por la tarde y la celebración sabática había comenzado.

En todos estos casos, resulta completamente claro que cualquier razón de índole práctica o que representa algún inconveniente —como en el caso de una sala de conferencias— no juega ningún papel; todavía tiene menos importancia pensar en el peligro de incendio, como sucede en los aviones al despegue o al aterrizaje. La prohibición no supone tampoco ningún rechazo general, como si el fumar fuese algo inconveniente por sí mismo. Evidentemente, lo que se pretende es hacer sentir una frontera y apelar a la conciencia de que existe una línea de separación: algo que delimita y ensalza un lugar "especial", o un período de tiempo, no corriente entre los lugares o tiempos ordinarios.
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