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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

29 de agosto de 2009

La verdad sobre El Código da Vinci (Parte Segunda).- Examen crítico de los argumentos del Código Da Vinci (II)








por José Antonio Ullate Fabo



Tomado de Conoze








II.- 666 paneles, olimpiadas y sexualidad

Una misteriosa pirámide con 666 paneles, más o menos

Capítulo 4, página 35:

«Langdon «se preguntaba si Fache sabría que aquella pirámide había sido construida por deseo expreso de Mitterrand con 666 paneles de cristal, ni uno más ni uno menos, curioso empeño que se había convertido en tema de conversación entre los defensores de las teorías conspiratonas, que aseguraban que el 666 era el número de Satán» [en referencia a la pirámide de cristal situada en el acceso al Museo del Louvre].

Según información oficial del propio Museo del Louvre, «la pirámide está recubierta por 673 paneles de cristal en forma rombo»[6]. Claro, que se me ocurre que 673 puede descomponerse en 666+7. Siendo siete el número de la perfección, seguramente Mitterrand logró engañar a todo el mundo que aún hoy permanece ignorante de su astuta jugada: unir Satán y la perfección. Bromas aparte, hay que tener cuidado cuando se empieza con este tipo de juegos, porque no tienen límite.

No sabemos quiénes son «los defensores de las teorías conspiratorias» a los que se refiere el autor, aparte del propio Dan Brown, que insiste en que una conspiración planetaria se ha confabulado para ocultar algo llamado «divinidad femenina», que más adelante veremos qué es. Pero conviene recordar que es el libro del Apocalipsis de San Juan (Ap 13,18) el que «pone en circulación» el número 666. San Juan nos dice que es el número, la cifra, de la Bestia (del Anticristo): «Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia, pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666».

Así que ni es el número de Satán, ni eran 666 las teselas de la pirámide («ni una más ni una menos», precisa Brown), ni conviene traer a colación a «la esfinge», a François Mitterrand, en este asunto.

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