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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

11 de abril de 2009

Cristo Crucificado


La tarde se escurecía
entre la una y las dos,
que viendo que el Sol se muere,
se vistió de luto el sol.

Tinieblas cubren los aires,
las piedras de dos en dos
se rompen unas con otras,

y el pecho del hombre no.

Los ángeles de paz lloran
con tan amargo dolor,
que los cielos y la tierra
conocen que muere Dios.

Cuando está Cristo en la cruz
diciendo al Padre, Señor,
¿por qué me has desamparado?
¡ay Dios, qué tierna razón!,


¿qué sentiría su Madre,

cuando tal palabra oyó,
viendo que su Hijo dice
que Dios le desamparó?

No lloréis Virgen piadosa,
que aunque se va vuestro Amor,
antes que pasen tres días
volverá a verse con vos.

¿Pero cómo las entrañas,
que nueve meses vivió,
verán que corta la muerte
fruto de tal bendición?

«¡Ay Hijo!, la Virgen dice,
¿qué madre vio como yo
tantas espadas sangrientas
traspasar su corazón?

¿Dónde está vuestra hermosura?
¿quién los ojos eclipsó,
donde se miraba el Cielo

como de su mismo Autor?

Partamos, dulce Jesús,

el cáliz desta pasión,
que Vos le bebéis de sangre,
y yo de pena y dolor.

¿De qué me sirvió guardaros
de aquel Rey que os persiguió,
si al fin os quitan la vida
vuestros enemigos hoy?»

Esto diciendo la Virgen
Cristo el espíritu dio;

alma, si no eres de piedra
llora, pues la culpa soy.

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