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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

12 de abril de 2011

Charles Maurras: camino intelectual hacia la monarquía




por D. Rubén Calderón Bouchet





Tomado del blog del Matiner Carlí







n Francia la república fue un poder disolvente. No solamente no conservaba nada sino que malgastaba, dilapidaba sin ningún cuidado ni respeto la larga herencia física y espiritual del país. Maurras, por un momento entusiasmado con el boulangisme no pudo soportar mucho tiempo el ente demagógico que salía de esa confusa amalgama de jacobinismo, bonapartismo y chauvinismo de escarapela tricolor.

No, indudablemente, la sola dictadura no era bastante. Carecía de continuidad y uno de los peores males atribuibles al sufragio y a los golpes de estado es que cada gobierno deshace lo que el otro hizo, convirtiendo la administración de la sociedad civil en una sucesión de actos convulsivos de donde desaparece la obra de los siglos. La monarquía hereditaria y legítima, conforme a la ley de sucesión establecida definitivamente por las costumbres francesas, le pareció a Maurras que era el único régimen que podía garantizar la continuidad de Francia (…)

El Rey era lo único que podía salvar a Francia de esta sumisión al poder apátrida del dinero. Por supuesto que Maurras no pensaba en una cándida personalidad milagrosamente sustraída a la presión de los sobornos, pensaba en una magistratura a la que no podía alcanzar, por su situación y su carácter hereditario, el asedio de la publicidad. Constituía parte de la naturaleza de la monarquía defenderse de los otros poderes sociales y muy especialmente de la agresión de las finanzas so pena de desaparecer miserablemente fagocitada por ellos. Maurras confiaba en que el Rey podría actuar sobre estos grupos, como lo confirmaban repetidos hechos de la historia. Una política sometida a las fuerzas internacionales del dinero ha dejado de ser francesa. Más, ha dejado de ser política, en el sentido restaurador y medical al que se refería Maurras en seguimiento de Aristóteles. El interés fundamental de las potestades financieras es destruir todo lo que no pueden comprar y aquello que no se puede comprar es todo cuanto hace a la nobleza, la perfección y la santidad de la vida. Lo que distingue, lo que califica, lo que hace del hombre genérico un francés, un inglés, un español, un italiano, etc. Todo cuando se inscribe en un proceso de perfección cultural debe desaparecer en beneficio de una masa homogénea, reiterable y sumisa a las consignas publicitarias propaladas por los medios de comunicación (…)
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