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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

12 de febrero de 2009

La Iglesia y el estado







por Juan Vázquez de Mella

1 de octubre de 1919, El Pensamiento Español





onfundir lo diferente y separar lo idéntico es sublevarse contra la realidad, que es la verdad objetiva, y sintetizar en uno todos los sofismas. Afirmar como uno lo que es vario y como vario lo que uno, son los dos métodos que usa la razón cuando sale del orden arrastrada por el error o la locura.

Que se confundan, se separen o se inviertan las ideas o las instituciones que fuera de nosotros no están confundidas ni separadas, ni invertidas, no alterará la naturaleza del sofisma especulativo o práctico.

Y uno de los más grandes porque desciende de lo ideal a lo real, es el que falsea las relaciones entre las sociedades al romper las que deben existir entre las dos primeras, entre la religiosa y la política: el cesarismo. ¿Cuál es su naturaleza?

El cesarismo es en su esencia la teoría o institución pagana que convierte las relaciones del poder religioso y político en relación de identidad, por la confusión de los dos en una misma soberanía. La confusión puede ser total o parcial, y dentro de ésta de diferentes grados; pero la confusión existe siempre, porque radica en la esencia del sistema. Desde el "Emperador- Sumo Sacerdote" del paganismo hasta e "Rey- Papa" protestante o el "Rey- Semi Pontífice" regalista o el Estado soberano de la relación con la Iglesia hay una jerarquía de grados que no altera la sustancia del sistema. Y como se refiere a los atributos religiosos que se suponen inherentes a la soberanía civil, tampoco cambia su naturaleza con el sujeto de ella sea individual o colectivo: César- Rey. César- Gobierno, o César- Parlamento.

El regalismo es una forma hipócrita de cesarismo, que puede presentarse de dos maneras: reivindicando las funciones religiosas, como regalía de la Corona, o como prerrogativa del Estado. Su objeto de destruir la unidad de la unidad de la Iglesia universal, repartiéndola en Iglesias nacionales. Y su esencia, como la del cesarismo, de que es manifestación atenuada, consiste en sostener que el poder no es solo civil, sino también eclesiástico o mixto, porque supone, cuando menos implícitamente, que tiene, por si, por su propia naturaleza, funciones y derechos religiosos. Es decir, la aberración pagana de la confusión de los dos poderes.

El Estado, por sí, tiene, como toda persona humana, deberes religiosos, pero no tiene derechos religiosos nada más que para cumplir esos deberes. Si goza de otros derechos de esa índole, aunque siempre subalternos, es por concesión y merced circunstancial del poder religioso, que puede premiar con ellos los servicios que haya prestado con su sumisión a la verdad; pero si considera la cesión circunstancial como el reconocimiento de una prerrogativa propia y permanente, y si rechaza los deberes y quiere mantener los derechos, que son medios para cumplirlos, supone que les son inherentes, esto es, que su poder es mixto de civil y eclesiástico; y como lo sea en un punto, no hay razón de que lo sea en los demás, y el cesarismo pagano no tarda en brotar con un poco de lógica, probando así que es la esencia del sistema.


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