La fase Moderna
31 de diciembre de 2008
Las grandes Herejías (7 y último)
La fase Moderna
El pequeño mundo de Don Camilo (7)
Capítulo 7
Incendio doloso
31 de Diciembre, Festividad de San Silvestre I, Papa
30 de diciembre de 2008
Curiosidades del Parque de la Memoria
por José D´Angelo
Tomado de Nuevo Encuentro
(el homenaje al terrorismo)
l Domingo me fui al Parque de la Memoria, hecho por el Gobierno Nacional en la Costanera norte, con un listado de nombres escrito, para averiguar si estaban allí, con sus plaquitas.
1. Fui con los nombres de los atacantes MUERTOS (NO DESAPARECIDOS) del ataque a Monte Chingolo (sacados del listado del libro MONTE CHINGOLO, del "erpiano" Gustavo Plis Sterenberg). Estos muchachos atacaron ese cuartel durante el gobierno democrático peronista pero.... AHI ESTAN SUS NOMBRES. El Estado argentino HOMENAJEA a quienes querían derrocar a un Gobierno constitucional...
3. Fui con el nombre de Fernando Haymal, que en el FALLO DE LA CAUSA 13 la Cámara que juzgó a los Comandantes, da por probado que lo "ejecutaron" los propios Montoneros luego de un "juicio revolucionario por delator" en 1975, durante un gobierno constitucional. La Cámara se basa en lo publicado en la Revista "Evita Montonera" Nº 8, de esa fecha, que PUBLICA el "juicio a Haymal y la sentencia de ejecución". Pues bien, ahí esta LA PLAQUITA DE HAYMAL.
Estoy pensando qué acción pública iniciar PARA QUE SE SAQUEN ESAS PLACAS.
Pienso que el tema del monumento da mucha tela para cortar. En principio, el reconocimiento no sólo a las víctimas de la represión estatal, sino también a aquellos que cayeron defendiendo "los mismo ideales" configura Apología del Crimen, delito reprimido con un mes a un año de prisión por el art. 213 del Código Penal. Es un delito de acción pública que, como es permanente, la prescripción de dos años no comienza a correr (tema controvertido), así que, en principio, no interesa cuando fue inagurado.
Un papa Santo habla...
(selección)
a) Fomentar la vida sobrenatural en todos los órdenes de la sociedad humana.
b) Pedir a Dios misericordia mediante la oración privada y pública. Tan importante es este deber del obispo que Gregorio no temía en decir que llevaba inútilmente el nombre de obispo el que “apartándose del amor divino y de la oración, no acudía al campo de batalla para defender decididamente la causa del Señor”
c) Iluminar las inteligencias predicando constantemente la verdad y refutando las malas teorías con la verdadera y sólida ciencia filosófica y teológica, y con todos los auxilios que proceden del genuino progreso de la investigación histórica.
d) Procurar que las virtudes cristianas se inculquen y se asienten en el alma de modo que cada uno cumpla sus deberes de hombre y de cristiano no de palabra, sino de verdad, y tenga una confianza filial en la Iglesia y sus ministros, pidiéndoles el perdón de los pecados; y en general pidiendo la gracia de los Sacramentos. De esta forma y solo así acomodarán su vida a los preceptos de la ley cristiana.
e) Buscar la salvación de todos, incluso a costa de su propia vida, a imagen de Jesucristo, que decía a los pastores de la iglesia: el buen pastor da la vida por sus ovejas.
a) Dejarse embaucar por la mal llamada ciencia. Por ella los pastores creen estimarse más dignos de la Iglesia y de trabajo más fructífero para la salvación eterna de los hombres si, “movidos por una prudencia humana, distribuyen abundantemente la mal llamada ciencia, movidos por la vana esperanza de que así pueden ayudar mejor a los equivocados, cuando en realidad los hacen compañeros de su propio descarrío. Pero la verdad es única y no puede dividirse; permanece eterna, sin doblegarse a los tiempos: Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.
b) Preocuparse mucho del alimento y del cuidado del cuerpo, y silencian la salvación del alma y las gravísimas obligaciones de la fe cristiana.
c) Ocultar, como con un velo, algunos de los principales preceptos evangélicos, temiendo que se les haga menos caso, e incluso se les abandone. Al proponer la verdad, será prudente proceder con tacto; cuando se hayan de tratar asuntos con quienes desprecian nuestras instituciones y viven completamente apartados de Dios, como decía Gregorio, al curar las heridas, es preciso tocarlas antes con mano delicada.
Esas madres perversas y crueles
La Economía política y el Cristianismo
Una vez más un artículo de doble objeto: el artículo en sí mismo y dar a conocer al autor.
por S.E.R. Zeferino Card. González Díaz de Tuñón O.P.
(para conocer al autor haga click sobre su imagen)
I
Pero, ¿quiere decir esto que antes de esa época nada se sabía de Economía política? ¿Deberemos decir por eso que esta clase de estudios eran completamente desconocidos en los siglos anteriores?
La historia de los pueblos y su legislación nos enseñan que, antes que apareciera el sistema agrícola de Quesnay, había dominado en las naciones de Europa, y con especialidad durante los siglos XVI y el sistema de las restricciones y privilegios, conocido en Economía bajo el nombre de SISTEMA MERCANTIL, sistema basado sobre la idea de que el oro y la plata constituyen la verdadera riqueza de las naciones.
Sabido es también que durante los expresados siglos, o mejor dicho, en el último tercio del siglo y primero del siglo siguiente, aparecieron ya escritos notables, en que se trataban de una manera más ó menos completa los diferentes problemas de que se ocupa hoy la Economía política. Testigos la República de Bodin y el Discurso sobre la moneda de Scaruffi. Testigos también los escritos publicados a la sazón por [3] Davanzati, Montanari, y especialmente por el napolitano Serra.
Si quisiéramos hacer alarde de erudición, y no lo consideráramos innecesario al objeto principal que nos hemos propuesto al escribir estos artículos, no nos sería muy difícil comprobar con numerosas citas que no pocos escolásticos de los siglos XIII y XIV sabían algo de Economía política. La obra de santo Tomás De Regimine Principum, y la que con título igual escribió el agustiniano Egidio Romano, contienen pasajes notables sobre no pocos de los problemas a que se refiere la ciencia económica de los Estados.
Perlita
El anciano le dijo: "Le agradecería que me enviara el libro a esta dirección" y le entregó su tarjeta.
En la tarjeta decía: "Luis Pasteur. Instituto de Ciencias de París".
29 de diciembre de 2008
La píldora anticonceptiva también es abortiva, confirma la ASRM
a American Society of Reproductive Medicine admite ahora un efecto abortivo de este fármaco
La píldora anticonceptiva no sólo es anticonceptiva: también tiene un efecto abortivo en ciertas circunstancias.
No se trata de las píldoras abortivas directamente, ni de la "píldora del día después", que se presenta como "anticoncepción de emergencia" pero que también tiene un efecto abortivo. Se trata de la píldora anticonceptiva habitual, que algunas mujeres han estado tomando mensualmente durante más de 30 años.
La revista de salud reproductiva "Fertility and Sterility" publicó en un suplemento a su número de noviembre de 2008 una afirmación de la "American Society of Reproductive Medicine", una entidad completamente pro-aborto.
En la "amplia variedad" de anticonceptivos orales accesibles, el "mecanismo de acción" es el mismo, dice el texto de la ASRM: “inhibición de la ovulación, alteración del moco cervical y/o modificación del endometrio, impidiendo así la implantación" [del embrión humano, lo que causa su muerte].
Durante mucho tiempo, ha habido grupos pro-vida (no católicos) que aceptaban la píldora anticonceptiva, pensando que no tenía un efecto abortivo, oponiéndose, sin embargo, al DIU, cuyo efecto abortivo (anti-implantatorio) sí es conocido desde hace mucho tiempo. (Los grupos católicos se oponen a la píldora porque la doctrina católica se opone a la mentalidad y la práctica anticonceptiva, aunque no a la regulación natural por razones serias).
Ya en un estudio de 1996 realizado por ginecólogos de la Universidad de Chapel Hill North Carolina se reconocía que "un mecanismo por el que la anticoncepción oral ejerce su accción contraceptiva" es la "receptividad uterina impareja" (es decir, que la píldora impide que el útero sea receptivo al embrión humano que intenta implantarse).
Este efecto, obviamente, se produce si la píldora afecta a la mujer cuando ya ha concebido, cosa que puede suceder al empezar a tomarla o si hay "huecos" entre una y otra toma. Como en el caso de la "píldora del día después", se trata de un aborto precoz, sin que la mujer ni se entere, eliminando al embrión humano en sus primeros días de vida.
Noticia tomada de Forum Libertas
Hacia una organización criminal
Por Juan Manuel de Prada
Tomado de ABC
Un imprevisto regalo de fin de año
por el Dr. Antonio Caponetto
enviado por el autor
Nota introductoria para lectores no argentinos: Página 12 (o "Vómito 12") es el diario políticamente correcto de las izquierdas vernáculas. Las progresías nacionales nutren su "pensamiento" diariamente en este pozo séptico. El Cruzamante.
l domingo 28 de diciembre, en dos festividades solemnes y tan significativas para nuestra defensa de la cultura de la vida –nada menos que la celebración litúrgica de la Sagrada Familia y el día de los Santos Inocentes- el diario Página 12 nos ha regalado la tapa y dos hojas enteras de publicidad, profusamente ilustradas y con llamativa diagramación.
Ya en anteriores ocasiones habíanse prodigado sus redactores en gentileza análoga, pero ésta supera a las precedentes y nos colma de particular regocijo.
Dos antiguos camaradas –que se ocultan modestamente tras los ingeniosos motes de Mario Wainfeld y Sergio Kiernan- han sido esta vez los encargados de tan dadivosa promoción. Impetuosos ambos –con esos hervores tan propios de la Hitlerjugend a la que seguramente pertenecieron y callan por modestia- se desmadran incluso en algunos elogios, violentando la cristiana humildad a la que estamos moralmente obligados.
Mario, por ejemplo, historiando nuestra trayectoria, habla de los "devotos lectores” que nos siguen, y del “furor” con que supimos “enfrentar” a los “liberales”, sin que nos temblara el pulso ante Martínez de Hoz, a quien habíamos colocado “en el banquillo de los acusados”. Reconoce incluso los “dotes premonitorios notables” de alguno de nuestros eventuales colaboradores, y no trepida en señalar que Cabildo “embestía sin ambages” contra “el poder judío”. Buen catador del idioma, y desdeñando –según se colige implícitamente- ese prosaísmo de las izquierdas sin el menor asomo de la gracia, como decía Peman, alude además a “la pluma generosa en casticismos y en palabras tonantes” de otro de nuestros redactores, concluyendo en que su estilo era el propio de “clasicismo hispano”. “Todo un estilo”, puntualiza el título; y toda “una coherencia a lo largo de los años”.
Pero el encomio sube hasta rozar el mismo género epidíctico que pedía el Maestro de Estagira, cuando memorando aquellas jornadas tensas de la defensa de nuestra soberanía austral ante las injustas pretensiones chilenas, Wainfeld afirma que Cabildo “convocaba a morir por la patria”. Veraz y emocionante recuerdo, tanto más valioso cuanto nos distingue de la hez kirchnerista, que aliada de la cabronería episcopal acaba de celebrar nuestra rendición ante los atropellos trasandinos.
Kiernan por su parte –que ya ha probado ser un adicto a nuestras páginas- se inclina ante la perseverancia y el empecinamiento militante demostrado en tantos años. Cabildo “sigue ahí”, apunta; “es la revista más antigua de ese palo”. Metáfora esta última –la del palo, bastone o randello- que delata la familiariedad de Sergio con la semántica mussoliniana, y que tanto nos emociona.
Firme en su propósito encomiástico –y como si la muerte no hubiera hecho mella en nuestras filas- Sergio cree firmemente que “el staff de Cabildo muestra continuidades notables”, y que somos capaces de todo: de “soñar con cruzadas de limpieza”, “escribir de tú”, “armar diálogos platónicos”, o “prologar [su actual director] cuanto libro le ponen por delante”, con “estilo estentóreo y lleno de exclamaciones”.
Gracias, camaradas. Nos creíamos derrotados y marginados. Solos y sin un cobre en el cinto, la lucha se hace dura, difícil, cuesta arriba. La adversidad ronda como una tentación riesgosa y cansina. Ahora –gracias a vuestro afán- nos damos cuenta del valor indoblegable que tienen el testimonio coherente y el estilo frontal, el empecinamiento en la batalla y la continuidad de un ideario claro.
Gracias, camaradas. Con ese clacisismo hispano que bien habéis detectado os lo decimos: nos devolvéis los bríos, nos multiplicáis el ímpetu, nos renováis la esperanza, nos mantenéis en vigilia tensa y fervorosa, nos ampliáis en centurias de adherentes nuestras prietas mesnadas.
Gracias, al fin, porque con el año que se escurre en estas horas, podemos ratificar con Gracián una de nuestras consignas predilectas: “Triste cosa es no tener amigos, pero más triste debe ser no tener enemigos, porque quien enemigos no tenga, señal de que no tiene: ni talento que haga sombra, ni valor que le teman, ni honra que le murmuren, ni bienes que le codicien, ni cosa buena que le envidien”.
En la Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de los Buenos Aires, a 29 días de Diciembre del Año del Señor, 2008.
Los montoneros K, hoy funcionarios ... ¿no van presos?
Todos los terroristas lo son por definición, no todos los militares lo han sido, ni mucho menos.
Su juicio no es del todo "políticamente correcto", pero trata de no "sacar los pies del plato",... a ver si lo tachan de fascista.
De todos modos vale la pena leerlo.
El Cruzamante.
AQUÍ ESTÁN, ESTOS SON: PASADO Y PRESENTE DE LOS FUNCIONARIOS K
na de las principales banderas de la administración Kirchner es la de la “reivindicación y defensa de los Derechos Humanos”.lo que realmente se nota es una reivindicación a la ideología terrorista de los 70.
Para demostrarlo, hemos confeccionado una lista de aquellos “jóvenes idealistas”.
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Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen de la plaza "montonera" de 1973.
29 de Diciembre, Conmemoración de Santo Tomás Becket, Arzobispo de Canterbury, Obispo y Mártir
La crítica histórica se ha encargado de disipar cierta poesía legendaria trenzada en torno al origen de Tomás Becket. En realidad, no hay tal princesa sarracena enamorada que cruza Europa repitiendo las dos únicas palabras de su vocabulario inglés: "Londres", "Becket", hasta encontrar, por fin, al antiguo cruzado, hacerle su marido y darle más tarde un hijo santo: no. El niño nacido en Londres el día de Santo Tomás de 1118 procede de burgueses normandos y su padre es sheriff de la ciudad. Los canónigos regulares de Merton se encargarán de iniciarle en los libros, hasta que un día, cuando los reveses se hayan cebado en la hacienda familiar, tenga que dedicarse al trabajo en casa de un pariente londinense. A los veinticuatro años de edad, huérfano ya durante tres, Tomás entra al servicio del arzobispo cantuariense Teobaldo y emprende la carrera eclesiástica. Recibe las órdenes menores, sube al diaconado en 1154, acumula prebendas y beneficios, y pronto se ve encaramado al relevante puesto de arcediano. Teobaldo se ha dado perfecta cuenta de la valía del joven eclesiástico y no vacila en confiarle delicadas misiones en el Vaticano. Incluso en el grave problema de la sucesión al trono pesa la voz del novel diplomático. El es quien inclina a su indeciso prelado y al propio papa Eugenio III por la causa de Matilde, la hija del difunto rey Enrique y actual esposa del conde de Anjou. En consecuencia, a la muerte de Esteban, a la sazón en el trono, la corona recaerá en el hijo de Matilde, Enrique de Plantagenet.
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Para leer la biografía completa haga click sobre la imagen del martirio de Santo Tomás.
28 de diciembre de 2008
El carlismo y la libertad religiosa
por D. Rafael Gambra Ciudad
l Carlismo ha defendido siempre la unidad religiosa de España. Más aún: esa unidad es la piedra angular del orden político que el Carlismo propugna. Cuando hace de Dios el primero de sus lemas no significa simplemente que cree en la existencia de Dios en el Cielo o que propone la religiosidad como norma de vida de sus adeptos. El trilema carlista no es un programa de vida personal, sino el ideario de un sistema político. La unidad católica, por lo demás, aunque a veces de forma incongruente con el régimen político, ha estado vigente en España desde tiempos de Recaredo, en el siglo VI, hasta la actual Constitución de 1978, con la sola excepción de los cinco años de la segunda República.
¿Qué es la unidad religiosa? Para mejor entendernos, digamos ante todo qué no es la unidad religiosa. No es, contra lo que muchos creen, coacción ni intolerancia. La fe no puede imponerse a nadie, ni moral ni siquiera físicamente, puesto que es una virtud infusa que Dios concede y que incide en lo más íntimo de cada alma. Tampoco debe ejercerse coacción alguna sobre el culto privado de otras religiones, ni sobre su práctica en locales o templos reservados, con tal de que no se exteriorice ni se propague públicamente, ya que en un Estado confesional la difusión de las religiones falsas debe considerarse como más dañina que la propagación de drogas o sustancias nocivas.
Más aún: el sistema tradicional aconseja el prudencialismo político de acuerdo con el cual el gobernante católico en cuyo pueblo estén arraigadas de hecho más de una confesión religiosa, debe basarse en lo que tengan de común esas religiones, y practicar la tolerancia de cultos. No es el caso de España, donde no existe otra religión ni histórica ni ambientalmente establecida más que la católica.
¿Qué significa entonces la unidad religiosa que el Carlismo propugna como primero de sus lemas? Simplemente, que la legislación de un país debe estar inspirada por la fe que se profesa –la católica en nuestro caso– y que no puede contradecirla; que las costumbres, en cuanto son influidas por la ley y la política del gobernante, debe procurarse que permanezcan católicas. Que la religión, en fin, debe ser objeto de protección por parte de la autoridad civil. Dicho de otro modo: que no se pueden dictar ni proponer leyes que contradigan a la moral católica –ante todo el Decálogo–, ni que atenten a los derechos y funciones de la Iglesia. Este fundamento religioso (religión es religación con un orden sobrenatural) es radicalmente opuesto al principio constitucional moderno, según el cual el poder procede del hombre, de su voluntad mayoritaria, y nada tiene que ver con Dios ni con el Decálogo, que sólo concierne a la vida privada de quienes profesan esa religión. Recordemos que el origen de nuestras guerras civiles –que siempre tuvieron un trasfondo religioso– los dos gritos que se oponían entre sí eran ¡Viva la Religión! y ¡Viva la Constitución!
La confesionalidad del Estado y la conservación de la unidad religiosa allá donde exista son, ante todo, una consecuencia del primer Mandamiento que nos prescribe amar a Dios sobre todas las cosas, y no sólo en nuestro corazón o privadamente, sino también las colectividades que formemos, familiares o políticas. En segundo término, es una necesidad para conservar el bien inmenso de una religiosidad ambiental o popular, de lo que depende en gran medida la salvación de las almas. En algunos momentos cumbre de la historia el Cristianismo se propagó de un modo súbito, cuasi milagroso: en el Imperio Romano en tiempos de los apóstoles, en la rápida cristianización de los pueblos bárbaros a la caída de Roma, en la difusión fulgurante de nuestra fe en la América española. Pero en lo demás la fe requiere ser mantenida con esfuerzo y evitarle peligros, al igual que debemos hacer con nuestra fe personal, y con la salud y el dinero, y cualquier género de bienes, que requieren ser guardados y preservados. Bajo un Estado laico la fe tiene que perderse, porque ese pueblo no merece la fe que ha recibido, y ello está a la vista en nuestra sociedad.
En segundo lugar, tampoco puede subsistir un gobierno estable que no se asiente en lo que Wilhelmsen ha llamado una "ortodoxia pública". Es decir, un punto de referencia que sirve de fundamento a la autoridad y a la obligatoriedad de las instituciones, las leyes, las sentencias. En rigor, si se establece la libertad religiosa (y el consecuente laicismo de Estado) resulta imposible mandar ni prohibir cosa alguna. ¿En nombre de qué se preservará en una tal sociedad el matrimonio monógamo? ¿Bajo qué título se prohibirá el aborto, la eutanasia y el suicidio? ¿Qué se podrá oponer al nudismo, a la objeción de conciencia, a las drogas o a la promiscuidad de las comunas?
Bastará que el afectado por el mandato o la prohibición apele a una religión cualquiera –incluso individual– que autorice tal práctica o la prohiba. ¿Y qué límite podrá poner el Estado a esa libertad religiosa si se la supone basada en "el derecho de la persona"? Quien desee divorciarse o vivir en poligamia no tendrá más que declararse adepto a múltiples religiones orientales, o al Islam, o a los mormones. Quien quiera practicar la eutanasia o inducir al suicidio, podrá declararse sintoísta. El que desee practicar el desnudismo público alegará su adscripción a la religión de los bantús, y los objetores al servicio militar buscarán su apoyo en los Testigos de Jehová. En fin, los que vivan en promiscuidad o se droguen, hallarán un recurso en los antiguos cultos dionisíacos o báquicos. La inviabilidad última de cualquier gobierno humano (que recurre simplemente a la fuerza) se hace así patente. La "libertad religiosa" es, por su misma esencia, la muerte de toda autoridad y gobierno.
Se objetará, sin embargo, que la Declaración Conciliar Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II ha propugnado la libertad religiosa y el consiguiente laicismo de Estado.
¿Qué hemos de pensar de esto los carlistas? A mi juicio, lo siguiente:
1.º.- El Concilio Vaticano II no es un concilio dogmático sino sólo pastoral, por propia declaración: por lo mismo, exento de infalibilidad.
2.º.- La libertad religiosa en el fuero externo al individuo contradice la enseñanza de todos los papas anteriores (uno de ellos santo) desde la época de la Revolución Francesa, y particularmente a la encíclica Quanta Cura de Pío IX que reviste las condiciones de la infalibilidad.
3.º.- La Declaración Conciliar se contradice a sí misma, puesto que afirma al mismo tiempo que deja intacta la doctrina anterior.
4.º.- Los amargos frutos de esa Declaración son bien patentes en la Iglesia y en la sociedad.
5.º.- Si esa Declaración hubiera de ser recibida como "palabra de Dios", al Carlismo no le quedaría más que disolverse, porque ha sido el último y más heroico empecinamiento en la defensa del régimen de Cristiandad.
28 de Diciembre, Festividad de los Santos Inocentes, Mártires
Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.
Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).
Entonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: - "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.
Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.
San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).
Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.
Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.
27 de diciembre de 2008
Conferencia sobre la libertad religiosa
I.- Introducción:
n esta serie de conferencias organizada con el fin de exponer distintos documentos del Concilio Vaticano II, y juzgar de su “continuidad” o no con el Magisterio tradicional de la Iglesia y la filosofía perenne, que es la filosofía de Santo Tomás, nos toca comentar hoy lo que era, por su clasificación, un documento de menor importancia, la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia y Estado, titulada "Dignitatis Humanæ".
En el amplio problema de las relaciones Iglesia-Estado había un tema – el de la “libertad religiosa” – "nunca tratado en ningún Concilio Ecuménico" en los veinte siglos de existencia de la Iglesia, y que sin embargo, se transformará no por casualidad sino por especial previsión e intención de los enemigos de la Iglesia, en uno de los más trascendentales y de capital importancia como paso previo al compromiso de la Iglesia con el mundo, y en particular con el Movimiento ecuménico.
Ya antes del Concilio, en las Sesiones de la Comisión preparatoria, esta cuestión había enfrentado durísimamente a las dos tendencias que lucharon durante el Concilio, representadas una por el Cardenal Ottaviani, que había presentado un esquema titulado “De las relaciones entre la Iglesia y el Estado y de la Tolerancia religiosa”, que constaba de 7 páginas de texto y 16 páginas de referencias, que iban desde Pío VI (1790) a Juan XXIII (1959), y la otra representada por el Cardenal Bea, con un proyecto redactado por él y que llevaba el sugestivo título “La libertad religiosa”, de 14 páginas, y sin referencias alguna al Magisterio precedente.
Ningún texto fue objeto de tantas revisiones, y seis borradores distintos se presentaron ante la Asamblea de los Padres Conciliares, hasta que fue promulgado recién el penúltimo día del Concilio Vaticano II (el 7 de diciembre de 1965).
Para uno de los peritos americanos, el P. John Courtney Murray, este tema de la libertad religiosa era "el problema americano del Concilio", y un Obispo estadounidense se ufanaba de que sin el apoyo de los americanos "el documento no habría llegado al aula conciliar"; otro, "hablando en nombre de casi todos sus pares americanos", afirmaba que "la sustancia de la doctrina tal como la tenemos aquí es verdadera y sólida, y la más apropiada para nuestros tiempos", que "en general la declaración sobre la libertad religiosa es aceptable", y era de la mayor importancia que "la Iglesia se mostrase ante el mundo moderno como la campeona de la libertad – de la libertad humana y de la libertad civil – particularmente en materia de religión".
27 de Diciembre, Festividad de San Juan Apóstol y Evangelista
En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es evidente que era de los mas íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante Su agonía en el Huerto de los Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial. Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el otro a la izquierda, en Su Reino.
Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo" que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre", le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. El Señor nos llamó a todos hermanos y nos encomendó el amoroso cuidado de Su propia Madre, pero entre todos los hijos adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y cuidarla en persona.
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26 de diciembre de 2008
Navidad perseguida
por Ismael Medina
Tomado de Vistazo a la Prensa
Hoy, a pocas horas de celebrar la Nochebuena, intercalo para esta postal navideña trozos de lo escrito durante las últimas jornadas para unos u otros destinatarios amigos. Y lo hago desde el gozo del mensaje entrañado en la conmemoración cristiana y la amargura de que celebramos esta gran fiesta asediados por una sórdida campaña encaminada a eliminar a Dios y entronizar un laicismo cuya insidiosa contumacia asoma con descaro la oreja del odio iluminista hacia la Iglesia Católica.
El Misterio llaman en algunos lugares al tradicional Belén, o Nacimiento, que desde hace siglos ha simbolizado en los hogares y lugares públicos la venida de Dios hecho hombre para anunciarnos el mensaje de la salvación. Para mostrarnos que la humildad, la fraternidad y la caridad, que es amor, nos propone el camino hacia la paz del alma y entre los hombres. Lo entendieron los pastores que, primeros de todos, acudieron a postrarse ante el Niño Dios, nacido en portal tan pobre como sus propias vidas. Y lo sintieron igual de prójimo las gentes, no sólo las más sencillas, a lo largo de los siglos. La Nochebuena y la Navidad se llenaron de villancicos acompañados de zambombas, carracas, panderos e improvisados instrumentos domésticos. Unos nacidos en el hondón de la fe popular y otros aportados por los poetas.
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