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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

27 de agosto de 2009

27 de Agosto, Festividad de San José de Calasanz





a villa aragonesa de Peralta de la Sal fue la patria del Santo de los niños. La fecha natalicia que armoniza la más antigua versión con todos los datos del Epistolario Calasancio es la de 31 de julio de 1558, en los albores del reinado de Felipe II.

Cinco hermanas y dos hermanos eran los vástagos del matrimonio Calasanz-Gastón, formado en la herrería peralteña por don Pedro, baile de la villa, segundón de familia infanzona venida a menos, y doña María, madre ejemplar que educó cristianamente a todos sus hijos, muy en especial a José, su benjamín, al que inculcó una tierna devoción a la Virgen y un agresivo odio al pecado. El maestro de la escuela rural, para descansar de la monotonía del deletreo, tomaba al pequeño, subíale sobre su cátedra y hacíale recitar ante sus condiscípulos los milagros de Nuestra Señora, tal como se los enseñaba en casa su madre. De mayor interés psicológico había sido aún antes, cuando apenas frisaba en los cinco años, el rasgo de su primera escapada por los olivares del contorno, cuchillo, en mano, para matar al demonio, que las pláticas maternales le pintaban cómo a su más encarnizado enemigo.

A los diez años pasa a Estadilla a cursar latines, y jamás empieza las clases sin haber hecho antes su oración en la iglesia, a despecho de las burlas de sus compañeros, que acaban por admirarle, llamándole "el Santet" en su ribagorzano-catalán.
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